viernes, 7 de julio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 13

En este capítulo Kenyon empieza a enseñarnos acerca de la comunión que tenemos por causa de la justicia












Capítulo 11
LA COMUNIÓN A TRAVÉS DE LA JUSTICIA
1 Corintios 1.9 dice: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor".
¿Crees que el Padre nos llamaría para tener comunión con su Hijo si no fuésemos justos?
¿Crees que Juan escribiría 1 Juan 1.1-4 bajo la dirección del Espíritu Santo si no fuésemos justos?
"Lo que era desde el principio (que significa la Encarnación), lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó)”.
Esta vida eterna era Jesús. Ahora podemos entender lo que significa.
"El que tiene al Hijo tiene la vida".
Jesús es la vida eterna que se ha manifestado.
Observa los dos próximos versículos, "lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos".
¿Por qué?
"Para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo".
No somos llamados solamente a la comunión con el Hijo, sino que también estamos llamados a la comunión con el Padre.
La palabra "comunión" se traduce del griego que se traduce en algunos lugares como "compañerismo".
La comunión y el compañerismo son idénticos. Ellos significan una armonía maravillosa. Ellos quieren decir que nuestros espíritus y el Espíritu Santo a través de la Palabra, están en perfecto acuerdo.
Ahora estamos asumiendo la posición de hijos. Estamos llevando la carga del Maestro en su lugar. Estamos teniendo comunión con Él. Estamos tomando Sus cargas.
Nuestra comunión es múltiple. Tenemos comunión con el Padre. Tenemos comunión con el Hijo. Tenemos comunión con el Espíritu Santo. Tenemos comunión con la Palabra. Y también tenemos comunión unos con otros.
La más vital, y que significa más para nosotros, es la comunión con la Palabra.
Tenemos esta revelación del corazón del Padre para alimentarnos.
En Mateo 4.4 dice: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Diariamente nos alimentamos y meditamos en la Palabra hasta que los hombres y mujeres sienten la presencia y el poder de lo invisible en nuestras vidas.
Encaramos los problemas de la vida sin miedo.
Apocalipsis 12.11 dice: "Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos".
La palabra aquí es "LOGOS". Es Jesús.
Ellos lo vencieron por la palabra que estaba en sus labios.

LA COMUNIÓN ROTA
Él nos dice en 1 Juan 1.6: "Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".
Lo que hace de la Iglesia el lugar más hermoso del mundo no es el edificio (la construcción). Es el pueblo que está en comunión unos con otros y con el Señor Jesús.
En el momento en que pecamos contra nuestro hermano, deshacemos la comunión con Él. Cuando deshacemos la comunión con Él, entramos en las tinieblas y no hay salida de tales tinieblas hasta que confesamos nuestros pecados.

1 Juan 1.9 dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad".

Cuando confesamos nuestros pecados al Padre, Él es fiel y justo para perdonarnos.

Si un hombre dijese: "No tengo comunión con el padre; de alguna manera la he perdido, y, sin embargo, no cometí pecado", el hombre o es ignorante o está mintiendo porque el Padre no retira Su comunión a menos que tenga pecado.

"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está con nosotros.”

Esto es una referencia a la comunión rota. Ningún hombre necesita quedarse con la comunión rota. Actuar sobre Juan 1.9 le restaura la justicia. 

Ninguna religión humana, ninguna filosofía, ninguna obra que el hombre natural pueda hacer, le dará comunión con el Padre o la justicia que hace posible que permanecer delante del Padre sin conciencia de pecado. 

En otras palabras, ningún hombre puede tener comunión con el Padre y estar libre de la conciencia de pecado hasta que sea una nueva creación, hasta que se convierta en la justicia de Dios en Cristo. 

Pero en el instante en que el hombre nace de nuevo, se convierte en la justicia de Dios en Cristo, y entonces él tiene comunión con el Padre. 

Él puede permanecer en la presencia del Padre, como si nunca hubiera pecado.


Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

Puedes leer los capítulos anteriores siguiendo estos enlaces:


Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 8
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 9
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 10
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 11
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 12

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