Parte del equipo del
ministerio quíntuple es la unción.
Alguien dijo que la
prueba del llamado es la unción, es decir, si Dios te ha llamado para el ministerio
quíntuple, Él pondrá sobre ti la unción para realizar la obra que te ha
encomendado.
De ahí se puede definir
que la unción es el poder de Dios que viene sobre alguien para capacitarlo para
hacer aquello para lo cual ha sido llamado.
Aunque nuestro interés
en este libro es hablar del ministerio del apóstol, voy a definir la unción
sobre cada uno de los miembros del ministerio quíntuple.
Pero antes de definir
estas unciones veamos la unción para predicar y enseñar.
La Unción Para Predicar y Enseñar
A veces la gente me
pregunta cuál es la diferencia entre predicar y enseñar; y es que por lo
general cuando un ministro sale adelante para compartir la Palabra los oyentes
dicen: “Está predicando”; o al final
se acercan al ministro y le dicen: “Que
buena estuvo la prédica”; sin diferenciar si en realidad estuvo predicando
o enseñando.
Pero la verdad es que
si hay diferencia entre ambas; no son lo mismo, es el mismo Espíritu pero la
unción es diferente.
Bajo mi ministerio he
ministrado bajo la unción de predicar y enseñar, y les puedo asegurar que son
dos cosas completamente distintas.
Jesucristo mismo bajo
su ministerio terrenal utilizó ambas unciones según la necesidad y l propósito
del Espíritu Santo.
Mateo 4:23
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en
el pueblo.
Mateo 9:35
35 Recorría Jesús todas las ciudades y
aldeas, enseñando en las sinagogas de
ellos, y predicando el evangelio del
reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo.
En estos versos vemos que Jesús
predicaba, enseñaba y sanaba a los enfermos.
Veamos el ministerio de
predicación de Jesucristo.
En Marcos 1:14 dice: “Después
que Juan fue encarcelado, Jesús vino a
Galilea predicando el evangelio del reino de Dios.”
Juan el Bautista fue el
precursor del ministerio de Jesucristo.
Juan 1:6-8
6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
7Este vino por testimonio, para que
diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
Juan, hablando de si
mismo dijo lo siguiente:
Juan 1:15-27
15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía:
El que viene después de mí, es antes de
mí; porque era primero que yo.
16 Porque de su plenitud tomamos
todos, y gracia sobre gracia.
17 Pues la ley por medio de Moisés fue
dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén
sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
20 Confesó, y no negó,
sino confesó: Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy.
¿Eres tú el profeta? Y respondió:
No.
22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para
que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama
en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24 Y los que habían sido enviados eran
de los fariseos.
25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por
qué, pues, bautizas,
si tú no eres el Cristo, ni
Elías, ni el profeta?
26 Juan les respondió diciendo: Yo
bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no
conocéis.
27 Este es el que viene después de mí,
el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del
calzado.
Juan estaba anunciando
la venida del Mesías.
Veamos un poco más
acerca del ministerio de Juan el Bautista:
Marcos 1:2-9
2 Como está escrito en Isaías el
profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu
camino delante de ti.
3 Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas.
4 Bautizaba Juan en el desierto, y
predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.
5 Y salían a él toda la provincia de
Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán,
confesando sus pecados.
6 Y Juan estaba vestido de pelo de
camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y
miel silvestre.
7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí
el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la
correa de su calzado.
8 Yo a la verdad os he bautizado con
agua; pero él os bautizará con Espíritu
Santo.
9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
En este pasaje vemos
más claramente el ministerio de Juan, él fue llamado para anunciar la venida de
Jesús y llamar a la gente al arrepentimiento.
Esto es lo que es la
predicación es un anuncio de algo, una proclamación. No es tanto una explicación
sino un anuncio.
Strong traduce el
término predicar de esta manera:
kerússo; de afinidad incierta; proclamar (como proclamador público),
especialmente la verdad divina (el evangelio): predicar, pregonar, proclamar,
publicar, heraldo, divulgar.
Vemos que la persona
que predica es como un heraldo que está proclamando, pregonando, publicando o
divulgando una verdad del Evangelio.
Eso era lo que hacía
Juan cuando anunciaba como un heraldo la venida de Jesús.
El Diccionario de
Historia del traductor Babylon que está en internet define heraldo de esta
manera:
Definición de Heraldo (Diccionario de Historia)
Durante
la Edad Media, oficial de un rey, príncipe o magnate que estaba encargado de
llevar mensajes de una parte a otra y de pregonar y anunciar los acontecimientos
públicos importantes, como por ejemplo la proclamación de los reyes.
Esto es lo que hace la
unción para predicar, esta proclamando y anunciando las verdades del evangelio
para que las personas puedan conocerlas.
Veamos la predicación
en la vida de Jesús:
Marcos 1:14-15
14 Después que Juan fue encarcelado,
Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y
el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos,
y creed en el evangelio.
Vemos que la
predicación de Jesús era un anuncio sencillo y claro: “Arrepiéntanse y crean el Evangelio.”
En Lucas 8:1 vemos a
Jesús predicando el Evangelio: “Aconteció
después, que Jesús iba por todas las
ciudades y aldeas, predicando y
anunciando el evangelio del reino de Dios,
y los doce con él.”
El predicar en si es un
anuncio del evangelio.
En Marcos 16:15-16
vemos como Jesús enmarca la predicación dentro de la Gran Comisión: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo;
mas el que no creyere, será
condenado.”
El anuncio es muy
sencillo: “Prediquen el evangelio, el que
crea será salvo y el que no será condenado.”
Podemos ver esto claro
en el potente mensaje que dio Pedro en Pentecostés (Hechos 2:14-37), podemos
ver como su mensaje fue directo llevando a la gente a una decisión; no era
explicación sino un anuncio de la salvación que Jesucristo hizo por ellos.
Como decía al principio
yo he experimentado tanto la unción para predicar como para enseñar en mi
ministerio, y les puedo decir que ambas son diferentes y se sienten de manera
diferente.
Como hemos dicho la
unción para predicar anuncia pero como veremos más adelante la unción para
enseñar explica.
A mí me gusta ir al
cine; pero hace tiempo me di cuenta que el comercial de la película es
diferente a la película en sí.
El comercial te llama a
ver la película, y eso es lo que hace la predicación, nos llama a conocer lo
que Cristo hizo por nosotros.
La predicación es el qué,
la enseñanza es el cómo.
La predicación es más
alegre y vivaz; la enseñanza es más tranquila.
La predicación aviva a
la gente, la enseñanza la edifica.
Son dos unciones
diferentes pero el Espíritu es el mismo.
La unción para predicar
levante, exhorta y motiva a la gente pero la unción para enseñar los hace
pensar y reflexionar.
He visto a la gente
mientras predico como es que se emocionan, gritan amenes y como que hay un
avivamiento o fiesta espiritual; pero la enseña apaga un poco los amenes y
mantiene a la gente tranquila, escuchando y reflexionando.
Otra cosa que he visto
es que cuando el ministro está bajo la unción hay un elemento de inspiración,
muchas veces fluyendo en el don de profecía para edificar, animar y exhortar a
los creyentes (en especial en la unción de predicar); y de los dones de
revelación para traer el mensaje a la gente con verdades frescas y nuevas (en
especial en la unción para enseñar.
Innumerables veces me
he preguntado ¿de dónde salió eso? Y muchas veces enseñanzas enteras han venido
por inspiración.
Estaba hace pocos años
enseñando en Chile acerca de sanidad divina cuando de pronto empezó a salir una
nueva enseñanza acerca de cómo ministrar sanidad a otros; no era una “enseñanza
nueva” pero era una revelación diferente que trajo más luz a los oyentes.
Hace unos años estaba
invitado a predicar justo el día de San Valentín, y de pronto salieron estas
palabras: “Estoy enamorado;” la gente
se quedo callada, y empecé a predicar: “Estoy
enamorado de Jesús.”
Fue una prédica por
inspiración donde exaltaba la obra de Cristo en el creyente exhortando y
animando a los creyentes en lo que son en Cristo.
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