Como Conectarse al Poder de Dios
Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar.
Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.
Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?
Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.
Lucas 5:17-26
En el verso 17 dice que: “...el poder de Dios estaba con el presente para sanar”.
Hace unos años cuando iba a la ciudad de Calama, partiendo de Antofagasta, en Chile, pasamos por el negocio del hermano John, teníamos una sed bárbara y queríamos comprar algo para tomar.
Cuando bajamos lo vi cojeando y le pregunte si quería ser sanado, como el me dijo que si, le dije que corriese en medio de la calle, y mientras lo hizo recibió su milagro.
El tenía un pedazo hueso de la pierna que le faltaba y mientras corrió Dios le dio un hueso nuevo.
El poder de Dios estaba en la calle, el poder de Dios esta presente en todos lados.
En el relato de la mujer que tenía el flujo de sangre podemos ver esto más claramente.
Lucas 8:43-48
43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
Jesús está aquí preguntando: “¿Quién me ha tocado?”; Pedro que siempre veía las cosas naturales se molesta y le dice: “Aquí hay una multitud, además estamos nosotros, cualquiera puede haberte tocado, como es que preguntas: ¿Quién me ha tocado?”
Jesús le respondió: “No Pedro, este toque es un toque diferente, es un toque que se ha conectado a mi poder y ha recibido un milagro.”
Mucha gente tocó a Jesús ese día pero solo una se conectó al poder sanador. Una mujer con un toque de fe activó el poder sanador de Dios.
Ese toque de fe que fueron su fe más sus acciones le trajeron ese día su sanidad.
Un pastor de Llay Llay, ciudad que queda en la cordillera central de Chile, me invitó a predicar a su iglesia luego de ver las sanidades que hubieron en una campaña en la que predique.
El le contó a su hija lo que vio y ella empezó a decir: “Hoy voy a recibir mi milagro, ¡este es mi día!”
Ella tenía displasia que es una enfermedad que hace que una pierna esté más corta que la otra. En su caso la diferencia era grande, pues eran más de cinco centímetros de diferencia.
En la tarde se encontró con su doctor quien le dijo: “¿Qué haces caminando? Tu debería ir en silla de ruedas sino tu daño será irreparable y te raerá complicaciones.” Ella le dijo, no doctor, mi Dios me sana hoy.”
La fe de esa joven se estaba expresando en sus palabras.
A la hora de ministrar ella pasó adelante y recibió su milagro, las dos piernas se igualaron delante de toda la congregación, varias personas recibieron a Jesús al ver una obra tan portentosa.
Ella se conectó al poder de Dios y recibió su milagro.
Esto fue lo que hicieron el paralítico y sus cuatro amigos.
En Lucas 5:20 dice que Jesús vio la fe de ellos.
¿Cómo es que pudo verla? Por medio de las acciones de ellos.
Ese día había tanta gente en la casa que era imposible entrar en ella, así que ellos hicieron un hueco en la pared y bajaron al paralitico por él. Además el paralítico debió tener fe para dejarse bajar por el techo.
La gente pudo ver la fe de ellos; algunos incluso la sintieron al caer pedazos de techo sobre sus cabezas.
Ese fue el momento en que el poder de Dios se activó; la acción provocó que el poder de Dios se activase y trajera la sanidad para el paralítico. La fe que había en ellos se demostró por medios de sus acciones y produjo el milagro que necesitaban.
Recibe hoy también tu milagro, conéctatele al poder de Dios por medio de la fe en la Palabra y actúa conforme has creído.
Y recibirás tu milagro hoy, tal como lo recibieron el paralítico y la mujer del flujo de sangre.
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