El Nombre de Jesús y la Salvación
Una de las frases que más vemos en la Biblia es: “. . .y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo” (Joel 2:32; Hechos 2:21; y. Romanos 10:13).
De por si esto nos muestra la importancia que tiene el Nombre de Jesús
para nuestra salvación.
Ya vimos la frase que dijo Pedro durante su discurso posterior a la
sanidad del cojo que se sentaba en la puerta del templo llamado la
Hermosa: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12).
Solo en el nombre el Jesús hay salvación, no hay otro nombre en el cual
el pecador pueda acercarse a Dios.
Desde su misma concepción milagrosa ya se estaba declarando la salvación
que venía por medio de Jesús:
Mateo 1:21-23
21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará
a su pueblo de sus pecados.
22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por
medio del profeta, cuando dijo:
23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su
nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.
La única manera de llegar al Padre es a través de Jesús; no hay otro
modo, la religión no nos lleva al Padre, la naturaleza tampoco, no hay
ningún otro modo aparte de Jesús.
Jesús fue muy claro cuando dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre
sino por mi” (Juan 14:6).
Como hemos visto en Hechos 4:12: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos.”
Esa fue la predicación en la iglesia primera; eso fue lo que Pedro
predicó en Pentecostés en Hechos 2; fue lo que predicaron Pedro y Juan en
la puerta del templo llamada La Hermosa en Hechos 3 y 4; fue lo que
predico Felipe en Hechos 8 y lo que predico Pablo en Hechos 9.
Veamos esto último: “Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los
apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al
Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había
hablado valerosamente en el nombre de Jesús” (Hechos 9:27).
No debemos cambiar nuestra predicación, debemos predicar el nombre de
Jesús para salvación.
Es lo que llevo haciendo por 30 años, predicando a la gente acerca de
Jesús y dándoles la oportunidad que invoque su nombre para recibir
salvación,
El Nombre de Jesús y los Bautismos
Para poder entender el bautismo en el nombre de Jesús debemos entender
los bautismos en la Biblia, para de ese modo no caer en errores
doctrinales como los “Solo Jesús” y otras sectas que colocan el bautismo
en agua como requisito de la salvación.
En Hebreos 6:1-3 dice: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos
adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del
arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la fe en Dios, DE
LA DOCTRINA DE BAUTISMOS, de la imposición de manos, de la resurrección
de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo
permite.”
En este pasaje se habla de la doctrina de bautismos. No nos habla de un
solo bautismo, sino de varios bautismos, por los que un creyente debería
pasar.
En la Biblia nos habla de que hay 3 bautismos disponibles para los
creyentes: el bautismo en agua del creyente, el bautismo del Espíritu
Santo y el bautismo del creyente en el cuerpo de Cristo.
En todo bautismo hay tres elementos:
El bautizador
La persona bautizada
El elemento en que se es bautizado
El Bautismo en Agua del Creyente
El bautismo en agua del creyente se ve en Mateo 28:19, dentro de la Gran
Comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”
Un ejemplo del bautismo de agua se ve en la predicación de Felipe al
eunuco etíope:
Hechos 8:35-38
35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta
escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
36 Y yendo por el camino llegaron a cierta agua, y dijo al eunuco: Aquí
hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo,
dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38 Y mandó parar el carro; descendieron ambos al agua, Felipe y el
eunuco y lo bautizó.
En este pasaje vemos en primer lugar el requisito para ser bautizado en
agua: creer en Jesucristo; es decir, ser un creyente.
También vemos los tres elementos del bautismo: El bautizador es un
discípulo, quien bautizaba en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo; la persona bautizada es un creyente que ha oído y creído la
Palabra; y el elemento es el agua.
El Bautismo del Espíritu Santo
El bautismo del Espíritu, también llamado la promesa del Padre se ve en
Hechos 1:4-5: “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo oísteis de mí. Porque
Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días.”
En el evangelio de Juan vemos quien es el que bautiza con el Espíritu
Santo.
Juan 1:29-34
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el
cual es antes de mí, porque era primero que yo.
31 Y yo no lo conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por
esto vine yo bautizando con agua.
32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu Santo que
descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel
me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre
él, ese es le que bautiza con el Espíritu Santo.
34 Y yo le vi, y he dado testimonio que este es el Hijo de
Dios.
Jesucristo es el que bautiza con el Espíritu Santo, Él es el bautizador.
El elemento es el Espíritu Santo.
¿Quiénes son los bautizados?
En Hechos 2:1-4 dice: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos (los ciento veinte hermanos – Hechos 1:13-15). Y de
repente vino del cielo como un viento recio que soplaba, el cual llenó
toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron
todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas
según el Espíritu le daba que hablasen.”
De estos pasajes vemos que el que es bautizado es el creyente.
Entonces: Jesús es el que bautiza; el Espíritu Santo es el elemento en
que se bautiza; y, el creyente en Jesucristo es el que es bautizado.
El Bautismo del Creyente en el Cuerpo de Cristo
Este es el punto que queremos
ver
En 1 Corintios 12:13 dice: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos (los creyentes) bautizados en
un cuerpo, sean judíos o griegos, y a todos se nos dio a beber de un
mismo Espíritu.”
El Bautismo del Creyente en el Cuerpo de Cristo es aquel en el que el
creyente nace de nuevo y es injertado en el Cuerpo de Cristo.
En Gálatas 3:27-28 dice: “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo
estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús.
Este bautismo es diferente al bautismo en agua del creyente.
Aquí el bautizador es el Espíritu Santo; el bautizado es el creyente; y
el elemento en que es bautizado es el Cuerpo de Cristo.
Este bautismo ocurre cuando nacemos de nuevo. El Espíritu Santo nos
injerta dentro del Cuerpo de Cristo. Pasamos a formar parte de la Iglesia.
Nos convertimos en hijos de Dios.
El bautismo de agua, por otro lado, es una declaración pública de la fe
que hemos tomado. Es decirle a Dios, a los hombres y Satanás que hemos
decidido seguir a Jesucristo.
Por este motivo en Marcos 16:15-16 Jesús dije: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no
creyere (no dice el que no fuere bautizado) será condenado.”
Vemos aquí que el creer es lo esencial para salir de la condenación. El
bautismo en agua tiene su importancia, y todo creyente debería hacerlo;
pero no es lo que nos salva; como hemos dicho, es por el creer.
Yo creo que todo creyente debería bautizarse en agua lo mas pronto
posible; debido a que, al obedecer al Señor en esta ordenanza, su entrega
al Señor tendrá mayor significado; pero debe entender que eso no le da la
salvación.
En 1 Corintios Pablo es claro respecto a la misión de la iglesia:
1 Corintios 1:17
17 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio;
no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de
Cristo.
Dios nos envió a predicar el evangelio, esa es la misión de la
Iglesia.
Yo recibí a Cristo el 4 de Noviembre de 1979, fui bautizado en el
Espíritu Santo el 2 de Enero de 1980, y fui bautizado en agua en Mayo de
1982.
A finales de 1980 me repartieron un folleto de un grupo cristiano que se
reunía cerca de mi casa. Decidí ir el domingo en la mañana; pues, yo me
reunía en las tardes.
Ya tenía cerca de un año de creyente, había casi terminado de leer la
Biblia por primera vez, oraba, estaba predicando el evangelio, siendo
guiado y usado por Dios.
Pero llego a este lugar y me dicen que si no soy bautizado en agua no soy
salvo. El confesar a Jesús como Señor de mi vida no había sido suficiente,
necesitaba algo más.
Mi abuelita paterna recibió a Jesús a los 96 años, 3 días antes de morir.
Una mañana ella empezó a gritar desesperada, estaba viendo el infierno,
veía gente que se quemaba y no quería ir ahí. Mi esposa y yo la escuchamos
y fuimos a su cuarto, mientras yo oraba en lenguas, ella la guiaba a
Jesús, después de tres horas, la paz estaba en ella.
Todo cambió, cuando Cristo entró en su corazón ella tuvo otra visión,
ella empezó a ver a mi abuelo, que había partido al cielo 20 años antes, y
a otros familiares. Y le dijo a mi abuelo que pronto iba ha estar con él.
Los días siguientes, ella decía, que Jesús era bello y maravilloso. A los
tres días ella partió al cielo sin dolor.
No tuvo tiempo para bautizarse; había estado 6 meses en cama, y no se
levantó. Sin embargo, nadie me va ha decir que se fue al infierno por no
bautizarse. Eso no es bíblico. Ella creyó en Jesús y lo confesó como su
Señor.
Este grupo estaba equivocado, el bautismo en agua no nos salva;
ciertamente es una experiencia espiritual, pero no es requisito para la
salvación.
Sin embargo hay un bautismo que entra en acción cuando nacemos de nuevo,
el bautismo del creyente dentro del cuerpo.
Estos tres bautismos los hacemos en el nombre e Jesús.
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