miércoles, 26 de diciembre de 2012

El Ministerio del Apóstol - Clase 14 - La Unción Sobre el Ministerio Quíntuple


La Unción Sobre el Ministerio Quíntuple
Existe una unción que viene sobre aquellos que Dios ha llamado y separado para el ministerio. Aunque es el mismo Espíritu Santo, la unción para pararse en un cierto oficio es diferente a la unción que viene sobre todos los creyentes.
Con la unción uno estará mejor capacitado para enseñar, predicar o hacer otras cosas.
En el Antiguo Testamento solo eran ungidos el profeta, el sacerdote y el rey; y luego vimos que Jesús tuvo los cinco oficios del ministerio del Nuevo Testamento durante su ministerio terrenal.
Aunque los oficios del ministerio quíntuple son los principales en la iglesia; en 1 Corintios 12 y Romanos 12 encontramos otra lista de dones ministeriales; sobre los cuales llega la unción sobre aquellos son llamados a ellos.
1 Corintios 12:28
28  Y a unos puso Dios en la iglesia,  primeramente apóstoles,  luego profetas,  lo tercero maestros,  luego los que hacen milagros,  después los que sanan,  los que ayudan,  los que administran,  los que tienen don de lenguas.

Romanos 12:6-8
6  De manera que,  teniendo diferentes dones,  según la gracia que nos es dada,  si el de profecía,  úsese conforme a la medida de la fe;
7  o si de servicio,  en servir;  o el que enseña,  en la enseñanza;
8  el que exhorta,  en la exhortación;  el que reparte,  con liberalidad;  el que preside,  con solicitud;  el que hace misericordia,  con alegría.

Puede ser que una persona pueda tener más de un oficio; pero igualmente necesita descubrir cual es su oficio y cederse a él. Entonces será usado por Dios y tendrá excelencia en su llamado.
Dios no nos llamó a todos hacer lo mismo; a veces los ministros tratamos de ser aprendices de todo y maestros de nada; abarcamos mucho y la unción no está ahí para respaldarnos.
Por ese motivo la gente se mete en problemas, e intentan funcionar en un oficio al que no han sido llamados; lo cual es muy peligroso para ellos.
Nadie es llamado a hacer todo; nos necesitamos cada uno de nosotros; conozcamos nuestro lugar y unción ministerial.

La Unción Sobre el Apóstol
Actualmente se habla mucho del ministerio del apóstol, pareciese que tenemos apóstoles hasta en la sopa, pero es bueno conocer lo que es este ministerio para no ser engañados
La palabra apóstol viene de la griega apostolos que significa uno que es enviado.
Jesucristo, que es nuestro máximo ejemplo de un apóstol, dijo en Juan 20:21: “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros.  Como me envió el Padre,  así también yo os envío.”
Un verdadero apóstol siempre tiene una comisión; no es alguien que simplemente va, sino uno que es enviado.
Podemos ver esto claramente en Hechos 13 en la vida de Bernabé y Pablo.
Hechos 13:1-4
1  Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,  profetas y maestros: Bernabé,  Simón el que se llamaba Niger,  Lucio de Cirene,  Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca,  y Saulo.
2  Ministrando éstos al Señor,  y ayunando,  dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
3  Entonces,  habiendo ayunado y orado,  les impusieron las manos y los despidieron.
4  Ellos,  entonces,  enviados por el Espíritu Santo,  descendieron a Seleucia,  y de allí navegaron a Chipre.

Aquí vemos claramente que fueron enviados por el Espíritu Santo con una misión, convertirse en apóstoles de los gentiles.
En 2 Corintios 12:12 también vemos las señales del apóstol: “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.”
Para entrar en este oficio se debe tener una experiencia personal con el Señor, algo muy profundo y real más allá de lo ordinario; no algo de segunda mano o que viene por tradición humana.
Veamos, por ejemplo, el llamado apostólico del Pablo:
Gálatas 1:11-12
11  Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;
12  pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno,  sino por revelación de Jesucristo.

Su llamado y conversión fueron más allá de lo ordinario, su revelación vino por medio de Jesucristo, aunque no lo había conocido durante su ministerio terrenal.
La obra del apóstol es la de colocar el fundamento.
1 Corintios 3:10
10  Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada,  yo como perito arquitecto puse el fundamento,  y otro edifica encima;  pero cada uno mire cómo sobreedifica.

Efesios 2:20
20  edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,  siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.

Los primeros doce apóstoles pusieron el fundamento de la iglesia al ser los primeros pioneros y predicadores del Evangelio; también pusieron el fundamento de la Iglesia al recibir el Espíritu Santo.
El ministerio del apóstol abarca todos los demás dones del ministerio; su marca distintiva es la habilidad de establecer iglesias.
El apóstol tiene un equipo sobrenatural que es llamado “administración” en la lista de 1 Corintios 12:8; la traducción de Weymouth traduce este equipo como “poderes de organización,”
Hay cuatro marcas que vemos hoy en los apóstoles:
1. Dones espirituales sobresalientes
2. Una profunda experiencia espiritual
3. Poder y habilidad para establecer iglesias
4. Habilidad para proveer un adecuado liderazgo espiritual

La Unción Sobre el Profeta
Un profeta es aquel que tiene visiones y revelaciones entre otras cosas.
Un profeta puede tener en su ministerio la unción para predicar o la de enseñar, además de por lo menos dos de los tres dones de revelación (palabra de sabiduría, palabra de conocimiento o discernimiento de espíritus) más el don de profecía. 
La unción del profeta es el mismo Espíritu Santo pero una unción diferente.
Debemos entender que hay una diferencia entre pararse en el ministerio del profeta y fluir en el don de profecía.
Todo creyente lleno del Espíritu puede profetizar y saber algo acerca de la unción para profetizar; pero no todos son profetas.
1 Corintios 14:31
31  Porque podéis profetizar todos uno por uno,  para que todos aprendan,  y todos sean exhortados.

En 1 Corintios 14:3 dice: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,  exhortación y consolación.”
Por eso es que el profetizar no te hace un profeta; es el Espíritu Santo que está en ti el que te unge para profetizar, pero esa no es la unción del don ministerial del profeta. 
Cuando era joven en el Señor y asistía al grupo carismático creíamos que todo el que profetizaba era un profeta, así que nos llamábamos profetas entre nosotros, pero eso no nos hacía profetas en absoluto.
Es una unción diferente, mucho más profunda que el profetizar; es la misma unción, porque es el mismo Espíritu, pero es como si fuera multiplicada por cien.
Las personas piensan que la unción del profeta puede manifestarse cuando el profeta quiera, pero solo ocurre cuando el Espíritu así lo desea; la unción esta potencialmente ahí, pero su manifestación no es constante.
Mientras uno se prepara, estudia y se cede al Espíritu Santo, la unción estará para funcionar en ese oficio, pero no el profeta no se parará todo el tiempo en ese oficio.
No podemos controlar la unción, pero debemos aprender a fluir con ella.
Una de las características de los profetas es que en su ministerio hay señales y prodigios.
En Hechos 2:43 dice: “Y sobrevino temor a toda persona;  y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.”
El estudiar el Antiguo Testamento vemos que en la vida de los profetas ocurrieron muchas señales y prodigios; los relatos de las vidas de Elías y Eliseo son una prueba de ello.
Otra característica del profeta es que es un vidente, como se le llama a veces en el Antiguo Testamento; un vidente es alguien que ve y sabe cosas.
Por ejemplo, el apóstol Juan, fluyendo como profeta en la isla de Patmos vio el Apocalipsis.
Apocalipsis 1:9-11
9  Yo Juan,  vuestro hermano,  y copartícipe vuestro en la tribulación,  en el reino y en la paciencia de Jesucristo,  estaba en la isla llamada Patmos,  por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
10  Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor,  y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
11  que decía: Yo soy el Alfa y la Omega,  el primero y el último.  Escribe en un libro lo que ves,  y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso,  Esmirna,  Pérgamo,  Tiatira,  Sardis,  Filadelfia y Laodicea.

Entonces podemos ver algunas características del profeta
1. Un profeta ve primordialmente visiones y revelaciones
2. Tiene la unción para predicar o para enseñar
3. Fluye en por lo menos dos de los dones de revelación más el don de profecía
4. No siempre fluye en el oficio sino cuando el Espíritu quiere
5. En su ministerio hay señales y prodigios
6. Fluye como vidente porque ve y sabe cosas.

La Unción del Evangelista
Habiendo viajado como evangelista conozco acerca de esta unción, y es una de las que produce más gozo al ver la cantidad de personas que se convierten.
El evangelista tiene la unción para predicar en su ministerio; como el profeta es una unción multiplicada de la labor que debemos hacer todos los creyentes como embajadores de Cristo para cumplir con la gran comisión.
En el libro de Hechos vemos a Felipe, nuestro ejemplo del evangelista.
Felipe era inicialmente un de los diáconos elegido en Hechos 6 para servir a las mesas; cuando empieza la persecución de la iglesia lo vemos ya en su oficio ministerial de evangelista en la ciudad de Samaria.
Hechos 8:4-13
4  Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
5  Entonces Felipe,  descendiendo a la ciudad de Samaria,  les predicaba a Cristo.
6  Y la gente,  unánime,  escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe,  oyendo y viendo las señales que hacía.
7  Porque de muchos que tenían espíritus inmundos,  salían éstos dando grandes voces;  y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
8  así que había gran gozo en aquella ciudad.
9  Pero había un hombre llamado Simón,  que antes ejercía la magia en aquella ciudad,  y había engañado a la gente de Samaria,  haciéndose pasar por algún grande.
10  A éste oían atentamente todos,  desde el más pequeño hasta el más grande,  diciendo:  Este es el gran poder de Dios.
11  Y le estaban atentos,  porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo.
12  Pero cuando creyeron a Felipe,  que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo,  se bautizaban hombres y mujeres.
13  También creyó Simón mismo,  y habiéndose bautizado,  estaba siempre con Felipe;  y viendo las señales y grandes milagros que se hacían,  estaba atónito.

Aquí vemos varias características del evangelista.
Como hemos dicho antes, es un predicador, y tiene un mensaje especial, predica a Cristo.
No importa por donde empiece el evangelista finalmente acaba en Cristo, ese es su mensaje; su meta es llevar a la gente a los pies de Cristo.
Para eso Dios ha puesto en su equipo el ministerio de sanidades, en 1 Corintios 14:28 encontramos a “los que sanan”, estos son los evangelistas.
Las sanidades en el ministerio del evangelista son los que llaman la atención de la gente hacia el mensaje que predican.
A veces he discutido con la gente acerca de la importancia de las sanidades a la hora de predicar, yo les digo lo que he visto una y otra vez; es más fácil que la gente reciba a Jesús después de ser sanada, o ver alguien que aman ser sanado.
Vemos aquí que la gente de Samaria que escuchaba a Felipe estaba impactada al ver los grandes milagros y sanidades que ocurrían entre ellos, la gente venía y se convertía a Jesús.
Me acuerdo de una campaña que realice en San Javier, el primer día estábamos en el local de la iglesia y vinieron cuatro personas en muletas, les dije que dejen las muletas y salgan corriendo, al hacerlo salieron corriendo y fueron sanados; tal fue el impacto que al día siguiente tuvimos que alquilar un teatro para seguir la campaña.
Una cosa que me he dado cuenta es que el evangelista fluye en los dones de poder, me he dado cuenta de que el don de fe, el don de hacer milagros y los dones de sanidades se encuentran ahí para ayudar al evangelista para cumplir su ministerio.
No tratemos de hacer que el evangelista enseñe, no es su oficio, no tiene esa unción, traerá más problemas que beneficios, que cumpla con lo suyo y la iglesia sea llenada de gente.
Finalmente, este es un ministerio itinerante, no estará mucho tiempo en una iglesia, Dios lo moverá a otros lugares donde haya que alcanzar gente.
Veamos que pasó con Felipe en medio del avivamiento en Samaria que empezó:
Hechos 8:26-40
26  Un ángel del Señor habló a Felipe,  diciendo:  Levántate y ve hacia el sur,  por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza,  el cual es desierto.
27  Entonces él se levantó y fue.  Y sucedió que un etíope,  eunuco,  funcionario de Candace reina de los etíopes,  el cual estaba sobre todos sus tesoros,  y había venido a Jerusalén para adorar,
28  volvía sentado en su carro,  y leyendo al profeta Isaías.
29  Y el Espíritu dijo a Felipe:  Acércate y júntate a ese carro.
30  Acudiendo Felipe,  le oyó que leía al profeta Isaías,  y dijo:  Pero  ¿entiendes lo que lees?
31  El dijo:  ¿Y cómo podré,  si alguno no me enseñare?  Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
32  El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca.
33  En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación,  ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida.
34  Respondiendo el eunuco,  dijo a Felipe: Te ruego que me digas:  ¿de quién dice el profeta esto;  de sí mismo,  o de algún otro?
35  Entonces Felipe, abriendo su boca,  y comenzando desde esta escritura,  le anunció el evangelio de Jesús.
36  Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
37  Felipe dijo: Si crees de todo corazón,  bien puedes.  Y respondiendo,  dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38  Y mandó parar el carro;  y descendieron ambos al agua,  Felipe y el eunuco,  y le bautizó.
39  Cuando subieron del agua,  el Espíritu del Señor arrebató a Felipe;  y el eunuco no le vio más,  y siguió gozoso su camino.
40  Pero Felipe se encontró en Azoto;  y pasando,  anunciaba el evangelio en todas las ciudades,  hasta que llegó a Cesarea.

Miren lo que pasó aquí, Felipe ya terminó el trabajo en Samaria, como él no es apóstol su trabajo no es colocar el fundamento así que es enviado al desierto para predicarle al etíope, cuando acaba su trabajo, el Espíritu Santo lo arrebata y se encuentra en Azoto, desde donde anuncia el Evangelio hasta llegar a Cesarea.
Como vemos es un ministerio itinerante
Las características del oficio del evangelista son:
1. Tiene la unción de predicar muy fuertemente en su ministerio
2. Tiene el ministerio de sanidades
3. En su ministerio fluyen los dones de poder
4. Su mensaje es Cristo
5. Es un ministerio itinerante

La Unción del Pastor
Este importante oficio es el más difundido dentro de la iglesia.
En Hechos 20:17 dice: “Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.”
Al principio, cuando los apóstoles empezaban una obra en una ciudad nueva y tenían que retirarse dejaban a cargo del grupo a una persona mayor o anciano.
En Hechos 20:28 Pablo nos habla de los obispos: “Por tanto,  mirad por vosotros,  y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,  para apacentar la iglesia del Señor,  la cual él ganó por su propia sangre.”
Aquí la palabra obispo es la griega episkopos, que significa supervisor y nos habla de la función del pastor como supervisor del rebaño que el Espíritu Santo le encomienda.
Estas dos palabras, ancianos y obispos nos hablan de los pastores de las iglesias; es anciano en cuanto a su madurez y obispo en cuanto a su trabajo como supervisores de los rebaños de creyentes.
La unción del pastor viene con la labor que Dios le ha encomendado de cuidar y alimentar el rebaño que Dios le dio.
El pastor por lo general también es maestro ya que Dios le ha encomendado la alimentación de sus ovejas.
En Efesios 4:11, cuando cita a los pastores dice: “Pastores y maestros;” lo cual muestra la conexión que hay entre ambos ministerios.
En Efesios 4 vemos la labor del ministerio quíntuple; pero en particular podemos ver la del ministerio del pastor ya que él es el que se queda a cargo de la congregación local.
Efesios 4:11-15
11  Y él mismo constituyó a unos,  apóstoles;  a otros,  profetas;  a otros,  evangelistas;  a otros,  pastores y maestros,
12  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,  para la edificación del cuerpo de Cristo,
13  hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,  a un varón perfecto,  a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
14  para que ya no seamos niños fluctuantes,  llevados por doquiera de todo viento de doctrina,  por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
15  sino que siguiendo la verdad en amor,  crezcamos en todo en aquel que es la cabeza,  esto es,  Cristo.

Esto es lo que Pablo le trato de explicar a los ancianos y obispos de la iglesia de Éfeso:
Hechos 20:17-28
17  Enviando,  pues,  desde Mileto a Efeso,  hizo llamar a los ancianos de la iglesia.
18  Cuando vinieron a él,  les dijo:  Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo,  desde el primer día que entré en Asia,
19  sirviendo al Señor con toda humildad,  y con muchas lágrimas,  y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos;
20  y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros,  públicamente y por las casas,
21  testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
22  Ahora,  he aquí,  ligado yo en espíritu,  voy a Jerusalén,  sin saber lo que allá me ha de acontecer;
23  salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio,  diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.
24  Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo,  con tal que acabe mi carrera con gozo,  y el ministerio que recibí del Señor Jesús,  para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
25  Y ahora,  he aquí,  yo sé que ninguno de todos vosotros,  entre quienes he pasado predicando el reino de Dios,  verá más mi rostro.
26  Por tanto,  yo os protesto en el día de hoy,  que estoy limpio de la sangre de todos;
27  porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.
28  Por tanto,  mirad por vosotros,  y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,  para apacentar la iglesia del Señor,  la cual él ganó por su propia sangre.

El pastor tiene la unción para enseñar, y en ese sentido debe anunciar todo el consejo de Dios a la congregación para que puedan crecer de manera equilibrada.
Habiendo pastoreado más de 10 años y siendo oveja por 30, ha sido evidente para mí que el pastor fluye con el don de palabra de conocimiento y de profecía en su oficio.
Cuantas veces mientras escuchaba a mi pastor compartir la Palabra era como si alguien le hubiese contado lo que yo estaba pasando, o cuantas veces lo he visto compartir por inspiración mediante el don de profecía.
Me ha pasado varias veces que después de compartir la Palabra a la congregación que pastoreo, la gente me preguntaba, “¿Quién le contó mi problema, pastor?” Y yo ni sabía de lo que me hablaba, solo lo había dicho al predicar.
Hay una unción en el pastor para aconsejar sobrenaturalmente a la gente.
Otra característica del pastor es su corazón, lo que llamamos “el corazón de pastor”.
Jesucristo lo describió claramente en Juan 10:
Juan 10:11-15
11  Yo soy el buen pastor;  el buen pastor su vida da por las ovejas.
12  Mas el asalariado,  y que no es el pastor,  de quien no son propias las ovejas,  ve venir al lobo y deja las ovejas y huye,  y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
13  Así que el asalariado huye,  porque es asalariado,  y no le importan las ovejas.
14  Yo soy el buen pastor;  y conozco mis ovejas,  y las mías me conocen,
15  así como el Padre me conoce,  y yo conozco al Padre;  y pongo mi vida por las ovejas.

Bajo este corazón es que el pastor ama y cuida sobrenaturalmente las ovejas que él Señor le ha encomendado.
La unción del pastor tiene estas características
1. Tiene principalmente la unción de enseñar en su ministerio para poder alimentar a las personas bajo su cargo
2. Tiene el corazón del pastor para amar y apacentar a sus ovejas
3. Fluye con los dones de Palabra de conocimiento y profecía para poder aconsejar y cuidar sobrenaturalmente a su rebaño

La Unción del Maestro
La unción del maestro no es la misma que el discipular a la gente enseñándoles verdades básicas o ser maestro de escuela dominical; es el mismo Espíritu pero la unción es multiplicada en mayor grado.
El maestro fluye en la unción de enseñar; y aunque a veces lo haga a ritmo de prédica, siempre estará enseñando a la gente.
Hemos visto que la unción de enseñar explica la Palabra de una manera clara de modo que la gente pueda entender lo que dice en ella.
En Gálatas 3:1 Pablo les dice a los creyentes de esta ciudad: “¡Oh gálatas insensatos!  ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad,  a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?”
La unción del maestro presenta claramente las Escrituras de modo que la gente pueda entender lo que dice en ellas.
Es lo que pasó en el camino de Emaús, veamos lo que dijeron los discípulos:
Lucas 24:32
32  Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino,  y cuando nos abría las Escrituras?

La Palabra enseñada por el maestro siempre toca el corazón de la gente.
Otra cosa que hace el maestro es enseñar toda la Escritura
Lucas 24:25-27
27  Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos,  y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
26  ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas,  y que entrara en su gloria?
27  Y comenzando desde Moisés,  y siguiendo por todos los profetas,  les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

El maestro no solo toma un pasaje de la Escritura sino que va por toda para que las personas puedan entender la verdad en ella.
Veamos el verso 27 en otras versiones para entender un poco más la unción del maestro.
(Arcas y Fernández) Y, empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les EXPLICÓ a cada uno de los pasajes de las Escrituras que se referían a él mismo.
(Biblia al Día) Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les EXPLICÓ lo que se refería a él en todas las Escrituras.
(Biblia en Lenguaje Sencillo) Luego Jesús les EXPLICÓ todo lo que la Biblia decía acerca de él. Empezó con los libros de la ley de Moisés y siguió con los libros de los profetas.
(Biblia Latinoamericana) Y les INTERPRETÓ lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas.
(Castillian 2003) Y comenzando por Moisés, y continuando por todos los profetas, les fue INTERPRETANDO todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Estos versos nos muestran más claramente el maestro, explica e interpreta lo que dice la Biblia en su conjunto acerca de un tema.
Una cosa que he visto en el don del maestro, que es uno los que tengo, es que el don de profecía opera fuertemente en su ministerio, y que muchas veces al compartir la Palabra la enseñanza llega por inspiración trayendo revelación de lo que está escrito en la Palabra a los oyentes
Algo más es que aunque trae revelación, la fuente de la revelación es la Biblia y nunca trae revelación fuera de ella.
Podemos ver las siguientes características del maestro:
1. Tiene la unción de enseñanza en su ministerio
2. Su fuente de enseñanza es la Biblia y no se sale de ella
3. En su ministerio explica e interpreta la Biblia
4. Fluye con el don de profecía mientras enseña para edificar, consolar y exhortar a la gente

Creo que estas pautas te ayudaran a descubrir cuál es tu llamado y en que unción te mueves.

sábado, 22 de diciembre de 2012

El Ministerio del Apóstol - Clase 13 - La Unción Para Enseñar


Hablemos ahora acerca de la unción para enseñar
Jesús tuvo un ministerio muy fuerte en cuanto la enseñanza, si vamos por los evangelios veremos que se pasó la mayor parte del tiempo enseñando.
En Lucas 4 vemos que desde el inicio de su ministerio terrenal Jesús empezó a empezar a enseñar:
Lucas 4:14-27
14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea,  y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos,  y era glorificado por todos.
16 Vino a Nazaret,  donde se había criado;  y en el día de reposo entró en la sinagoga,  conforme a su costumbre,  y se levantó a leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías;  y habiendo abierto el libro,  halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro,  lo dio al ministro,  y se sentó;  y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
22 Y todos daban buen testimonio de él,  y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca,  y decían: ¿No es éste el hijo de José?
23 El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico,  cúrate a ti mismo;  de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum,  haz también aquí en tu tierra.
24 Y añadió: De cierto os digo,  que ningún profeta es acepto en su propia tierra.
25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías,  cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses,  y hubo una gran hambre en toda la tierra;
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías,  sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo;  pero ninguno de ellos fue limpiado,  sino Naamán el sirio.

Vemos aquí como Jesús enseñaba en las sinagogas, tomaba un pasaje de la Escritura y lo iba explicando.
Lucas 4:31-32
31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.
32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.

Aquí vemos la diferencia de Jesús con los otros maestros, él enseñaba con autoridad, es decir, él estaba enseñando bajo la unción.
En Marcos 1:22 volvemos a ver esto: “Y se admiraban de su doctrina;  porque les enseñaba como quien tiene autoridad,  y no como los escribas.”
Veamos el significado de estas dos palabras, enseñar y doctrina en strong:
Enseñar: didásko; forma prol. (caus.) de un verbo prim. dáo (aprender); enseñar (en la misma aplicación amplia): enseñar, instruir, aprender.
Doctrina: didajé; de didásko; instrucción (el acto o la material): doctrina, enseñanza, enseñar.
Entonces vemos que la doctrina es la enseñanza en sí y el enseñar es el acto de entregar esa doctrina a otros.
El hecho de enseñar bajo la unción era lo que le daba autoridad a la enseñanza.
En el camino a Emaús podemos ver está unción de enseñanza saliendo de Jesús hacia sus discípulos.
Lucas 24:25-32
25  Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos,  y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
26  ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas,  y que entrara en su gloria?
27  Y comenzando desde Moisés,  y siguiendo por todos los profetas,  les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
28  Llegaron a la aldea adónde iban,  y él hizo como que iba más lejos.
29  Mas ellos le obligaron a quedarse,  diciendo: Quédate con nosotros,  porque se hace tarde,  y el día ya ha declinado.  Entró,  pues,  a quedarse con ellos.
30  Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa,  tomó el pan y lo bendijo,  lo partió,  y les dio.
31  Entonces les fueron abiertos los ojos,  y le reconocieron;  mas él se desapareció de su vista.
32  Y se decían el uno al otro:  ¿No ardía nuestro corazón en nosotros,  mientras nos hablaba en el camino,  y cuando nos abría las Escrituras?

Aquí vemos la unción del maestro, vemos como al explicar la Palabra trae luz al corazón de la gente.
Notemos que Jesús les explicó directamente de la Biblia y les abrió los ojos.
Eso es lo que hace la unción para enseñar, explica la Palabra, mientras que la unción para predicar la anuncia.

martes, 11 de diciembre de 2012

El Miunisterio del Apóstol - Clase 12 - La Unción para Predicar


Parte del equipo del ministerio quíntuple es la unción.
Alguien dijo que la prueba del llamado es la unción, es decir, si Dios te ha llamado para el ministerio quíntuple, Él pondrá sobre ti la unción para realizar la obra que te ha encomendado.
De ahí se puede definir que la unción es el poder de Dios que viene sobre alguien para capacitarlo para hacer aquello para lo cual ha sido llamado.
Aunque nuestro interés en este libro es hablar del ministerio del apóstol, voy a definir la unción sobre cada uno de los miembros del ministerio quíntuple.
Pero antes de definir estas unciones veamos la unción para predicar y enseñar.

La Unción Para Predicar y Enseñar
A veces la gente me pregunta cuál es la diferencia entre predicar y enseñar; y es que por lo general cuando un ministro sale adelante para compartir la Palabra los oyentes dicen: “Está predicando”; o al final se acercan al ministro y le dicen: “Que buena estuvo la prédica”; sin diferenciar si en realidad estuvo predicando o enseñando.
Pero la verdad es que si hay diferencia entre ambas; no son lo mismo, es el mismo Espíritu pero la unción es diferente.
Bajo mi ministerio he ministrado bajo la unción de predicar y enseñar, y les puedo asegurar que son dos cosas completamente distintas.
Jesucristo mismo bajo su ministerio terrenal utilizó ambas unciones según la necesidad y l propósito del Espíritu Santo.
Mateo 4:23
23 Y recorrió Jesús toda Galilea,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Mateo 9:35
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
En estos versos vemos que Jesús predicaba, enseñaba y sanaba a los enfermos.

Veamos el ministerio de predicación de Jesucristo.
En Marcos 1:14  dice: “Después que Juan fue encarcelado,  Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios.”
Juan el Bautista fue el precursor del ministerio de Jesucristo.
Juan 1:6-8
6 Hubo un hombre enviado de Dios,  el cual se llamaba Juan.
7Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
8 No era él la luz,  sino para que diese testimonio de la luz.

Juan, hablando de si mismo dijo lo siguiente:
Juan 1:15-27
15 Juan dio testimonio de él,  y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí,  es antes de mí;  porque era primero que yo.
16 Porque de su plenitud tomamos todos,  y gracia sobre gracia.
17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada,  pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie le vio jamás;  el unigénito Hijo,  que está en el seno del Padre,  él le ha dado a conocer.
19 Este es el testimonio de Juan,  cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú,  quién eres?
20 Confesó,  y no negó,  sino confesó: Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué pues?  ¿Eres tú Elías?  Dijo: No soy.  ¿Eres tú el profeta?  Y respondió: No.
22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué,  pues,  bautizas,  si tú no eres el Cristo,  ni Elías,  ni el profeta?
26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

Juan estaba anunciando la venida del Mesías.
Veamos un poco más acerca del ministerio de Juan el Bautista:
Marcos 1:2-9
2 Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti.
3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas.
4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.
5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
6 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
8 Yo a la verdad os he bautizado con agua;  pero él os bautizará con Espíritu Santo.
9 Aconteció en aquellos días,  que Jesús vino de Nazaret de Galilea,  y fue bautizado por Juan en el Jordán.

En este pasaje vemos más claramente el ministerio de Juan, él fue llamado para anunciar la venida de Jesús y llamar a la gente al arrepentimiento.
Esto es lo que es la predicación es un anuncio de algo, una proclamación. No es tanto una explicación sino un anuncio.
Strong traduce el término predicar de esta manera:
kerússo; de afinidad incierta; proclamar (como proclamador público), especialmente la verdad divina (el evangelio): predicar, pregonar, proclamar, publicar, heraldo, divulgar.
Vemos que la persona que predica es como un heraldo que está proclamando, pregonando, publicando o divulgando una verdad del Evangelio.
Eso era lo que hacía Juan cuando anunciaba como un heraldo la venida de Jesús.
El Diccionario de Historia del traductor Babylon que está en internet define heraldo de esta manera:
Definición de Heraldo (Diccionario de Historia)
Durante la Edad Media, oficial de un rey, príncipe o magnate que estaba encargado de llevar mensajes de una parte a otra y de pregonar y anunciar los acontecimientos públicos importantes, como por ejemplo la proclamación de los reyes.

Esto es lo que hace la unción para predicar, esta proclamando y anunciando las verdades del evangelio para que las personas puedan conocerlas.
Veamos la predicación en la vida de Jesús:
Marcos 1:14-15
14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos,  y creed en el evangelio.

Vemos que la predicación de Jesús era un anuncio sencillo y claro: “Arrepiéntanse y crean el Evangelio.”
En Lucas 8:1 vemos a Jesús predicando el Evangelio: “Aconteció después,  que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas,  predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios,  y los doce con él.”
El predicar en si es un anuncio del evangelio.
En Marcos 16:15-16 vemos como Jesús enmarca la predicación dentro de la Gran Comisión: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado,  será salvo;  mas el que no creyere,  será condenado.”
El anuncio es muy sencillo: “Prediquen el evangelio, el que crea será salvo y el que no será condenado.”
Podemos ver esto claro en el potente mensaje que dio Pedro en Pentecostés (Hechos 2:14-37), podemos ver como su mensaje fue directo llevando a la gente a una decisión; no era explicación sino un anuncio de la salvación que Jesucristo hizo por ellos.
Como decía al principio yo he experimentado tanto la unción para predicar como para enseñar en mi ministerio, y les puedo decir que ambas son diferentes y se sienten de manera diferente.
Como hemos dicho la unción para predicar anuncia pero como veremos más adelante la unción para enseñar explica.
A mí me gusta ir al cine; pero hace tiempo me di cuenta que el comercial de la película es diferente a la película en sí.
El comercial te llama a ver la película, y eso es lo que hace la predicación, nos llama a conocer lo que Cristo hizo por nosotros.
La predicación es el qué, la enseñanza es el cómo.
La predicación es más alegre y vivaz; la enseñanza es más tranquila.
La predicación aviva a la gente, la enseñanza la edifica.
Son dos unciones diferentes pero el Espíritu es el mismo.
La unción para predicar levante, exhorta y motiva a la gente pero la unción para enseñar los hace pensar y reflexionar.
He visto a la gente mientras predico como es que se emocionan, gritan amenes y como que hay un avivamiento o fiesta espiritual; pero la enseña apaga un poco los amenes y mantiene a la gente tranquila, escuchando y reflexionando.
Otra cosa que he visto es que cuando el ministro está bajo la unción hay un elemento de inspiración, muchas veces fluyendo en el don de profecía para edificar, animar y exhortar a los creyentes (en especial en la unción de predicar); y de los dones de revelación para traer el mensaje a la gente con verdades frescas y nuevas (en especial en la unción para enseñar.
Innumerables veces me he preguntado ¿de dónde salió eso? Y muchas veces enseñanzas enteras han venido por inspiración.
Estaba hace pocos años enseñando en Chile acerca de sanidad divina cuando de pronto empezó a salir una nueva enseñanza acerca de cómo ministrar sanidad a otros; no era una “enseñanza nueva” pero era una revelación diferente que trajo más luz a los oyentes.
Hace unos años estaba invitado a predicar justo el día de San Valentín, y de pronto salieron estas palabras: “Estoy enamorado;” la gente se quedo callada, y empecé a predicar: “Estoy enamorado de Jesús.”
Fue una prédica por inspiración donde exaltaba la obra de Cristo en el creyente exhortando y animando a los creyentes en lo que son en Cristo.