Ahora veamos la palabra
llamamiento.
Vine lo define de este modo: “klesis, llamamiento. En el NT se usa
siempre de aquel llamamiento cuyo origen, naturaleza y destino son celestiales;
estando implicada en ello la idea de invitación. Se usa especialmente de la
invitación de Dios al hombre para que acepte los beneficios de la salvación.”
En 1 Pedro 2:9 podemos ver
que existe un llamado general para todos los hombres: “
Dios tiene un llamamiento
para todos los hombres pero también uno que específico para cada persona pero
también uno que es específico en cuanto al ministerio.
Robinson dice que: “Klesis también puede referirse a
un llamado al servicio cristiano o ministerio. Que ese llamado es más que una
profesión cristiana es claro por las experiencias con las que Pablo las asocia.
Si él es “llamado… apóstol” (Romanos 1:1), la particularidad de su llamado
pertinente a su conversión, es dada cuando cuenta como le agradó a Dios
separarlo desde el vientre de su madre y llamarlo por Su gracia para revelar a
Su Hijo en el (Gálatas 1:15-16).”
Romanos 1:1
1
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.
El llamamiento ministerial
viene con un propósito divino, vemos que en el caso de Pablo él fue un apóstol,
apartado para el evangelio de Dios.
Gálatas 1:15-16
15 Pero cuando agradó a Dios, que me
apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
16
revelar a su Hijo en mí, para que
yo le predicase entre los gentiles….
Vemos que Pablo tuvo un
llamamiento de Dios especial que fue predicar el evangelio a los gentiles.
Pablo mismo nos habla de este
llamado en el libro de Hechos 26:9-20, pero veamos los versos desde el 16 al 18
cuando Jesús le habla a Pablo de su llamado.
Hechos 26:16-18
16
Pero levántate, y ponte sobre tus
pies; porque para esto he aparecido a
ti, para ponerte por ministro y testigo
de las cosas que has visto, y de
aquellas en que me apareceré a ti,
17
librándote de tu pueblo, y de los
gentiles, a quienes ahora te envío,
18
para que abras sus ojos, para que
se conviertan de las tinieblas a la luz,
y de la potestad de Satanás a Dios;
para que reciban, por la fe que
es en mí, perdón de pecados y herencia
entre los santificados.
Vemos entonces que Pablo
tenía un llamado de Dios puesto por Jesucristo mismo; y dentro de este llamado
había un propósito divino que era predicarle a los gentiles, es decir, a los
pueblos no judíos.
A lo largo de la Biblia
podemos como es que Dios fue llamando gente con propósitos especiales asignados
para ellos.
Veamos el caso de Moisés:
Éxodo 3:1-10
1 Apacentando Moisés las ovejas de
Jetro su suegro, sacerdote de
Madián, llevó las ovejas a través del
desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
2 Y se le apareció el Angel de Jehová
en una llama de fuego en medio de una zarza;
y él miró, y vio que la zarza
ardía en fuego, y la zarza no se
consumía.
3 Entonces
Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no
se quema.
4 Viendo Jehová que él iba a
ver, lo llamó Dios de en medio de la
zarza, y dijo: ¡Moisés,
Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
5 Y dijo: No te
acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es.
6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que
está en Egipto, y he oído su clamor a causa
de sus exactores; pues he conocido sus
angustias,
8 y he descendido para librarlos de
mano de los egipcios, y sacarlos de
aquella tierra a una tierra buena y ancha,
a tierra que fluye leche y miel,
a los lugares del cananeo, del
heteo, del amorreo, del ferezeo,
del heveo y del jebuseo.
9 El clamor, pues,
de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los
egipcios los oprimen.
10 Ven, por tanto,
ahora, y te enviaré a
Faraón, para que saques de Egipto a mi
pueblo, los hijos de Israel.
Moisés recibió un llamado de
Dios para sacar al pueblo de Israel de Egipto y llevar a Israel a la tierra
prometida.
El llamado no es solo una
invitación sino un encargo de Dios para cumplir con un propósito específico de
Dios.
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