Capítulo 2
Recibiendo la Luz
El Salmo 119:130 dice: “La exposición de tus palabras alumbra”.
Para entender la autoridad, como cualquier otro tema de la Biblia, necesitamos ser alumbrados con la Palabra de Dios.
Veamos este pasaje en otras versiones:
Biblia del Pueblo de Dios
La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia al ignorante.
Nueva Versión Internacional
La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo.
Biblia Amplificada
La entrada y apertura de tus palabras da luz; su apertura da entendimiento (discernimiento y comprensión) al simple.
Para poder entender la autoridad lo primero que debemos hacer es abrirnos y dar entrada a la explicación y exposición de la Palabra de Dios. No hablo de un simple oír de una manera superficial sino de un estudio dedicado de la Palabra de Dios.
Muchas veces la gente se para alrededor de los puestos de venta de periódicos para ver los titulares de los diferentes diarios, y aunque alguno le llame la atención, a menos que compre el diario, no va a saber la verdad de lo que ha pasado.
Es como cuando estudiaba ingeniería en la Universidad Católica del Perú, carrera que tenía fama de ser acabada por 1 de cada 20 ingresantes, y de la cual los estudiantes decíamos que las almas de lo los eliminados perseguían a los que se mantenían, de nada me servía escuchar la clase si no tomaba buenos apuntes y luego estudiaba la clase en la biblioteca o en mi casa.
Un compañero de la universidad se sentó en el patio exterior de la iglesia, se le veía apesadumbrada, el pastor se le acerco y le preguntó: “que te pasa”, mi amigo le contestó: “Ay pastor, es que tengo 500 problemas.”
El pastor se sorprendió al escuchar un número tan exacto de problemas, así que le preguntó: “¿Cómo es eso?”
“Es que son 100 problemas de calculo, 100 problemas de física, 100 problemas de química, 100 problemas de algebra y 100 problemas de geometría que tengo que estudiar para los exámenes de mañana.”
Eso es lo que tenemos que hacer con la Biblia, estudiarla de tal manera que Su la entrada en nuestro interior nos de la luz.
Jesús nos explicó esto claramente en la parábola del sembrador.
Mateo 13:23
Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Marcos 4:20
Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
Lucas 8:15
Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
En estos pasajes podemos ver toda la idea de cómo lograr que la Palabra produzca fruto en nosotros.
Debemos oírla, recibirla, entenderla y retenerla.
Veamos estas 4 palabras:
Oír (akouo): es un verbo primario que significa oír (en varios sentidos): entender, escuchar, hablar, llegar a oído de, obedecer, oír. Akouo no solo nos habla de oír sino también de comprender, de oír con atención.
Recibir (paradéjomai); significa literalmente aceptar cerca, de ahí: admitir o (por implicación) deleitarse en. Recibir o admitir con aprobación (para, al lado de; dejomai, recibir con una admisión presta y deliberada aquello que se ofrece)
Entender (suniemi): viene de sun (junto) y jiemi (poner), es decir poner juntos, de ahí significa: comprender (mentalmente); entender, entendido, juicioso. Se usa metafóricamente de percibir, comprender, uniendo (sun), por así decirlo, la percepción con lo que es percibido.
Retener (katéjo); significa literalmente sostener abajo (o sujetar), se aplica (literal o figurativamente) de varias maneras: ocupar, poseer, retener, sujetar, tener, enfilar (hacia), mantener firme, apoderarse, detener. Se traduce también: sostener firmemente, mantener firmemente (kata, abajo, y eco, tener o sostener).
Al ver estas 4 palabras tenemos una mejor idea de lo que quiere decir este pasaje, no solo es ser un oidor olvidadizo, es ser alguien que toma la Palabra, la deposita y guarda en su corazón con el propósito de hacerla.
El capítulo 1 de Santiago amplía esta idea:
Santiago 1:21-25
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
El término recibir del 21 es dejomai, que significa: percibir, recibir, tomar, aceptar. Vine lo traduce de esta manera: recibir mediante una recepción deliberada y bien dispuesta de aquello que es ofrecido.
Para llegar a tener una disposición deliberada y bien dispuesta es necesario tener un entendimiento claro de lo que se recibe.
El término para implantada es emfutos, que significa: injertado, implantado.
Vine lo traduce de esta manera:
Implantado o arraigado (de emfuo, implantar). Se usa en Santiago 1:21, de la Palabra de Dios, como «la palabra implantada»; esto es, una palabra cuya propiedad es la de arraigarse como una semilla en el corazón. La RV traduce «ingerida», lo que es incorrecto, por cuanto la palabra es sembrada y este es el sentido en que se presenta aquí.
Este es el mismo sentido que tiene en la parábola del sembrador, la Palabra es como una semilla que se arraiga y crece en el corazón del hombre.
Una cosa más que vemos, es que la palabra no debe oírse de una manera ligera y olvidadiza sino que debemos colocarla de tal manera en nuestro corazón que produzca un fruto en nosotros.
Para recibir la luz acerca de la autoridad del creyente debemos descubrir lo que la Biblia nos habla de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario