jueves, 3 de agosto de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 17

En esta lección Kenyon nos muestra que si personas que vivieron bajo el Antiguo Pacto que tenía una justicia limitada hicieron grandes logros y prodigios, cuanto más nosotros que vivimos bajo un mejor pacto de justicia ilimitada


LA JUSTICIA EN LOS PACTOS

Me emocioné cuando percibí qué grandes logros fueron hechos por hombres que tenían sólo una justicia limitada bajo el primer pacto.

Pensé en Abraham. Tan pronto como fue circuncidado e hizo el pacto, Dios le dio una justicia limitada.

Piense en su desafío de permanecer en la presencia de Dios y litigar por Sodoma y Gomorra con esa gran falta de miedo que no es igual en los días modernos con hombres que no conocen su justicia ilimitadas y sus derechos en Cristo.

Pensé en los poderosos actos de Moisés, que sólo tenía el lugar de siervo delante de Jehová, con todo él se atrevió a obedecer a Dios y realizó esas maravillosas victorias por esa nación esclava, Israel.

Pensé en Josué que se atrevió a obedecer a Jehová, y guió a esa nación a las orillas del Jordán cuando oye una inundación. Él se atrevió a decir a los sacerdotes: "Tomen el arca y bajen y hundan vuestros pies en el agua, y cuando lo hagan un camino será abierto para para que pasen con los calzados secos." Y con todo, este hombre Josué sólo tenía una justicia limitada; la justicia de un siervo.

Nosotros lo vemos parado ante los ejércitos y clamar al sol: "Detente ahí hasta que la nación se vengue de sus enemigos."

Aquel hombre dominó el universo, y con todo sólo tenía una justicia limitada.

Vemos Elías en la batalla de los dioses en el monte Carmelo clamando fuego del cielo, trayendo lluvia a una tierra arrasada por la sequía.

Él era un absoluto dominador de las leyes de la naturaleza. Y con todo, él era sólo un siervo con una posición de siervo y la justicia limitada de un siervo.

El espacio no nos permite hablar sobre Daniel y los tres jóvenes hebreos, o de los poderosos hombres de David en la guerra.

Sólo tenía justicia limitada, y aún así que prodigios hicieron.

Sus justicias fueron atribuidas a ellos bajo el fundamento del valor que Dios puso en la sangre de toros y carneros, bajo la santidad de su pacto con Abraham.

Ellos no eran hombres y mujeres recreados como nosotros. Sólo eran siervos bajo una ley que debían ser dejada de lado por otra que tomaría su lugar, que se basaría en un mejor sacrificio y una mejor sangre.

Nuestros corazones se emocionan cuando leemos de su obediencia al mandato de un ángel.

Ellos no andaban por fe como nosotros andamos. Ellos andaban por vista. Ellos vieron el ángel. Ellos oyeron su voz. Ellos vivieron en el reino de los sentidos.

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