Capítulo 29
EL ESPÍRITU SANTO EN EL
LIBRO DE HECHOS Parte II
SIEMPRE CREÍMOS que los discípulos eran cristianos antes del
Día de Pentecostés; pero un día me vino esta pregunta: ¿Alguien creyó antes del
Día de Pentecostés que Jesús iba a morir por sus pecados y resucitar después de
que Dios los había justificado? Fui a Mateo 16:16 y leí la confesión de Pedro:
"Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Entonces fui a Juan 11:27
donde Marta hace su confesión: “Le dijo:
Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido
al mundo”. Y luego, está Juan 20:25-29, la confesión de Tomás. Tomás había
dicho que no creería que Cristo había resucitado de entre los muertos a menos
que: "Si no viere en sus manos la
señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi
mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus
discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas
cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás:
Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y
no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor
mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” Entonces vi que los
discípulos habían creído que Jesús era el Hijo de Dios, que él era el Mesías,
pero que nadie creyó según Romanos 10:9-10: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón
se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación".
Y la Escritura dice que "Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado".
O puede leer en 1 Corintios 15:1-3: "Porque primeramente os he enseñado lo que
asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras". Mira, ninguno de los discípulos sabía que Cristo iba a
morir por sus pecados, ni que iba a sufrir como su sustituto, ni que iba a quitar el pecado; ni que Dios iba a
poner sobre Él la iniquidad de todos nosotros. Ellos no sabían que "Al que no conoció pecado, por nosotros lo
hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él".
Nadie sabía que Jesús iba a bajar a las regiones oscuras y
vencer a Satanás y despojarlo de su autoridad, y paralizar su poder de muerte
de modo que los hombres que habían sido mantenidos en esclavitud todas sus
vidas pudieran ser puestos en libertad confesando a Jesús como Su Señor y
Salvador. Nadie lo sabía. Nadie sabía acerca de la justicia, lo que
significaba.
Esto me enfrentó, y al principio me pregunté por qué no la
habíamos visto antes. Los discípulos eran judíos bajo el Primer Pacto. Estaban
bajo la sangre de toros y macos cabríos. Habían obedecido la ley acerca del
sacrificio, acerca de la observancia del sábado y todo lo demás con respecto a
la ley.
Tenían una justicia limitada bajo la ley como siervos. Pero
no conocían nada mejor que eso.
Sabían que iba a venir un Mesías, pero pensaron que era
puramente nacional. Pensaron que los liberaría de la ley romana y les
devolvería el reino que les fue establecido por David. Ninguno de ellos creyó en
Cristo como nosotros creemos hoy en Él, porque ellos no tenían enseñanza. Jesús
no les había mostrado eso. Lo dejo a Pablo para abrir la parte de Su obra
terminada. Ustedes se acuerdan de Gálatas 1:8-11. "Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado, sea anatema (o maldito)". Es un
lenguaje fuerte, ¿no?
El undécimo versículo es significativo: "Mas os hago saber, hermanos, que el
evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo
aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo".
A Pablo se le dio la Revelación del sacrificio sustitutorio
de Jesucristo; a Pablo se le dio la Revelación del Cuerpo de Cristo de la cual
Jesús es la Cabeza; a él se le dio la Revelación de la unión del creyente con
Cristo; y le fue dada la Revelación del ministerio del Santo Espíritu en el
Cuerpo de Cristo. No conocemos cuánto le fue enseñado por la "Palabra hablada". No está
registrado en el Libro de los Hechos. Entiendes que ninguna de las iglesias
tuvo más de dos o tres de las epístolas de Pablo hasta después de comienzos del
segundo siglo. El Evangelio de Juan no fue escrito hasta después del 110 A.D.,
de modo que toda la revelación que Juan tenía no se supo hasta después que el
evangelio de Juan fue escrito.
Recuerda que Pablo no fue enviado al pueblo judío, sino que
fue enviado a los gentiles. Recuerda que la enseñanza de la Iglesia en Primera
y Segunda Corintios, en Efesios, Filipenses y en Colosenses, sólo se conocía localmente.
Es cierto que algunos de ellos tenían partes del Antiguo Testamento, pero no
había imprentas en ese tiempo. Las copias tenían que ser hechas por esclavos y
hombres pobres; y la mayoría de los conversos eran pobres. No tenían acceso a
las escrituras hebreas; y si lo hubieran hecho, no podrían haberlas leído. Así
que como ves, en el Día de Pentecostés se conocía muy poco. Lo que me asombró y
me hizo pensar fue que cuando Pedro predicó, no dijo: "Arrepiéntanse y crean". De hecho,
las palabras "fe" o "creer" no fueron usadas en el Día
de Pentecostés.
Dios no exigió la fe de los discípulos en el Aposento Alto.
Él no exigió nada de ellos, sino que se mantuvieran esperando al Espíritu
Santo. Observamos algunas cosas significativas en los cuatro Evangelios donde
se habla del Bautismo del Espíritu Santo. Comenzando con Mateo 3:11, leemos:
"Yo a la verdad os bautizo en agua
para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno
de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego."
Ahora note esto cuidadosamente, "Voy
a sumergirte en el agua, pero Jesús viene y él va a sumergirte en el Espíritu
Santo".
La inmersión en el agua era para su cuerpo. La inmersión en
el Espíritu Santo fue para sus espíritus. Pero, ¿qué le hizo a sus espíritus?
Los recreó. Cuando estaban inmersos en el Espíritu, recibieron Vida Eterna.
Ellos nacieron de nuevo. Entonces el fenómeno del fuego se manifestó en una
lengua que estaba sobre sus cabezas. Los discípulos debieron mirar con asombro.
No entendieron lo que significaba. Pero sabemos que este mensaje del sacrificio
sustitutorio de Jesús, del Cuerpo de Cristo, de la Iglesia, iba a ser
proclamado con lenguas de fuego, un mensaje irresistible tal como el fuego es irresistible.
Esa fue la razón de las grandes persecuciones que vinieron sobre la Iglesia. Me
pregunto si alguna vez ha habido alguna persecución de alguna iglesia muerta y
formal.
Después de que las lenguas del fuego se manifestaron, luego
dice: "Y todos fueron llenos del
Espíritu Santo y hablaron en otras lenguas".
Los había recreado. Había hecho de sus cuerpos un templo, un
santuario. Ahora Él entró en este nuevo hogar. Había vivido en el Lugar
Santísimo, en el Tabernáculo y en el Templo. Ahora Él iba a habitar en sus
cuerpos. En Romanos 12:1-2 dice: "Así
que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos", un templo de Dios. Quiero que lo presentes a Dios para su
uso. Esto es lo que tenemos en 1 Corintios 6:19-20: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo".
"Glorifica a Dios en tu cuerpo".
Esa es una frase sorprendente. El cuerpo no es sólo un templo, sino que quiero
que glorifiques a Dios con tu cuerpo.
Ahora puedo ver por qué el cuerpo necesita estar
perfectamente bien, sano y fuerte; y que sea libre de todos los hábitos
impuros, porque es el templo de Dios. Filipenses 1:20 arroja un poco más de luz
sobre él: "Ahora también será
magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el
vivir es Cristo, y el morir es ganancia". Y ustedes podrían pensar en
Gálatas 2:20 dice: "Yo he sido
crucificado (noten que aquí el tiempo no es "yo estoy crucificado", sino "yo he sido crucificado") con Cristo; y ya no vivo yo, sino que Cristo
vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe, la fe que
está en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó por mí".
La gran verdad de la morada en el interior sólo fue insinuada
por Cristo en Juan 7:38-39: "Jesús
dijo: De dentro de tu vida interna brotarán torrentes de agua viva." Esa
es la Traducción del Siglo XX. "Pero
esto decía del Espíritu que los que creían en él iban a recibir." Pero
ustedes dirán: "¿Y qué hay de la
frase en Lucas en la cual Jesús sopló sobre ellos y dijo: ‘Recibid el Espíritu
Santo’?” Esa es el caso que se registra en el Evangelio de Lucas 24:45: "Entonces les abrió el entendimiento, para
que comprendiesen las Escrituras".
Cuando Él sopló sobre ellos, tocó sus mentes, tal como lo
hicieron bajo la Primer Pacto. No fue en ningún sentido que recibieran el
Espíritu Santo como ustedes y yo lo recibimos hoy, o como lo recibieron en el
Día de Pentecostés: Tal vez sería bueno para nosotros pensar sólo en algunas
cosas que los discípulos y otros hicieron no sabían en ese maravilloso día.
Nadie había sido redimido, así que no sabían nada acerca de la redención,
excepto la redención de Egipto. Eso era una redención nacional.
Nadie sabía nada acerca de la Vida Eterna. El Evangelio de
Juan aún no había sido escrito. Lo que Jesús dijo, lo registró Juan. Juan
10:10, "Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en
abundancia".
Ese era un nuevo tipo de Vida. La misma palabra,
"Zoe", era nueva para los oídos de la mayoría de los oyentes. Nadie
había sido recreado. El Nuevo Nacimiento era desconocido para ellos. La pequeña
charla que Jesús tuvo con Nicodemo cuando le dijo que debía nacer de nuevo no
había recreado a Nicodemo. Nicodemo no entendió lo que significaba. Había
dicho: "¿Cómo puede nacer un hombre
cuando es viejo?" Jesús le dijo: "Lo que es nacido de la carne (o de los sentidos) está gobernado por los sentidos, lo que es
nacido del Espíritu Santo es ser gobernado por el Espíritu Santo". El
cuerpo físico del hombre no nace de nuevo. El espíritu del hombre es el
verdadero hombre. Es la parte que nace otra vez.
Uno debe estudiar esto muy cuidadosamente. Juan 3:3-8. Léelo
como si nunca lo hubieras leído antes. No la leas con ninguna idea
preconcebida. Elimina todo de tu mente; y descubrirás este hecho, que era una
profecía del nacimiento de la Iglesia.
Iban de nacer del Espíritu Santo. Lo que ocurrió en el Día de
Pentecostés fue el cumpleaños del Cuerpo de Cristo. Nicodemo no lo entendió.
Nadie más lo entendió hasta que le fue revelado a Pablo. Como ves, nadie había
hablado nunca de una Nueva Creación, una nueva clase de hombre. Era totalmente
nuevo para ellos. 2 Corintios 5:17 habría caído sobre oídos sordos. Nadie había
sido hecho justo. La única justicia que conocían era la justicia atribuida que tuvo Abraham, y la
justicia de la ley que tenían los que guardaban la ley.
Pero aquí hay un nuevo tipo de justicia. Un fenómeno había
ocurrido en la muerte de Jesús. La cortina que había estado cerrada para los
hombres en el Lugar Santísimo había sido rasgada de arriba abajo. Ya no hay
ningún lugar secreto donde los hombres puedan encontrar a Dios bajo la sangre
de toros y machos cabríos. Ahora ha ocurrido algo nuevo. El hombre puede entrar
en la presencia de Dios sin sentimiento de culpabilidad o condenación. Hebreos
4:16 se ha convertido en una realidad: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro". El décimo
capítulo de Hebreos, el segundo versículo, es efectivo. Dijo que los
sacrificios que hacían continuamente no los hacían perfectos. "De otra manera cesarían de ofrecerse, pues
los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de
pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados."
En los versículos duodécimo y decimotercero muestra cómo
Cristo por un solo sacrificio ha perfeccionado para siempre a los santificados.
Cuando un hombre es purificado por la sangre de Cristo, puede estar en la
presencia del Padre como si el pecado nunca hubiera existido. Luego está 1
Corintios 1:30. Todo creyente debe conocer esta Escritura: "Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús,
el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría (de Dios), y justicia (de
Dios), y santificación (de Dios), y redención". Lee Romanos 3:26, la
interpretación marginal de la Versión Estándar Americana. Jesús se convierte en
la justicia del hombre que tiene fe en Jesús. Nadie había sabido jamás nada
acerca de su morada interior. Jesús dijo: "Mora con vosotros, y estará en vosotros" (Juan 14:17).
Nadie había tenido una verdadera amistad con el Padre bajo el
Primer Pacto. Eso era prácticamente imposible. Nadie había usado el nombre de
Jesús. Nadie había llamado a Dios, Padre. Ellos crucificaron a Jesús por
hacerlo. Nadie sabía del Nuevo Pacto. Nadie sabía del Nuevo Tipo de Amor. Todo
esto vino por el Conocimiento de Revelación luego del Día de Pentecostés,
después que los hombres recibieron la Vida Eterna y recibieron en sus cuerpos
el gran y poderoso Espíritu Santo.
Preguntas
1. ¿Creyeron los discípulos que Jesús era Cristo antes del
Día de Pentecostés? ¿Fue según Romanos 10:9-10?
2. ¿A quién fue enviado Pablo con su revelación del
sacrificio sustitutoria? 3. ¿Fueron las palabras "fe" o "creer", usadas en el Día de Pentecostés? ¿Qué
debían hacer los discípulos?
4. ¿Para qué fue la inmersión en el agua? b. ¿Qué les hizo la
inmersión en el Espíritu Santo?
5. Explica 1 Corintios 6:19-20.
6. ¿Alguna vez alguien había sido redimido? ¿Tuvo vida
eterna? ¿Había alguna nueva creación?
7. ¿Cómo respondió Jesús a Nicodemo?
8. ¿Alguien entendió que el Cuerpo de Cristo había nacido
hasta que Pablo tuvo su revelación?
9. ¿Había sido hecho justo? b. ¿Qué significa justicia? c.
¿Podría la ley hacer a alguien justo?
10. Explica 1 Corintios 1:30. b. ¿Qué vino por el
Conocimiento de Revelación después del Día de Pentecostés?
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