Capítulo 4
La Fuente de Nuestra Autoridad
Nuestra autoridad empieza con la muerte y resurrección de Jesús.
Como vimos anteriormente, para levantar a Jesús de los muertos, Dios utilizó lo que hemos llamado el poder de la resurrección; que es el poder de Dios expresado en 4 palabras:
Efesios 1:19
19 y cuál la supereminente grandeza de su poder (DUNAMIS) para con nosotros los que creemos, según la operación (ENERGEIA) del poder (KRATOS) de su fuerza (ISJUS).
Efesios 1: 19-20 (Biblia Expandida)
19 y [para que puedan conocer y entender] cuál es la extraordinaria, ilimitada y superabundante grandeza (magnitud) de Su poder inherente para con nosotros los que creemos, según la energía operativa (actividad propia) de Su poderosa fuerza,
20 que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales.
En ese momento se desató la más poderosa operación de Poder que se registra en la Biblia.
En esta obra poderosa no solo resucitó a Jesús sino que lo sentó a la diestra de Dios “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero” (Efesios 1:21).
Por eso esta poderosa obra no solo afectaba a las fuerzas demoníacas de esa época sino también a las que estaban por operar en el futuro.
Como dice Hebreos 13:8: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” Entonces ese mismo poder esta disponible hoy, como lo estuvo ayer y lo estará por siempre.
Veamos 6 palabras de Efesios 1:19: “para con nosotros los que creemos.”
Todo ese poder desatado estaba apuntando hacia nosotros los creyentes; Dios estaba listo para delegarnos ese poder; para conferirnos esa autoridad.
Veamos ahora lo que dice en Efesios 2:1:
Efesios 2:1
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.
Efesios 2:1 (Biblia Castilian 2003)
1 Y a vosotros, que estabais muertos por las culpas y pecados.
Efesios 2:1 (Biblia Jerusalén)
1 Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados.
Efesios 2:1 (Septuaginta)
1 Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados.
La frase “él os dio vida” no se encuentra en el griego, sino que fue aumentado por algunos traductores de la Biblia pensando que la oración estaba incompleta; sin darse cuenta estaban diciendo que el Espíritu Santo se había equivocado cuando inspiró a Pablo a escribir de esa manera, para mostrar que con Cristo los creyentes también hemos sido resucitados.
De ahí que la traducción correcta sería: “Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados.”
Ahora, ¿en donde encontramos el verso que controla este pasaje? En Efesios 1:20 donde dice: “Que ha operado en el Cristo, resucitándole de muertos y sentando a su diestra en los cielos.”
Luego viene un paréntesis hasta el final del capítulo, y luego dice al principio del siguiente capítulo: “Y a vosotros.”
Es decir; de la manera que Cristo, la cabeza, ha sido resucitado, también ha resucitado a la iglesia, su cuerpo.
Vayamos a Romanos 6 para ver como Pablo sigue el mismo pensamiento.
Romanos 6:3-5
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.
Este pasaje no nos está hablando del bautismo en agua sino del bautismo en el cuerpo de Cristo de 1 Corintios 12:13.
1 Corintios 12:13
13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Nos está hablando del nuevo nacimiento.
En el nuevo nacimiento el creyente pasa de muerte a vida y se convierte en una nueva criatura; en ese momento ese poder de resurrección opera en el creyente y hace que su espíritu, que estaba muerto, sea resucitado.
Otra cosa más ocurre:
Efesios 2:4-6
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.
No solo nos resucitó sino que nos sentó en los lugares celestiales juntamente con Cristo.
Efesios 2:6 (Biblia Expandida)
6 y nos resucitó juntamente con Él, y también con Cristo Jesús (el Ungido) nos hizo sentar [en compañía de Él] en los cielos (los lugares celestiales).
Wuest nos explica más claramente lo que es sentarse con Cristo:
“Nos hizo sentar” es la traducción de sunkadsizo, que Expositors traduce como: nos sentó (o, nos entronizó) con Él en los cielos, y comenta: “Nos hizo participantes con Él en dignidad y dominio, para que ahora y en anticipación de nuestra futura exaltación, nuestra vida y pensamientos sean levantados a los lugares celestiales donde Él reina”.
Acerca de la frase “en Cristo Jesús”, la misma autoridad dice: “No solo ‘nos sentó con Él’, sino toda la declaración es calificada por esto. Este darnos vida, esta resurrección, este sentarnos con Él toma efecto en tal manera que estamos en Él como nuestro Representante, teniendo nuestra vida y plenitud en nuestra Cabeza.”
La elevación de Cristo junto con su iglesia a los lugares celestiales no tiene otro significado de que somos participantes, es decir, compartimos ahora en este tiempo de la autoridad que hay en Él.
Como estamos sentados juntamente con Él; entonces estamos compartiendo su trono. El compartir su trono significa que participamos de la autoridad que representa.
Por ese motivo podemos ejercer autoridad sobre los poderes demoníacos para que dejen de manipular las mentes de las personas y circunstancias que nos rodean.
Entonces, podemos concluir que la raíz de nuestra autoridad se encuentra en la resurrección y exaltación de Jesucristo.
En Mateo 28:18 Vemos como es que Jesús le confirió la autoridad a los creyentes.
Mateo 28:18 (Nueva Versión Internacional)
18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: --Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Mateo 28:18 (Versión Amplificada)
18 Jesús se acercó, y rompiendo el silencio, les dijo: Se me ha dado toda autoridad (poder para gobernar) en el cielo y en la tierra.
Jesús recibió toda la autoridad para gobernar, y en el verso 19 les dijo: “Id”.
Es decir; como Jesús ya tenía toda la autoridad; y nosotros estamos sentados juntamente con Él en Su trono, en el cielo, también tenemos la misma autoridad que Él tiene.
Jesús la ganó por nosotros, y nosotros estamos juntamente con Él, participando de su trono, entonces también tenemos esa autoridad.
Dios nos ha hecho reyes, con autoridad para gobernar:
Apocalipsis 1:5-6
5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Jesús al salvarnos nos convirtió en reyes, y nos dio la autoridad para reinar.
Romanos 5:17
17 Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Romanos 5:17 (Versión Amplificada)
17 Porque si por la transgresión (falta, ofensa) de un solo hombre la muerte reinó por ese uno, ciertamente mucho más reinarán como reyes en vida aquellos que reciben [de Dios] la superabundante gracia (el favor inmerecido) y el regalo gratuito de la justicia [que los pone en posición correcta con Él mismo] por medio de un solo hombre, Jesucristo (el Mesías, el Ungido).
Podemos reinar como un rey lo hace en esta vida.
¿Solo reinaremos cuando estemos en el cielo? ¡No! Reinaremos como reyes en esta vida por medio Cristo Jesús.
Ese es el significado de autoridad. Cualquier cosa que el rey diga es la ley; el rey tiene la autoridad final. Somos participantes de la autoridad que tiene el trono de Cristo.
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