¿Quieres entender mejor las verdades del Nuevo Pacto? Entonces necesitas tener una revelación del don de la gracia.
El apóstol Pablo nos habla de este tema en Romanos, en los capítulos 4 al 6.
Romanos 4:13 dice: “La promesa que Dios le hizo a Abraham y a sus descendientes de que recibirían el mundo entero no se basaba en que obedecieran la ley, sino en que confiaran en Dios y fueran aceptados por él”. Versículo 16: “Por eso la promesa se basa en la fe, para que sea un regalo inmerecido. Así Abraham es el padre de todos los que creen”.
Aquí Pablo nos muestra que la forma de entrar en la gracia es por medio de la fe.
Todos hemos escuchado que la gracia es un favor inmerecido. Bueno, eso es cierto, pero es mucho más que eso. La gracia es la voluntad de Dios de usar su poder y su habilidad a tu favor, aunque no lo merezcas. Esta definición de gracia te desafiará a estudiar las Escrituras acerca de la gracia. Pablo nos dice que es por la fe que podemos entrar en la gracia.
Romanos 5:1 2 dice: “Ya que hemos sido declarados justos por medio de la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido mediante la fe el privilegio de entrar en esa gracia en la cual permanecemos firmes”. En otras palabras, el único camino que tenemos para acceder a la gracia de Dios (que es su voluntad) es por medio de la fe en su Palabra y en la sangre de Jesús, su Hijo.
No podemos merecer el favor de Dios por medio de buenas obras como lo hicieron bajo el Antiguo Pacto. Ellos esstaban bajo la ley y tenían que cumplir toda la ley, o las maldiciones caían sobre ellos, y nadie podía cumplir la ley al pie de la letra. Pero bajo el Nuevo Pacto ya no son las obras de la ley, sino la fe para que podamos entrar en las promesas por la gracia. Bajo el Nuevo Pacto (los días de gracia), es por medio de la misericordia y la gracia que somos justificados por la fe. No somos justificados por lo que hemos hecho o por lo que no hemos hecho. Somos justificados por la fe en la sangre de Jesús.
Es por medio de la fe que accedemos a la gracia de Dios para el perdón de los pecados.
En Romanos 3 del19 al 24 dice: Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la ley lo dice a los que están sujetos a ella, para que se calle toda boca y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que nadie será justificado frente a él por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay diferencia alguna. Porque todos han pecado y están privados de la gloria de Dios; pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
Notarás que en cada carta que el apóstol Pablo escribió, él dice: “Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo os concedan gracia y paz”. Lo encuentras generalmente en los primeros dos o tres versículos, pero no más allá del séptimo versículo.
Pablo quería que recibiéramos el don de Dios hacia nosotros. Ahí es donde mucha gente falla hoy. Tienen problemas para recibir el don de Dios; oh, ellos creen que Dios es capaz, pero no están seguros de que él esté dispuesto. Necesitan una revelación del don de la gracia.
Pedro también se refiere a la gracia al comienzo de cada una de sus cartas, dándonos más información sobre este asunto. En Segunda de Pedro 1:2 él dice: “Que Dios os conceda más y más gracia y paz a medida que vais conociendo mejor a Dios y a Jesucristo, nuestro Señor”.
Siendo la gracia la voluntad de Dios, se multiplica por el conocimiento de Dios. Cuanto más sepas acerca de lo que Dios hará, más dispuesto estarás a hacerlo porque ese conocimiento produce fe. Dios ya está dispuesto, pero su voluntad se multiplica cuando sabes lo que Dios hará por ti.
En Efesios 2:8 9 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. La salvación es un don de Dios, no algo que podamos ganar o merecer. Es por su gracia que somos salvos, y accedemos a esa gracia por medio de la fe.
La fe es el puente que nos conecta con la gracia de Dios. La fe es estar de acuerdo con Dios y decir lo que él dice sobre nosotros. La fe es creer en nuestro corazón y confesar con nuestra boca las verdades de su Palabra.
Así que te animo a que estudies la Palabra de Dios y descubras el don de la gracia. Aprende a vivir bajo el Nuevo Pacto, donde no dependes de tus propias obras, sino de la obra perfecta de Jesús en la cruz. Aprende a recibir el favor inmerecido de Dios, su voluntad de usar su poder y su habilidad a tu favor. Aprende a entrar en la gracia por medio de la fe.
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