lunes, 29 de febrero de 2016

¿Predestinados para ser salvos?



Romanos 8:28-30 (Biblia Expandida de Fe)
28 Y también sabemos con seguridad total y conocimiento absoluto que Dios ordena y dispone que todas las cosas ayuden, cooperen, intervengan y obren juntamente para el bien y el beneficio de los que le aman (con el amor ágape, que es la clase de amor que Dios tiene y ha derramado en el creyente), es decir, de aquellos que Él ha escogido y llamado anticipadamente para ser santos de acuerdo con su voluntad, plan y propósito. 
29 Porque a los que en Su presciencia Dios vio anticipadamente y conoció desde antes de la fundación del mundo, también los designó, predestinó, predeterminó y les señaló desde antes el camino para que fuesen hechos, moldeados, reproducidos, transformados y conformados a la imagen y semejanza de Su Hijo, a fin de que Él fuese el primogénito, es decir, el primero, el mayor y el más honrado, entre muchos hermanos.
30 Y los que Él predestinó para ser conformados a la imagen y semejanza de Su Hijo, a estos también llamó para participar de las bendiciones de la redención, y a los que llamó, a estos también los justificó declarándolos inocentes, haciéndolos justos y colocándolos en relación correcta con Él, y a los que justificó, a estos también glorificó dándoles un lugar de honor.

En este pasaje nos encontramos con el plan de Dios para el hombre; al leerlo tomemos en cuenta que Pablo está hablando en Romanos del plan de Dios de salvación para todos los hombres.

En los capítulos anteriores ha estado hablando de la imposibilidad de los hombres, sin importar su raza o religión de obtener la salvación por si mismos, sino solo por medio de la fe en Jesucristo.

En este contexto veamos cual es el plan de Dios.

La palabra predestinación en el griego es proorizo (pro, por anticipado; orizo, determinar), de ahí; determinar por anticipado, ordenar por adelantado.

Esta palabra se ve en otras partes de la Biblia:

1 Corintios 2:6-8
6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.
7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

En este pasaje vemos que Dios había determinado de antemano un plan de salvación para los hombres que era la muerte de Cristo en la cruz por nosotros. Por eso dice el verso 8 que "ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria."

La predestinación tenía que ver con un propósito divino.

En Efesios 1 vemos estás palabras 2 veces:

Efesios 1:3-14
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,
10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,
12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

En este pasaje encontramos la palabra predestinación 2 veces, en los versos 4 y 11.

En el verso 4 nos habla del plan para el cual Dios nos predestinó, que es ser adoptados como sus hijos. Y el verso 11 vemos que hemos sido predestinados con un propósito, el ser los herederos de Dios.

Dios tiene un propósito divino, de eso nos habla la predestinación.

Volvamos a nuestro pasaje inicial en Romanos 8:28-30:

Romanos 8:28-30
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Todas las cosas están cooperando para nuestro bien, para ayudarnos a llegar el propósito divino que Dios preparó para nosotros.

Como bien dice en la Biblia Expandida de Fe: "Y también sabemos con seguridad total y conocimiento absoluto que Dios ordena y dispone que todas las cosas ayuden, cooperen, intervengan y obren juntamente para el bien y el beneficio de los que le aman (con el amor ágape, que es la clase de amor que Dios tiene y ha derramado en el creyente), es decir, de aquellos que Él ha escogido y llamado anticipadamente para ser santos de acuerdo con su voluntad, plan y propósito. "

¿Cual es esa voluntad, plan y propósito de Dios?

Los versos 29 y 30 nos lo dicen, el propósito divino, la predestinación, es que los hombres lleguen a ser hechos conforme a la imagen de Cristo para que el sea el primogénito entre muchos hermanos.

La predestinación no es un asunto de elección por parte de Dios, Dios predestinó a los hombres con un propósito. El asunto ya no descansa en Dios sino en nosotros.

Hay un destino final al cual llegar y un medio para entrar en ese destino que es la obra de Cristo en la cruz.


martes, 23 de febrero de 2016

Te invito a mi nueva radio online: "La Palabra de Sanidad"



Te invito a mi radio de Sanidad Divina llamada: "La Palabra de Sanidad", en ella encontrarás la Palabra de Dios que necesitas para ser sanado.


viernes, 12 de febrero de 2016

No creo en el poder de la oración


Hace años la Pastora Nancy Dufresne hizo una declaración que sacudió a todo el auditorio que asistía al seminario. Ella dijo: "Yo no creo en el poder de la oración."

Todos nos quedamos fríos por un momento hasta que ella dijo: "Yo creo en el poder del Dios que responde nuestra oración."

Esa fue una declaración muy atrevida y muy fuerte, pero a la vez muy verdadera. No es nuestra oración la que tiene el poder, es Dios mismo el que tiene el poder para responder nuestra oración.

Cuando hablamos de la oración, vemos que la gente de las diversas religiones del mundo la utilizan y no por eso tiene algún resultado. Los musulmanes oran cinco veces al día mirando hacia La Meca; los monjes budistas tibetanos oran sus mantras alrededor de la rueda de plegaria durante todo el día, las diversas religiones hablan de este poder de la oración pero no obtienen respuesta de su Dios.

En 1 Reyes 18 vemos esto:

1 Reyes 18:20-39

20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.

21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
22 Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.
23 Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.
24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.
26 Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho.
27 Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.
28 Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos.
29 Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.
30 Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.
31 Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre,
32 edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.
33 Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.
34 Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez,
35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.
36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!

Vemos aquí a Elías y los profetas de Baal, todos ellos oraron a su Dios; los profetas de Baal oraron varias horas, incluso haciendo sacrificio en sus propios cuerpos, pero esa oración no fue contestada, la oración en si no tenía el poder. Pero Elías le respondió al Dios que tenía el poder y recibió la respuesta a su oración.

No era la oración en sí la que tenía el poder, era a quien iba dirigida, al que tenía el poder para responderla.

Hace años me encontraba con unos amigos predicando en el Parque Kennedy, en Miraflores. Vimos sentados a unos Hare Krishna en una banca, un amigo mío le dijo: "Oremos ambos a nuestro Dios y al que sea más poderoso serviremos."

Ambos oraron y al final el Hare Krishna nos dijo: "Tu Dios es más poderoso; mientras oraba tuve una visión de Hare Krishna meditando tranquilamente, y de pronto aparecieron 4 como él y le dijeron asustados: '¿No sabes quién viene? Esta viniendo Jesucristo', los cinco salieron disparados."

No, no es el poder de nuestra oración la que trae la respuesta a nuestras oraciones, es el poder de Dios el que trae la respuesta a nuestras oraciones.

En Efesios 3:20 dice: "Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros."

Dios es el que tiene el poder, no nuestras oraciones, nuestras oraciones son solo el medio por el cual nos conectamos el poder de Dios.

Por eso al acercarnos ante Dios en oración, no lo hagamos confiando en nuestras propias oraciones sino en el Dios que nos da las cosas más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.




jueves, 4 de febrero de 2016

Cual debe ser nuestra actitud al orar


Muchas persona se preguntan de que manera se deben acerca a Dios al momento de orar; algunos piensan que ofreciéndole algo a Dios, otros de manera contrita y humillada, y aún algunos por medio de sacrificios. Pero, ¿cuál debe ser nuestra actitud cuando oramos?

Jesús nos lo mostró claramente en Marcos 11:24 cuando dijo: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá."

Al acercarnos a Dios debemos ir creyendo; ¿creyendo qué? Que lo que Él ha dicho es verdad.

1 Juan 5:14-15
14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Hablando de la oración, Juan nos dice que si pedimos conforme a Su voluntad Dios nos oye, y al saber que nos oye sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.

¿Como conocemos la voluntad de alguien? Conociendo lo que dijo.

Romanos 12:2
2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Para conocer la voluntad de Dios debemos renovar nuestra mente, es decir cambiando nuestra forma de pensar.

Ya en el Antiguo Testamento hablaba de esto y lo llamaba el pensamiento más alto que nuestro pensamiento:

Romanos 55:8-11
8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

Renovar la mente es pensar como Dios piensa, dejando que Su Palabra cambie nuestra forma de pensar, dejando que nuestros pensamientos dejen de ser los bajos pensamientos del mundo y pensemos de acuerdo a la forma de alta de pensamiento, la buena voluntad de Dios, que es agradable y perfecta.

Al conocer la voluntad de Dios, eso no permite creerle, y saber que todo lo que le pedimos ya es nuestro.

Como Jesús dijo en Mateo 21:22 hablando de la oración: "Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis."

Tu actitud al acercarte a Dios en oración debe ser creyendo que Dios ya respondió tu oración y por eso lo que le pediste ya es tuyo. 




miércoles, 3 de febrero de 2016

¿A quién le debemos orar?



Mucha gente se pregunta a quien se debe orar, no sabe si hacerlo al Padre, a Jesús, al Espíritu Santo, o alguna otra persona o dios; pero veamos que es lo que nos enseña la Biblia para tener certeza que Dios responde a nuestras oraciones.

Jesús fue quién respondió a esta pregunta varias veces en los evangelios o solo con la enseñanza sino con el ejemplo.

Veamos lo que pasó en la resurrección de Lázaro:

Juan 11:41-42
41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

Jesús reveló a Dios como el Padre; a los largo de los Evangelios podemos ver que siempre se refirió a Dios así, con la excepción de Su muerte en la cruz.

En el Sermón del Monte, Jesús empezó a mostrarnos a quién orar:

Mateo 6:9
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Nuestra oración debemos dirigirla siempre al Padre.

Más adelante, cuando Jesús enseño acerca de Su nombre en la oración, nos dijo a quien debemos orarle:

Juan 16:23-27
23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
25 Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.
26 En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.

Jesús nos enseñó a orarle al Padre en Su nombre para recibir la respuesta a nuestras oraciones, ya que el Padre nos ama.

Veamos a quién le oraba Pablo:

Efesios 3:14-16
14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.

Colosenses 1:3
3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo

Vemos en estos, como en otros pasajes, que Pablo oraba al Padre.

Podemos concluir que nuestras oraciones siempre deben ser dirigidas al Padre.

martes, 2 de febrero de 2016

El Principio Básico de la Oración: ¿Por qué responde Dios nuestras oraciones?


Cuando hablamos de la oración mucha gente tiene muchas ideas acerca de ella; pero en esta ocasión te voy a dejar el principio básico de la oración, el motivo por el cual Dios responde nuestras oraciones:

Dios es tu Padre y responde tus oraciones porque te ama.

Cuando Jesús dio su famoso Sermón del Monte nos enseño la conocida oración llamada El Padrenuestro. En esta oración Jesús reveló a Dios como nuestro Padre.

Mateo 6:9
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

La oración debe ser siempre al Padre.

Mateo 7:7-11
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Nuestro Padre celestial siempre está listo para responder a nuestras oraciones; pero, ¿por qué?

Juan 16:23-27
23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
25 Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.
26 En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.

Dios responde nuestras oraciones porque nos ama; no por las cosas buenas que hagamos, ni por nuestros muchos sacrificios sino porque nos ama.

1 Juan 4:16-19
16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

Dios nos ama, no hay duda de ello, ese amor que tiene no viene por iniciativa propia sino porque Él decidió amarnos primero. antes que lo amaramos, Dios nos amó primero.

Romanos 5:8
8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Aún cuando eramos pecadores, cuando ni siquiera teníamos conciencia de Dios; Dios nos amó primero. Dios no esperó a que fuésemos buenos para amarnos, ni tampoco que dejásemos de pecar. siendo aún pecadores nos amó y envió a Jesús a morir por nosotros.

1 Juan 3:1
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

Dios mismo, el Padre, nos ha llamado sus hijos; y es en esa realidad de ser sus hijos, en esa realidad de ser amados por el Padre, es que Dios responde nuestras oraciones.

El principio básico de la oración es que Dios, el Padre, responde tus oraciones porque eres su hijo y te ama.