lunes, 30 de noviembre de 2020

Kenneth Hagin - Manual de Fe - Clase 6

 

Lección 6 

La Fe En Acción (Parte 2) 

Textos Bíblicos: Hechos 19:1-6; 1°Corintios 14:14

Verdad Central: La fórmula de la fe en acción puede aplicarse para recibir el Espíritu Santo al igual que para recibir cualquier don de Dios. 

En la lección anterior hablamos de cómo la fe es un hecho, es poner la Palabra de Dios en práctica. Muchos milagros de sanidad han sucedido cuando la gente ha actuado en fe, han dado un paso en las promesas de Dios, y han recibido de Dios. Lo mismo es aplicable para recibir el Bautismo con el Espíritu Santo. Para recibir esta potente dotación del poder de Dios debemos también dar un paso en fe y reclamar la promesa del Padre.

El Don Del Espíritu Santo: Ya Fue Dado

Hechos 19-1-6: “Y aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban”.

A medida que estudiamos el libro de los Hechos, notamos que después del día de Pentecostés, los discípulos siempre les hacían a los creyentes la pregunta: "¿Has recibido el Espíritu Santo?" Ellos no decían, "¿Te ha dado Dios el Espíritu Santo?" Dios no te va a dar el Espíritu Santo. Según Él, ya te lo ha dado. Depende de ti el recibirlo. Eso es algo que tú mismo haces.

Algunos dicen: "Como me gustaría que recibir el Bautismo del Espíritu Santo fuera tan fácil como tú lo dices". Pero ¿qué difícil es recibir un regalo? Si un hombre me pidiera un libro que tuviera en mis manos, se lo daría. Le estaría dando el libro de regalo. Pero supongamos que él entonces empezara a llorar y a suplicar "Por favor, oh, por favor, hermano Hagin, ¡por favor, démelo!" Por supuesto, la gente pensaría que aquel hombre no estaba bien. La gente pensaría y se preguntaría por qué no extendía la mano y lo tomaba.

Las cosas espirituales son tan reales como las cosas materiales, Dios nos ofrece el don del Espíritu Santo. No tenemos que llorar y suplicar que nos lo dé. Dios dice: "Aquí está el don del Espíritu Santo. ¡Si eres nacido de nuevo, no tienes que esperar, estás listo para recibir ahora mismo al Espíritu Santo!" "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).

Tenemos Su promesa en la Palabra. La fe es actuar en la Palabra

Durante una reunión que estaba dirigiendo en un pueblo en Texas, una señora pasó adelante para recibir oración para recibir el Espíritu Santo. Le impuse las manos y oré, el Espíritu Santo vino sobre ella, pero ella no respondió. Abrí mi Biblia en Hechos 2:4, y le pedí que leyera ese versículo de escritura en voz alta. Ella leyó "Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen".

“¿Quién dice esta escritura que habló en lenguas?" le pregunté.

"Dice que el Espíritu Santo lo hizo", contestó ella.

Le dije que lo leyera otra vez. Por fin, después de leerlo cuatro veces, ella vio lo que no había visto antes. Sorprendida, me miró y dijo, "Caramba, ¡ellos hablaron en lenguas! Yo siempre pensé que el Espíritu Santo fue el que habló". Entonces le dije: "Vamos a leer otras escrituras para no tomar solamente ésta", y le señalé Hechos 10:44-46, "Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios".

Luego leímos en Hechos 19:6, "Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban".

"Ahora quiero hacerle una pregunta", le dije, "Cuando yo le impuse las manos, ¿vino sobre usted el Espíritu Santo? ¿Sintió el poder de Dios sobre usted?"

"Absolutamente", contestó.

“¿Quería su lengua decir algo que no era en inglés?" le pregunté. "", me dijo ella: "Casi no podía mantenerme sin hacerlo".

"Usted no debe mantenerse sin hacerlo", le dije, "debe cooperar con ello". Algunos parecen pensar que deben luchar contra esa necesidad tanto como puedan y finalmente el Espíritu se apoderará de ellos. Cuando el Espíritu Santo te da lenguaje, debes tener fe para actuar.

Hace algún tiempo yo estaba hablando con un hombre que había estado esperando recibir durante unos quince años. Él me dijo, "Yo sé todo lo que hay que saber acerca de buscar a Dios". Él sabía todo acerca de buscar, pero nada acerca de recibir. Y hay una gran diferencia entre las dos cosas.

Un ministro amigo mío me contó acerca de un hombre que le dijo: "He estado buscando el Espíritu Santo durante diecinueve años". El ministro le respondió: "Tú no has hecho eso. Jesús dijo, 'buscad, y hallaréis’ (Mateo 7:7). Si hubieras estado buscando, habrías encontrado. Todo lo que has estado haciendo, ha sido solamente ir al altar". Parece que esto es todo lo que muchos hacen. Es hora ya de dejar de perder el tiempo y empezar a actuar en la Palabra de Dios, porque la fe es actuar.

El Don Del Espíritu Santo: Una Experiencia Espiritual

En 1 Corintios 14:14 dice: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”.

El recibir el Espíritu Santo es una experiencia espiritual, no una experiencia mental o física. El Espíritu Santo viene a morar en tu espíritu y tu cuerpo se convierte en el templo del Espíritu Santo. La razón por la cual tu cuerpo se convierte en el templo del Espíritu Santo, es porque tu cuerpo es el templo o la casa de tu propio espíritu. El Espíritu Santo está morando en tu espíritu. Tú no puedes establecer contacto con Dios con tu mente. Dios no es una mente. Números 23:19 dice: "Dios no es hombre..." que quiere decir que no es un ser físico. Él es un espíritu.

Nótese que Él no es "espíritu", sino que Él es "un espíritu". La palabra “espíritu" para muchas personas significa una influencia o una atmósfera. Pero Dios no es espíritu. Jesús dijo: "Dios es un Espíritu..." (Juan 4:24 Biblia King James). Él es una personalidad divina. No podemos establecer contacto con Dios con nuestras mentes; tampoco podemos hacerlo con nuestros cuerpos. Nos ponemos en contacto con Dios a través de nuestro espíritu, porque Él es espíritu. Y aquí es donde muchos tienen dificultad tratando de recibir el Espíritu Santo. Tratan de recibir el Espíritu Santo mentalmente o físicamente. Quieren una experiencia física, y es una experiencia espiritual. La única parte física de ello es el hecho de hablar en lenguas. Él te dará el denuedo, pero ese denuedo sale de tu espíritu, y tú hablas las palabras.

Pablo dijo: "Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto" (1 Corintios 14:14). La traducción Amplificada dice: "Mi espíritu (por el Espíritu Santo en mí) ora". En otras palabras, es el Espíritu Santo dentro de ti quien te da la habilidad para hablar en otras lenguas.

Jesús dijo, "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre" (Juan 14:16). El viene a vivir y a morar en ti, y tú debes aprender a responderle. Él te dará el lenguaje. Muchas veces las personas fallan aquí porque confían sus sentidos naturales; lo que pueden ver, oír o sentir. No creen que tienen el Espíritu Santo hasta que hablan en lenguas. Sin embargo, uno cree y recibe el Espíritu Santo primero, luego habla en otras lenguas como resultado de haberlo recibido.

"Y fueron todos llenos del Espíritu Santo..." (Hechos 2:4). Observa que esta escritura dice que ellos fueron llenos. Entonces después que fueron llenos, comenzaron a hablar en otras lenguas. Esta es la cosa con la que mucha gente tropieza. Quieren hablar en lenguas primero, y después creer que tienen el Espíritu Santo. Pero tienes que creer primero. Para recibir el don del Espíritu Santo, así como para recibir cualquier cosa de Dios, tienes que dar un paso en fe poniendo tu fe a trabajar. Entonces tendrás fe en acción.

 

Texto Para Memorizar: "...Vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban". (Hechos 19:6).


 

domingo, 29 de noviembre de 2020

Kenneth Hagin - Manual de Fe - Clase 5

 

Lección 5

La Fe En Acción (Parte 1)

 

Textos Bíblicos: Josué 6:2-5,16,20; Lucas 5:18-20;24,25.

Verdad Central: Grandes milagros son realizados por aquellos que actúan en la Palabra de Dios.

En ambos, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento vemos ejemplos de cómo el pueblo de Dios, poniendo su fe en acción, fueron capaces de realizar hechos grandiosos. Grandes milagros fueron llevados a cabo por hombres humildes, quienes en simple fe crédula, actuaron en la Palabra de Dios.

La Fe En Acción En El Antiguo 'Testamento

Josué 6:2-5,16,20: “Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero, delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá, entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante... Y cuando los sacerdotes tocaron las la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad... Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron”.

En el versículo 2 leemos que Dios le dijo a Josué que Él había entregado la ciudad de Jericó "en su mano". Esto no significaba, sin embargo, que Josué y el pueblo de Israel podían sentarse y relajarse mientras la ciudad automáticamente llegaba a ser suya. Tuvieron que hacer algo.

Dios les dio instrucciones específicas de cómo ir a tomar posesión de la tierra que Él ya les había dado, pero ellos tenían que creer esa Palabra y actuar en ella. Su actuación en la Palabra fue su fe en acción.

Tenían que marchar alrededor de los muros de la ciudad una vez al día por seis días. En el séptimo día, tenían que marchar alrededor de la ciudad siete veces. Luego cuando los instrumentos musicales sonaran, tenían que gritar. Observa que ellos gritaron mientras los muros todavía estaban en pie. Cualquiera puede gritar cuando los muros se han derrumbado; para hacer eso no se necesita fe. Pero ellos pusieron su fe en acción. Ellos "gritaron con gran vocerío", y el muro se derrumbó.

Muchísimas personas están sentadas esperando que algo les suceda. Ellos están más o menos inertes con una fe pasiva en vez de una fe activa, esperando que algo suceda. Conocí a un hombre así hace algunos años en Colorado. No tenía trabajo. Tenía una esposa y cinco hijos, y estaba esperando que algo sucediera. Pero lo único que sucedía eran más cuentas que pagar. El necesitaba ponerse a trabajar. Todos tenemos ciertas obligaciones y no podemos quedarnos en casa y esperar que algo nos venga a nosotros. Pero si oramos, creemos y entonces actuamos, algo sucederá.

La Fe En Acción En El Nuevo Testamento

Lucas 5:18-20,24-25: “Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados... Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios”.

Mientras Jesús estaba en una casa enseñando, unos hombres trajeron a su amigo donde Jesús para que lo sanara. El hombre era paralítico y estaba postrado en cama. La multitud era tan grande que estos hombres no podían llegar donde Jesús estaba. Pero en vez de rendirse, ellos tomaron la determinación de encontrar un medio de llevar a su amigo a Jesús. Se subieron al techo y por una abertura del tejado, bajaron al hombre con el lecho dentro del cuarto delante del Señor.

¿Por la fe de quién se realizó este milagro – el hombre en el lecho, o los amigos que lo trajeron a Jesús?  La escritura dice, "al ver él la fe DE ELLOS...". La palabra "ellos" es plural. Fue la fe de todos ellos. Hubiera sido fácil para los amigos del hombre, al ver la gran multitud rodeando a Jesús, haberse encogido de hombros, rendirse y haber regresado a casa diciendo, "Bueno, por lo menos hemos tratado. Hicimos lo que pudimos". Pero ellos no se dieron por vencidos tan fácilmente. Ellos encontraron una manera de llevar a su amigo a Jesús.

El hombre enfermo demostró tener una gran fe también, porque ¿cuántos inválidos permitirían ser subidos a un tejado? Más aun, cuando Jesús le dijo que se levantara y caminara, él no estaba mejor. Él estaba ahí acostado tan indefenso como siempre. Pudo haber dicho: “¿Levántate y anda? ¿Es que no has visto que estos hombres me han traído hasta aquí? Yo no me puedo levantar. Tendrás que sanarme primero". Pero no, cuando Jesús le dijo que se levantara, él comenzó a moverse y al hacerlo, el resultado fue la sanidad. Si él se hubiera negado a actuar en la Palabra del Maestro, no hubiera recibido la sanidad. Pero como actuó, recibió.

La Fe En Acción En El Siglo Veinte

En los tempranos días del movimiento pentecostal, una mujer evangelista estaba ministrando a cuatro personas en sillas de ruedas. En un tono muy bajo les dijo: "Levántense y anden en el Nombre de Jesús". Tres de ellos se levantaron y caminaron. El cuarto dijo, "No puedo caminar".

"Los otros no podían caminar tampoco", dijo la evangelista, "pero lo hicieron". "Ya sé que lo hicieron", dijo la mujer inválida, "pero yo no puedo. Hace años que no he caminado". Y la evangelista tuvo que irse y dejarla allí sentada. Los otros actuaron su fe y cosecharon los resultados.

En una iglesia donde yo estaba ministrando había un hombre que se había quemado la parte inferior de su cuerpo, quedando imposibilitado para caminar. Sólo deslizaba los pies sobre el suelo. Durante el servicio de sanidad una noche este hombre pasó adelante para recibir oración. El Señor me había dicho qué hacer, y cuando llegué a él le dije: "¿Puedes correr?" Sorprendido ante tal pregunta, me dijo: "Oh no, ni siquiera puedo caminar, mucho menos correr".

Entonces le dije: "El Señor me ha dicho que te diga que corras". El hombre no lo pensó dos veces, se dio la vuelta y empezó a deslizarse por el pasillo tan rápidamente como pudo. Hizo esto tres o cuatro veces alrededor de la iglesia, y cuando regresó al frente estaba caminando normalmente. ¡El hombre estaba perfectamente curado! El activó su fe.

En el servicio de la noche siguiente vimos otro milagro como resultado del primero. Dos caballeros ancianos respondieron a la invitación para ser salvos algo que no se ve con frecuencia. Supe más tarde que esos hombres eran hermanos, de setenta y dos y setenta y cuatro años de edad. Parece que estos hermanos eran vecinos del hombre que había sido sanado la noche anterior. Cuando vieron al hombre inválido afuera trabajando en su jardín el día siguiente, pensaron que había salido afuera a gatas. Pero entonces lo vieron levantarse en pie y derecho, y caminar alrededor de la casa. Se apresuraron para ver lo que había sucedido, y él les contó sobre la sanidad y lo que el Señor había hecho por él. Como resultado los dos hombres vinieron al servicio esa noche y dieron sus corazones al Señor.

Una de las mejores definiciones de la fe es: Si crees, vas a actuar. Si crees la Palabra de Dios, actuarás como si fuera verdad. "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). La fe es dar sustancia a las cosas por las que se espera.

 

Texto Para Memorizar: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).

sábado, 28 de noviembre de 2020

Kenneth Hagin - Manual de Fe - Clase 4

 

Lección 4

La Fe Ve La Respuesta

Textos Bíblicos: Proverbios 4:20-22; Hebreos 13:5-6; 4:14; Marcos 11:23

Verdad Central: Mirando continuamente a la Palabra, la fe ve la respuesta.

En nuestras lecciones anteriores sobre la fe, hemos estado aprendiendo que la fe no es algo que nosotros tenemos sino algo que hacemos. Hemos visto que la fe no es esperar que veremos la respuesta en el futuro. La fe es creer que tenemos la respuesta ahora. Los ojos de la fe ven la respuesta como si ya hubiera sucedido.

En Proverbios 4:20-22 dice: “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que la hallan, y medicina a todo su cuerpo”.

Observa que esta escritura dice: "No se aparten (mis palabras) de tus ojos...". Mucha gente fracasa porque se ven a sí mismos fracasar. Si están enfermos, piensan de sí mismos como si estuvieran muriéndose. La Palabra de Dios dice: "El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias". (Mateo 8:17). Si esa Palabra no se aparta de tus ojos, tendrás que verte a ti mismo sin enfermedades. Sin embargo, si no te ves a ti mismo como si estuvieras sano, entonces esa Palabra se ha apartado de tus ojos. Y aunque Él quiera hacer de la salud una realidad en tu vida, no puede porque tú no estás actuando en Su Palabra.

Observa también en el versículo 22, "Porque (mis palabras) son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. La palabra hebrea traducida "medicina" aquí es también la palabra salud. En otras palabras: "Mis palabras son salud a todo su cuerpo". Los primeros dos versículos de este pasaje nos dan las instrucciones para tomar la medicina de Dios. ¿Cuáles son estas instrucciones? ("Está atento" o estudia la Palabra de Dios, y obedece esta Palabra, "guárdala en medio de tu corazón")

¿Y cuál es la medicina de Dios? "Mis palabras son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo". Pero la medicina debe ser tomada según las instrucciones para que tenga resultado, y una de las instrucciones es: "No se aparten (mis palabras) de tus ojos". Mantente mirando a lo que la Palabra dice.

Muchísimas personas oran y oran, pero nunca se ven a sí mismas con la respuesta. Lo ven todo peor. Se mantienen mirando a lo incorrecto – a los síntomas, a las condiciones, a sí mismos – así que caminan en incredulidad y destruyen los efectos de su oración. Pon tu mente en la respuesta. Mírate a ti mismo como si ya hubieras recibido. Constantemente afirma, aun frente a la evidencia contradictoria, que Dios ha escuchado tu oración porque la Palabra así lo dice. Entonces verás resultados.

Debemos creer que lo tienes antes de que lo puedas recibir. "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). El creer viene antes del recibir.

Hay algunos que dicen: "No voy a creer nada que no pueda ver". Pero en lo natural creemos un montón de cosas que no podemos ver. El mundo entero se alarmó cuando iban a explotar las bombas atómicas dejando salir material radioactiva dentro de la atmósfera. No lo puedes sentir, pero aun así es un poder destructivo.

La Fe Contradice A Las Circunstancias

Hebreos 13:5-6 dice: “Porque Él dijo: no te desampararé, ni te dejaré. De manera que podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.

¿Estamos diciendo confiadamente que el Señor es nuestro ayudador? Esto es lo que deberíamos estar diciendo. "Bueno, oren por mí. Me siento como si el Señor me hubiera desamparado", lloraba una pobre hermana. Sin embargo Dios dijo: "No te desampararé, ni te dejaré". "No sé si podré o no, espero poder lograrlo. Oren por mí para que pueda mantenerme fiel hasta el final", es una petición muy familiar en las reuniones de oración y testimonios. Pero eso no fue lo que Dios nos dijo que dijéramos confiadamente.

Muchísima gente está diciendo confiadamente: "Estoy abatida, estoy derrotada. El diablo me tiene atada". Pero en ninguna parte de la Biblia encontramos nosotros que Dios nos dijo que dijéramos confiadamente eso. Dios dijo: "No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador".

Dejemos de decir lo incorrecto y empecemos a decir lo correcto. Di que el Señor es tu ayudador. Di que el Señor es tu sanador. Di que el Señor tomó tus enfermedades y sufrió tus dolores. Debes mantenerte hablando lo correcto. Debes mantenerte creyendo lo correcto.

Lo que abate a las personas es simplemente el pensar lo incorrecto, el creer lo incorrecto y el hablar lo incorrecto. El diablo no te puede derrotar porque Jesús ya ha derrotado al diablo por ti. Satanás no te vence, tú te vences a ti mismo. O si lo hace es porque tú se lo permites. Es un consentimiento de ignorancia. Dios nos ha dado Su Palabra para que nos dirija de manera que nuestro creer sea correcto. Y si nuestro pensar es correcto y nuestro creer es correcto, entonces nuestro hablar será correcto. "El Señor es mi ayudador". "El Señor es mi fortaleza".

La Fe 'Dice' La Respuesta

La fe verdadera en la Palabra dice que si Dios dice que es así, entonces así es. Si Él dice que "Por cuya herida fuisteis sanados" (1°Pedro 2:24), entonces somos sanos. Si Él dice que, "Mi Dios suplirá todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19), entonces Él lo hace. Si la Palabra dice: “El Señor es la fortaleza de mi vida" (Salmos 27:1), entonces lo es. En otras palabras, la fe verdadera en Dios simplemente dice de uno lo que la Palabra dice. Tenemos lo que la Palabra dice. Somos lo que la Palabra dice que somos. Si Dios dice que somos fuertes, entonces lo somos. Si Él dice que tiene cuidado de mí, entonces es así.

Hebreos 4:14 dice: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión”.

Como Jesús es nuestro sumo sacerdote y está sentado a la diestra de Dios en el cielo, haciendo intercesión por nosotros, podemos tener las respuestas a nuestras peticiones ahora mismo. Buscando la palabra griega aquí traducida "profesión" me enteré que debería decir: "Retengamos el decir las mismas cosas".

Jesús está en el cielo, representándonos ante el trono de Dios. Él está diciendo, "Yo tomé su lugar, o morí por y ellos como su sustituto". Jesús no murió por sí mismo. No necesitaba redimirse a sí mismo porque no estaba perdido. Él murió por nosotros. Él se volvió nuestro sustituto. El tomó nuestros pecados, tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias. Él murió por nosotros, se levantó de los muertos por nosotros, y ascendió a los cielos por nosotros. Él está allá arriba ahora diciendo: "Yo hice eso por ellos," y nosotros debemos mantenernos diciendo las mismas cosas aquí abajo.

Marcos 11:23 dice: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.

No es solamente un asunto de fe saliendo de tu corazón hacia Dios, sin que tú digas nada. Eso no obrará resultado. En ninguna parte de la Biblia leemos que eso es lo que debemos hacer. La fe mantenida en el corazón solamente, nunca traerá sanidad a tu cuerpo o la plenitud del Espíritu Santo, o una respuesta a la oración. Pero la fe en tu corazón, que es soltada a través de tus labios, traerá resultados.

 

Texto para Memorizar: "No se aparten (mis palabras) de tus ojos..." (Proverbios 4:21).

 

 

 

 

 

viernes, 27 de noviembre de 2020

Kenneth Hagin - Manual de Fe - Clase 3

 

Lección 3

La Fe contra La Esperanza

Textos Bíblicos: 1°Corintios 13:13; Efesios 2:8-9; Romanos 10:9-10,13.

Verdad Central: Se requiere una fe positiva – una fe de ahora – para obtener resultados positivos.

Cuando Pablo, escribiendo a los corintios, dijo: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1°Corintios 13:13), él no estaba diciendo que la esperanza y la fe no son importantes. Cada una tiene su lugar, y una no puede ser sustituida por la otra. No podemos sustituir el amor por la esperanza. Tampoco podemos sustituir la esperanza por la fe. Sin embargo, muchas personas tratan de recibir de Dios basados en la esperanza en vez de en la fe.        

La Fe Es Ahora

La esperanza mira hacia el futuro. Está siempre en tiempo futuro. La fe es ahora. La fe dice: "Recibiré la respuesta ahora mismo. La tengo ahora". No es por el esperar que el trabajo es hecho, sino por el creer. Alguien dijo: "Bueno, yo creo algún día que recibiré mi sanidad". Eso no es fe, eso es esperanza, porque está viendo a un tiempo futuro indefinido. La fe dice: "Recibo mi sanidad; ¡ahora!". En una traducción moderna del Nuevo Testamento, el conocido versículo Hebreos 11:1 dice "La fe es dar sustancia...a las cosas esperadas”. Si necesitas sanidad, no la quieres en el futuro; la quieres ahora mismo, especialmente si padeces dolor. Si estás buscando el Bautismo del Espíritu Santo, quieres recibirlo ahora; no en un tiempo futuro indefinido. Si necesitas salvación, no la puedes dejar para el futuro, porque entonces puede ser demasiado tarde. He hablado con gente que me decían que esperaban ser salvos. Sin embargo, algunos de ellos están muertos. Dejaron el mundo sin ser salvos, porque la salvación que está basada en esperanza nunca se realiza.

Efesios 2:8-9 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe”.

Romanos 10:9-10,13: “Que si confesores con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación... Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.

Los versículos anteriormente citados apuntan al hombre hacia el plan de salvación. Vemos que es por la fe; no por la esperanza, que somos salvos. Jesús prometió que no echaría fuera a nadie que viniera a Él, sino que salvaría a todo aquel que "invocare el nombre del Señor". Por lo tanto, no necesitamos esperar que Él nos salvará. Él dijo que lo hará

¿Cómo Obtenemos Fe?

La fe, sabemos, nace de la Palabra de Dios. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17). Otra traducción de este versículo dice: "La fe es la garantía de que lo que has estado esperando tanto es finalmente tuyo".

La fe es "la convicción de lo que no se ve", como leemos en Hebreos 11:1. Para ilustrar, tú puedes esperar conseguir dinero para cumplir con cierta deuda, pero la fe te da la seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Puedes esperar obtener fortaleza física para hacer un trabajo que debes hacer, pero la fe dice: “El Señor es la fortaleza de mi vida" (Salmos 27:1). En otras palabras, la fe dice lo mismo que la Palabra de Dios dice.

La incredulidad en realidad es el tomar lugar contra de la Palabra de Dios. Hay algunos que hablan incredulidad y toman el lugar contra de la Palabra de Dios y luego se preguntan por qué la Palabra de Dios no funciona para ellos. Si queremos que la Palabra de Dios trabaje para nosotros, tenemos que estar del mismo lado que ella.

Muchas veces cuando le pregunto a la gente que viene por oración a mis reuniones, si ellos creen que serán sanados, responden: "Bueno, yo espero que sí". Yo simplemente les digo que no se sanarán porque nosotros recibirnos de Dios por fe, y no a través de la esperanza. Inclusive otros contestan a mi pregunta diciendo: "Bueno, yo quiero". Pero yo les digo: "Podrías querer un Cadillac nuevo, pero eso no significa que lo tendrás. Verás, el querer solamente, no producirá resultado”.

No es por esperar o por querer, es la fe la que hace la obra. Tú no recibirás de Dios porque tengas esperanza. En ninguna parte de la Biblia dice que cuando oremos, recibiremos aquello que tenemos esperanza de recibir. Sin embargo, la Palabra de Dios dice: "Todo lo que pidiereis en oración, CREED que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). Jesús también dijo, "Y todo lo que pidiereis en oración, CREYENDO, lo recibiréis" (Mateo 21:22). No esperando, sino creyendo.

Mira la definición de fe en Hebreos 11:1: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". El verbo usado está en tiempo presente. Recuerda, si no es ahora, no es fe. La fe es tiempo presente; la esperanza es tiempo futuro, entonces no está creyendo, está esperando. Para que obre resultado, debe estar en el tiempo correcto; el tiempo presente. Algunas personas siempre están creyendo que Dios hará algo por ellas, pero la fe cree que Él ya lo ha hecho, y que lo está haciendo.

Hace algunos años mientras estaba predicando en el estado de Oklahoma, una mujer que no había dado un paso en cuatro años, fue traída al servicio una noche por oración. Ella era una mujer mayor de unos setenta y tantos años, y los doctores le habían dicho que no volvería a andar. Al terminar el culto, cuando nos preparamos para orar por los enfermos, sus amigos la trajeron al frente y la sentaron en el altar. Me arrodillé en frente de ella, puse mis manos sobre ella y oré. Entonces le dije: "Ahora levántate y anda en el nombre del Señor Jesucristo".

Ella hizo lo que pudo para levantarse, pero todo el tiempo estuvo llorando y orando, "Oh, querido Jesús, por favor, sáname, por favor, déjame caminar, ¡oh, por favor...por favor!". Ella continuó de esa manera por algún tiempo hasta que por fin pude hacer que callara lo suficiente para hablarle. Le pregunté: "Hermana, ¿sabías que estás sana?"

Sorprendida, me miró y me dijo: "Oh, ¿lo estoy?"

"", le dije, "estás sana, y te lo probaré en la Biblia". Entonces abrí mi Biblia en 1 Pedro 2:24, se la di y le pedí que leyera el versículo en voz alta. Ella leyó: "Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia y por cuya herida fuisteis sanados".

Entonces le pregunté, "¿'Fuisteis' es tiempo pasado, tiempo futuro, o tiempo presente?"

"Es tiempo pasado", contestó.

"Si fuiste sanada por la herida de Jesús, entonces estás sana ahora, ¿no es verdad?", le dije. Una sonrisa se extendió en su rostro y sus ojos se iluminaron con un nuevo entendimiento. Entonces le dije: "Levanta las manos y míralo a Él. Comienza a alabarlo porque estás sana, en el tiempo presente. Porque estás sana; no es que vas estarlo, lo estás ahora".

Con fe como la de un niño, miró hacia arriba y dijo "Querido Señor Jesús, estoy tan contenta de estar sana". No había dado un paso, y por lo tanto no tenía evidencia física de sanidad. Aun así dijo: “Estoy tan feliz de estar sana".

Di la vuelta hacia ella y le dije: "Ahora mi hermana, levántate y camina en el Nombre de Jesús". Inmediatamente ella saltó del altar como si tuviera dieciséis años, y caminó, saltó, corrió y alabó a Dios.

Ves, tuvimos que ayudarla a ponerse en el tiempo correcto; porque la fe es tiempo presente. Mientras estemos luchando para poder recibir, esperando ver la respuesta algún día, no resultará. Eso es solamente esperanza. La fe dice: "Es mío, lo tengo ahora".

La esperanza, por supuesto, usada apropiadamente es muy bendecida y bella. Tenemos una esperanza bendita en el pronto regreso de nuestro Señor Jesucristo, la resurrección de los justos muertos, el rapto de los santos en vida, la esperanza del cielo, la esperanza de ver a nuestros seres amados y amigos. Damos gracias a Dios por esa esperanza. Pero todo eso es en tiempo futuro. Jesús viene, lo creamos o no. El viene porque la Palabra lo dice. La resurrección se llevará a cabo tengamos fe en ello o no. Los muertos en Cristo se levantarán para unirse con Él en aire, lo creamos o no. Nuestra fe, o falta de fe, no afectará estos acontecimientos. Jesús viene otra vez, porque la Palabra lo dice. Esta es la esperanza bendita que todos los cristianos esperamos.

Pero es la fe, no la esperanza, la que puede cambiar lo imposible a lo posible. Es la fe, no la esperanza, la que trae sanidad y victoria.

La esperanza es buena en esperar, pero pobre en recibir. Muchas veces he oído gente decir: "Estoy esperando y orando..." o "Todo lo que podemos hacer es esperar y orar". Si eso es todo lo que estás haciendo, estás derrotado. Se necesita una fe positiva; una fe de ahora, para obtener resultados positivos.

 

Texto Para Memorizar: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1°Corintios 13:13).

 

 

jueves, 26 de noviembre de 2020

Kenneth Hagin - Manual de Fe - Clase 2

 


Lección 2 
¿Qué Es La Fe?

Textos Bíblicos: Hebreos 11:1; Marcos 11:23-24; Juan 20:24-29; Romanos 4:17-21.

Verdad Central: La fe es apoderarse de las irrealidades de la esperanza y traerlas al reino de la realidad.

Un versículo clave en el estudio de la fe es uno familiar encontrado en Hebreos 11: "La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". La traducción de Moffatt de este versículo dice, "Ahora, la fe significa que estamos seguros de lo que esperamos, convencidos de lo que no vemos". Otra traducción dice, "La fe es dar substancia a las cosas que se esperan". Todavía otra traducción dice, "La fe es el hecho de garantía de que las cosas que hemos esperado son finalmente nuestras". Aquí Dios nos está diciendo lo que es la fe.

Hay muchas clases de fe. Toda persona, salva o no salva, tiene una fe humana natural. La escritura de arriba, sin embargo, está hablando de una fe sobrenatural – una fe que cree con el corazón en vez de creer lo que sus sentidos físicos le puedan decir. La fe, en otras palabras, es apoderarse de las irrealidades de la esperanza, y traerlas al reino de la realidad. Y la fe nace de la Palabra de Dios.

Nuestro texto describe la fe como "la evidencia de las cosas que no se ven". Por ejemplo: Tú esperas tener el dinero para cumplir con las obligaciones que tienes. La fe te da la seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Tú esperas tener la fortaleza física para hacer el trabajo que debes hacer. La fe dice, "El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién temeré?" (Salmos 27:1). La fe dirá de sí misma lo que la Palabra diga, porque la fe en Dios es simplemente fe en su Palabra.

Aprendí una importante lección de fe poco después de ser levantado del lecho de aflicción hace muchos años. Necesitaba trabajo, y como esto sucedió durante la depresión, no era fácil encontrar trabajo. Pude conseguir uno en un vivero ayudando a talar árboles de melocotón. Con otro muchacho en el otro extremo del árbol, juntos arrancábamos esos árboles de dos años para llenar los encargos que llegaban. Este era un trabajo duro – especialmente ya que yo había estado dieciséis meses postrado en cama y en aquel tiempo apenas habían pasado unos pocos meses desde que me había levantado.

Cada día el número de trabajadores disminuía, y cada día alguien me decía, "Bueno, no pensaba que vendrías hoy. ¿Sabes? dos o tres renunciaron ayer".

"Si no fuera por el Señor yo no estaría aquí", contestaba, "porque ves, Su fortaleza es mi fortaleza. La Biblia dice, 'El Señor es la fortaleza de mi vida...'. Mi vida consiste de lo físico tanto como también de lo espiritual, y el Señor es la fortaleza de mi vida". Si me hubiera dejado llevar por mis sentidos no habría salido de la cama. Actué en la Palabra porque sabía lo que era la fe. Nunca recibí ninguna fortaleza hasta que empecé a trabajar. Mucha gente quiere recibir y entonces creer que lo tienen. Así no funciona. Tienes que creer primero, y entonces recibirás. Así que me sacaba de la cama todas las mañanas y me iba a trabajar, ganando fortaleza mientras iba confiando en la Palabra de Dios. Aunque yo era el más débil y el más delgado entre ese grupo de hombres, fui el último que me quedé en el trabajo.

Podemos decir que sabemos que la Palabra de Dios es verdadera, pero no lo sabremos hasta que hayamos actuado en ella y hayamos cosechado sus resultados. La fe es darle substancia a las cosas que se esperan. Yo me fui a trabajar, actué en la Palabra de Dios. Esperé fortaleza física para hacer el trabajo que sabía que tenía que hacer, y actuando en la Palabra de Dios mi fe le dio substancia a aquello por lo que yo esperaba. "Lo tendré alguna vez", dice la esperanza. La fe dice, "Lo tengo ahora".

La Fe de la Cabeza contra La Fe del Corazón

John Wesley dijo una vez que el diablo le ha dado a la iglesia un sustituto para la fe, uno que se parece y suena mucho como la fe, tanto que algunas personas no pueden ver la diferencia. Le llamó a este sustituto “asentimiento mental". Mucha gente lee la Palabra de Dios y está de acuerdo en que es verdad, pero solamente están de acuerdo con sus mentes. Y eso no es lo que produce resultados. La fe del corazón es la que recibe de Dios.

Marcos 11:23-24: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis (cuando oréis), y os vendrá”.

¿Cómo podemos decir si tenemos esta fe del corazón o si solamente estamos de acuerdo mentalmente? El asentimiento mental dice: "Yo sé que la Palabra de Dios es verdad. Yo sé que Dios ha prometido sanidad, pero por alguna razón yo no la puedo obtener; no lo entiendo". Sin embargo, la fe verdadera en la Palabra de Dios dice: "Si la Palabra de Dios lo dice, entonces así es. Es mío. Lo tengo ahora". La fe dice: "Lo tengo aunque no lo pueda ver".

He oído a algunas personas decir: "Pero todavía no ha sucedido aquello por lo que he estado orando". Si ya lo tuvieras, no tendrías que creerlo porque ya lo sabrías. Tienes que dar ese paso de creer para llegar al lugar de saber. Demasiadas personas quieren saberlo desde el punto de vista en el que ya ha sucedido, y entonces creerlo. Tenemos que creerlo porque la Palabra de Dios dice que es nuestro, entonces se materializa.

Nótese en el versículo citado anteriormente que el recibir viene después del creer. "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis (al orar), y os vendrá". Jesús estaba diciendo simplemente, "Tienes que creer que lo tienes antes de que lo puedas recibir".

Yo nunca he podido recibir sanidad física para mí mismo sin creer primero que la tengo, mientras todos los síntomas en mi cuerpo están gritando: "No lo tienes". Yo simplemente me mantengo firme en lo que la Palabra de Dios dice acerca de mi sanidad y continúo diciendo que estoy sano. Entonces más adelante vienen los resultados. Pero si yo me sentara quejándome y gimiendo, acongojado y lamentándome, esperando que todos los síntomas se vayan y que mis sentidos correspondan con mi fe antes de creer, nunca llegaría muy lejos, Porque "la fe es...la evidencia de las cosas no vistas".

La Fe De Abraham contra La Fe De Tomás

Demasiados cristianos tienen una "fe como la de Tomás" cuando deberían tener "una fe como la de Abraham". Tomás dijo, "Si no veo, no creo", mientras que Abraham "no dudó ante la promesa de Dios ...sino que se fortaleció en fe".

En Juan 20:24-29 dice: “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”.

¿Por qué fue tan difícil para Tomás creer que Jesús estaba vivo? Tomás había visto los clavos traspasar las manos de Jesús y la lanza atravesar su costado. Sus sentidos físicos le decían que Jesús estaba muerto. Tomás estaba usando el conocimiento mental, en vez de la fe del corazón.

Compara ahora la fe de Abraham:

Romanos 4:17-21: “(Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios. Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”.

Note la diferencia entre la fe de Tomás y la fe de Abraham. Tomás solamente tenía una fe humana natural, la cual decía: "No creeré a menos que sienta y vea". Abraham, sin embargo, creyó la Palabra de Dios, no considerando su propio cuerpo; sus propios sentidos naturales. Si Abraham no consideró su conocimiento físico o sus sentidos, ¿entonces qué consideró? (La Palabra de Dios).

Hace muchos años cuando fui sanado de un problema en el corazón, yo estuve luchando con algunas de esas enseñanzas de fe como mucha gente hace. Los alarmantes síntomas del corazón regresaban. Mientras oraba y me mantenía en las promesas de Dios, aun mientras padecía un severo dolor, el Señor me recordaba a Abraham quien "no consideró su propio cuerpo". El me mostró que no debía considerar mi propio cuerpo, sino que en vez de eso debía considerar Su Palabra. A medida que hice eso, repitiendo para mí mismo alguna de las promesas de Dios en las escrituras acerca de la sanidad, como por ejemplo: "Ciertamente llevó El nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores", todos los síntomas se iban. Muchas veces enfocamos nuestra atención en lo incorrecto. Consideramos nuestro cuerpo físico y los síntomas en vez de mirar a la Palabra de Dios.

"Bueno, Dios no ha oído mi oración todavía. Me estoy poniendo peor, y creo que terminaré siendo operado", gemía un hermano querido. Y lo será, mientras viaje en esa carretera de incredulidad. En una iglesia que visité, cierta mujer terminaba su testimonio regularmente con: "Oren por mí, creo que tengo cáncer". Sin duda si sigue creyéndolo, lo tendrá. Jesús dijo: "Conforme a tu fe te sea hecho". Otra persona solicitó oración diciendo, "Por favor, oren por mí. Creo que me estoy resfriando". Si eso es lo que crees, mi oración no hará ningún bien, porque "conforme a tu fe te sea hecho" (Mateo 9:29). Necesitamos andar por la fe, y no por la vista.

Algunos han malentendido este tipo de enseñanza, pensando que les digo a las gentes que nieguen todo síntoma y que sigan como si ni estuvieran ahí. Piensan que estoy enseñando Ciencia Cristiana. Sin embargo, esto no es Ciencia Cristiana, esto es Sentido Cristiano. No negamos los dolores u otros síntomas, porque ellos son muy reales. En vez de eso, miramos más allá de ellos a las promesas de Dios.

La fe real en la Palabra dice: "Si Dios dice que es así, entonces es así. Si Él dice 'Por sus llagas fuisteis curados’, entonces yo estoy sano. Si dice, 'Dios suplirá todo lo que os falta', entonces lo hace. Si dice, 'El Señor es la fortaleza de mi vida', entonces lo es". En otras palabras, le fe verdadera simplemente dice de uno lo que la Palabra de Dios dice.

La fe verdadera es edificada en la Palabra. Debemos meditar en la Palabra; escudriñarla profundamente y alimentarnos de ella. Entonces la Palabra se volverá una parte de nosotros como cualquier comida natural se vuelve parte de nuestro cuerpo físico cuando comemos. Lo que la comida natural es a nuestro hombre físico, la Palabra de Dios es a nuestro hombre espiritual. La Palabra edifica en nosotros confianza y seguridad.

 

Texto Para Memorizar: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).

 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Kenneth Hagin - Manual de Fe - Clase 1

 

Lección 1 – ¿Cómo Obtenemos Fe? 

Textos Bíblicos: Romanos 10:8-10,13-14,17; Hechos 11:13-14; 14:7-10; 8:5-8.

Verdad Central: Dios ha provisto la manera por la cual todos pueden tener fe. 

Leemos en Hebreos 11:6, "Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan".

Si Dios demanda que tengamos fe cuando es imposible que la tengamos, entonces tenemos derecho a desafiar Su justicia. Pero si Él pone en nuestras manos los medios por los cuales la fe puede ser producida, entonces es nuestra responsabilidad el tener o no tener fe. Dios nos ha dicho que sin fe es imposible agradarle. Pero también nos ha dicho cómo obtener fe. Si no tenemos fe, no es culpa de Dios. El culpar a Dios por nuestra falta de fe, no es más que ignorancia. Dios ha provisto la manera por la cual todos podemos obtener fe.        

Fe Para Salvación.

El apóstol Pablo dijo que somos salvos por la fe. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Efesios 2:8). Pero, ¿cómo obtienes la fe para ser salvo?

Romanos 10:8-10,13-14,17: “Más ¿Qué dice?  Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos. Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación...Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?...Así-que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios”.

Después de haber estudiado el pasaje de escritura recién citado, ¿cuáles son los tres pasos que el hombre debe dar para recibir la salvación? (1. Confesar 2. Creer 3. Aceptar) ¿Para quién está disponible esta salvación, de acuerdo con el versículo 13? (Para cualquiera) ¿Según el versículo 17, de dónde proviene la fe? (Por el oír de la Palabra de Dios).

Hechos 11:13-14: “Quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. Él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”.

Dios le dijo a Cornelio que enviara a buscar a Pedro para conocer el plan de la salvación. En la Gran Comisión, registrada en Marcos 16:15-18, Jesús les dijo a Sus discípulos, "Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura...". Como Cornelio no había oído todavía este evangelio glorioso, no era salvo. Dios le dijo a Cornelio que enviara a buscar a Pedro para que conociera el plan de la salvación. ¿Por qué tenía Cornelio que enviar a buscar a Pedro? ¿Por qué no pudo el ángel explicarle a Cornelio el plan de la salvación? (Los ángeles no pueden predicar el evangelio. Dios le ha dado esa tarea al hombre)

El versículo, “Él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa", nos muestra que los hombres son salvos por el oír palabras. La razón es que "la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).        

Fe Para Sanidad

Hechos 14:7-10: “Y allí predicaban el evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo”.

Un lector casual de la Palabra dijo una vez con respecto a este pasaje de escritura, "¿No es maravilloso como Pablo sanó a ese hombre?" Sin embargo, Pablo no sanó a aquel hombre. Aquel hombre no fue sanado porque Pablo era un apóstol. Él no fue sanado por la fe de Pablo. El hombre mismo tuvo fe.

Pablo hizo tres cosas:

1. Predicó el evangelio (Versículo 7).

2. Percibió que el hombre tenía fe para ser sanado (Versículo 9).

3. Le dijo al hombre que se pusiera en pie y caminara (Versículo 10).

El hombre hizo tres cosas:

1. Oyó predicar a Pablo (Versículo 9).

2. Tuvo fe para ser sanado (Versículo 9).

3. Saltó y anduvo (Versículo 10).

El hombre no fue sanado por algún poder que Pablo tenía. El hombre mismo tuvo fe para ser sanado.

¿De dónde obtuvo el hombre la fe para ser sanado? (Por oír a Pablo hablar). ¿Qué fue lo que Pablo habló? (Predicó el evangelio). Pablo predicó un evangelio de salvación y un evangelio de sanidad: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1:16). Una nota en la Biblia de Scofield refiriéndose a este versículo dice, "La palabra griega y la palabra hebrea para ‘salvación' implica las ideas de liberación, seguridad, sanidad y justicia". Por lo tanto, Pablo estaba diciendo, "No me avergüenzo del evangelio de Cristo. Es el poder de Dios para liberación, seguridad, sanidad y justicia”. Pablo predicaba el evangelio completo, no solamente una parte de él.

Hechos 8:5-8: “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. Así que había gran gozo en aquella ciudad”.

Los grandes milagros que encontramos en los versículos recién mencionados sucedieron como resultado de que Felipe predicara a Cristo. El Nuevo Testamento no conoce a un Cristo que no sea el Sanador. La sanidad física es parte del evangelio. Si no hay evangelio de sanidad hoy en día, entonces tampoco hay un evangelio de salvación.        

La Fe en Acción

P. C. Nelson, quien fue por muchos años un ministro bautista notable, dijo: "La sanidad es parte del paquete del evangelio". Mientras pastoreaba una iglesia en Detroit, Michigan en 1921, fue atropellado por un automóvil. Los doctores dijeron que su pierna derecha probablemente tendría que ser amputada a la altura de la rodilla. Aunque no tuvieran que amputarla, le iba a quedar tiesa. Mientras estaba en su cama del hospital, recordó los versículos de escritura en Santiago 5:14-15: "¿Hay alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados". Él trató de excusarse con el Señor diciendo que ellos no practicaban eso en su iglesia. El Señor le recordó de cierto hombre y su esposa que creían en El, y le dijo que los llamara para que vinieran a orar por él. Él lo hizo y ellos vinieron, lo ungieron con aceite y oraron la oración de fe. Él fue sanado y su pierna no tuvo que ser amputada, ni tampoco le quedó tiesa la rodilla. "La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios".

Hace muchos años, siendo un joven bautista, estaba yo acostado en el lecho de aflicción. Estando acostado leyendo la Biblia de mi abuela, mientras más leía, más aprendía. Pronto me di cuenta de que nunca había oído el evangelio completo, sino solamente parte de él. Mientras más estudiaba la Palabra, más me daba cuenta que podía ser sanado.

El diablo no se alejaba, por supuesto, trayendo a mi memoria toda la duda e incredulidad que yo había escuchado durante toda mi vida. Él me dijo que la sanidad ya no se practicaba (Afortunadamente, no podía recordar haber escuchado alguna vez que la fe ya no se practicaba). También me habían enseñado que Dios lo sanaría a uno si quería hacerlo (Esto, sin embargo, era un insulto aún más grande que el decir que no podía hacerlo).

Leí en Marcos 5:34 donde Jesús le habló a la mujer con el flujo de sangre, diciendo: "Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote". Jesús no dijo que Su poder la había hecho salva. Él dijo: "Hija, TU FE te ha hecho salva...". Cuando me di cuenta de esto, entonces supe que si la fe de ella la había hecho salva, mi fe podía hacerme salvo. Y gracias a Dios, así sucedió. Mi parálisis desapareció, la condición de mi corazón se normalizó, y he estado yendo de salto en brinco desde entonces, predicando el evangelio completo por más de 50 años.

 

Texto Para Memorizar: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).

 

martes, 24 de noviembre de 2020

Kenneth E. Hagin - Develando el Misterio de los Dones Espirituales - Lección 13


Lección 13

 Interpretación De Lenguas

 Textos Bíblicos: 1 Corintios 14:13-15,27,28,40 

Verdad Central: La interpretación de lenguas es la demostración sobrenatural por el Espíritu del significado de una declaración en otras lenguas

Nuestro estudio de los dones del Espíritu nos ha traído ahora al final de la lista - el don de la interpretación de lenguas. 

Primero cubrimos los tres dones de revelación, o los tres dones que revelan algo: la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento y el discernimiento de espíritus.  Luego estudiamos los tres dones que hacen algo, o como son a menudo llamados, los tres dones de poder: el don de fe, el hacer milagros, y los dones de sanidades.  Finalmente, estudiamos los tres dones vocales, o los tres dones inspiracionales - los tres dones que dicen algo: la profecía, diversos géneros de lenguas, y la interpretación de lenguas. 

Como hemos dicho, la profecía es una declaración sobrenatural en una lengua conocida.  Los diversos géneros de lenguas son una declaración sobrenatural en una lengua desconocida.  La interpretación de lenguas es la demostración sobrenatural por el Espíritu del significado de una declaración en otras lenguas.  No es la traducción de las lenguas; es la interpretación de lenguas.

El don de la interpretación de lenguas es el menor de los nueve dones del Espíritu Santo, porque depende de otro don para poder operar.  No funciona a no ser que el don de lenguas esté en funcionamiento.  El propósito de este don de interpretación de lenguas es en hacer que el don de lenguas sea inteligible a los oyentes para que la iglesia, así como también el poseedor del don, pueda saber lo que ha sido dicho y pueda ser edificado. Pablo dijo, ". . . mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación" (1 Corintios 14:5).

¿Pero no puede Dios hablarnos de otra forma?  Sí, puede y lo hace. Tenemos mensajes que no son una interpretación de lenguas, son una manifestación del don de profecía.  Todos estos dones operan por la fe, pero se requiere mas fe para profetizar que para dar una declaración de lenguas o interpretación de lenguas, porque aquellos que operan en estos dones tienen a otra persona en quien respaldarse.  En otras palabras, la persona con el don de lenguas puede apoyarse en la persona con el don de interpretación de lenguas, y viceversa.  Sin embargo, la persona que tiene el don de profecía tiene que tener suficiente fe solo para empezar a hablar lo que ha recibido. 

Interpretación,  No Traducción 

Como hemos señalado, la interpretación de lenguas no es una traducción.  A veces se me pregunta por qué cuando alguien habla largamente en lenguas, un intérprete da en ocasiones una interpretación corta.  Porque la interpretación es simplemente la demostración sobrenatural por el Espíritu de Dios del significado de lo que ha sido dicho en lenguas, la interpretación podría no requerir tantas palabras como el mensaje original.  De la misma manera, alguien podría dar  una corta declaración en lenguas, y la interpretación ser larga.  El mismo principio de claridad está envuelto aquí: Puede que la interpretación tenga que ser mas larga para poder mostrar con claridad el significado del mensaje.

Si la persona que está interpretando las lenguas es también usada en profecía, puede que termine la interpretación y siga en profecía.  (Yo hago esto bastante a menudo).  La mayoría de la gente que es perspicaz en el Espíritu puede reconocer la diferencia fácilmente, porque el momento en que uno habla en profecía, sus palabras toman una mayor autoridad y una mayor unción: Hay más inspiración y mayor bendición en la profecía.

La Interpretación en la Vida Privada de Oración

1 CORINTIOS 14: 13-15, 27,28,40

13 Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.

14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.

15 ¿Qué, pues?  Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. . .

27 Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más por tres, y por turno; y uno interprete. . .

28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 40 pero hágase todo decentemente y con orden.

De acuerdo con el versículo trece, aquellos que hablan en otras lenguas son instruidos a orar por el don de la interpretación. La razón por la cual Pablo nos instruye a buscar este don no es necesariamente para que podamos interpretar en público, sino para que podamos interpretar nuestras oraciones privadas, si Dios lo quiere.  El saber lo que estamos orando nos edificará espiritualmente grandemente - y si Dios quiere usarnos públicamente para interpretar mensajes en lenguas, eso será una bendición adicional. 

La forma en la que yo empecé a interpretar lenguas fue en mi vida privada de oración.  Estaba orando un día cuando de repente me di cuenta que estaba orando en inglés, y supe por lo que había estado orando en lenguas - estaba dando la interpretación de ello.  (Desde luego, Dios sabe por lo que estamos orando en lenguas, porque estamos hablándole a EL, pero a veces EL quiere que nosotros también sepamos por lo que estamos orando.)

Sin embargo, no es necesario que todo lo que digamos en otras lenguas en oración privada tenga que ser claro a nuestro entendimiento, porque Pablo dijo, "Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto" (1 Corintios 14:14).  Además, no nos estamos hablando a nosotros mismos; estamos hablándole a Dios; lo que oramos es claro para EL, y eso es suficiente.  "Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios" (1 Corintios 14:2).

Así que vemos que hay un lado privado en este don de la interpretación de lenguas que puede sernos muy importante a nosotros personalmente.  Y hay un lado público en la manifestación de este don también.  Pero no todos serán usados públicamente; sólo es como el Señor quiere.

La Interpretación en el Ministerio Público

En el versículo veintisiete de este mismo capítulo, Pablo dice, "Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por DOS, o a lo más TRES. . ."  Sólo tres personas deberían ministrar en público en un servicio.  (Las palabras "dos" y "tres" en el griego son pronombres personales.)

Algunos han preguntado, "¿Se refiere esto a tres mensajes?"  En realidad, no encontramos la expresión "mensajes en lenguas" en ninguna parte en la Biblia.  Esta es una frase que se ha acuñado para tratar de explicarlo.  Un término mejor sería una "declaración en lenguas."  Sin embargo, este versículo se está refiriendo a gente, no a mensajes o declaraciones.

Pablo no dijo en realidad cuánto las personas debían o no debían hablar en lenguas.  El simplemente dijo que sean dos o tres los que hablen, y esto por turno.  Esto implica que no deberían hablar todos a la vez.  (Según mi opinión esto implica que un individuo podría hablar más de una sola vez.)

Mi consejo para cualquier congregación es que si tres personas ya han hablado en lenguas públicamente, que una cuarta no se añada, no importa cuán fuertemente sientan la urgencia del Espíritu para hablar.  Si algo mas necesita decirse, uno de aquellos que ya han hablado debería emitirlo.  Esto mantiene buen orden.

Note que Pablo dijo, "y uno interprete. . . “No hay nada en las escrituras que niegue el pensamiento de que una persona pueda hablar en lenguas e interpretarse a si misma.  De hecho, uno de los que están dando una declaración en lenguas públicamente podría interpretar aquella declaración, incluso cuando esté presente más de una persona que pueda interpretar.  Pablo nos está amonestando a que no haya interpretaciones competitivas. Así que no hay nada en contra de las escrituras con el dar una declaración en lenguas e interpretarlas uno mismo mientras haya solamente un intérprete. 

"Decentemente y con Orden" 

Pablo dedica el capítulo catorce de Primera de Corintios entero a los dones de profecía, lenguas e interpretación de lenguas. Luego continua declarando, "Dios no es Dios de confusión. . ." (v.33). Pablo quiere decir que en el uso - el mal uso - de la profecía, lenguas e interpretación hay a veces confusión. 

He estado en reuniones donde he visto el abuso de estos dones y me he ido a mi casa confundido.  (Estas no eran mis reuniones, porque en mis reuniones generalmente trato de señalar cualquier error y explicárselos a la gente para que no se vayan a sus casas confundidos.

Esto no quiere decir que el diablo estaba obrando en esos servicios.  Quiere decir que la gente puede mezclar las cosas. Si aprendemos a permanecer en el Espíritu, andaremos de acuerdo a la Palabra, y seguiremos la amonestación de Pablo "Hágase todo decentemente y con orden" (v.40), sin causar confusión en nuestras reuniones.

A veces sólo necesitamos consejos prácticos con respecto a estas manifestaciones que nos ayuden a mantener buen orden en nuestras reuniones.  Entonces incluso los visitantes podrán entender y recibir una buena impresión por nuestro buen orden.  Y aún más importante, no contristaremos al Espíritu de Dios.  La Biblia dice, "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios. . ." (Efesios 4:30).  El ha sido contristado a veces en algunas iglesias -contristado al querer manifestarse a Si mismo sin que se lo hayan permitido, ¡y contristado por el modo en que algunos hacen las cosas fuera de orden!

Cuando alguien está emitiendo un mensaje en lenguas, una persona que sea usada en el don de interpretación debería inmediatamente empezar a sintonizarse con el Espíritu (si aún no lo está), porque el Señor podría querer usarle a él en la operación de ese don.

A veces he esperado para que alguien más interpretara, y ellos estaban esperándome a mí.  Mientras tanto, alguien más estaba esperando en alguien más.  Cualquiera de nosotros hubiera podido interpretar el mensaje en lenguas, pero todos lo perdimos porque no nos sintonizamos con el Espíritu Santo.  (No obtendremos nada del Señor a no ser que nos sintonicemos con EL.)

Esta es la razón por la cual a veces no hay una interpretación a una declaración.  Cuando la culpa ha sido mía, le he dicho a la persona que dio el mensaje en lenguas, "Por favor dala otra vez, y yo la interpretaré."  Entonces, cuando empezó a hablar, entré en el Espíritu, y Dios me dio la interpretación.

Un punto final que quiero recalcar acerca de las lenguas e interpretación se encuentra en Primera de Corintios 14:26, "Hágase todo para EDIFICACION. . ."  Cuando algo se hace en el Espíritu - y esta es una forma de juzgar si es en el Espíritu -será para edificación, inspiración, y será una bendición.  (Desde luego, si no estamos sintonizados con el Espíritu, no estamos en posición para juzgar.)

Las manifestaciones de los dones espirituales necesitan ser juzgadas, sin embargo.  (Después de todo las juzgamos, sea que lo hagamos en público o no, porque o las aceptamos o las rechazamos) Sin embargo no siempre podemos aceptar el juicio de cualquier hombre, sólo el juicio de aquellos que son sensibles al mover del Espíritu Santo.

Como conclusión, déjame señalar que todos los nueve dones espirituales operan por fe.  No operan por el don de fe; operan por la fe común ó general.  También recuerda que la Biblia dice ". . . al que cree todo le es posible" (Marcos 9:23) - ¡y si tu crees, todo te es posible a ti!

Texto Para Memorizar:

"por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla" (1 Corintios 14:13).