Hoy quiero tratar un tema que ha traído mucha condenación a los hermanos en Cristo, y es el asunto de la tibieza espiritual.
Apocalipsis 3:14-21
4 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
Para entender el contexto de esta carta hablemos un poco de la ciudad. Laodicea era un emporio comercial situado en Turquía.
Fue una próspera ciudad comercial, ubicada en la intersección de dos importantes rutas, y famosa por sus textiles de lana y algodón. Era un centro clave en el comercio y el mundo bancario. Vendía una muy conocida pomada para los ojos y también prendas de vestir de alta calidad hechas de excelente lana negra. También contaba con un acueducto que les proveía de agua tibia.
Era también una ciudad muy orgullosa, por ejemplo, cuando un terremoto la destruyó en el año 60 DC, rehúso la ayuda del imperio romano y la reconstruyeron sus habitantes.
Tenía una comunidad judía muy grande, debido a que Antíoco III el Grande trasladó allí alrededor de dos mil familias judías de Babilonia.
Con esto en mente vayamos a nuestro tema. Aquí Jesús, utiliza una figura basada en el conocido acueducto de la ciudad que proveía agua tibia, y los reprende por su tibieza.
La tibieza es una mezcla de algo frío con algo caliente. Es una mezcla. La tibieza no tiene que ver la conducta sino el mezclar las cosas.
Jesús se refirió a esto en dos parábolas que explican bien este asunto de las mezclas.
Marcos 2:21-22
21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura.
22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.
Aquí estaba haciendo una referencia al Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto.
No puedes reparar lo que está roto con algo nuevo, el Antiguo Pacto, que nadie podía cumplirlo, no puede arreglarse mezclándolo con el nuevo. En el caso del vestido viejo se hará peor la rotura.
En el caso del vino se ve esto más claro, no se puede colocar el vino nuevo del Nuevo Pacto, en los odres viejos del Antiguo, la mezcla de vino nuevo con odres hara que se rompan.
El creyente no debe mezclar la ley con la gracia, pues hará que esta se vuelva inefectiva en nuestras vidas.
La tibieza espiritual no es un asunto de cumplir una serie de "reglas cristianas" sino de mezclar la ley con la gracia, tratar de justificarnos por lo que hacemos, en ves de justificarnos por medio de Cristo.
Sigamos analizando nuestro pasaje de Apocalipsis.
Luego apelando a su orgullo que no necesitaban de nadie, sino que todo lo podían hacer por si mismos, les dice que que en realidad no tienen nada.
Esto podemos verlo más claramente en la parábola del fariseo y el publicano:
Lucas 18:9-14
9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Los fariseos eran personas muy morales, de una conducta intachable, cumplidores de la ley al 100%. Hoy día diríamos uno hermanos ejemplares.
Pero el problema es que se consideraban justos por lo que hacían, se consideraban superiores a lo demás, a los ellos llamaban pecadores, y lo peor pensaban que eso le agradaba a Dios.
Pablo escribe de esto en Gálatas 5:4 cuando dice: "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído."
El fariseo pensaba que obtenía el favor de Dios, que es Su gracia, por el cumplir la ley, pero en realidad estaba cayendo. Y eso es lo que hacen muchos creyentes hoy, piensan en justificarse con Dios añadiendo el cumplimiento de la ley a la obra de Cristo en la cruz. Están cayendo de la gracia.
Esto es lo que en realidad Cristo está diciendo cuando dice que serán vomitados de su boca, se están desligando de Cristo.
Notemos que no habla de una perdida de la salvación, los Gálatas que se circuncidaron no dejaron de ser salvos, sino que salieron de la bendición y el favor de Dios.
Por eso Cristo les recomienda que "compren algo", los creyentes de Laodicea eran como los fariseos, pensaban que por el cumplimiento de la ley y por sus obras estaban siendo justificados por Dios, pero no tenían nada, de la gracia habían caído.
Isaías 55:1-3
1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.
2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
Lo que tenemos que "comprar" es algo gratuito, que no nos cuesta nada. Dice vengan a las aguas, compren vino y leche; se han pasado la vida intentando cumplir la ley para justificarse ante Dios, pero eso no funciona. Trabajar para recibir la gracia de Dios no funciona, lo que dios tiene para nosotros es gratis.
Siguiendo con la parábola del fariseo y el publicano; mientras el fariseo estaba satisfecho consigo mismo y pensaba que lo que hacía lo justificaba con Dios, y no consiguió nada. El publicano se dio cuenta que no podía por si mismo, que sus obras no alcanzaban para justificarse ante Dios, y clamó la misericordia de Dios, y el que llegó con las manos vacías consiguió todo, se fue justificado.
Esto me recuerda Efesios 2:8-9.
Efesios 2:8-9
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
El fariseo se gloriaba de sus obras, de cumplir la ley, el publicano sabía que no tenía nada, su dependencia era total en Dios.
El famoso Apocalipsis 3:20 nos dice, y notemos que Jesús le hablaba a una iglesia, que Jesús esta a la puerta, él quiere entrar, el justificarse por la ley y mezclarlo con la fe en realidad les ha cerrado la puerta para que Cristo pueda obrar en sus vidas.
El ser tibio no es mezclar el mundo con la fe en Cristo; el tratar de justificarse por medio de la ley y Cristo.
Muchos cristianos son como los laodicenses, como el fariseo, dicen: "Yo soy rico ante Dios, mis acciones lo demuestran, soy un cumplidor de la ley, voy a la iglesia, hago muchas obras, me merezco las bendiciones de Dios." Sin saber que eso le desagrada a Dios, están poniendo el vino nuevo en odres viejos, se han vuelto tibios.
Pero otros están poniendo su dependencia en Cristo, no importan sus obras, no importan sus acciones, lo que los justifica ante Dios es la obra de Cristo.
La tibieza es la mezcla de Cristo más la ley, el estar caliente es la sola dependencia en Cristo.
No es lo que tú hagas, es lo que Cristo hizo.
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