Desde que estudiamos la venida del Encarnado y la redención efectuada en Él y la celebración de un Nuevo Pacto en Su sangre, no hemos mencionado para nada al pueblo de Dios del Antiguo Pacto, los judíos. Sin embargo, al estudiar lo que se refiere al período de la Tribulación, aparecen de nuevo los judíos en escena. La Tribulación es él período de angustia de Jacob, la tribulación más grande que jamás haya sufrido el pueblo judío. Antes de estudiar la parte que tiene el judío en la Tribulación, nos conviene repasar brevemente la historia de los judíos; el cumplimiento de la Divina profecía en relación a ellos.
I. La
Profecía Divina con Respecto a los Judíos
Antes de ver las profecías que se habrán de cumplir en el
futuro, examinemos algunas profecías que ya se han cumplido.
Dios profetizó por medio de Moisés que los judíos serían
esparcidos por el mundo y que serían perseguidos en todas partes: “A vosotros, empero, os esparciré entre las
naciones, y les desenvainaré la espada en pos de vosotros” (Lv 26.33 Straubinger). Esta profecía se
ha cumplido porque ningún otro pueblo ha sido tan esparcido sobre la tierra
como el pueblo judío.
La historia revela que a cualquier parte donde los judíos
han ido han tenido que soportar el exilio, la cautividad, la confiscación de
sus bienes, la tortura y la masacre. La profecía mencionada no parece imposible
de cumplirse, es decir, que los judíos serían esparcidos y perseguidos, pero a
la luz de esta profecía hay otras que se refieren a ellos y cuyo cumplimiento
nos parece una imposibilidad. El resultado natural del esparcimiento y de la
persecución de los judíos hubiera sido el que fuesen absorbidos por las otras
naciones y perdieran su identidad. Sin embargo, Números 23.9 se ha cumplido: “...Es
un pueblo que habita aparte, y no se cuenta entre las naciones”
(Straubinger). A donde quiera que ha ido el judío se le ha reconocido en su
calidad de tal, excepto en casos muy excepcionales.
Dios también declaró que los judíos aunque esparcidos y perseguidos, nunca se extinguirían y que Él tomaría venganza de las naciones que los persiguieran. Jeremías 30.16 afirma: “Mas cuantos te devoran serán devorados... los que te despojan serán despojados” (Straubinger). Los grandes imperios de Babilonia, Grecia y Roma que persiguieron a los judíos, han desaparecido. Sin embargo, dondequiera que hay judíos, están prosperando y mantienen posiciones directrices y de mucha importancia en todas las esferas de la vida.
Un escritor dice: “Los judíos, soportando valientemente
toda clase de tormentos, los dolores de la muerte y los todavía más terribles
dolores de la vida, han resistido las persecuciones más espantosas. No
obstante, naciones poderosas cuyo poder ha abarcado a todo el mundo habitado,
se han desvanecido; entre tanto que este puñado de gente esparcida, subyugada y
perseguida, sigue floreciendo después de dieciocho siglos de persecución
organizada y en escala mundial. Y siguen preservando las leyes y las costumbres
que les fueron dadas desde la infancia del mundo, y preservando su nacionalidad
única en medio de los cambios de los siglos”.
II.
Cumplimiento Actual de la Profecía
La profecía que se está cumpliendo ahora es aquella que
dice que los judíos volverán a su propia nación: “Y yo los plantaré en su propio suelo; y nunca jamás volverán a ser
arrancados de su tierra que yo les he dado, dice Jehová, el Dios tuyo” (Am 9.15 Versión Moderna). Desde la
terminación de la Primera Guerra Mundial ha regresado un gran número de judíos
a Palestina. Once días después de que la Tierra Santa fue libertada de manos de
los turcos, terminó la guerra repentinamente. Esta liberación hizo posible el
regreso de los judíos.
III.
Profecías Futuras con Respecto a los Judíos
La profecía también declara que el Templo sería
reconstruido, después del regreso de los judíos a Palestina: “Después de esto volveré y reedificaré el
tabernáculo de David y lo volveré a levantar; para que el residuo de los
hombres busque al Señor y todos los gentiles que son llamados de mi nombre”
(Hch 15.16-17 Versión Moderna).
En nuestra última lección estudiamos la aparición del
Anti-Cristo durante este periodo (el Rapto ya habrá ocurrido).
Entonces vendrá el tiempo de la angustia para Jacob. Las
naciones del inundo, aunque felices por haberse librado de los cristianos, se
volverán más crueles contra los judíos a causa de la prosperidad de éstos. Las
naciones de la tierra, uniendo sus ejércitos, marcharán contra Jerusalén.
Capturarán la ciudad y cuando todo parezca absolutamente perdido para los
judíos, vendrá Cristo. Esto será lo que se denomina la Batalla del Armagedón.
Deseamos subrayar que cuando Cristo, con Sus Santos, venga
para librar a los judíos, no se verificará un combate sangriento entre Cristo y
las naciones. Los santos no tomarán parte en la batalla. 2 Tesalonicenses 2.8 nos dice que el Señor Jesús matará al
“inicuo”, al “hijo de perdición”, con el aliento de Su boca. Lo que se quiere
decir es que Cristo matará con Su boca a Sus enemigos antes de que Él llegue a
la tierra. Una vez que Jerusalén haya sido tomada por sus enemigos, la
presencia de Cristo los derrotará. Luego, cuando la victoria se haya ganado,
Sus pies se asentarán sobre el Monte de los Olivos.
Zacarías 14.2-4
nos habla del regreso de Cristo en el tiempo cuando las naciones estén en
guerra con Jerusalén: “Porque voy a
juntar todas las naciones contra Jerusalén en guerra; y la ciudad será tomada y
las casas serán saqueadas y saldrá la mitad del pueblo en cautiverio, mas el
resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Entonces saldrá Jehová, y
peleará contra aquellas naciones... y
estarán plantados Sus pies en aquel día sobre el Monte de los Olivos”
(Versión Moderna).
IV. La
Revelación de Cristo
Esta Revelación de Jesucristo es la segunda fase de Su
segunda venida. La cena de las bodas del Cordero se habrá efectuado ya y la
Iglesia regresará con Él. Este es el tiempo cuando todo ojo le verá y cuando
los judíos le reconocerán como Su Mesías y se lamentarán por haberlo rechazado.
Entonces se cumplirá la profecía de Zacarías
12.10: “Derramaré también sobre la
casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, espíritu de gracia y de
suplicación; y mirarán a mí, a quien traspasaron; y se lamentarán a causa del
que hirieron como quien se lamenta a causa de su hijo único; y estarán en
amargura por él, como uno que está en angustia por su primogénito” (Versión
Moderna).
Se cumplirá también Isaías 25.9: “Y se dirá en aquel día: ¡He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado; y Él nos salvará! estaremos alegres y nos regocijaremos en esta salvación” (Versión Moderna).
Los
judíos se lamentarán por haber rechazado a Cristo, pero no por mucho tiempo. La
liberación de sus enemigos terrenales y de sus tinieblas espirituales les
traerá grande gozo al corazón. Dios ha predicho en muchos pasajes de las
Escrituras el gozo de Su pueblo.
Isaías 60.1: “Levántate, resplandece; que ha venido tu
luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.
Isaías 60.20: “Jehová será tu luz eterna, y los días de tu
llanto se habrán acabado” (Versión Moderna).
Isaías 60.21: “Y tu pueblo, todos ellos justos; heredarán
para siempre la tierra; renuevos plantados por mí mismo, obra de mi mano para
que yo sea glorificado” (Versión Moderna). Luego, Cristo establecerá Su
reino terrenal.
V. El
Milenio
Al Pueblo del Antiguo Pacto Dios le dio una profecía doble
con respecto a Su Hijo. Una fue la profecía de Su primera venida como el
Cordero de Dios que quita el pecado. La otra, acerca de Su venida como Rey para
establecer un reino terrenal.
Parece que los judíos no hicieron caso de lo que Dios les
dijo acerca de la primera venida y se fijaron solamente en su aparición como
Rey para establecer Su Reino. Es por eso que no reconocieron o aceptaron a
Cristo como el Hijo de Dios. La Primera venida se ha cumplido; ahora los judíos
y nosotros estamos esperando que Él aparezca glorificado.
La Biblia habla una y otra vez del tiempo cuando Cristo
reinará en la tierra durante mil años. Cesará temporalmente el reinado de
Satanás. En nuestra última lección vimos que al irse el Espíritu Santo de la
tierra, vendría como cosa natural una Gran Tribulación porque Satanás se
convertiría en el dios de este mundo sin limitación alguna.
Por otra parte, el fin del reinado de Satanás al ser atado
y encerrado durante mil años sin permitirle acceso alguno a la tierra, será
seguido por una gloriosa era de paz. Satanás es el autor del pecado, de la
enfermedad, del sufrimiento y de la miseria, y cuando él se desvanezca de la
tierra, todo esto se desvanecerá también. Hay muchos pasajes que describen el
período del milenio. Citaremos solamente unos cuantos.
No habrá más guerras, Miqueas
4.2-4: “Y harán de sus espadas rejas
de arados, y podadores de sus lanzas; no levantará la espada gente contra
gente, ni aprenderán más la guerra” (Straubinger). “Y no dirá mas el habitante: estoy enfermo; al pueblo que mora. en ella
le habrá sido perdonada su iniquidad” (Is
33.24 Versión Moderna).
“Entonces serán
abiertos los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos serán destapados.
Entonces el cojo saltará como ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque
revientan aguas en el desierto y arroyos en el yermo. Y el espejismo se
convertirá en laguna verdadera, y la tierra sedienta en manaderos de aguas; en
la habitación de chacales, donde éstos se duermen, habrá criadero de cañas y de
juncos. Y habrá allí una calzada y camino; que será llamado camino de santidad;
no lo transitará el inmundo, sino que Él mismo estará con ellos... Y los
rescatados de Jehová volverán, y vendrán a Sión con canciones; y regocijo
eterno estará sobre sus cabezas; alegría y regocijo recibirán, y huirá el dolor
y el gemido” (Is 35.5-10 Versión
Moderna).
“Porque la tierra
estará llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el
mar” (Hab 2.14 V. M.).
Isaías 65.9: “También yo me regocijaré con Jerusalén, y
me gozaré en mi pueblo; y no se oirá más en ella voz de lloro, ni voz de
clamor” (V. M.).
Durante el milenio, los judíos como nación, seguirán a
Cristo y serán los misioneros del mundo.
Los judíos se convertirán en una grande bendición para toda
la tierra: “Si su tropiezo constituye las riquezas del mundo y su pérdida las
riquezas de los gentiles, ¿cuánto más su abundancia?” El centro de la adoración
del mundo será Jerusalén y se cumplirá la profecía de Isaías 2.3: “Y vendrán muchos
pueblos y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de
Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos y caminaremos por sus sendas; porque de
Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la Palabra del Señor”. Todos los hombres
podrán testificar y comprender lo que el Señorío de Cristo significará para la
humanidad.
Sin embargo, este reino de paz terminará cuando Satanás sea
soltado de sus prisiones. Él reunirá para la guerra a todos aquellos cuyos
corazones no han estado realmente en armonía con el reino de Cristo aunque
hayan estado bajo Su sujeción.
Apocalipsis 20:7-8
nos dice: “Y cuando fueren acabados los
mil años, Satanás será desatado de su prisión, y saldrá para extraviar a las
naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin
de congregarlos para la guerra; cuyo número es como las arenas del mar” (V.
M.). Jerusalén de nuevo será atacada, pero Dios intervendrá con fuego del
cielo, y Satanás será arrojado al lago de fuego, y nunca más tendrá acceso a la
tierra, o al nuevo cielo y a la nueva tierra. Una descripción de lo que
acontecerá se nos da en Apocalipsis
20.9-10: “Y subieron sobre la anchura
de la tierra, y cercaron el campamento de los santos en derredor, y la ciudad
amada; y bajó fuego del cielo y los devoró. Y el diablo que los había
extraviado fue arrojado en el lago de fuego y azufre, en donde están también la
bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de
los siglos” (V. M.).
Entonces llegará la eternidad. Ocurrirá la segunda
resurrección, la resurrección de los no creyentes muertos, y el Juicio del Gran
Trono Blanco: “Y vi un gran trono blanco,
y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyó la tierra y el cielo;
y no fue hallado lugar para ello. Y vi a los muertos, pequeños y grandes, estar
en pie delante del trono; y se abrieron los libros; se abrió también otro
libro, que es el Libro de la Vida; y los muertos fueron juzgados de acuerdo con
las cosas escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos
que había en él; y la muerte y el sepulcro entregaron los muertos que había en
ellos; y fueron juzgados cada uno conforme a sus obras. Y la muerte y el
sepulcro fueron arrojados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y
cualquiera que no fue hallado escrito en el Libro de la Vida, fue arrojado en
el Lago de Fuego” (Ap 20.11-15 V.
M.).
VI. El
Nuevo Cielo y la Nueva Tierra
Cuando esto haya ocurrido, vendrán entonces el Nuevo Cielo
y la Nueva Tierra; y el primer cielo y la primera tierra pasarán y el mar no
será más: “Y vi un cielo nuevo y una
nueva tierra porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya
no existe” (léase Ap 21.1-8 V.
M.).
La iglesia entrará entonces a tomar posesión total de su
vasta herencia. Pablo nos dice en Efesios que en los días por venir el gran
Dios-Padre nos va a dar los tesoros y las riquezas que ha almacenado en Su gran
amor durante la eternidad del pasado para nosotros. ¡Ah, la verdad gloriosa de
los tesoros, de las riquezas y del gozo que pertenecen a la familia de Dios!
Durante siglos de siglos nos vamos a conocer los unos a los
otros, a hablar el uno con el otro y a disfrutar de las bendiciones celestiales
para siempre. Bendita sea la esperanza del Nuevo Cielo y de la Nueva Tierra.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo es que aún hoy el judío sigue siendo un testigo?
2. Cite tres pasajes proféticos que se hayan cumplido
con respecto a los judíos.
3.
¿Qué profecía relacionada con el pueblo judío se
está cumpliendo hoy?
4.
¿Qué ocurrirá en la manifestación de Cristo?
5.
Cite cuatro pasajes que se refieran a los judíos
recibiendo a Cristo.
6. ¿Por qué no habrá pecado ni sufrimiento durante el
milenio?
7. ¿Quiénes estarán en el ejército que Satanás reunirá
después de que sea libertado?
8.
¿Cómo salvará Dios a Jerusalén?
9.
¿Qué ocurrirá en la segunda resurrección?
10.
Diga lo que pueda del Nuevo Cielo y de la Nueva
Tierra.