viernes, 27 de abril de 2012

Realidades de la Nueva Creación - 2


La Palabra de Dios

Hechos 20:32
32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

Hechos 20:32 (Nuevo Testamento de Arcas y Fernández)
32 Ahora os encomiendo a Dios y a su mensaje de amor; un mensaje que tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida.

Hechos 20:32 (Biblia Latinoamericana)
32 Ahora los encomiendo a Dios y a su Palabra portadora de su gracia, que tiene eficacia para edificar sus personas y entregarles la herencia junto a todos los santos.

Hechos 20:32 (Biblia del Pueblo de Dios)
32 Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido santificados.

La Palabra de Dios tiene poder para sobreedificarnos y darnos herencia junto con los santificados, es decir con todos los creyentes.

La palabra griega que se usa para sobreedificar es epoikodomeo que según Vine significa construir sobre, sobreedificar, edificar encima (epi, sobre). 

Esta palabra es la suma de otras tres: epi ) que significa encima o sobre; oikos (que significa ),una casa; y, domo, una edificación. De ahí podemos ver que epoikodomeo significa construir una casa sobre una edificación.

La Biblia del Pueblo de Dios  nos da la idea más clara cuando dice “construir el edificio”.

Las bases ya fueron colocadas ahora solo debemos construir encima.

1 Corintios 3:10-15
10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 
12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 
13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 
15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

Jesucristo es la base o fundamento sobre el cual debemos pararnos, pero nuestra responsabilidad es edificar encima de Él.

1 Pedro 2:1-5
1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 
2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 
3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor. 
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 

Nosotros somos una casa espiritual que debe ser edificada o construida, no es algo que dependa de Dios, sino que es algo que depende de nosotros.

La palabra griega que se usa para desear es epipotheo que significa tener un deseo muy intenso, un deseo muy ardiente.

Es como el deseo de un joven que se enamora por primera vez no puede esperar la hora para poder ver a su amada.

La palabra para crecer es auxano que significa crecimiento, incremento, aumento.

Y salvación es soteria que nos habla de todas las bendiciones concedidas a los hombres en Cristo a través del Espíritu. Es la liberación, preservación y protección del peligro y mal material y temporal.

De ahí podemos ver que si queremos recibir todas las bendiciones de Dios debemos desear ardientemente y meternos a fondo en la Palabra de Dios.

La única manera de crecer y sobreedificarnos es depositar la Palabra de Dios en nuestro interior.

2 Pedro 1:3-4
3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 
4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

2 Pedro 1:3-4 (Nueva Versión Internacional)
3 Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda.
4 Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.

Dios nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, todo lo necesario para vivir como Él manda, y todas ello lo encerró en su Palabra.

Esto significa que al pasar tiempo en su Palabra creceremos hasta alcanzar todas las bendiciones que Dios nos dio.

Efesios 1:3
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.

Este verso nos dice que todas las promesas y bendiciones de Dios son legalmente nuestras.

Hay dos aspectos de la Palabra de Dios en nuestras vidas:

El aspecto legal, y

El aspecto vital

El aspecto legal nos dice que todas las bendiciones y promesas de Dios son legalmente nuestras.

El aspecto vital nos habla de poder experimentar en nuestras vidas lo que legalmente nos pertenece.

El hecho de que las promesas de la Palabra nos pertenezcan legalmente no significa que las experimentemos en nuestras vidas.

Como vimos en Hechos 20:32: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.” Es decir, la Palabra tiene poder para sobreedificarnos pero somos nosotros los que debemos hacer algo.

Para poder experimentar las promesas de Dios en nuestras vidas debemos entender que confiabilidad, respaldo y autoridad tiene la Palabra.

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