La Gracia de Dios viviendo en ti

¡Hola a todos! Hoy vamos a hablar sobre un pasaje muy interesante de la Biblia: Efesios 2:8. ¡Prepárense para una dosis de fe y gracia!

En este versículo, Pablo hace una declaración que nos hace reflexionar: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios". ¿A qué don se refiere exactamente Pablo aquí? Algunos piensan que se trata del don de la fe que menciona en I Corintios 12:9, ¡pero yo tengo una teoría diferente!

Estoy convencido de que Pablo se refiere al don de la gracia. ¿Por qué lo digo? Bueno, en el tercer capítulo de Efesios, versículo 2, encontramos una pista clave. Dice así: "Si habéis oído hablar de la gracia de Dios que me es dada para vosotros". ¡Ahí lo tenemos!

Y eso no es todo, en el versículo 7 también menciona: "del cual fui hecho ministro, según el don de la gracia de Dios que me ha sido dado por la operación eficaz de su poder". ¡Es bastante obvio que el don al que se refiere en Efesios 2:8 es el don de la gracia! (ver Efesios 3:2).

Pero espera, hay más evidencias. En Efesios 4:7, Pablo dice: "Pero a cada uno de nosotros ha sido dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo". ¡Aquí queda claro que se trata de la gracia!

Entonces, ¿qué significa todo esto? La muerte de Jesús marcó el inicio de la dispensación de la gracia. Él estaba lleno de gracia y vino a mostrarnos la voluntad de Dios. La ley fue dada por Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

La Palabra de Dios también es llamada la Palabra de Gracia en Hechos 14:23. ¡Qué maravilloso es saber que la Biblia es la Palabra de la disposición de Dios hacia nosotros!

En Segunda de Corintios 8:9 encontramos una verdad poderosa: "Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor a vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos". ¡Dios quiere enriquecernos en todos los aspectos de nuestra vida!

Así que, como nos dice Pablo en Segunda de Timoteo 2:1, ¡esfuérzate en la gracia! Muchos cristianos enfrentan problemas porque no son fuertes en la gracia. Necesitamos comprender y aferrarnos a la gracia de Dios en todas las áreas de nuestra vida.

Espero que este mensaje casual y juvenil te haya inspirado a reflexionar sobre la gracia de Dios en tu vida. Recuerda que la gracia es un don maravilloso que nos transforma y nos enriquece. ¡Sigue creciendo en la gracia y disfruta de todos los beneficios que Dios tiene para ti!

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Los Dones del Ministerio

¿Sientes en tu corazón que Dios tiene un plan especial para tu vida?

Posiblemente es que has sido llamado al ministerio.

Los dones del ministerio son una parte importante de lo que Jesús está haciendo para edificar a Su iglesia hoy. En Efesios 4:11  al 16, Pablo nos dice que cuando Jesús dejó esta tierra, Él dio dones a los hombres. Estos se Los dones del ministerio son una parte importante de lo que Jesús está haciendo para edificar a Su iglesia hoy. 

Estos se denominan los dones del ministerio. Él dio estos dones para preparar a su pueblo santo para el trabajo de servir y fortalecer al cuerpo de Cristo. Los cinco dones del ministerio son: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Estos cinco ministerios también se llaman “Los dones de la ascensión de Cristo” porque fueron dados “cuando Él ascendió a lo alto.”

La restauración completa de los cinco ministerios es una parte importante de lo que Jesús está haciendo para edificar a Su iglesia hoy. La Palabra de Dios revela que esta iglesia victoriosa se compone de cada persona que cree en Jesucristo, Su cuerpo unido y trabajando de manera conjunta, cada cual haciendo su parte para hacer avanzar con fuerza el reino de Dios en esta tierra.

¿Quieres ser parte de la obra de Dios? ¡Descubre tus dones y únete al ministerio quíntuple! Los cinco dones del ministerio son: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Estos cinco ministerios también se llaman “Los dones de la ascensión de Cristo” porque fueron dados “cuando Él ascendió a lo alto.”

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La Gracia por medio de la Fe

¿Quieres entender mejor las verdades del Nuevo Pacto? Entonces necesitas tener una revelación del don de la gracia.

El apóstol Pablo nos habla de este tema en Romanos, en los capítulos 4 al 6.

Romanos 4:13 dice: “La promesa que Dios le hizo a Abraham y a sus descendientes de que recibirían el mundo entero no se basaba en que obedecieran la ley, sino en que confiaran en Dios y fueran aceptados por él”. Versículo 16: “Por eso la promesa se basa en la fe, para que sea un regalo inmerecido. Así Abraham es el padre de todos los que creen”.

Aquí Pablo nos muestra que la forma de entrar en la gracia es por medio de la fe.

Todos hemos escuchado que la gracia es un favor inmerecido. Bueno, eso es cierto, pero es mucho más que eso. La gracia es la voluntad de Dios de usar su poder y su habilidad a tu favor, aunque no lo merezcas. Esta definición de gracia te desafiará a estudiar las Escrituras acerca de la gracia. Pablo nos dice que es por la fe que podemos entrar en la gracia.

Romanos 5:1 2 dice: “Ya que hemos sido declarados justos por medio de la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido mediante la fe el privilegio de entrar en esa gracia en la cual permanecemos firmes”. En otras palabras, el único camino que tenemos para acceder a la gracia de Dios (que es su voluntad) es por medio de la fe en su Palabra y en la sangre de Jesús, su Hijo.

No podemos merecer el favor de Dios por medio de buenas obras como lo hicieron bajo el Antiguo Pacto. Ellos esstaban bajo la ley y tenían que cumplir toda la ley, o las maldiciones caían sobre ellos, y nadie podía cumplir la ley al pie de la letra. Pero bajo el Nuevo Pacto ya no son las obras de la ley, sino la fe para que podamos entrar en las promesas por la gracia. Bajo el Nuevo Pacto (los días de gracia), es por medio de la misericordia y la gracia que somos justificados por la fe. No somos justificados por lo que hemos hecho o por lo que no hemos hecho. Somos justificados por la fe en la sangre de Jesús.

Es por medio de la fe que accedemos a la gracia de Dios para el perdón de los pecados.

En Romanos 3 del19 al 24 dice: Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la ley lo dice a los que están sujetos a ella, para que se calle toda boca y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que nadie será justificado frente a él por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay diferencia alguna. Porque todos han pecado y están privados de la gloria de Dios; pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. 

Notarás que en cada carta que el apóstol Pablo escribió, él dice: “Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo os concedan gracia y paz”. Lo encuentras generalmente en los primeros dos o tres versículos, pero no más allá del séptimo versículo.

Pablo quería que recibiéramos el don de Dios hacia nosotros. Ahí es donde mucha gente falla hoy. Tienen problemas para recibir el don de Dios; oh, ellos creen que Dios es capaz, pero no están seguros de que él esté dispuesto. Necesitan una revelación del don de la gracia.

Pedro también se refiere a la gracia al comienzo de cada una de sus cartas, dándonos más información sobre este asunto. En Segunda de Pedro 1:2 él dice: “Que Dios os conceda más y más gracia y paz a medida que vais conociendo mejor a Dios y a Jesucristo, nuestro Señor”.


Siendo la gracia la voluntad de Dios, se multiplica por el conocimiento de Dios. Cuanto más sepas acerca de lo que Dios hará, más dispuesto estarás a hacerlo porque ese conocimiento produce fe. Dios ya está dispuesto, pero su voluntad se multiplica cuando sabes lo que Dios hará por ti.

En Efesios 2:8 9 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. La salvación es un don de Dios, no algo que podamos ganar o merecer. Es por su gracia que somos salvos, y accedemos a esa gracia por medio de la fe.

La fe es el puente que nos conecta con la gracia de Dios. La fe es estar de acuerdo con Dios y decir lo que él dice sobre nosotros. La fe es creer en nuestro corazón y confesar con nuestra boca las verdades de su Palabra.

Así que te animo a que estudies la Palabra de Dios y descubras el don de la gracia. Aprende a vivir bajo el Nuevo Pacto, donde no dependes de tus propias obras, sino de la obra perfecta de Jesús en la cruz. Aprende a recibir el favor inmerecido de Dios, su voluntad de usar su poder y su habilidad a tu favor. Aprende a entrar en la gracia por medio de la fe.

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Los Dones del Espíritu Santo

 

¿Alguna vez has oído hablar de los nueve dones del Espíritu Santo mencionados en la Biblia? 

Aquí te lo explico de una forma sencilla pero clara, para que nadie te engañe..

Estos dones del Espíritu,  también conocidos como carismas, son habilidades sobrenaturales otorgadas por Dios a través del Espíritu Santo. 

Para facilitar su estudio, podemos dividirlos en tres grupos: los dones de revelación, los dones de poder y los dones de inspiración.

Los dones de revelación nos permiten conocer algo que antes no sabíamos. Estos incluyen la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento y el discernimiento de espíritus. La palabra de sabiduría es una revelación sobrenatural del propósito y la voluntad de Dios. No es toda la sabiduría de Dios, sino solo una parte que necesitamos conocer. Este don siempre nos habla de cosas futuras y es condicional. La palabra de conocimiento, también conocida como palabra de ciencia, es una revelación sobrenatural de hechos específicos conocidos por Dios. Este don nos habla de acontecimientos que están sucediendo en el presente o en el pasado. El discernimiento de espíritus nos permite ver dentro del mundo espiritual y distinguir entre los diferentes tipos de espíritus, incluyendo los espíritus de Dios, los ángeles, los demonios y Dios mismo.

Los dones de poder nos permiten hacer algo que antes no podíamos. Estos incluyen el don de fe, el don de hacer milagros y los dones de sanidades. El don de fe nos permite recibir milagros de Dios. No es la fe normal que viene por oír la Palabra de Dios, sino una fe especial que viene más allá de nuestra fe para poder recibir un milagro. El don de hacer milagros nos permite realizar acciones sobrenaturales que rompen con el curso normal de la naturaleza para darnos aquello que Dios quiere. Los dones de sanidades nos permiten sanar dolencias sin medios naturales. Hay un tipo diferente de este don para cada enfermedad distinta.

Finalmente, los dones de inspiración nos permiten decir algo que antes no podíamos. Estos incluyen la profecía, los diversos géneros de lenguas y la interpretación de lenguas. La profecía es un mensaje sobrenatural en una lengua conocida por el que da el mensaje y los oyentes. Es un mensaje de Dios para edificación, exhortación y consolación (Primera de Corintios 14:3). Los diversos géneros de lenguas son una declaración sobrenatural en lenguajes nunca aprendidos por el que habla ni comprendidos por su mente ni necesariamente siempre entendidos por el oyente. La interpretación de lenguas es una demostración sobrenatural del significado de una declaración en otras lenguas.

Como creyentes, es importante conocer estos dones y buscar desarrollarlos en nuestras vidas. Al hacerlo, podemos crecer en nuestra relación con Dios y servir mejor a nuestro prójimo. ¿Te animas a explorar más sobre estos dones y cómo pueden impactar tu vida?

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Somos la justicia de Dios

¡Oye! ¿Alguna vez te has dado cuenta de lo increíble que es poder entrar en la Sala del Trono sin miedo? ¡Eso significa que somos la justicia de Dios en Cristo y que somos dueños de todo mal! Satanás y los demonios conocían a Jesús, pero muchas veces nosotros mismos no sabemos quiénes somos. Pero Jesús dijo: “Yo he salido del Padre”. ¡Podemos decir: “Sabemos que hemos nacido de Dios y que todo aquel que es nacido de Dios, vence al mundo”!

¿Te das cuenta de lo que significa para nosotros poder estar en la presencia del Padre hoy como Jesús lo hizo en su caminar en la tierra? ¡Tenemos tanto derecho a liberarnos de la Conciencia del Pecado como Jesús en Su ministerio terrenal! Si podemos estar en la presencia del Padre sin el sentido de inferioridad o pecado, somos amos de todas las fuerzas y poder del infierno. Satanás fue derrotado. Cuando sabemos que somos Su justicia y sabemos que Jesús sabía quién era, no temeremos el mal, no temeremos ninguna enfermedad, no temeremos la falta de dinero. ¡Sabremos que somos amos absolutos sobre cada poder del Enemigo!

Sabremos que Filipenses 4:19 es nuestro. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” No habrá preocupación por nuestras finanzas. Simplemente llamaremos Su atención hacia nuestras necesidades y ellas serán suplidas. Jesús dijo: “Tu Padre celestial sabe que necesitas todas estas cosas, pero busca primeramente su reino y su justicia, y todas estas cosas te serán añadidas”. Hemos buscado Su justicia y la hemos encontrado. Hemos llegado a ser Su justicia en Cristo.

La justicia significa la capacidad de estar en la presencia del Padre como si el pecado nunca nos hubiera tocado, con la misma libertad y confianza que Jesús tenía con el Padre en Su caminar terrenal. Cuando confesamos el señorío de Jesús, no sólo es su señorío sobre nosotros, sino que es su señorío sobre todo mal a través de nosotros y por nosotros. En el momento en que hacemos esta confesión, somos uno con Él. Somos Sus representantes en la tierra. Estamos actuando en el Nombre de Jesús.

¿Sabías que en el Nombre de Jesús somos amos y conquistadores? ¡Podemos dominar las circunstancias y las fuerzas del mal! Cuando reconocemos Su Señorío sobre nosotros, es Su Señorío a través de nosotros. Podemos decir: “En el Nombre de Jesús, demonio, deja ese cuerpo”. ¡Y se irá!

Nos hemos convertido en Su Justicia recibiendo la Vida Eterna, la misma naturaleza del Padre. ¡Eso significa que somos vencedores! Los demonios nos temerán como temen a Jesús. ¡Pero muchas veces no conocemos nuestra autoridad! Tenemos la autoridad y la capacidad de usarla, ¡pero no lo sabemos!

Nos hemos vuelto como Él era en Su caminar terrenal. Él llegó a ser como fuimos para que pudiéramos ser como Él era, y ahora lo es. Somos ramas de la vid, miembros de su cuerpo. “Como Él es, así somos nosotros en este mundo”. Él es una Nueva Creación, nosotros también. Él es la Justicia de Dios, nosotros también. Él es un heredero de Dios, nosotros también. Él es el Amo del inframundo, así que nosotros lo somos en Su Nombre. Como Él tiene comunión con el Padre, nosotros también.

Tenemos autoridad en el cielo en el Nombre de Jesús. Podemos decir a la TBC: “En el Nombre de Jesús, demonio, deja ese cuerpo”. Y ese hombre será liberado instantáneamente. Jesús tenía “toda autoridad” dada a Él después de que resucitó de entre los muertos. Esa autoridad pertenece a Su cuerpo, la Iglesia. Así que tenemos el derecho de ejercer esta autoridad al hacer el trabajo que Él comenzó a hacer y nos dejó continuar.

Si quieres saber más sobre este tema, te animo a investigar más sobre la autoridad en el Nombre de Jesús y cómo podemos usarla para vencer al mal.

 

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Las 5 Reglas Fundamentales de la Hermenéutica

Hoy día vas a conocer las cinco reglas de la hermenéutica en menos de 3 minutos. 

La hermenéutica es una ciencia de la teología muy importante, ya que nos enseña y nos ayuda a interpretar la Biblia de manera correcta, ya que ella nos provee las famosas reglas de la interpretación. 

Ellas presentan principios para que nosotros podamos guiarnos al momento de estudiar la escritura. Y así tener una correcta interpretación de las escrituras. 

Recuerda que lo más importante es la dirección del Espíritu Santo ante, durante y después de nuestro estudio bíblico, pero en la teología la hermenéutica nos presenta una guía para nosotros y para orientarnos en el momento de nuestro estudio bíblico y así no perder el enfoque.

Antes de nombrar las 5 reglas de la hermenéutica, tienes que conocer que existe un principio fundamental en la hermenéutica, una regla aplicada a todo y es que la escritura, se interpreta con la misma escritura, la Biblia. 

La Biblia es perfecta, está completa y toda ella es útil para instruir, para enseñar, para corregir. 

Ahora sí, las reglas de hermenéutica:

La regla número 1

Se deben tomar las palabras en su sentido usual y ordinario, es decir, que la palabra de Dios fue dada en un mensaje fácil de entender, para esa época fue un lenguaje común. 

En esa época Dios y el propósito de Dios en la palabra es tener comunicación con el hombre es. Por esto es que en su momento las palabras fueron simples, entonces tomemos las de esa manera. 

La Regla número dos:

Hay que tomar la frase en el sentido de palabras que rodean al texto, que si tú estás enfocado en una palabra exacta en un versículo, tu no puedes sacar esa palabra y aislarla para tú poder entender el lo que Dios quiso decir a través de esa palabra, exactamente. 

Tú tienes que analizar todo el verso. 

La Regla número 3: 

Las palabras deben estar sujetas a su contexto, como nosotros podemos conocer un contexto leyendo los versículos anteriores y los versículos posteriores. De esa manera podemos traer la línea de pensamiento que tenía el autor 

La regla número cuatro:

Se debe tomar en consideración el propósito del libro y el propósito del autor. Al momento de enviar ese mensaje no es simplemente el texto el capítulo, sino saber cuál fue el objetivo del libro como tal o la epístola que estamos leyendo, o el Evangelio que estamos leyendo en ese momento. 

La Regla número 5:

Es importante considerar los pasajes paralelos, ¿que es un pasaje paralelo? Es otra porción de la escritura donde se habla del mismo tema. ¿Recuerdan que la palabra no se contradice? 

Bien te animo a que empieces a usar la hermenéutica en tu estudio bíblico.

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Lo que enseñaron predicadores clásicos acerca de la fe y los sentidos físicos en la sanidad divina

¿Sabías lo que enseñaron predicadores clásicos acerca de la fe y los sentidos físicos en la sanidad divina?

Realmente vas a sorprenderte

Cuando hablamos de fe y sanidad divina nos encontramos con la disyuntiva de en quien confiar, en la Palabra de Dios o en lo que dicen nuestros sentidos físicos cuando estamos enfermos.

Veamos lo que dijeron A. B. Simpson, Andrew Murray, Maria Woodworth-Etter, F. F. Bosworth, Carrie Judd Montgomery y E. W. Kenyon: 

A. B. Simpson decía que nuestra fe en sí misma no es nada más que simplemente tomar del regalo gratuito de la gracia.

Así que ven y reclama Su promesa; Y habiendo hecho esto, cree según su Palabra que la haz recibido.

Tenga cuidado de no empezar a mirar el resultado o ver los síntomas, o ver si te paras. Debes ignorar todos los síntomas y ver solo a Él allí delante de ti, todopoderoso para sostenerte y salvarte de caer.

Prepárate para las pruebas de fe. No busques siempre la eliminación inmediata de los síntomas. No pienses en ellos. Simplemente ignóralos y sigue adelante, reclamando la realidad detrás de todos los síntomas. Sea el síntoma que sea, debes creer firmemente que detrás de todos los síntomas Dios está elaborando Su propia gran restauración.

Andrew Murray dijo esto en cuanto a la sanidad y los sentidos físicos:

Considerar el cuerpo da lugar a las dudas, mientras que aferrarse a la promesa de Dios y estar ocupado sólo con Él da entrada al camino de la fe, el camino de la sanidad divina, que glorifica a Dios.

Consideremos las palabras de otra ministra de sanidad divina acerca de los sentidos físicos y la sanidad divina, la evangelista Maria Woodworth-Etter.

En la búsqueda de la curación para nuestros cuerpos, somos tan aptos para mirar sensaciones, o síntomas; Y creemos que estamos curados justo en proporción a la cantidad que vemos y sentimos. Cuando en realidad estamos curados cuando creemos. "Las cosas que deseéis, cuando oréis, creed que las recibisteis, y las tendréis".

F. F. Bosworth escribió:

En la medida en que basamos la fe en nuestra mejora, o somos afectados por lo que vemos o sentimos, en lugar de por solo la palabra de Dios, de esa manera mostramos que nuestra fe no es real. Estar ocupado enlo que vemos o sentimos es exactamente revertir la condición que Dios establece para que podamos seguir. "Todo aquel que lo mire vivirá", significa simplemente que todo aquel que, como Abraham, se ocupa de la promesa de Dios de que ya no está afectado por los síntomas, "se recuperará". Significa que la palabra de Dios (no lo que vemos o sentimos) será la base de nuestra fe. Nuestro "mirar hacia la promesa de Dios" debe ser mantenido hasta que seamos sanados.

Carrie Judd Montgomery enseñó sobre la evidencia de los sentidos de esta manera:

En lugar de que tener la evidencia de nuestros sentidos con respecto a un asunto, aceptamos la evidencia de la fe.

Tener fe en Dios es creer en Su Palabra sin mirar probabilidades o posibilidades, como humanamente vistas; Sin considerar las circunstancias naturales; Sin considerar ningún obstáculo aparente en el camino de cumplir Sus promesas ...

Es la fe que no se tambalea ante cualquier complicación de circunstancias adversas.

Nuestra fe en Dios debe ser tan firme que incluso si la evidencia de todos nuestros sentidos niega Su palabra, debemos considerarla como que está engañándonos, y aún así continuaremos sosteniendo Su fidelidad.

Tal fe nunca fracasa en mover, tarde o temprano, la montaña de la dificultad o duda.

Kenyon dijo:

No deberíamos necesitar la evidencia de los sentidos. Descansemos en la Palabra. La fe se aferra a la confesión de la Palabra. El conocimiento del sentido se aferra a la confesión de la evidencia física. Si acepto evidencia física en contra de la Palabra de Dios, anulo la Palabra en lo que a mí concierne.

De estos predicadores del siglo pasado, anteriores al movimiento de fe, podemos encontrar una gran verdad, si hemos creído que hemos sido sanados por la obra de Cristo en la cruz, y no hemos visto aún la manifestación de nuestra sanidad, no debemos considerar lo que dicen nuestros sentidos físicos, lo que vemos o sentimos, sino considerar la Palabra de Dios y la obra que Cristo hizo por nosotros en la cruz.

Aprende de los gigantes en la fe y deja de confiar en tus sensaciones físicas, y sencillamente recibe por fe lo regalos de la gracia de Dios.

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Conociendo la Misericordia de Dios

¿Conoces lo que es la Misericordia de Dios?
 
Aquí te lo explico.
 
Si no haz experimentado la misericordia de Dios, no sabes lo que te has perdido.
 
La misericordia es uno de los atributos más poderosos de Dios en el que Él muestra su gran amor por nosotros.
 
En el Salmo 103 8 al 10 se encuentran estas maravillosas palabras: “Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
 
Veamos algunos puntos acerca de la misericordia de Dios.
 
Primero
La Misericordia de Dios en el Antiguo Testamento:
 
Cuando Satanás se rebeló ante Dios recibió inmediatamente su castigo; pero cuando el hombre pecó no recibió su castigo inmediatamente, sino que Dios le concedió la oportunidad de recibir salvación.
 
La misericordia es uno de los atributos más claros de la Biblia; que es revelada en las vidas de Moisés, Jacob y David, así como en el pueblo de Israel.
 
Debemos borrar de nuestras mentes la idea falsa e injusta que en el Antiguo Testamento Dios se mostraba frío para ejercer Su justicia.
 
Por el contrario; en el Antiguo Testamento podemos ver muchísimas evidencias de la misericordia de Dios; no solo con sus siervos, sino también repetidamente a los rebeldes que merecen el castigo.
 
La misericordia de Dios es la que nos concede lo que no nos merecemos, las riquezas de Su gracia.
 
Un ejemplo claro se encuentra en la salida de Lot de Sodoma:
 
En Génesis 19 16 leemos: Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano,  y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas,  según la misericordia de Jehová para con él;  y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.
 
Otro caso claro es la misericordia que Dios mostró continuamente a Israel:
 
En Éxodo 34 6 al 9 leemos: Y pasando Jehová por delante de él, proclamó:  ¡Jehová!  ¡Jehová!  fuerte, misericordioso y piadoso;  tardo para la ira,  y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares,  que perdona la iniquidad,  la rebelión y el pecado,  y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado;  que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos,  hasta la tercera y cuarta generación.  Entonces Moisés,  apresurándose,  bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.  Y dijo:  Si ahora,  Señor,  he hallado gracia en tus ojos,  vaya ahora el Señor en medio de nosotros;  porque es un pueblo de dura cerviz;  y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado,  y tómanos por tu heredad.
 
En Éxodo 15 13 vemos el corazón de Dios hacia su pueblo: Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; lo llevaste con tu poder a tu santa morada.
 
Veamos ahora el Libro de los Salmos.
 
En el libro de los Salmos se cita las misericordias de Dios más que ningún otro libro de la Biblia.
 
David menciona más de ochenta veces las misericordias de Dios y llama misericordioso a Dios muchas veces.
 
Leamos algunos versículos para entenderlo claramente:
 
En el Salmo 67 1 dice:  Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros.
 

En uno de los favoritos cristianos, el Salmo 23, dice el verso 6: Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.
 
El Salmo 100 5 nos muestra la bondad y misericordia de Dios en todo su esplendor: Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.
Y en el Salmo 103 8 lo reafirma:  Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia.
 
Segunda
La Misericordia de Dios en el Nuevo Testamento
 
En el Nuevo Testamento la misericordia de Dios se encarna en la persona del Señor Jesucristo; su sacrificio en la cruz testifica para siempre la tierna predisposición de Dios de perdonar al pecador.
 
En Hebreos 2:17 leemos: Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere,  para expiar los pecados del pueblo.
 
Jesús pagó en la cruz el justo precio por nuestro pecado; al ser satisfecha la ley divina quebrantada por el pecado, la sentencia que pendía sobre nosotros fue anulada; por eso es que Dios puede otorgarnos libremente la gracia salvadora.
 
El Nuevo Testamento está lleno de ejemplos de la misericordia de Dios hacia el pecador; por medio de Jesús, Dios Padre concede su perdón y su bondad a todos los que se arrepienten de sus transgresiones.
 
Un caso conocido es la mujer sorprendida en adulterio en Juan 8:1-11:
 
La historia sucedió así:
 
Jesús estaba sentado en el templo, enseñando a la multitud que se había reunido a su alrededor. De repente, un grupo de escribas y fariseos interrumpió la enseñanza, trayendo consigo a una mujer sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de la multitud y le preguntaron a Jesús qué debían hacer con ella, ya que la ley de Moisés mandaba apedrear a tales mujeres.
 
Jesús, sin inmutarse, se inclinó hacia el suelo y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. Los escribas y fariseos insistieron en su pregunta, pero Jesús se enderezó y les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. Luego volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra.
 
Los acusadores, al oír las palabras de Jesús, comenzaron a salir uno a uno, desde los más viejos hasta los más jóvenes, dejando solo a Jesús y a la mujer. Jesús se enderezó y le preguntó a la mujer: “¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?” La mujer respondió: “Ninguno, Señor”. Entonces Jesús le dijo: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.
 
Jesús no nos acusa y condena, en su misericordia, Él nos restaura.
 
En este caso vemos como la misericordia de Dios cambió por completo la situación de esta mujer.
 
Tercero
La Misericordia de Dios en la Vida del Creyente
 
La misericordia de Dios continúa alcanzando y bendiciendo hoy al hombre.
 
En su misericordia Dios revela Su amor por todos los hombres ofreciendo salvación gratuita por medio de Jesucristo; ya que no desea la muerte de los pecadores, sino que reciban la vida eterna.
 
El creyente conoce por experiencia propia la misericordia de Dios; el Padre derrama continuamente sobre nosotros Su amor, gracia y todas las bendiciones provistas en Su Palabra.
 
En Lamentaciones 3 22 23 podemos ver las misericordias que Dios tiene hacia nosotros: Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
 
No importa la situación en que nos encontremos, nuestros pecados, fallas o fracasos, la misericordia de Dios siempre está extendida hacia nosotros, y listo para recibirnos con los brazos abiertos.
 
Así que si estas hoy en una situación complicada y difícil, haz lo que dice Hebreos 4 16: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia,  para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
 
En todo momento puedes acercarse con confianza a Dios y alcanzar Su misericordia para hallar gracia y oportuno socorro.
 
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El Origen de los Dones del Ministerio

¿Te has preguntado alguna vez como surgieron los dones del ministerio?

Aquí te lo explico.

En Efesios 4 8 al 10, el apóstol Pablo habla sobre los dones del ministerio que Cristo ha dado a su iglesia. En este pasaje, Pablo cita el Salmo 68 18 para explicar cómo Cristo ha dado estos dones. El Salmo dice: "Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, recibiste dones entre los hombres, y aun entre los rebeldes, para que habite entre ellos el Señor Dios". Pablo interpreta esto como una referencia a la ascensión de Cristo y su exaltación a la diestra de Dios después de su resurrección.

Pero, ¿qué significa exactamente "cautivar la cautividad"? La interpretación más común es que se refiere a cuando Jesús llevó a los santos del Antiguo Testamento que estaban cautivos en el Hades al cielo. En Lucas 16 19 31, Jesús cuenta la historia del rico y Lázaro, en la que el rico muere y es sepultado, mientras que Lázaro muere y es llevado por los ángeles al seno de Abraham. El consenso general de los teólogos, el seno de Abraham es una figura del Paraíso o el lugar donde los santos del Antiguo Testamento esperaban la redención final.

En cualquier caso, la Biblia enseña que después de su muerte y resurrección, Cristo descendió al Hades y liberó a los santos del Antiguo Testamento, llevándolos al cielo con él. Esto se menciona en Segunda de Corintios 12:2 al 4, donde Pablo habla de un hombre que fue llevado al tercer cielo y vio cosas inefables, y en Colosenses 2:13 al 15, donde se dice que Cristo "canceló el acta de los decretos que había contra nosotros" y "despojó a los principados y a las potestades, y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz".

Después de haber ascendido a lo alto y haber llevado cautiva la cautividad, Cristo recibió dones para dar a su iglesia. En Efesios 4:11 12, Pablo enumera estos dones: "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo".

Estos dones son para el beneficio de toda la iglesia. Los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros son llamados a equipar a los santos para la obra del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo. Cada uno de estos dones tiene una función específica en la iglesia. Los apóstoles son enviados por Dios para establecer nuevas iglesias y establecer doctrina; los profetas son llamados a hablar en nombre de Dios y revelar su voluntad; los evangelistas son llamados a proclamar el evangelio y hacer discípulos; los pastores son llamados a cuidar y guiar al rebaño de Dios; y los maestros son llamados a enseñar y explicar las Escrituras.

Es importante señalar que estos dones no son para la gloria personal de quienes los poseen, sino para la edificación del cuerpo de Cristo. En Efesios 4:13 al 16, Pablo dice que estos dones son necesarios "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". La meta final es que toda la iglesia crezca en unidad y madurez espiritual.

En resumen, según Efesios 4:8 al 10, los dones del ministerio vienen directamente de Cristo después de su ascensión y exaltación a la diestra de Dios. Estos dones son para equipar a los santos para la obra del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo. Los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros tienen una función específica en la iglesia y deben usar sus dones para el beneficio de toda la iglesia.

Así que ya sabes, todos los dones del ministerio, incluyendo los apóstoles siguen vigentes el día de hoy, y posiblemente tú seas uno de ellos.

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Apóstoles del Siglo 21

¿Sabías que el ministerio del apóstol está vivo y activo hoy?

Aquí te explico

El día de hoy se habla mucho del ministerio apostólico, es un tema que se levanta cada cierto tiempo causando confusión en el cuerpo de Cristo; hoy día hay muchos pastores, que se convirtieron primero en profetas y luego en apóstoles, como si esto fuera  orden jerárquico ministerial.

Estando de misionero en Chile en el 2001 conocí al esposo de una hermana que me comentó que en Santiago había una red apostólica a la cual pertenecía y que quería que perteneciese, traté de demostrarle con la Palabra que eso no era algo bíblico, pero no pudimos llegar a nada.

El asunto es: ¿Se ha perdido el ministerio del apóstol? No, en absoluto, el problema es que mucha gente no se ha tomado tiempo para estudiar el tema y se ha dejado llevar por la corriente actual.

Se han olvidado el consejo que Pablo le dio a Timoteo “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”; o como dice en la versión King James: “Estudia con diligencia. . . .”

Otro problema actual es que hay muchos engañadores que se han levantado y que se aprovechan de la falta de conocimiento de los pastores para venir y apropiarse del dinero de las congregaciones y si es posible de la congregación misma.

En Oseas 4:6  dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.”

Estos son los llamados “apóstoles de tarjeta”, ¿quiénes son? los apóstoles de tarjeta; que son aquellos que se presentan en iglesias y confraternidades con sus tarjetas de presentación en las cuales dice que son apóstoles, el problema es que de apóstoles solo tienen la tarjeta.

En el otro lado las iglesias cesacionistas enseñan que el ministerio del apóstol ya cesó con los doce apóstoles y Pablo, a quien consideran el reemplazante de Judas.

Pero el ministerio del apóstol no se ha perdido, sino que sigue vivo y vigente el día de hoy, lo cual veremos a lo largo de este estudio.

Para poder  entender el ministerio del apóstol debemos entender la provisión de Cristo para su iglesia, que son los dones del ministerio.

Estos los encontramos en Efesios 4 8, 11 12 donde dice: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto,  llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres…. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”

En el versículo 8, Pablo usa una ilustración del Salmo 68 donde el líder regresa de la batalla con el botín obtenido en su victoria, y siendo exaltado delante de su pueblo, reparte generosamente su botín entre sus seguidores. Por su muerte y resurrección Jesús derrotó a Satanás, rescatando a los cautivos y dándoles dones para la edificación de su iglesia.

En el Salmo 68 18 dice: “Subiste a lo alto,  cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes,  para que habite entre ellos JAH Dios.”

Dios dio dones a los hombres; esta palabra dones viene de la griega doma que según Vine: “destaca el carácter concreto del don más que su naturaleza benéfica, podemos ver esta palabra en los siguientes versículos:

En Mateo 7 11 donde dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

En Lucas 11 13: “ Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

En Filipenses 4 17: “No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta”.

En estos pasajes donde se usa doma vemos que en Mateo son las buenas cosas que un padre terrenal da a sus hijos; en Lucas es el Espíritu Santo que Dios dará a los que le piden, y en Filipenses las ofrendas que estaban dando los miembros de la iglesia de Filipo para el ministerio de Pablo.

Estos dones son cosas concretas que Jesús estaba dando a los hombres; son personas enviadas con funciones específicas para bendecir a la gente.

En la siguiente clase continuaremos viendo el ministerio del apóstol actual.

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@elciberpastor Apóstoles del Siglo 21 El ministerio apostólico no se ha perdido, actualmente sigue vigente pero debemos diferenciar los verdaderos de los falsos #apostoles #donesdelministerio #ministerioquintuple #apostolpablo #siglo21 #jesus #iglesia #dios #elciberpastor ♬ sonido original - El Ciberpastor

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Cosa Juzgada

¿Sabías que en la justificación Jesús quitó todo el castigo que nos correspondía por la figura legal de la cosa juzgada?

Aquí te explico

En el derecho existe una situación legal en la que dos personas no pueden ser juzgadas por el mismo delito después que ya se emitió una sentencia.

Le pregunté a una abogada como se llamaba esa figura legal y ella me contestó “cosa juzgada.”

Eso es lo que Jesucristo hizo por nosotros en la obra de justificación, una “cosa juzgada”.

Dos hermanos gemelos vivían en un país donde estaba vigente la pena de muerte.

Uno de los dos era una persona tranquila y honrada, jamás había tenido un problema con la ley, pero el otro era todo lo contrario, problemático, vividor y delincuente.

Un día el hermano problemático llegó a la casa de su hermano asustado, con la camisa llena de sangre y un cuchillo en la mano, acababa de matar a otra persona; sin preguntar el hermano tranquilo le dijo: “Dame tu camisa y el cuchillo y escóndete en mi cuarto.” Su hermano hizo lo que le dijo, y cuando se escondió, el otro se puso la camisa ensangrentada y agarró el cuchillo.

De pronto la policía llegó a su casa y al verlo con la camisa ensangrentada y el cuchillo lo encarcelaron.

Al día siguiente lo llevaron ante el juez y él se negó a responder las preguntas. Llegaron los testigos y lo reconocieron, tenían además la camisa ensangrentada y el cuchillo con que se cometió el crimen.

Por el peso de las pruebas rápidamente fue condenado a muerte, pena que se cumplió al día siguiente.

Cuando se enteró el hermano asesino, fue a entregarse arrepentido, diciendo: “Condénenme a mí también, yo fui el verdadero asesino.” 

El juez le dijo: “Ya no se puede hacer nada, dos personas no pueden recibir el mismo castigo por el mismo delito, es cosa juzgada.”

En 2 Corintios 5:21 dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”  

Por medio de la obra terminada de Jesús en la cruz es que nosotros fuimos justificados. 

Definamos ahora lo que es la justificación:

La justificación es el acto legal por medio del cual Dios nos declaró inocentes y nos hizo justos, lo que nos hizo estar en una posición correcta con Dios por medio de la obra consumada de Jesucristo.

No tiene para nada que ver con nuestros propios méritos, nada que hayamos hecho sería capaz de justificarnos, es por medio de la “cosa juzgada” que nosotros fuimos hechos libres del pecado y sus consecuencias. 

Cuando estudiaba en el Centro de Entrenamiento Bíblico “La Palabra de Fe”, llevando el curso la justicia de Dios me dieron esta definición: “La justicia de Dios es la habilidad de presentarse ante Dios sin ningún sentimiento de culpa ni inferioridad, como si nunca jamás hubiésemos pecado.”

 

Es por medio de la justificación que es posible que tengamos comunión con Dios y sin ella sería imposible porque el pecado nos separaría completamente de Dios.

Es por eso que, si quieres recibir esa justificación de tus pecados, y ser declarado inocente y justo, tienes que venir a Jesús.

En Romanos 10 del 8 al 10 dice: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.

Repite esta oración conmigo para que recibas la salvación:

“Dios te agradezco porque Jesús vino a morir por mi para salvarme, en la cruz el tomó todos mis pecados para perdonarme, por eso yo lo recibo hoy como mi Señor y Salvador, por que creo que tu lo resucitaste de los muertos. Amen”.

Ahora que has recibido a Jesús, ya tienes la vida eterna, y eres un hijo de Dios.

Si haz hecho la oración y tienes preguntas escríbeme en mi muro y te responderé.  

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