viernes, 8 de mayo de 2009

El día que Satanás perdió su Autoridad - Parte 4

Apocalipsis 1:17-18
17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;
18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.


Hasta ese momento Satanás tenía las llaves de la muerte y el Hades; por ese motivo tenía cautivo el Seno de Abraham o Paraíso en el Hades, pero en ese momento y luego de la resurrección se lo llevó al Cielo.

Hebreos 2:14
14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.

Hebreos 2:14 (Nuevo Testamento de Arcas y Fernández)
14 Y como los miembros de una familia participan de una misma carne y sangre, también Jesús comparte carne y sangre con los hombres. Puede así, con su muerte, reducir a la impotencia al señor de la muerte, es decir, al diablo.

Hebreos 2:14 (Biblia Latinoamericana)
14 Puesto que esos hijos son de carne y sangre, Jesús también experimentó esta misma condición y, al morir, le quitó su poder al que reinaba por medio de la muerte, es decir, al diablo.

Hebreos 2:14 (Nueva Versión Internacional)
14 Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte; -es decir, al diablo.


Vemos que Jesús no solo le quito todo su poder al diablo, lo anuló, lo redujo a la impotencia y lo destruyó (su poder).

El término destruir que usa en la Reina Valera es katargéo; que significa: estar ó dejar enteramente inmóvil (inútil), inutilizar, invalidar, libre, abolir, acabar, dejar, deshacer, desligar, destruir, perecer, quitar, suprimir.

Satanás no fue aniquilado sino despojado de todo su poder, el poder que tenía sobre la muerte y el Hades ya fue quebrado; ahora Jesús es el que posee las llaves; Jesús es el que tiene la autoridad.

Por eso, cuando nos enfrentamos a Satanás y su ejército nos enfrentamos a enemigos que han sido despojados de poder; cuyo poder se anuló y redujo a la impotencia por causa de Jesús.

Como vimos en Colosenses 2:15, han sido derrotados, despojados y desarmados completamente de su poder; por eso, cuando nos enfrentamos con ellos lo hacemos con la victoria en la mano.

Romanos 8:37
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.


Somos más que vencedores en Cristo; es decir, Cristo ya peleó la batalla por nosotros y venció, ahora nosotros podemos disfrutar de los beneficios de esa victoria.

Jesús ya venció por nosotros; nosotros ya no tenemos que derrotar a Satanás ni a los demonios, ya han sido vencidos, ya han sido despojados de todo su poder.

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