Resistiendo en el Día Malo
Por eso, pónganse (vístanse con) toda la armadura de
Dios, para que cuando llegue el día malo (de peligro) puedan resistir, y
habiendo terminado todo, mantenerse firmes.
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Efesios 6:13 (Biblia Expandida de Fe)
Existe
un día malo en el creyente, es el momento que estamos en medio de la lucha
espiritual, en el momento que estamos en medio del ataque del enemigo, y aunque
tenemos la victoria en la mano, parece como que estuviéramos derrotados. Como
decimos, tan solo parece.
Las
tormentas de la vida vienen sobre todos los creyentes, cada uno de nosotros las
va ha enfrentar, por eso es que debemos estar preparados para la batalla, para
caminar en la victoria que Dios ya nos ha dado por medio de Cristo.
Hace
algunos años estaba en el hospital, en un ataque múltiple de gastritis, ulcera
y varias cosas más, y todo se coronó con un ataque al corazón, estaba en
cuidados intensivos, casi sin poder hablar, con dolores intensos, pero dentro
de mi meditaba la Palabra, en mis pensamientos estaban las promesas de sanidad,
las que me decían que ya estaba sano por las llagas de Jesús.
Una
y otra vez repetía mentalmente: “Soy sano
por las llagas de Jesús, Jesús tomó mis enfermedades y dolencias, de Jehová es
librar de la muerte” (Isaías 53:4-5, Mateo 8:17, 1 Pedro 2:24, Salmo 68:20).
Externamente
parecía que iba a morir, podía ver en la gente que me visitaba la preocupación
y el dolor, era muy claro lo que ellos pensaban, pero la Palabra estaba
haciendo su efecto.
Llego
un pastor amigo y me pregunto: “¿Cómo
está tu ánimo?” Yo escuché detrás de el la voz del Espíritu Santo
diciéndome: “¿Vas a vivir o vas a morir?”
La
decisión era mía, yo decidía si iba a caminar en la victoria que Cristo me
había dado o si me iba a ir al cielo derrotado por el ataque espiritual a mi
cuerpo.
La
Palabra había hecho efecto en mi así que dije: “Voy a vivir, quiero vivir, voy a cumplir mi carrera, completar el
número de mis días y salir completamente sano del hospital.”
En
ese momento fue el cambio, había resistido el día malo y había vencido, al día
siguiente salí de cuidados intensivos, al segundo día del hospital y al tercer
día ya estaba siguiendo mi vida normal; dos semanas después empece un viaje
misionero de 2 meses en el que prediqué en 9 semanas en otro país, donde viaje
decenas de horas en autobús.
El
día malo viene sobre todos, el asunto es como lo enfrentamos.
Veamos
Efesios 6:13 en otras versiones:
Efesios
6:13 (Arcas y Fernández)
13
Por eso es preciso que empuñéis las armas que Dios os proporciona, a fin de que
podáis manteneros firmes en el momento crítico y superar todas las dificultades
sin ceder un palmo de terreno.
Efesios 6:13
(Biblia al Día)
13 Por lo tanto,
poneos toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo podáis
resistir hasta el fin con firmeza.
Efesios 6:13
(Biblia del Pueblo de Dios)
13 Por lo tanto,
tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse
firmes después de haber superado todos los obstáculos.
Efesios 6:13
(Biblia Castilian 2003)
13 Empuñad, pues,
las armas de Dios, para que podáis resistir en el día adverso y os mantengáis
firmes tras vencerlo todo.
Efesios 6:13 (Reina
Valera Actualizada)
13 Por esta causa, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo
logrado todo, quedar firmes.
Que poderoso es
este pasaje y más cuando lo vemos en varias versiones que nos dan una idea más
clara de lo que está hablando.
Aquí la palabra que
se usa para “tomad, empuñad o poneos” es “antilambano”; la idea es “pónganse
para usar”; es decir, debemos ponernos toda la armadura de dios para usarla.
Este verbo es un
aoristo imperativo; que significa una orden militar que debe ser obedecida de
una vez por todas. Es decir, el cristiano debe ponerse la armadura de Dios en
un acto de una vez por todas y mantenerse con esa armadura durante todo el
resto de su vida.
El relajarnos en la
disciplina de ponernos esta armadura producirá el mismo efecto que producía en
los soldados romanos, estaremos menos dispuestos y seremos menos capaces de
soportar la fatiga para cumplir nuestro servicio y resistir el día malo.
Una cosa que
debemos entender es que somos nosotros los que tomamos la armadura de Dios, la
orden está, pero es nuestra decisión el hacerlo.
La palabra resistir
es el término griego anthistemi, que según Vine significa: “Poner en contra (anti, contra, jistemi, poner en pie), utilizado en la
voz media (o pasiva) y en el 2º aoristo intransitivo y en el activo perfecto,
significando enfrentarse, oponerse, resistir.”
El propósito de
ponernos está armadura es resistir el día malo, que como traduce Arcas y
Fernández, es el momento crítico, el momento de adversidad en que viene la
tentación y el ataque violento para sacarnos de nuestro lugar de autoridad y
ser derrotados.
Siempre va ha
llegar ese día, no estamos exentos de él; por eso el asunto no es si llega o
no, el asunto es que cosa haremos cuando llegue ese día.
Por último vemos
que después de resistir el ataque debemos de mantenernos firmes.
En Lucas 4:13 dice:
“Cuando el diablo acabó toda tentación,
se apartó de él por algún tiempo.”
Cuando Jesús resistió
la tentación, el diablo se fue, pero se fue solo por un tiempo, el diablo va a
volver nuevamente, si no nos venció una vez lo volverá a intentar, por ese
motivo es que habiendo acabado todo debemos mantenernos firmes.
Kenneth Hagin decía
que la mayoría de las veces las personas pierden su sanidad en un contraataque
del diablo que por cualquier otra cosa; y he visto en mi vida cristiana que eso
no solo sucede en esas ocasiones sino en cada área de nuestra vida.
Ese es el motivo
que no debemos descuidarnos en nuestra vida espiritual y mantenernos cada día
de nuestras vidas con la armadura de Dios puesta.
El verso 14 dice: “Estad, pues, firmes. . .”; y luego de
eso nos dice las cosas que debemos
hacer para poder estar firmes.
En las siguientes entradas veremos lo que debemos hacer para mantenernos firmes, caminando en la
victoria que tenemos en Cristo.
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