Dios ha colocado en todos los
creyentes una medida de fe para poder hacer aquello que les toque dentro de la
iglesia local.
En el versículo 4 dice: “Porque de la manera que en un cuerpo
tenemos muchos miembros, pero no todos
los miembros tienen la misma función.”
No todos tenemos la misma función y
por eso Dios nos da esa medida de fe y equipamiento para realizar nuestra
labor.
Vemos aquí que Pablo da una lista de
dones con la gracia con la que Dios los ha dotado para realizar su función.
Empieza con el de profecía, del cual
dice: “según la gracia que nos es dada,
úsese conforme a la medida de la fe.”
En segundo lugar habla del de
servicio, el cual ha recibido la gracia para servir.
En tercer lugar nos habla del de el
que enseña, el cual ha recibido la gracia para enseñar.
En cuarto lugar nos habla del que
exhorta, el cual ha recibido la gracia para exhortar.
En quinto lugar habla del que
reparte; al cual Dios ha equipado para que lo haga con liberalidad, es decir
que sea mano abierta y abundante.
En sexto lugar nos habla del que preside;
el cual deba hacerlo con solicitud.
Y finalmente nos habla del que hace
misericordia, al cual Dios le dio la gracia para que lo haga con alegría.
Una cosa que debemos de notar es que
aún estos dones tienen niveles o grados, ya que Dios reparte una medida de fe
diferente a cada creyente.
Al igual que Dios ha equipado a todos
los creyentes para que cumplan con su función del mismo modo a equipado a los
dones del ministerio para cumplir con el propósito para el cual han sido
llamados.