Mi Esperanza
Me dirijo ahora a ustedes gentiles (que no son de origen judío). Precisamente porque Dios me ha enviado como apóstol a los gentiles, tengo que llevar a cabo con empeño mi tarea personal, cumplir con mi oficio y honrar mi ministerio.
Con la esperanza que de alguna manera haga reaccionar a los de mi raza, mis compatriotas judíos, para que les entren celos y les provoque envidia para así conseguir salvar a algunos de ellos.
Porque es un hecho que si el fracaso y exclusión de los judíos ha servido para que el mundo vuelva a estar en paz con Dios, recibiendo los beneficios de la salvación y siendo reconciliados con Él ¿Qué tanto más pasará cuando Dios los acepte nuevamente y sean readmitidos? Será como una resurrección, la vuelta de los muertos a la vida.
- Romanos 11:13-15 (Biblia Expandida)
Pablo no solo honraba su ministerio cómo apóstol de los gentiles sino que tenía un sueño, una esperanza que él proclamaba a gritos y era que el deseaba la conversión de los suyos.
Ya en Deuteronomio 32:21 Dios le había dicho a Israel: "Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata."
Pablo esperaba cumplir su ministerio a los gentiles llamando la atención de los judíos hacia las antiguas profecías; los alarmantes temores del peligro que corrían, y mostrándoles los grandes privilegios que los gentiles disfrutaban con el evangelio, apelando a ellos por todos los principios de la benevolencia, por toda su atención a Dios y a los hombres, para entusiasmarlos a buscar las mismas bendiciones.
Esa fue la esperanza de Pablo, predicaba con un propósito.
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