sábado, 28 de marzo de 2020

Sanidad Divina - Clase 6 - Como Ayudar a Otros a Ser Sanados por Dios - Parte 2


Clase 6
Como Ayudar a Otros a Ser Sanados por Dios
Parte 2

Lo segundo que debes hacer es conocer lo que la Biblia dice acerca de la sanidad divina

Mucha gente no recibe sanidad y no puede ayudar a otros porque no sabe lo que la Biblia enseña de la sanidad divina, y está lleno de tradiciones, lleno de religiosidad, lleno de ideas preconcebidas, lleno de temor.

Hace años conocí un pastor joven, que tenía unos 40 años, al que le dio cáncer, que decía que Dios le dio el cáncer para enseñarle algo.

Nunca supimos lo que Dios le quiso enseñar porque se fue al cielo.

Y sería gracioso sino es porque fue tan triste.

Mucha gente se va al cielo antes de tiempo diciendo: "Yo se que Dios me va ha sanar; algún día Él me sanará".

La sanidad no es algo en el futuro. La sanidad se pagó hace 2,000 años.

Esa persona no está caminando en fe, sino en esperanza

En la misma cruz que Jesús estaba muriendo por nuestros pecados también sanaba nuestros cuerpos.

En Isaías 53:4-5 podemos ver esto: "Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados."

Notemos que son palabras en tiempo pasado.

Llevó es en tiempo pasado.

Sufrió también es en tiempo pasado.

Fuimos es en tiempo pasado.

Si dice que Él sufrió nuestros dolores, llevó nuestras enfermedades y por sus llagas fuimos curados, ¿cómo es eso de que Él me sanará algún día?

Dios ve las cosas en tiempo pasado y la gente ve las cosas en tiempo futuro.

Porque la sanidad está apuntando siempre a la cruz; nuestra sanidad está apuntando siempre a la cruz que fue el día que el precio fue pagado.

Ese día Jesús llevo tu enfermedad; ese día sufrió tu dolor, ese día por su llaga fuiste tú curado.

Así que el punto no es que Dios te va a sanar sino recibir lo que ha sido pagado, lo que ha sido cancelado, lo que Cristo ya hizo.

Jesús ya pagó el precio de tu sanidad, tu sanidad ya esta provista. Ya está disponible para ti.

Mucha gente recibe su sueldo a través del banco; es decir, los empleadores colocan el sueldo de su personal a través de un banco para que ellos lo retiren en la fecha indicada.

En quincena o fin de mes, o en la fecha acordada el dinero es depositado en el banco a nombre del empleado.

El dinero ya está dispuesto, la persona solo debe ir al banco, o al cajero automático del banco y retirar su sueldo.

Ahora, ese dinero no será tuyo, el dinero ya es tuyo, lo único que haces es retirar lo que te pertenece.

Si no quieres cobrarlo ese dinero sigue en el banco, sigue estando disponible para ti porque es tuyo, sencillamente has decidido no retirarlo.

Del mismo modo ya fue el día del pago; Jesús ya pagó el precio por nuestra sanidad hace 2,000 años; nuestra sanidad ya fue depositada en el banco celestial, de nosotros depende acercarnos y retirar lo que ya fue depositado para nosotros.

A los ojos de Dios el pago ya fue hecho, nosotros ya fuimos sanados por las llagas de Jesús.

La sanidad ya es tuya, no tienes que trabajar para obtenerla, ya está dispuesta para ti.

Puede que estés sufriendo, puede que tengas una enfermedad, pero en el banco de Dios ya está provista tu sanidad.

Solo tienes que recibirla.

Pero el problema es que mucha gente no la recibe porque no sabe que ya está dispuesta para ella.

Algunas personas dicen: "Dios me va a sanar si es su voluntad, si Dios quiere sanarme el conoce mi casa, conoce mi teléfono y hasta mi correo electrónico. Así que Él puede venir y avisarme".

No es así, Dios ya te sanó, solo vas a recibir lo que ya es tuyo; vas a recibir lo que ya te pertenece.

¿Te acuerdas que el Espíritu Santo es las arras de nuestra herencia?

La arras sencillamente son el pie o anticipo que garantiza que lo que compras ya es tuyo.

Cuando tu compras un auto o una casa al crédito tu das un pie o anticipo, tu das la inicial, lo cual garantiza que el auto o la casa ya es tuya.

Te dan el título de propiedad y ya puedes subirte al auto o entrar a la casa y empezar a disfrutar de lo que ya es tuyo.

Del mismo modo, la garantía de tu herencia ya te fue entregada.

La sanidad ya te fue dada, es tuya, es parte de tu herencia, solo tienes que recibir lo que te pertenece; y como tú sabes que te pertenece también puedes compartirlo con otras personas.

Lo tercero que debes de hacer es decirle a la persona que Jesús ya lo ha sanado

Debes decirle a la persona lo que Jesús ya hizo por el: que tomó sus enfermedades, sufrió sus dolores y que por sus llagas ya fue sanado.

Ahora que ya sabes esto, debes de transmitirlo a otras personas.

Tengo un amigo que hace varios años empezó su ministerio de sanidad y que se le murieron las 20 primeras personas por las que oró.

Después de estas 20 personas muertas el hermano estaba completamente desanimado: "Señor, ¿no me mandaste acaso para ministrarpor los enfermos?

"Si," le dijo el Señor; y el hermano le respondió: "¿Y por qué se mueren? Ahora los hermanos me están llamando el Dr. Mortis, todos se están burlando de mi, dicen que si voy a orar es muerte segura, ¿que pasa Señor?".

Y el Señor le respondió: "¿Qué haces cuando vas donde los enfermos?"

"Bueno Señor, yo simplemente voy a visitar al enfermo al hospital, le digo que voy a orar por él, le impongo las manos y me voy".

El Señor le dijo: "Mira hijo, estás haciendo mal, mi Palabra dice que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, el enfermo no tiene fe para recibir su sanidad y por eso se muere. Lo que tienes que hacer enseñarle lo que la Biblia dice de la sanidad, luego le preguntas si quiere ser sanado, y al final lo ministras para que reciba la sanidad, y así será sanado."

Lo volvieron a llamar al hermano para que ministre a un enfermo grave, así que el hermano fue e hizo lo que el Señor le había dicho.

Le explicó lo que la Biblia dice en Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y Primera de Pedro 2:24, donde dice que Jesús tomó nuestras enfermedades, sufrió nuestros dolores y que por sus llagas fuimos curados; después de eso le preguntó si quería recibir su sanidad, como el enfermó dijo que si, el hermano lo ministró y el enfermo fue sanado inmediatamente.

A partir de entonces el ministerio del hermano cambió completamente y hasta hoy la gente sigue siendo sanada a través de su ministerio.

El hermano había aprendido una gran verdad, debemos enseñarle a la gente la Palabra de Dios.

Cuando estudiaba en el Centro de Entrenamiento Bíblico formaba parte de un grupo de evangelismo que visitaba los hospitales los martes, jueves y sábados.

Íbamos a visitar a los enfermos, les ministrábamos la Palabra y orábamos por ellos; y muchas veces cuando regresábamos al hospital ya no se encontraban los enfermos, estaban sanos.

En un día común sucedía lo que me pasó una vez.

La hora de visita en el hospital era de 2 a 4 de la tarde; así que cuando terminaba el horario de visita nos escondíamos en los baños, las escaleras o cualquier sitio, y de ahí empezábamos a visitar cuarto por cuarto a los enfermos.

Un día teníamos que ir a cuidados intensivos, un enfermero tenía a su tía en estado de coma así que me hizo pasar junto con una hermana.

Llegamos donde la tía, y oramos para que salga del coma, y la mujer de unos 80 años, salió del coma y nos preguntó: "¿Dónde estoy?"

Unos pacientes del otro cuarto nos llamaron cuando vieron lo que pasó y nos dijeron que querían recibir lo que la señora había recibido; les compartimos de la sanidad divina, lo que Cristo hizo por ellos y los ministramos, uno de los dos que no podía caminar empezó a caminar y la otra persona que tenía un tumor en la pierna, sentí como se disolvía en mis manos.

Vinieron entonces los doctores y nos sacaron del pabellón.

En esa época no estaba en el ministerio a tiempo completo, solo era un simple creyente, compartiendo la Palabra de Dios y ministrando a otros.

Todos los creyentes podemos ministrar a otras personas.

Tú puedes orar por los enfermos, Dios quiere usarte a ti.

A tí que estás ungido, a tí que tienes la autoridad, a tí que sabes que eres sano por las llagas de Jesús.

En Marcos 16:17 Jesús dijo: "Pondrás las manos sobre los enfermos y se sanarán". En Santiago 5:4-5 dice que también podemos ungir a los enfermos con aceite en el nombre del Señor porque la oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará.

Hay muchos métodos para ministrar a los enfermos, el asunto es si es que tú estás dispuesto a creer y hacer la Palabra de Dios, los milagros empezarán a ocurrir en tu vida.

Solo tienes que atreverte.

No debemos estar con la actitud que dice: ¿Y si no sana? ¿Y si no pasa nada? Mejor que el pastor ore.

Yo empecé a orar por los enfermos cuando ni siquiera soñaba que sería pastor, era un simple miembro de la iglesia.

En realidad, yo empecé a predicar cuando recién me había convertido. Era un joven de 17 años que predicaba de persona a persona.

Un joven o adulto cualquiera lo puede hacer.

La edad no interesa, una vez escuché a un señor de 60 años que se convirtió y dijo: "60 años serví al diablo, 60 años serviré a Dios". y se puso a predicar por todos lados.

Nosotros ya hemos sido sanados por las llagas de Jesús, ahora nos toca a nosotros ministrar la sanidad.

Ahora nos toca a nosotros ir y ministrar a los enfermos.

Recuerda para ministrar a otros debes hacer lo siguiente:

Lo primero que debes hacer es saber que por el hecho de estar en Cristo estás ungido para ministrar a los enfermos.

Lo segundo que debes hacer es conocer lo que la Biblia dice acerca de la sanidad divina.

Lo tercero es ir donde el enfermo, compartirle lo que la Biblia dice de la sanidad divina, de como Jesús tomó nuestras enfermedades, sufrió nuestros dolores y que por sus llagas hemos sido curados.

Después de eso ministrarlo usa alguno de los métodos que veremos en las siguientes entradas.

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