En Juan 1:16 nos encontramos con un pasaje sorprendente: "Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia."
Dios nos proveyó de todas las cosas por medio de Su gracia, en Cristo hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual (Efesios 1:3); Dios proveyó todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad, al darnos preciosas y grandísimas promesas a fin que disfrutemos de Su naturaleza divina (2 Pedro 1:3-4).
La naturaleza de Dios mismo es dar, el dio a su Hijo Unigénito por el mundo, para que todo aquel que en Él crea no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3:16); y si no escatimó en darnos a Su propio Hijo, ¿Cómo no nos dará con Él todas las cosas? (Romanos 8:32).
El suple todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19), y nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos (1 Timoteo 6:17).
Como decía una canción antigua: "Mi Padre es bueno y me ha dado todo en Cristo Jesús."
Yo fui el nieto mayor y como tal cuando iba a la casa de mis abuelos sabía que todo era mío, por lo menos con esa actitud llegaba. Si había un queque no tenia que pedir pedir permiso, iba y lo tomaba, si había torta de chocolate, ahi estaba comiéndola. Sea lo que fuere era mío y la tomaba sin remordimientos.
Dios nos ha dado todo, todo es nuestro, pero debemos tomarlo, de nada sirve que la provisión esté si no la disfrutamos.
En Romanos 4:16-22 encontramos la historia de Abraham creyendo y recibiendo a su hijo Isaac por fe.
Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años , o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
Empieza diciendo, es por fe para que sea por gracia.
Dios le proveyó un hijo a Abraham de Sara, su mujer; a los ojos humanos eso era imposible, tan solo ver su cuerpo de casi 100 años y su esposa estéril de 90, era suficiente para robar toda esperanza.
Pero Abraham sabía que Dios siempre cumple lo que promete, a pesar de sus imposibilidades tomó la Palabra de Dios como un hecho consumado.
Fortalecía cada día su fe dando gracias a Dios porque era fiel a Sus promesas y finalmente nació su hijo.
¿Puedes verlo? La fe tomó la provisión que Dios le había dado.
Dios ha preparado una mesa delante de ti en presencia de tus enemigos (Salmos 23:5).
Cuando vengan la duda, el temor, la incredulidad y el mismo diablo a decirte que Dios no cumplirá lo que dijo en Su Palabra, aférrate a Su Palabra, dando gloria a Dios porque fiel es el que prometió.
Toma de su plenitud, acércate a la mesa del banquete y recibe de Su provisión hoy.
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