Redención y Sanidad
Muchas personas no
logran recibir su sanidad porque nos saben lo que Dios piensa de la enfermedad,
lo cual se revela claramente en la Biblia.
Si leemos la Biblia
desde el principio veremos que Dios nunca ha estado a favor de la enfermedad,
ya que Él no la creo ni tampoco existe la enfermedad en el cielo
Sabemos que Dios no
cambia y lo que el piensa de la enfermedad sigue siendo lo mismo.
En Éxodo 3:13-14
cuando Dios se reveló a Moisés le dijo esto: “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les
digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me
preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a
Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me
envió a vosotros.”
Dios se reveló a
Moisés como el que es. Jehová significa: El que es, el que era, y el que ha de
venir. Dios no ha cambiado, Él es el eterno presente. Dios siempre ha sido el
mismo
En Malaquías 3:6
dice: “Porque yo Jehová no cambio; por
esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” En Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto
desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni
sombra de variación.”
Dios no ha cambiado,
Él siempre ha sido el mismo. Él es un buen Dios, que siempre está dando buenas
cosas, y si ayer sanó gente aún lo sigue haciendo.
En Mateo 7:11 dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto mas vuestro Padre Celestial dará
buenas cosas a los que les pidan?” Otra vez nos encontramos con que Dios
está listo para darnos cosas buenas.
¿Será la enfermedad
una cosa buena?
En Mateo 6:9-13
Jesús nos enseñó la oración que llamamos El Padrenuestro, en el verso 10 Jesús
nos dijo que oremos así: “Venga tu reino,
hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”
¿Cuál es la voluntad
de Dios en el Cielo? Para saber la respuesta debemos ver lo que dice la Biblia.
En Apocalipsis 21:4 dice: “Enjugará Dios
toda lagrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto,
ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
El dolor y la muerte
son dos consecuencias de la enfermedad, y en este pasaje dice que ya no
existirán más, porque las primeras cosas pasaron. Es decir, en el Cielo no
habrá más enfermedad.
Si la voluntad de
Dios es que no haya enfermedades en el Cielo, Su voluntad es que no haya
enfermedades en la tierra.
Sin embargo, la
enfermedad existe en la tierra debido al pecado que entró en la tierra por
causa de Adán.
Nuestra pregunta es:
¿De qué forma proveyó sanidad en la tierra?
Por la obra de la
redención que Jesús hizo en ls cruz.
La redención es
sencillamente la liberación de alguien mediante el pago de un precio; y en la
cruz Jesús pago un precio muy grande para liberarnos del pecado y la
enfermedad.
1 Pedro 1:18-19
18 sabiendo que
fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación
Para entender lo que
es la redención les contaré la historia de El Barco de Pepito:
Pepito tenía un
barquito de madera, que su padre le había construido. Estaba muy orgulloso de
él, porque su padre se lo había regalado y porque era muy hermoso. Todos los
días iba al río para jugar con él.
Pero un día vino una
corriente de agua que se lo llevó muy lejos, y no lo pudo ver más. Se fue
triste a su casa y se lo contó a su padre.
Varios días después,
el padre vio el barquito en el escaparate de una juguetería. Compro el barquito
y se lo volvió ha dar a Pepito. Ese día Pepito recuperó su barquito.
Esto mismo es lo que
hizo Jesús. Cuando Adán pecó, le dio todo el dominio a Satanás, y trajo el
pecado, la enfermedad y la muerte al mundo. Pero Dios nos compró por la sangre
de Jesucristo, y al aceptar la obra que Jesús hizo por nosotros somos hechos
libres.
Veamos ahora el
testimonio de tres escritores de la Biblia que nos muestran que en la cruz
Jesús nos redimió de la enfermedad.
Nuestro primer
testigo es Isaías.
En Isaías 53:4-5 se
ve el primer testimonio de que Jesús nos redimió de la enfermedad: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades,
y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y
abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados.”
En este pasaje
Isaías está dando una mirada hacia el futuro. 800 años antes del nacimiento de
Jesús, nos da una imagen de la obra de Jesús.
Podemos ver la doble
obra de la redención: El perdón de pecados y la sanidad de nuestros cuerpos.
Notemos que ambas van de la mano; Dios colocó la salvación y la sanidad en un
mismo paquete. En la cruz Jesús pagó el precio de nuestra salvación y sanidad.
Nuestro segundo
testigo es Mateo.
En Mateo 8:17, nos
da su testimonio citando a Isaías: “Para
que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías cuando dijo: El mismo tomó
nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.”
Mateo nos da una
mirada al presente; recordemos que él fue un testigo presencial del ministerio
de Jesús. Él nos está declarando que Jesús tomó nuestras enfermedades en su
cuerpo.
Nuestro tercer
testigo es Pedro.
En 1 Pedro 2:24, nos
da su testimonio diciendo: “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis curados.”
Pedro nos da una
mirada hacia el pasado; aunque fue un testigo presencial de la obra de Jesús,
aquí esta recordando las cosas que sucedieron unos treinta años antes.
De estos pasajes
podemos tomar estas conclusiones:
1. La obra de la
redención fue doble: Jesús perdonó nuestros pecados y sanó nuestras
enfermedades.
2. La sanidad sigue
vigente el día de hoy. En Hebreos 13:8 dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” Es decir
Jesús no ha cambiado. Isaías, 800 años antes; Mateo, mientras Jesús vivió: y,
Pedro 30 años después dan testimonio de ello. Jesús sigue siendo el mismo, la
sanidad sigue vigente.
3. En estos tres
pasajes, se habla de la sanidad en tiempo pasado: “Él llevó,” “Él sufrió,” “Por sus llagas fuimos”; estas cosas nos
hablan de un hecho en el pasado, por tanto, la sanidad es un hecho consumado.
4. Tú ya estas
sanado, como Jesús ya completo su obra, solo debes de recibir lo que te
pertenece.
Estaba predicando en
una iglesia de Viña del Mar en Chile, cuando al final llegó una hermana con un
rostro completamente decaído.
Le pregunté que
tenía y me dijo que hacía cinco años tenía una migraña constante que no le
pasaba con nada; había ido a muchos médicos y tomado todo tipo de medicinas
pero nada mejoraba.
El dolor era tan
intenso que en cinco años había bajado veinticinco kilos.
Esa noche había
predicado de la sanidad en la redención, así que le leí los versos de Isaías,
Mateo y 1 Pedro, y le pregunte: “¿En qué
tiempo están estos versos?” Y ella me respondió: “En tiempo pasado.”
Le volví a
preguntar: “Si están en tiempo pasado,
¿Cómo está Ud.?
Vi que una luz se
encendió en su rostro y me dijo: “Estoy
sana.”
Le dije: “Si está
sana empiece a dar gracias por su sanidad, de gracias porque Jesús la sanó en
su obra redentora.”
Ella levantó las
manos y empezó a dar gracias porque Jesús la había sanado en su obra redentora.
Cuando terminó de hacerlo
le pregunte como se sentía, y ella me dijo que el dolor se había quitado
totalmente.
Lo que no pudieron
hacer los médicos ni las pastillas en cinco años lo hizo Jesús cuando esta
mujer se enteró lo que Él había hecho en la cruz.
Jesús ya terminó la
obra de la redención, solo debes acercarte a Él y recibir lo que es tuyo.