LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
Nuestras dos últimas lecciones trataron del Ministerio del Espíritu Santo. Notamos que Él vino en el tiempo señalado para cumplir una misión definida, y que cuando haya realizado Su ministerio en la tierra regresará al Padre como lo hizo Cristo.
2 Tesalonicenses 2.7 revela que hay un tiempo señalado para que Él se ausente de este mundo:
“Porque ya está obrando el misterio de iniquidad; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora impide”. Este que está impidiendo la obra de Satanás es el Espíritu Santo, pero llegará el tiempo en que sea quitado de en medio.
Hay algunas cosas sobre Su regreso o Ascensión al Padre sobre las cuales deseamos llamar la atención. En nuestro estudio de Su ministerio durante la actual dispensación, notamos que cuando el Espíritu Santo entró al mundo, fue encarnado en el cuerpo místico de Cristo, Su Iglesia. Desde entonces, el Cuerpo de Cristo ha sido Su morada: “En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu” (Ef 2.22).
Deseamos subrayar lo siguiente: cuando el Espíritu Santo deje el mundo, no se separará del cuerpo, sino que será dejado en el Cuerpo de Cristo. En esto constituirá el Rapto: La iglesia será arrebatada en el Espíritu para ser unida en gloria, con Cristo, la Cabeza de la Iglesia, el propio Salvador del Cuerpo.
El Espíritu Santo ha estado formando el Cuerpo de Cristo y Él lo presentará delante del Salvador como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga (Ef 5.27). Escribiendo sobre este asunto, A. J. Gordon ha dicho lo siguiente: “El traslado, de la iglesia va a ser efectuado por el Espíritu Santo que mora en ella: Mas si el Espíritu de Aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Cristo Jesús de los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que mora en vosotros’ (Ro 8.11). No es por actuar sobre el Cuerpo de Cristo exteriormente, sino por la vigorización interior que el Espíritu Santo efectuará su glorificación. En una palabra, el Consolador, que en el día de Pentecostés descendió para formar un Cuerpo, en el Rapto regresará al cielo en ese Cuerpo”.
I. La Certidumbre del Regreso de Cristo
Eso tendrá lugar en el regreso de nuestro Señor. Antes de terminar este curso deseamos estudiar los pasajes bíblicos que se refieren a Su regreso.
En profecía, en parábola y en enseñanza, Cristo reveló que va a venir otra vez. Como trescientos versículos del Nuevo Testamento tratan de este grandioso acontecimiento. Las profecías divinas nunca dejan de cumplirse. Cada profecía respecto a la primera venida de Cristo se cumplió en forma exacta. Y así se cumplirá cada promesa de Su Segunda venida.
Vemos, por ejemplo, el cumplimiento de la profecía de Isaías 7.14, cuando una virgen concibió y dio a luz a un Hijo cuyo nombre fue Emmanuel. Cristo nació en Belén en cumplimiento de lo que se predijo en Miqueas 5.2. Sin embargo, para que se cumpliese esa profecía, “todo el mundo” tuvo que ser “empadronado”. Veinte profecías del Salmo 22 se cumplieron cuando Cristo murió en la cruz. Isaías 53 se cumplió cuando Él fue hecho pecado por nosotros.
El Espíritu Santo reveló a los profetas de la antigüedad tales acontecimientos muchísimos años antes de que Cristo viniese: “De la cual salud los profetas que profetizaron de la gracia que había de venir a vosotros, han inquirido y diligentemente buscado, escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual preanunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas” (1P 1.10-11).
Al ver el cumplimiento exacto de todas las profecías acerca de la primera venida de Cristo, recibimos el incentivo necesario para escudriñar las Escrituras y aprender de ellas acerca de Su segunda venida. Al estudiar las profecías que predicen la segunda venida del Señor, vemos que hay dos fases de dicha venida:
1. El Rapto, en el cual la Iglesia es arrebatada para encontrarle en el aire; y
2. La revelación de Su venida a la tierra, con Su Iglesia, en ostentación de poder y gloria, cuando “todo ojo le verá”. En ese tiempo Él establecerá Su reino terrenal durante mil años.
II. ¿Qué sucederá en el Rapto?
El Espíritu Santo, por medio del apóstol Pablo, nos da una descripción sorprendente de lo que sucederá cuando Cristo regrese. Su venida afectará a cada miembro del Cuerpo de Cristo, ya sea que estén con el Señor o vivos, en espera de Su regreso: “Por lo cual, os decimos esto en Palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron. Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero; luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1Ts 4.15-17).
Nuestro Señor, que ha ascendido al cielo y ha tomado Su lugar como Mediador, Intercesor, Abogado y Señor, para bien nuestro, “descenderá del cielo con aclamación”. Todo creyente que viva escuchará esa aclamación. Los incrédulos no tienen parte en esto; y la aclamación será la señal para la resurrección de los cuerpos de los que han muerto en Cristo. Los cuerpos de los que están con Cristo se levantarán primero. Ellos, juntamente con todos los creyentes que vivan, serán arrebatados (el griego dice, “en las nubes”) para encontrar al Señor en el aire.
Deseamos subrayar aquí, que la resurrección de los cuerpos de los que hayan muerto en Cristo, será la que tendrá lugar en el Rapto. No es el espíritu el que será resucitado; los espíritus de los santos que se han ido, ya están con Cristo en el Cielo. El espíritu del creyente en Cristo Jesús no puede morir nunca y de consiguiente, nunca necesita una resurrección. Los muertos en Cristo no están en el sepulcro, sino que viven con Cristo.
1 Tesalonicenses 4.14 nos señala que aquellos que han muerto en Cristo vendrán con Él en el rapto a recibir sus cuerpos inmortales y glorificados. El término “nubes” no significa necesariamente las nubes del aire. Probablemente significa que nubes de creyentes se levantarán de cada nación para encontrar al Señor en el aire. Encontramos la expresión “nubes de testigos” en Hebreos 12.1. Notemos el significado en el griego, de la expresión “arrebatados”. Se nos dice que “ello indica un acto poderoso y decisivo de Dios que nadie puede resistir y que nadie deseará resistir". Significa un “tomar por la fuerza”.
El término se emplea en Mateo 11:21 cuando Cristo dice que los hombres de violencia toman el reino de los cielos por la fuerza, y en Hechos 23.10 cuando se les ordenó a los soldados que tomaran a Pablo por la fuerza.
Qué compulsión tan Gozosa será esa. “Arrebatados para encontrar a nuestro bendito Señor y Salvador, a quien no habiéndolo visto, ya lo amamos”. Se operará un cambio en nuestros cuerpos. Pablo dice que “...ni la carne ni la sangre pueden heredar el reino de Dios... Mas todos seremos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta” (1Co 15.50-52 Straubinger)
“Porque nuestra vivienda es en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo: el cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza...” (Fil 3.20-21). Recibiremos realmente un cuerpo inmortal, glorificado, como el de nuestro Señor. El Espíritu Santo, por medio de Juan, nos dice que “Sabemos que cuando Él apareciere, seremos semejantes a Él” (1Jn 3.2). Hemos sido trasladados de la autoridad de Satanás a Cristo. Ya hemos sido conformados en espíritu a la imagen de Cristo (Ro 8.29). Ahora esperamos la redención de nuestros cuerpos, la entrega de un cuerpo glorificado como el de nuestro Señor.
Pablo menciona esta esperanza en Tito 2.13: “Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo”. Cristo habla de Su venida en Lucas 17.30-35: “El día en que el Hijo del hombre se manifestará... En aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada y la otra será dejada”. También Mateo 24.40: “Estarán dos en el campo; el uno será tomado y el otro dejado”. Aquí se revela una separación eterna entre el Cuerpo de Cristo y el mundo.
III. La Cena de Bodas del Cordero
En el encuentro de Cristo con Su Cuerpo será ocasión de gran regocijo. Él se encargará de dar la bienvenida a los miembros del Cuerpo de Cristo. Habrá recompensas. Estas consistirán en diversos nombramientos para cargos que habrán de desempeñarse en el milenio. No sabemos exactamente qué: “Siendo necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo; para que cada cual reciba lo que mereció durante su vida mortal conforme a lo que hizo, bueno o malo” (2Co 5.10 Versión A.F.E.B.E.).
“Mas tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también por qué menosprecias a tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal de Cristo” (Ro 14.10). A este encuentro se le llama la Cena de Bodas del Cordero: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado. Y le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante: porque el lino fino son las justificaciones de los santos” (Ap 19.7-8).
“Y él me dice: Escribe: ¡Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero!” (Ap 19.9). Esto durará varios años. Las gentes espiritualmente muertas continuarán viviendo en la tierra. Entretanto, tendrá lugar en la tierra la tribulación profetizada por nuestro Señor.
IV. La Venida del Anti-Cristo
Será asesorado por Satanás el cual ha sido arrojado a la tierra. Los siguientes pasajes se refieren a esta gran tribulación: Isaías 26.16-21; 27.1. Notamos el silencio de las epístolas sobre este asunto. No se menciona en ninguna de ellas porque la tribulación mencionada no afectará al Cuerpo de Cristo. Parece claro, por las palabras de nuestro Señor en Mateo 24.21-30, que ocurrirá la más grande tribulación que el mundo haya conocido, y que vendrá especialmente sobre los judíos, antes que Él se manifieste en gloria a Israel.
Durante este tiempo aparecerá el Anti-Cristo. El término “Anti-Cristo” es empleado exclusivamente por Juan. Sin embargo, otros pasajes bíblicos aluden a él. Pablo se refiere a él llamándolo “el no sujeto a la ley”, “el hombre de pecado” y “el hijo de perdición” (2Ts 2). Daniel habla de él como un rey que se engrandecerá por sobre todos los dioses: “Aquel rey hará lo que quiera; se ensoberbecerá y engrandecerá sobre todo dios; hablará cosas espantosas contra el Dios de los dioses; y prosperará hasta que se cumpla la ira; porque lo decretado ha de cumplirse” (Dn 11.36 Straubinger).
Parece que el “Anti-Cristo” será cierta clase de “Cristo”. El prefijo “anti” significa “en contra” o “en vez de”. Ambos conceptos pueden estar en una misma palabra. Wescott dice que el término significa mucho más que el adversario de Cristo; significa alguien que, con el mismo carácter, se opone a Cristo.
Antes de que termine la tribulación no quedará en la tierra ninguno de los creyentes. Cada persona será un hijo de Satanás. El mundo será suyo. Vendrá Satanás en forma personal. El Anti-Cristo será una encarnación de Satanás e imitará a Cristo en muchos sentidos. Debemos recordar que lo que originó la caída de Satanás y cambió su naturaleza, fue el deseo de ser como el Altísimo: “Tú que dijiste en tu corazón: Al cielo subiré; sobre las estrellas de Dios levantaré mi trono; y me sentaré en el monte de la Asamblea, en lo más recóndito del septentrión; subiré a las alturas de las nubes; seré como el Altísimo!” (Is 14.13-14 Straubinger).
Él prometió a Adán y Eva que serían como Dios (Gn 3.3). Él desea tomar el lugar de Dios en la vida del hombre. Trató aun de conseguir la adoración de Cristo. De modo que en este período de tribulación, se sentará en el templo manifestándose como Dios. Parece que los judíos harán pacto con el Anti-Cristo por una semana (puede referirse a un período de siete años), éste permitirá el sacrificio y la oblación: “El confirmará el pacto con muchos durante una semana; y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la oblación; y sobre el santuario vendrá una abominación desoladora, hasta que la sumación decretada se derrame sobre el devastador” (Dn 9.27 Straubinger).
No obstante, él romperá el pacto a la mitad de la semana y exigirá que le tributen adoración. Luego vendrá el tiempo de la angustia de Jacob. Todos los que entonces se rehúsen a adorar a la bestia serán muertos. Nadie podrá comprar o vender sin la marca de la bestia sobre su mano o sobre su frente. Se verificará el más estupendo triunfo de Satanás cuando aparezca como el Anti-Cristo y se exalte por encima de cualquiera otro dios, obligando a los hombres a adorarle.
Sin embargo, su triunfo será breve y al final será conquistado por Cristo. Los pasajes que mencionan al Anti-Cristo son los siguientes: Apocalipsis 13; Daniel 7.8-20; 21-25; 8.23-24; 11.36-37. Continuaremos este estudio en la próxima lección.
PREGUNTAS
1. ¿Qué pasaje de las Escrituras muestra que hay un tiempo señalado para que el Espíritu Santo deje el mundo?
2. ¿Por qué el Cuerpo de Cristo saldrá del mundo cuando el Espíritu Santo lo haga?
3. Discuta la certeza del regreso de nuestro Señor Jesucristo.
4. ¿Cuáles son las dos fases de la segunda venida de Cristo?
5. ¿Qué acontecerá con los creyentes que vivan cuando Cristo venga?
6. ¿Qué sucederá con aquellos que hayan dormido en Cristo?
7. ¿Qué ocurrirá en el encuentro de Cristo y de Su esposa en el aire?
8. ¿Cuál será la causa de la Tribulación en la tierra?
9. ¿Por qué las epístolas no mencionan para nada la Tribulación?
10. ¿Cuál es la ambición de Satanás al tomar la forma humana en la persona del Antí-Cristo?
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