sábado, 29 de julio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 16

En esta lección Kenyon nos explica los beneficios que tenemos a causa de la justicia y que recibimos por fe.


LA JUSTICIA POR LA FE

La Iglesia no aprecia lo que es tal como lo declara la Palabra. Se nos ha dicho que éramos indignos e injustos, que éramos débiles y no teníamos fe, tanto que se ha convertido en una enfermedad crónica. Miramos con temor mensaje que traiga alivio, a menos que sea un mensaje sobre obras.

Si pudiéramos sacrificar algo, si pudiéramos orar mucho y lo suficientemente duro, si pudiéramos confesar nuestros pecados lo suficiente, entonces de algún modo podríamos enderezar nuestra vida espiritual.

Todo eso está mal.

La justicia viene por la fe. No es ganada por obras, por arrepentimiento, por llanto o por gritos. Tampoco viene por la manera de suplicar.

Sólo viene por medio de la fe.

El hombre siempre ha buscado conseguir la justicia por obras. Si pensáramos que pudiéramos volvernos la justicia de Dios por orar un cierto número de horas, lo haríamos.

Si nos dijeran que alguien obtiene justicia por confesar todos sus pecados desde la infancia y por hacer la restitución de ellos, estaríamos deseosos de hacer el esfuerzo.

La justicia no viene de esa manera.

Viene por la fe. No por sus obras, sino por la obra de Cristo. No por sus lágrimas, sino por las lágrimas de Cristo.

Si cada uno de nosotros supiéramos que tenemos justicia en nosotros, nos convertiremos totalmente independientes de las circunstancias. Si fuésemos tan conscientes de ser la justicia de Dios como somos conscientes de ser débiles e indignos, no estaríamos más enfermos, no estaríamos atrapados en la esclavitud de la necesidad y la miseria.

Si fuésemos tan conscientes de nuestra identificación con Jesucristo y de nuestra unidad con Él como somos conscientes del dolor físico y de la necesidad física, nunca tendríamos dolor y nunca mencionaríamos nuestras necesidades nuevamente.

Este nuevo sentido de Justicia, este nuevo hecho de Justicia, este nuevo descubrimiento de ser Justicia de Dios, nos da un sentido de libertad en Cristo.

Esto explícitamente destruye la conciencia de pecado, la conciencia de debilidad y la conciencia de necesidad de Cristo.

Sabemos que Él es nuestra justicia y que somos justicia de Dios en él.

Él está con nosotros en toda su capacidad y fuerza, en toda su plenitud y complemento. No tenemos miedo de las circunstancias.

Él nos susurra: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

Él está con nosotros. Él es el Dios de la nueva creación.

No podemos fracasar. No podemos ser puestos en esclavitud.

Esto nos da una nueva libertad en la oración, un nuevo sentido de autoridad como hijos e hijas de Dios para usar el nombre de Jesús, una nueva alegría en comunión con el Padre.

Hay una nueva frescura en la Palabra. Esta se convierte literalmente en Su Palabra para nosotros.

Su totalidad cautiva nuestros corazones.

Podemos no haber percibido esto antes, pero el Padre y Jesús nos están hablando.

La Palabra es la voz del Padre. No está hablando a multitudes. Él está hablando a cada uno de nosotros.

Él declara que nos convertimos en la justicia de Dios en él.

Sabemos que somos lo que Él declara que somos.

Entonces viene un nuevo sentido de dominio. Entramos a nuestros derechos, nuestros derechos legales en Cristo.

Nuestros pasos están seguros ahora. No hay más incertidumbres.

No tenemos miedo de lo que un día pueda traer más adelante.

Sabemos lo que esto significa cuando Él dice: "Más grande es el que está en nosotros que el que está en el mundo”.

Sabemos lo que esto significa cuando Él dice: "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido." Él está hablando de nosotros.

El sentido de dominio, la nueva extraña dignidad de filiación, se extiende por nuestro corazón.

Entendemos lo que eso significa, estar bajo órdenes del cielo.

Somos embajadores. Estamos investidos con la autoridad del cielo.

Lucas 24:49 dice: "Pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto."

Ahora entendemos lo que Jesús quiso decir cuando Él dijo que los demonios y las fuerzas de las tinieblas serían sujetas a nosotros.

Debilidad, miedo al fracaso; los pequeños reino que una vez gobernaron al mundo fueron subordinados a Jesús.

Jesús venció a Satanás. Toda fuerza gobernada por Satanás, está sujeta a su nombre.

Él puso a Satanás y todas sus obras debajo de nuestros pies.

Ahora sabiendo lo que significa la redención. Sabemos que nos convertimos en "la plenitud de aquel que todo lo llena en todos."

Sabemos que "de su plenitud hemos recibido gracia sobre gracia."

Sabemos que hemos recibido "la abundancia de la gracia y el don de la justicia."

Reinábamos como reyes en el reino de la vida a través de Jesucristo.

Comenzamos a entender 1 Corintios 12:3: "Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo".

Ahora somos vistos como nuevas creaciones conscientes de nuestra posición y de nuestros derechos.

El dominio de Satanás fue deshecho.

Nada nos faltará porque somos uno con Él, Él es la vid, nosotros los pámpanos. Somos la porción que da fruto de la vid.

¡Somos sus labios! ¡Somos sus manos!

Estamos viviendo con Él. Él está viviendo con nosotros; invisible, pero real.


Andando con él. Todo esto nos da la justicia.


Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

Puedes leer los capítulos anteriores siguiendo estos enlaces:


Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 8
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 9
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 10
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 11
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 12
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 13
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 14
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 15


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