viernes, 13 de julio de 2018

La Autoridad del Creyente - Clase 7



Capítulo 7
7 Enemigos Contra los Cuales Tomar Autoridad

En este capítulo veremos a 7 enemigos sobre los cuales debemos tomar autoridad.

Lo primero que debemos entender es que nuestra autoridad nunca es sobre otras personas; no hay ningún verso en la Biblia que nos diga que podemos usar nuestra autoridad en contra de la voluntad de otros.

Solo podemos usarla para nosotros, nuestra familia, las personas bajo nuestra responsabilidad, las que nos autorizan ha hacerlo y las personas que se levantan en nuestra contra.

Pero veamos ahora 7 cosas sobre las cuales podemos tomar autoridad.

1. Sobre Satanás y los demonios

Marcos 16:17
17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas.

Aquí Jesús les está dando claramente la autoridad a los creyentes para echar fuera demonios en Su nombre.

En el caso de la joven que tenía el espíritu de adivinación podemos verlo claramente:

Hechos 16:16-18
16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces,  diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
18 Y esto lo hacía por muchos días;  mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.

Vemos como Pablo tomó autoridad y echó fuera al demonio que había en esa joven, y el demonio salió de ella.

Cuando se echa fuera demonios no debemos hacer tanto espectáculo, ni estar preguntándoles los nombres a los demonios, solo echarlos fuera.

Me acuerdo que hace años estaba tratando de echar fuera un demonio a un joven, y le pregunté: “Como te llamas;” y el me contestó: “Me llamo aleluya”.

Así que yo le dije “Espíritu de aleluya sal de él.”

Por supuesto que no hay ningún espíritu de aleluya; cuando hacemos cosas que no son bíblicas puede pasar cualquier cosa.

Jesús habló solamente una vez con un demonio; a todos los demás les dijo solamente dos cosas: “Cállate y sal fuera”.

Lucas 4:35
35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él,  y no le hizo daño alguno.

Eso es lo que debemos hacer.

2. Sobre las enfermedades

Una de las cosas sobre las que podemos tomar autoridad es sobre las enfermedades.

Jesús constantemente reprendía las enfermedades:

Lucas 4:38-39
38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella.
39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.

Vemos aquí como Jesús reprendió la fiebre de la suegra de Pedro y la fiebre se fue de ella.

Hechos 3:1-8
1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Y tomándole por la mano derecha le levantó;y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

Aquí vemos a Pedro y a Juan tomando autoridad en contra de la enfermedad para producir la sanidad de este hombre.

Nosotros podemos tomar autoridad en contra de las enfermedades; sea para nosotros o para otras personas.

En mis campañas yo acostumbro hacer lo que llamo “la sanidad en masa”.

Al final de la prédica llamo a todos los enfermos; le leo Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y Primera de Pedro 2:24; donde dice que Jesús tomó nuestras enfermedades y dolencias y que por sus llagas hemos sido curados.

Les digo que coloquen una mano en el lugar de la enfermedad, y que cuando de la Palabra de fe se proclame ellos hagan lo que no podían hacer.

Entonces tomo autoridad contra las enfermedades y ordeno en el nombre de Jesús que sean sanados.

Como resultado de eso muchísima gente es sanada.

Tenemos autoridad sobre las enfermedades.

Puedes tomar autoridad contra toda enfermedad que venga a atacarte o a tu familia y ordenarle que se vaya. La enfermedad se irá.

3. Contra el Temor

El temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro.

Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza.

2 Timoteo 1:7
7  Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía,  sino de poder,  de amor y de dominio propio.

2 Timoteo 1:7 (Biblia El Pueblo de Dios)
7  Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad.

El temor es un espíritu que no viene de parte de Dios.

Un hermano me contó que una noche sintió en su cuarto algo como una presencia oscura; que no lo dejaba respirar y lo llenaba de terror, se dio cuenta quien era y tomo autoridad en el nombre de Jesús; la presencia y el temor se fueron.

Cuantas veces el diablo viene con este pensamiento en mi mente: “Te vas a morir, te vas a morir”; yo le respondo: “Tienes razón, me voy a morir pero de viejo.”

Hace unos días mis hijos se demoraban en regresar de su reunión de jóvenes; el diablo empezó a colocar pensamientos en mi mente: “Han tenido un accidente, les ha pasado algo malo”, y colocaba imágenes en mi mente; pero son solo eso imágenes; lo único que hice fue tomar autoridad en el nombre de Jesús; y de pronto sentí que se abría la puerta.

Me dijeron que se habían quedado compartiendo en la puerta de la casa de unos hermanos que vivían en la misma cuadra

Satanás trabaja con nuestra mente, para que le demos pie y pueda azotarnos.

Efesios 4:27
27 Ni deis lugar al diablo.

Efesios 4:27 (Nacar Colunga)
27 No deis entrada al diablo.

Vine dice que el significado de esta palabra es principalmente lugar: tópos; punto (generalmente en espacio, pero limitado por la ocupación), local (como posición, casa, lote, etc.); figurativamente: condición, oportunidad, puerto, lugar, campo.

No debemos darle un lugar geográfico al diablo en nuestras vidas; recordemos las promesas de Dios:

Salmo 23:4
4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Hebreos 13:5-6
5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
6 de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.

Dios está con nosotros no tenemos razón para temer solo hagamos lo que Su Palabra dice.

Debemos aprender a enfrentar al temor como lo hacemos con cualquier espíritu que enfrentamos, echándolo fuera en el nombre de Jesús.

4. Contra la Duda

Cuando era niño en la casa de mis abuelos había un antiguo reloj de péndulo, que oscilaba, es decir que daba vueltas de un lado para otro.

Dudar es oscilar o ir de un lugar a otro.

También recuerdo innumerables programas donde un joven salía con una margarita, quitándole los pétalos y diciendo: “me quiere, no me quiere”.

La duda nunca sabe.

Santiago 1:5-8
5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

La Biblia compara a la duda con las olas que van y vienen de un lado a otro; la duda nunca recibe nada de Dios.

Mateo 14:22-32
22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

Pedro estaba caminando en medio del mar camino hacia Jesús; mientras camino en la Palabra que recibió estaba firme sobre el agua; pero de pronto empezó a ver las circunstancias, las olas, la tempestad, el mar y empezó a hundirse.

Estaba a un brazo de alcanzar su bendición (fue lo que le tomó a Jesús alcanzarlo), pero la duda lo sacó de ella.

¿Qué hacemos con la duda?

F. F. Bosworth decía: “Cree en tus creencias y duda de tus dudas.”

Cuando venga un pensamiento de duda a nuestras mentes debemos tomar autoridad en contra de él en el nombre de Jesús.

5. Contra la Incredulidad

Hebreos 3:12-13
12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;
13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

La incredulidad es sencillamente no creer o no dejarse convencer.

Sin embargo, cuando el diablo viene con una mentira diciéndote que no puedes, que es imposible lograrlo, que no vas a sanar, que nunca vas a prosperar; nosotros le creemos.

Estamos creyendo en el sentido contrario; debemos creer en el otro sentido, debemos creer la Palabra de Dios.

Si llegan pensamientos de incredulidad resístelos.

Di: “Incredulidad yo te hecho fuera en el nombre de Jesús, yo creo (y citas el verso de la Palabra de Dios que estás creyendo)”.

No dejes que la incredulidad llegue a tu vida, extírpala completamente.

6. Contra los Síntomas

En Medicina, síntoma es la referencia subjetiva que da un enfermo por la percepción o cambio que puede reconocer como anómalo o causado por un estado patológico o enfermedad.

El término síntoma se contrapone a signo clínico, que es un dato objetivable. El síntoma es un aviso útil de que la salud puede estar amenazada sea por algo psíquico, físico, social o combinación de las mismas.

Por definición un síntoma es algo que no necesariamente es real; en otras palabras es algo circunstancial.

Romanos 4:18-19
18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.

Aquí vemos a Abraham que se enfrentó a síntomas en su cuerpo; se veía viejo ya que tenía casi 100 años y Sara era estéril.

Pero él prefirió creerle a Dios antes que a las circunstancias externas.

En 2 Corintios 5:7 dice: “Porque por fe andamos, no por vista”.

Es decir, no nos movemos ni actuamos por lo que nos dicen las circunstancias externas que enfrentamos, nos movemos por aquellas cosas que creemos.

Entonces, cuando un síntoma venga a nosotros tomemos autoridad contra él en el nombre de Jesús.

7. Contra Nuestros Pensamientos

El campo de batalla del diablo es nuestra mente; él va ha querer sacarnos del espíritu donde no puede vencernos, hacia la mente donde el puede derrotarnos fácilmente.

2 Corintios 10:3-5
3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;
4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

Nuestras armas son más poderosas que las suyas; podemos derribar sus argumentos y mentiras con la Palabra de Dios.

Filipenses 4:8
8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Cambiemos nuestra manera de pensar, empecemos a pensar como Dios piensa.

Pero, ¿que hacer cuando vienen pensamientos contrarios? Tomemos autoridad en el nombre de Jesús en contra de ellos y declaremos lo que dice la Palabra de Dios. 

No nos dejemos vencer, ya tenemos la victoria total y absoluta; usemos nuestra autoridad.

miércoles, 11 de julio de 2018

La Autoridad del Creyente - Clase 6



Clase 6
Cómo Usar Nuestra Autoridad

La autoridad es el poder o la influencia delegada que nos han sido conferidos por ser creyentes.

Hemos visto en Mateo 28:18 que cuando Jesús dijo: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id....” Lo que Él estaba diciendo era esto: “Como Yo que soy la cabeza he recibido toda la autoridad, ustedes que son el cuerpo también han recibido la misma autoridad, por eso vayan y realicen la Gran Comisión”.

En el Salmo 133 vemos una idea más clara de esto:

Salmos 133:1
1 Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras;
3 Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sino; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.

Así como Jesucristo, la Cabeza, tiene toda la autoridad, esta desciende a todo su cuerpo.

Cuando nos metemos a la ducha, el agua cae sobre todo el cuerpo, de la cabeza a los pies.

El miembro más pequeño del cuerpo de Cristo tiene toda la autoridad de la Cabeza.

1 Corintios 12:12-14, 18-20, 27
12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos,  son un solo cuerpo,  así también Cristo.
13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos,  sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
20 Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

Nosotros como creyentes somos parte del cuerpo de Cristo; cada uno posee la misma autoridad.

Efesios 1:22-23 (Reina Valera Actualizada)
22 Aun todas las cosas las sometió Dios bajo sus pies y le puso a él por cabeza sobre todas las cosas para la iglesia,
23 la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.

Como cuerpo de Cristo ya tenemos la autoridad, entonces, el problema no es tanto el tenerla sino el saber usarla.

En la historia paralela de Mateo 28 en Marcos 16 vemos lo siguiente:

Marcos 16:17-18
17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

Vemos aquí tres características de los que usan esta autoridad:

La primera característica es que estas señales seguirán a los que creen.

El término creer es pisteuo y según Vine significa: Creer, ser persuadido de, y por ello fiarse de, confiar. Significa, en este sentido de la palabra, apoyarse en, no una mera creencia.

Debemos apoyarnos en la declaración de Jesús: “Toda autoridad me ha sido dada, por tanto vayan.”

Debemos estar persuadidos, convencidos y confiados que lo que Jesús dijo es la verdad y que va ha suceder lo que ha dicho.

Eso es fe, y la fe viene por el oír y el oír la Palabra de Dios; lo que nos dice que debemos depositar la Palabra de Dios continuamente en nosotros en cuanto al área de la autoridad del creyente para llegar a esa convicción.

La segunda característica es que conocen el valor del nombre de Jesús.

La autoridad que tenemos la desatamos mediante el uso del nombre de Jesús.

Juan 14:13-14
13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

En este pasaje dice que debemos pedir en el nombre de Jesús. ¿A quien debemos pedirle?

Veamos Juan 14:13 en otras versiones para tener una idea más clara:

Biblia al Día
Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

Biblia Latinoamericana
Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo.

Biblia del Pueblo de Dios
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

La Septuaginta (Versión de Junemann)
Y lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que sea glorificado el Padre en el Hijo.

Reina Valera 1865
Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

En realidad en cerca de 60 versiones de la Biblia que he revisado en los idiomas español e ingles solo usan la frase “al Padre” algunas de las revisiones de la Reina Valera, la versión de Scio, la Castilian, la Torres Amat y la Versión Moderna; y no he encontrado ninguna versión en inglés que use esa frase.

Y lo que sucede es que la frase “al Padre,” no se encuentra en el griego; fue aumentada por los traductores para contrastar con Juan 16:23-24. Las traducciones modernas de la Biblia han corregido esto.

Al colocar esa frase se pierde el sentido de lo que Dios quiere decirnos. Además, la palabra que se usa para pedir es aiteo que denota la acción de exigir o demandar.
           
Podemos escribir este pasaje de este modo: “Todo lo que demandes, o exijas, en mi nombre, yo lo haré.”
           
Para los discípulos esto quedo bien claro; pues en Hechos 3:1-8 podemos ver como usaron el Nombre de Jesús:

Hechos 3:1-8
1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

Pedro y Juan sabían muy bien lo que tenían; sabía que podían usar su autoridad en el nombre de Jesús para traer una sanidad.

Nosotros como cuerpo de Cristo tenemos la autoridad y el derecho de usar el nombre de Jesús.

Hechos 19:13-16
13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.
14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.
15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?
16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.

Es interesante ver que tanto los hijos de Esceva y el demonio conocían quien era Jesús.

Los hijos de Esceva sabían que había autoridad en el nombre de Jesús pero ellos no tenían derecho a usarle porque no eran parte del cuerpo de Cristo.

La tercera característica es que tenemos que hacer algo con esa autoridad.

Hechos 16:16-18
16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.

El verso 17 en la Biblia de Jerusalén nos dice lo que realmente decía la mujer: “Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: «Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de salvación.»”
           
Pablo no estaba predicando “un” camino de salvación, lo que él predicaba era el predicaba el único camino de salvación.

Pablo hizo algo al respecto, él echó fuera el espíritu de adivinación en el nombre de Jesús.

Nosotros hemos recibido la autoridad ahora debemos usarla.

Este pasaje nos da más luz acerca de lo que debemos hacer al usar nuestra autoridad.

Santiago 4:7
7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

El término someteos es jupotasso que es principalmente un término militar, ordenar abajo (jupo, debajo; tasso, ordenar). Denota: ponerse en sujeción, sujetarse.

Al someternos estamos poniéndonos bajo las ordenes de Dios; nos sometemos a Su Palabra; es decir, la aceptamos como una realidad en nuestras vidas.

Si Él ha dicho que tenemos autoridad, lo aceptamos como un hecho; si Él ha dicho que somos sanos por la llagas de Jesús, lo somos, lo aceptamos como un hecho; si Él dice que somos prósperos, lo somos.

Este verso nos dice tres cosas

Lo primero es que debemos aceptar su Palabra como un hecho real para nosotros.

Lo segundo es resistir al diablo.

¿Cómo lo hacemos? Usando la Palabra de Dios y el nombre de Jesús.

Lo tercero es que el diablo huirá de nosotros.

El huirá, escapará de nosotros, como una mosca al ver un matamoscas.

Vayamos ahora a Primera de Pedro

1 Pedro 5:6-9
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

Vemos aquí el mismo principio de Santiago, humillarnos ante la poderosa mano de Dios, someternos a Él y Su Palabra.

Si Dios ha dicho algo es así; debemos creerle, no dependiendo de nuestras propias fuerzas sino de las del Señor.

Debemos ser sobrios y velar; es decir mantenernos firmes en la Palabra; no ir a derecha ni ha izquierda.

Y debemos resistir al diablo con la Palabra de Dios y el nombre de Jesús.

Una cosa final en este verso es que no estamos solos, ni que recibimos “el gran ataque”, uno como nunca tuvo nadie; no es así, los mismos ataques que sufrimos los han sufrido otros hermanos; y si otros los han vencido nosotros también venceremos.

Lo que importa es la actitud que tenemos a la hora del ataque.

Estaba hace 10 años en el hospital, habiendo sufrido lo que parecía era un infarto; en medio de de tubos y máquinas.

De pronto llegó mi amigo, el Pastor Julio Aguije, y me preguntó: “¿Cómo te sientes de ánimo?”, detrás de esa voz escuché la voz del Espíritu Santo diciéndome: "Vas a vivir o vas a morir"; y le respondí: “Quiero vivir, voy a vivir y salir completamente sano de aquí.”

Dos días después estaba en mi casa, con mi corazón completamente sano.

En Efesios 6 vemos más de nuestra actitud como creyentes:

Efesios 6:10-18
10 Por lo demás,  hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

El creyente que se pone esta armadura y se enlista en la milicia espiritual esta calificado y cumple con los requisitos para la victoria.

El diablo hasta lo imposible para impedir obtengas este conocimiento de la autoridad que tenemos sobre él; pero párate firme en esta verdad, deja que se haga parte de tu vida.

Veamos ahora nuestra armadura:

Las distintas partes de esta armadura simbolizan las actitudes espirituales que el creyente debe mantener. 

En primer lugar está el cinturón de la verdad, que representa el tener un claro entendimiento de la Palabra de Dios.  Como el cinturón de un soldado, mantiene el resto de la armadura en su lugar.

En segundo lugar, está la coraza de la justicia. 

Esta coraza tiene una doble aplicación: Jesús es nuestra justicia, y debemos ponerlo primero. También muestra nuestra obediencia a la Palabra de Dios.

En tercer lugar, nuestros pies están calzados con el apresto del evangelio de la paz. Esto es nuestro ministerio de proclamación de la Palabra de Dios.

En cuarto lugar está el escudo de la fe. 

El escudo es un arma defensiva que cubre todo el cuerpo. Representa nuestra completa seguridad bajo la sangre de Cristo, donde ningún poder del enemigo puede penetrar.

En quinto lugar se encuentra el yelmo de la salvación, al cual se refiere a la seguridad de nuestra salvación. No hay duda en nuestra mente que la vida de Dios está en nosotros.

En sexto lugar está la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

Esta es un arma ofensiva, es la Palabra de Dios saliendo poderosamente de nuestra boca. Es nuestra confesión victoriosa de la Palabra de Dios.

En sétimo lugar esta nuestra oración, como dice el verso 18  dice: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos."

Después de ponernos toda la armadura es el momento de orar. Orar en el Espíritu nos ayudará a edificar y reforzar nuestra fe.

El entender esto, nos ayudará a resistir más fácilmente el ataque del diablo.