La Fe, la Sanidad y los Sentidos Físicos
Por Ricardo Botto
Hoy les quiero compartir el papel de la fe, la sanidad y los sentidos físicos.
Muchas veces cuando ministro sanidad divina le pregunto a la gente: "¿Cuando vas a creer que estas sano?" Y muchos me responden: "Cuando me sienta sano." Yo les vuelvo a preguntar: "Si ya te sientes sano que necesidad tienes de creer que ya los estás."
Esto no tiene ningún sentido lógico, una persona cree antes de ver.
Jesús dijo en Marcos 11:24: "Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas" (La Biblia de las Américas).
La Versión Amplificada de la Biblia lo pone así: "Por esta razón te digo, cualquier cosa que pidas en oración, cree (confía y ten confianza) que te es concedido, y lo será [lo tendrás]"
Kenyon dijo: "No deberíamos necesitar la evidencia de los sentidos. Descansemos en la Palabra. La fe se aferra a la confesión de la Palabra. El conocimiento de los sentidos se aferra a la confesión de la evidencia física. Si acepto evidencia física en contra de la Palabra de Dios, anulo la Palabra en lo que a mí respecta,"
Muchas veces ponemos nuestra confianza en lo que dice nuestro cuerpo, nuestros 5 sentidos físicos (el gusto, el tacto, el oído, la vista, el olfato), y lo convertimos en la realidad de nuestras vidas, al final no solo no tenemos el resultado deseado sino todo lo contrario.
Un ejemplo de poner los sentidos físicos como la prioridad en nuestras vidas lo encontramos en el lugar donde Tomás colocó su fe; veamos en el Evangelio de Juan:
Juan 20:24-29
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
En este pasaje es bien obvio donde estaba la fe de Tomas. Los otros discípulos lle dijeron: "Hemos visto a Jesús." Y Tomás les dijo: "No voy a creer hasta que mis sentidos físicos me lo demuestren, sino lo veo y lo toco no voy a creer"
Tomás necesitaba "algo más" que el simple creer, necesitaba tener la evidencia de sus sentidos físicos.
Jesús se apareció y le dio en otras palabras: "¿Necesitas la evidencia de tus sentidos físicos para creer? Ven, mira y toca, y no seas incrédulo sino creyente."
Que fuerte lo que dio Jesús, el caminar por la evidencia de los sentidos físicos no es creer sino tener incredulidad.
Tanta gente me dice: "Yo tengo la fe de Tomás, debo ver para creer."
Bueno, en primer lugar Jesús dijo que eso no es fe sino incredulidad; y en segundo lugar si ya lo puedes ver, ya no tienes que creer sino saber que ya es tuyo.
Jesús terminó dando una bienaventuranza para los que creen antes de ver, fijo: "Bienaventurados los que no vieron y creyeron." ¿Por qué? Por lo que dice en Marcos 11:24 de que todo lo que oramos y pedimos debemos creer que ya se nos ha concedido y lo tendremos.
Esto es muy cierto en la sanidad divina.
F. F. Bosworth escribió:
En la medida en que basamos la fe en nuestra mejoría, o somos afectados por lo que vemos o sentimos, en lugar de por solo la Palabra de Dios, de esa manera mostramos que nuestra fe no es real. Estar ocupado en lo que vemos o sentimos es exactamente revertir la condición que Dios establece para que podamos seguir. "Todo aquel que lo mire vivirá", significa simplemente que todo aquel que, como Abraham, se ocupa de la promesa de Dios de que ya no está afectado por los síntomas, "se recuperará". Significa que la Palabra de Dios (no lo que vemos o sentimos) será la base de nuestra fe. Nuestro "mirar hacia la promesa de Dios" debe ser mantenido hasta que seamos sanados.
A diferencia de Tomás, Abraham colocó su fe en un lugar diferente, no en lo que sus sentidos físicos le decían sino en la Palabra de Dios. Veamos esto en el libro de Romanos:
Romanos 4:16.22
16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.
17 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;
22 por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
Pablo dice que es por fe para que sea por gracia. ¿Está hablando de la fe de Tomás que se basa en los sentidos físicos o de una fe diferente?
Aquí nos habla de una fe diferente, de la fe que tuvo Abraham.
Si Abraham hubiera tenido la fe de Tomas hubiera visto su edad casi de 100 años, su cuerpo físico que ya estaba viejo y casi como muerto, que su esposa era estéril y tenia 90 años. Habría dicho que era imposible.
Pero el considero dos cosas, Dios da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fuesen.
En 2 Corintios hablando del contexto del espíritu de fe dice:
2 Corintios 4:13, 17-18
13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Es evidente que Abraham tenía el espíritu de fe; él no considero las circunstancias adversas, ni el hecho de que estaba en un lugar en el que no había esperanza, ni mucho menos la voz de sus sentidos físicos, él considero la promesa de Dios.
Lo que Dios le dijo fue la base para su correcto creer.
Andrew Murray habló de esto en cuanto a la sanidad y los sentidos físicos:
Considerar el cuerpo da lugar a las dudas, mientras que aferrarse a la promesa de Dios y estar ocupado sólo con Él da entrada al camino de la fe, el camino de la sanidad divina, que glorifica a Dios.
Cuando estamos pasando por enfermedad, el aferrarnos a lo que sentimos y lo que vemos nos alejará del camino de la sanidad, nuestros ojos deben estar puestos en lo que Dios nos dio en Su Palabra.
Lo que Dios dijo es el punto final de todo asunto.
Me acuerdo hace unos años, viendo, tocando, oliendo y oyendo a los doctores, acerca de una herida en la planta del pie.
Solo aferrándome a la realidad de la Palabra que en la cruz Jesús tomó mis enfermedades, sufrió mis dolores, llevó mis dolencias y que por su llaga fui curado (Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y 1 Pedro 2:24). Y ver el fruto de poner mis ojos en lo que Dios y Su Palabra decían, y recibiendo mi sanidad.
Consideremos las palabras de una gran ministra de sanidad divina acerca de los sentidos físicos y la sanidad divina, la evangelista Maria Woodworth-Etter:
En la búsqueda de la curación para nuestros cuerpos, somos tan aptos para mirar sensaciones, o síntomas; Y creemos que estamos curados justo en proporción a la cantidad que vemos y sentimos. Cuando en realidad estamos curados cuando creemos. "Las cosas que deseéis, cuando oréis, creed que las recibisteis, y las tendréis".
La obra fue terminada en el Calvario. En la cruz del Calvario se encuentra el remedio que sanará todas las enfermedades y dolencias del alma y del cuerpo... A veces se realiza al instante en el cuerpo, pero más a menudo es una liberación gradual, que nos obliga a salir en fe antes de ver cualquier signo de tenerlo.
La fe desvía la mirada de lo natural, de las cosas de los sentidos, y ve el cumplimiento de la promesa, a través de la obra completa de Cristo en el Calvario. Ve cada necesidad suministrada por medio de la expiación...
Debemos aferrarnos a las promesas de Jesús en vez de mirar nuestros sentimientos, o pasar por ellos, porque nuestros sentidos son un falso testimonio para nosotros cuando salimos en fe. Si estamos mirando y andando por nuestros sentimientos, estamos creyendo en ellos en vez de creerle a Dios.
Nuestra confianza no está en lo que nuestros sentidos físicos nos dicen, nuestra confianza está en esa palabra que Jesús dijo en la cruz: Tetelestai, todo está cumplido.
Así que saca tus ojos de lo que tus sentidos físicos te dicen, y ponlos en Jesús, el autor y consumador de la fe, y recibe hoy tu sanidad.