Desatando tu Fe por Medio de tus Palabras
La Ley de
la Fe
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la
palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón
que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para
justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice:
Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego,
pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el
cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo
oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?
Como está escrito: ¡Cuán hermosos son
los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no
todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a
nuestro anuncio?
Así que la fe es por el oír, y el oír,
por la palabra de Dios.
Romanos 10: 8 - 17
En
esta serie de enseñanza estamos viendo como desatar nuestra fe y hemos dicho
que la fe se desata por medio de nuestras palabras y por medio de nuestras
acciones.
Nunca
actuaremos correctamente a menos que hablemos correctamente, y para hablar
correctamente debemos creer correctamente, debemos creer lo que dice la Palabra
de Dios.
En
Romanos 10:10 encontramos la Ley de la
Fe, que es creer en el corazón y confesar con la boca.
Cuando
una persona cree en el corazón la fe es producida en su corazón, pero esa fe,
no puede ser desatada a menos que use sus palabras, es decir, por medio de la confesión de fe, o como me gusta
decirlo la confesión de la Palabra de
Dios.
La
fe no puede expresarse a menos que sea hablada. La boca es el instrumento por
el cual la fe es desatada.
La
palabra confesión en la Biblia es el
término griego homologeo, que
significa decir lo mismo; cuando tu confiesas la Palabra de Dios estás diciendo
lo mismo que Él dice.
¿Qué
dice Dios?
En
Efesios 1:3 dice: “Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”
Aquí
la palabra bendecir es el término
griego eulogia, que significa hablar
bien.
Dios
habló bien de ti, entonces tú también debes hablar bien de ti, hablar lo que la
Biblia está hablando de ti.
Pero
para hablar lo que Dios dice de ti, debes saber lo que Dios dice de ti.
En
Mateo 13:51-52 Jesús nos dio una parábola muy interesante: “Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor. Él les dijo: Por eso todo escriba
docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas
viejas.”
Si
tú has guardado la Palabra de Dios en tu corazón esta vendrá a tu mente en el
momento de tu necesidad y podrá salir de tu boca cuando sea necesaria.
A
un amigo mío se le metió un versículo a la mente, el Salmo 68:20 que dice: “…de Jehová el Señor es el librar de la
muerte.”
Día
y noche estaba con ese verso, cuando a los pocos días lo llaman para ver a su
abuelo que estaba muriendo en el hospital. Cuando vio a su abuelo solo salieron
estas palabras: “Vas a vivir y no vas a morir porque de Jehová es el librar de
la muerte”
Y
su abuelo fue sanado en ese instante.
Entonces
la confesión de la Palabra de Dios es la declaración de la verdad de Dios
saliendo de tu boca.
La Ley de
la Fe
Para poder entender la confesión de la
Palabra de Dios, lo primero que debemos entender es la ley de la fe.
ROMANOS
10:8-10
8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra,
en tu boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo.
10
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación.
En
este pasaje de la escritura vemos que la Palabra de Dios debe estar en nuestra
boca y en nuestro corazón. Además encontramos la clave para la ley de la fe: creer en el corazón y confesarlo con la
boca.
Por
ejemplo, en este pasaje vemos la forma como una persona nace de nuevo:
1. Confiesa con la boca que Jesús es el
Señor.
2.
Cree en el corazón que Dios lo
levanto de los muertos.
SEGUNDA
DE CORINTIOS 4:13
13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe,
conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también
creemos, por lo cual también hablamos.
Según este pasaje, el espíritu de fe
se muestra en que si una persona cree algo debe decirlo. Esta es la ley de la
fe en operación, una persona que tiene el
espíritu de fe debe hablar las cosas que cree.
MARCOS
11:23
23
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y
échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que
dice, lo que diga le será hecho.
Una vez más vemos la importancia de decir con nuestra boca las cosas que
creemos en nuestro corazón. En especial, notemos que este pasaje dice tres veces decir pero una sola vez creer. Es decir, debemos
hablar tres meses de lo que creemos.
Creer con
el Corazón
En
Romanos 10:10 hemos visto que "con
el corazón se cree. . . ." ¿Qué se cree? Que lo que dice la Palabra de
Dios es verdad.
Creer con el corazón es creer que la
Palabra de Dios es verdad sin importar lo que digan las circunstancias.
En
Romanos 10:17 dice que "Así que la
fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." La ley de la fe
empieza cuando creemos con el corazón la Palabra de Dios y la fe se produce en
él.
Así
que lo primero que debemos hacer es guardar la Palabra de Dios en nuestro
corazón.
Confesarlo
con la Boca
Si
hemos guardado la Palabra en nuestro corazón debemos dejarla salir por nuestra
boca.
En
la Segunda parte de Romanos 10:10 dice: ".
. . pero con la boca se confiesa para . . . ." Es decir la fe para
recibir algo se desata con las palabras. En 2 Corintios 4:13 dice: "Creí, por lo cual hablé;" Si
has creído algo de la Palabra de Dios, lo siguiente que debes hacer es
hablarlo.
En
Marcos 5:27-29 podemos ver esta verdad.
Marcos
5:27-29
27
Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
28
Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
29
Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba
sana de aquel azote
En
este pasaje vemos que esta mujer estaba diciendo algo de manera continua. Ella
decía "Si tocare tan solamente su manto, seré salva." Sus
palabras la motivaron para actuar en fe y recibir su sanidad.
Como
vimos en Marcos 11:23, debemos decir tres
veces mas de lo que creemos. Es decir
que se requiere confesar tres veces más tiempo que el que necesitamos para
creer.
Nuestra
fe se desata por medio de nuestras palabras.
La
Ley de la Fe es creer en el corazón y confesarlo con la boca.
La Clase
de Fe de Dios
Marcos
11:22-23
22 Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en
Dios.
23 Porque de cierto os digo que cualquiera que
dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Viendo
varias versiones de la Biblia vi que varias dicen: “Tened fe de Dios”, o podríamos decir: “Tengan la clase de fe que Dios tiene.”
Es
decir, Jesús nos está diciendo que debemos tener una fe como la de Dios. E
inmediatamente nos dice como es la fe de Dios: Creer en el corazón que será hecho lo que decimos.
Esto
se parece a la Ley de la Fe, creer
con el corazón y confesarlo con la boca. Es decir, Dios opera a través de la Ley de la Fe.
Nosotros
debemos hacer lo mismo.
Como Usa
Dios Su Fe
HEBREOS
11:3
3 Por la fe entendemos haber sido constituido
el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo
que no se veía.
Dios constituyó el universo por medio de palabras. Viendo el relato
de la creación en Génesis 1, podemos ver que cada vez que Dios hablo sucedió
algo.
GENESIS
1:3,6,7,9,11,14,20,24,26,29
3 Y dijo
Dios: Sea la luz; y fue la luz.
6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de
las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7 . . . .Y fue así.
9 Dijo
también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un
lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
11
Después dijo Dios: Produzca la tierra
hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su
género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
14
Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la
expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales
para las estaciones, para días y años,
15
y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
20
Dijo Dios: Produzcan las aguas seres
vivientes, y aves que vuelen sobre la
tierra, en la abierta expansión de los cielos.
21
Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve,
que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y
vio Dios que era bueno.
24
Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres
vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según
su especie. Y fue así.
25 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de
los cielos, en las bestias, en toda la
tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
26
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó.
En este pasaje vemos que Dios habló
ocho veces y cada vez que lo hizo sucedió algo. Dios desató su fe por medio de
Sus palabras.
Como usa
Jesús su fe
Jesucristo
mismo uso la clase de fe de Dios.
En
Lucas 8:22-25 vemos como usó Jesús su fe con el viento y el mar: “Aconteció un día, que entró en una barca
con sus discípulos y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero
mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en
el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le despertaron,
diciendo: ¡Maestro, maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y
cesaron, y se hizo bonanza. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados,
se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién
es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?
Vemos
aquí que Jesús utilizó sus palabras para calmar el viento y el mar; Jesús
desató su fe a través de palabras.
En
Marcos 1:23-27 dice: “Pero había en la
sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah!
¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé
quién eres, el Santo de Dios. Pero Jesús
le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo,
sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. Y todos se
asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con
autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
Jesús
utilizó aquí sus palabras para echar fuera un demonio. Al oír el mandamiento de fe, el demonio salió.
En
Marcos 11:12-14,20-22 dice: “Al día
siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una
higuera que tenia hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando
llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamas
coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos. Y pasando por la mañana, vieron
que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose,
le dijo: Maestro, mira, la higuera que
maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús les dijo: Tened la fe en [la clase de fe de] Dios.”
Jesús les esta diciendo a sus discípulos que la clase de fe de Dios es una fe que
habla. Jesús le había hablado a la higuera y esta se había secado. La clase de
fe de Dios es una fe que utiliza palabras.
En
Juan 11:38-44 dice: “Jesús, profundamente
conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenia una piedra puesta
encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho
que si crees, veras la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde
había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre,
gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por
causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tu me has enviado.
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz:
¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los
pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle
y dejadle ir.”
Aquí
Jesús le habló a un muerto, y el muerto resucitó.
Vemos
que tanto el viento, como el mar, los demonios, los árboles y los muertos
fueron obedientes a las palabras que Jesús habló.
Esta
es la forma en que actuó la fe de Jesús, a través de palabras.
Jesús
operó en la clase de fe de Dios. Así como Dios desató su fe; a través de
palabras, Jesús también lo hizo.
Jesús
imitó a su Padre, y obtuvo los mismos resultados que Dios.
Como
Operar en la Clase de Fe de Dios
En
Efesios 5:1 dice: “Sed, pues, imitadores
de Dios como hijos amados.”
Cuando
Ricardito, mi hijo mayor, tenía tres años, empezamos la escuela dominical para niños. Las maestras nos contaron que
Ricardito se había parado en una silla y se había puesto a predicar, pues
quería hacer lo que su papá hacía siempre en los servicios.
Así
son los niños, siempre imitan a sus padres.
Eso
es lo que nos dice este pasaje; debemos imitar a Dios, tal como un niño imita a
su papá.
Debemos
hablar como Dios habla, y debemos hacer lo que Dios hace; debemos convertirnos
en sus imitadores,
En
2 Corintios 4:13 dice: “Pero teniendo el
mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí por lo cual hablé,
nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.”
En
este pasaje vemos la característica del espíritu de fe: Cree y Habla. Si tu quieres tener el espíritu de fe debes creer y
hablar la Palabra de Dios.
En
Romanos 10:10 vemos cómo actuar en la clase de fe de Dios: creer con el corazón y confesarlo con la boca.
Es
muy interesante en la historia de la mujer que tenía el flujo de sangre (Marcos
5:25-34), que ella estaba diciendo continuamente: “Si tan solo toco su manto seré sana, si tan solo toco su manto seré
sana, Si tan solo toco su manto seré sana.” Ella tenía el espíritu de fe, e
iba diciendo esto una y otra vez, hasta que la fe se levantó para recibir su
milagro, fue tocó su manto, y recibió la sanidad que había estado declarando
con sus palabras.
Ahí
está el secreto de su sanidad: sus
palabras.
Si
tu crees lo que la Palabra de Dios dice, y empiezas a confesarlo con tu boca,
tendrás las cosas que deseas recibir de Dios.
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