Gálatas 3:10-12 (Biblia Expandida de Fe)
10 En cambio, los que para
salvarse se aferran a la Ley mosaica [pensando que podrán justificarse por
obedecerla], están bajo la maldición de Dios, como dicen las Escrituras:
"Maldito (separado y consagrado para la destrucción, condenado para el castigo
eterno) todo aquel que no se mantenga cumpliendo y practicando [todas y] cada
una de las disposiciones (preceptos y mandamientos) escritas en el libro de la
Ley".
11 Ahora bien, es evidente que
por la ley nadie es justificado (declarado y hecho justo) delante de Dios, porque
[la Escritura dice:] " el [que es declarado y hecho] justo [por
Dios] vivirá por la fe”.
12 Sin embargo, la Ley no se
basa en la fe [no procede de la fe, no
da lugar a la fe, y es contraria a la fe];
sino que, "el que practica
estas cosas [que están prescritas en la Ley] vivirá por ellas".
Pablo acaba de decirnos que Abraham fue justificado por la fe, y que los hijos de Abraham son los de la fe en Jesucristo; pero ahora va a decirnos lo que sucede con aquellas personas que quieren justificarse por medio del cumplimiento de la ley.
El verso 10 nos dice: "En cambio, los que para salvarse se aferran a la Ley mosaica [pensando que podrán justificarse por obedecerla], están bajo la maldición de Dios, como dicen las Escrituras: "Maldito (separado y consagrado para la destrucción, condenado para el castigo eterno) todo aquel que no se mantenga cumpliendo y practicando [todas y] cada una de las disposiciones (preceptos y mandamientos) escritas en el libro de la Ley""
El día de hoy hay grupos como los mesiánicos que nos dicen que la fe en Jesucristo no es suficiente sino que el hombre es justificado por medio del cumplimiento de la ley de Moisés.
Pero aquí Pablo les recuerda que los que se aferran a la ley de Moisés para justificarse ante Dios están bajo maldición; porque para lograrlo deberían cumplir sin excepción todos los puntos de la ley.
Pablo les cita Deuteronomio 27:26: "Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén."
Esto me recuerda la historia del joven rico:
Marcos 10:17-22
17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
18 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.
19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.
20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.
21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Este joven era evidente que era un buen judío, desde su juventud había guardado la ley, pero Jesús le dice: "Una cosa te falta."
Al que intenta justificarse por medio de la ley siempre le va a faltar una cosa; y esa es la maldición de la ley que nadie es capaz de cumplirla a su cabalidad.
En el verso 11 Pablo nos sigue hablando de la imposibilidad de justificarse por el cumplimiento de la ley: "Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado (declarado y hecho justo) delante de Dios, porque [la Escritura dice:] " el [que es declarado y hecho] justo [por Dios] vivirá por la fe”.
Pablo nos cita un verso del Antiguo Testamento que está en Habacuc 2:4 y que él repite en Romanos 1:17 y Hebreos 10:38, donde dice que el justo vivirá por la fe.
Es evidente, no hay lugar a dudas que la ley no justifica al hombre, tal como sucedió con Abraham, es por la fe en Jesucristo que somos justificados por Dios.
En el verso 12 vemos: "Sin embargo, la Ley no se basa en la fe [no procede de la fe, no da lugar a la fe, y es contraria a la fe]; sino que, "el que practica estas cosas [que están prescritas en la Ley] vivirá por ellas".
La ley mosaica es un sistema que se basa en las obras del hombre para lograr la salvación, la dependencia ya no es de Dios sino de nuestras propias acciones; el único problema es que para el hombre le es imposible cumplirla.
Esa es la maldición de la ley, el hombre, por más que quiera cumplirla siempre fallará en algún punto. Como pasó con el joven rico, siempre te faltará una cosa.
Tu eres el que decide vivir bajo la maldición de la ley y nunca jamás ser justificado por Dios o hacer las cosas a la manera de Dios y ser justificado por la fe en Jesucristo.