sábado, 27 de mayo de 2023

Una Nueva Forma de Ver las Cosas


¿Sabías que Dios nos muestra con Abraham una nueva forma de ver las cosas?

Aquí te explico:

En Romanos 4 del 1 al 5 podemos ver algo asombroso.

Veamos este pasaje en la Biblia Expandida: “¿Y desde el punto de vista humano qué diremos que halló Abraham, nuestro antepasado y padre según la carne? Si él hubiera sido justificado (declarado inocente y hecho justo) por las obras tendría de qué enorgullecerse y jactarse, pero no delante de Dios. Porque, ¿qué dice la Escritura?: Abraham le creyó a Dios y esto le fue atribuido, imputado y tomado en cuenta como justicia (fue declarado inocente y hecho justo). Ahora bien, al que trabaja no se le paga el salario como un regalo, sino como una obligación que se le debe, es decir, no se le reconoce como gracia sino como deuda. En cambio, al que no hace nada, sino que cree en aquel que justifica (declara inocente y hace justo) al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación (ser declarado inocente y hecho justo).

En este pasaje encontramos una gran realidad en cuanto a la gracia de Dios y es que es gratis.

Pablo pregunta: "¿Que consiguió Abraham con la carne o esfuerzos humanos?"

La Biblia El Mensaje lo pone así: "Entonces, ¿cómo encajamos lo que conocemos de Abraham, nuestro primer padre en la fe, en esta nueva forma de ver las cosas?"

El hombre está acostumbrado a conseguir las cosas por sus propios esfuerzos; inclusive la salvación la intentan obtener por un sistema de obras a través de la ley o las buenas acciones.

Pero que nos muestra Abraham con esta "nueva forma de ver las cosas."

Si él se hubiera justificado ante Dios por su propio esfuerzo, hubiera conseguido la salvación por sus propios méritos y podría jactarse de haberlo logrado por si mismo.

En Efesios 2:9 dice: "No por obras para que nadie se gloríe."

En la parábola del fariseo y el publicano que Jesús contó en Lucas 18 del 9 al 14 leemos: A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

El fariseo pensaba que el cumplimiento de la ley y sus propios esfuerzos le darían los méritos necesarios para ser justificado; pero el que fue justificado fue el publicano que no se acercó en sus propios méritos sino en la justificación que solo Dios puede dar.

No depende de nosotros sino de Dios.

Que dice la Biblia: "Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia."

Luego nos da una analogía del trabajo; ninguno de los que trabajamos lo hacemos gratis, esperamos recibir el sueldo pactado con el empleador.

Si la salvación fuera por nuestras obras entonces lo que recibiríamos es un pago de Dios por nuestras buenas acciones; y si pudiéramos pagar por nuestra salvación, ¿por qué murió Cristo?

Ya no sería salvación por gracia sino salvación por deuda.

El versículo 5 dice: "En cambio, al que no hace nada, sino que cree en aquel que justifica (declara inocente y hace justo) al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación (ser declarado inocente y hecho justo)."

En esta nueva forma de ver las cosas que nos muestra Abraham, no tenemos que hacer nada para ser justificados; no tenemos que cumplir la ley ni seguir un sistema de obras para ser justificados ante Dios, lo único que tenemos que hacer es lo que hizo Abraham, sencillamente creerle a Dios.

Nuestras acciones no nos dan mérito ante Dios, lo que nos da mérito es la fe en la obra completa de Cristo Jesús.

Así que deja de justificarte ante Dios por medio de tus acciones, no te engañes pensando que el cumplir la ley o guardar un día de la semana va a justificarte delante de Dios; recibe tu salvación por gracia, por medio de la fe en la obra terminada de Cristo en la cruz.

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viernes, 26 de mayo de 2023

La Gracia de Dios es la Respuesta al Pecado


¿Sabías que mucha gente entiende completamente mal la relación entre la gracia y el pecado?

Aquí te explico.

Hace años un pastor amigo mío decía que no se debía predicar de la justicia de Dios (justificación) porque era darle licencia para pecar a la gente, y usaba el ejemplo de una hermana que se aprovechaba de esa verdad para vivir una vida de pecado en Estados Unidos.

Lo curioso es que después de casi 40 años se utiliza ese mismo argumento, pero ahora, para hablar del pecado y la gracia de Dios.

Dicen: "El enseñar de la gracia de Dios es darle a la gente licencia para pecar."

El mismo argumento se lo dijeron a Pablo, cuanto más a nosotros el día de hoy.

En Romanos 3:8 dijo: "¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?"

Una gran verdad, es que la enseñanza de la gracia de Dios muestra lo que hay en el corazón del hombre.

Tanta gente me responde en Tik Tok en sus comentarios: “¿Me quieres decir que la gracia me da licencia para matar, robar, cometer adulterio, mentir, y todos los pecados que quiera?”

Yo les digo: “Realmente estás mostrando lo que hay en tu corazón, parece que no eres la nueva criatura que dice Segunda de Corintios 5:17”.

La verdad es que los cristianos no necesitan una licencia para pecar, en mis casi más de 40 años de creyente he visto que los creyentes pecan sin necesidad de una licencia. Lo he visto en toda clase de iglesias y denominaciones.

Pablo nos dice respecto a la gracia y el pecado en Romanos 6:1 2: ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

La gracia de Dios siempre es abundante para nosotros, pero eso no es una excusa para pecar; no podemos echarle la culpa a la gracia ni a ninguna otra doctrina bíblica de nuestras decisiones en la vida.

La gracia hace algo diferente en cuanto al pecado, todo lo contrario a una licencia:

En Tito 2 del 11 al 14 dice: Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

La gracia nos enseña a renunciar al pecado y vivir de manera correcta en este mundo.

Así que no le estemos echando la culpa a la gracia del pecado porque lo que en realidad hace es darnos solución para el pecado.

Así que, no le eches la culpa a la gracia de tus acciones, toma ventaja de lo que la gracia te ofrece, la victoria sobre el pecado.

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jueves, 25 de mayo de 2023

La Confesión de Fe y la Confesión para Fe


¿Sabías que existe una confesión de fe y una confesión para fe?

Aquí te explico.

Empecemos con la confesión para fe.

En Segunda de Pedro 1 3 4 dice: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.”

Debemos conocer las cosas que Dios ha provisto para nosotros, para poder desatar nuestra fe para recibirlas.

Debemos entender como recibir fe, para poder usarla.

Hemos visto, en otros videos, que en Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” 

La fe viene cuando uno está oyendo de manera continua la Palabra de Dios.

Una cosa que debemos entender es la Confesión de Fe y Confesión Para Fe

Vayamos a Romanos 10 del 8 al 10, donde dice: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”
La confesión de fe es la que se hace cuando ya tenemos la fe para recibir; pero la confesión para fe, es la que hacemos para recibir fe, antes que la tengamos.

En Josué 1 8 Dios le dijo a Josué: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.

La Palabra de Dios tenía que estar en su boca para hacer prosperar su camino y que todo le salga bien.

Eso es lo que debemos hacer nosotros, la Palabra de Dios continuamente en nuestra boca, eso traerá fe a nuestro corazón, y haremos con toda confianza la confesión de fe, con la plena seguridad que es nuestro lo que queremos recibir de Dios.

Les voy a contar una experiencia personal de algo que me pasó hace años y que es un ejemplo de esto:
En 1987 me fracturé la rodilla jugando fútbol. Cuando llegué a mi casa me pasé tres días confesando mi sanidad; estuve citando todos los versos de sanidad divina que conocía, desde Génesis hasta Apocalipsis. Pero la fe no llegó a mí, en ese momento.

Es más, debido al dolor, y a que la rodilla había crecido al doble de su tamaño normal, me fui al hospital.

Eso es la confesión para fe, estas hablando la Palabra antes de que llegue la fe.

El doctor me dijo que se me había derramado el líquido sinovial; y que tenía que estar dos semanas enyesado y luego un tiempo indefinido con una venda elástica, hasta que se cure la rodilla.  

Llegué a mi casa y seguí confesando la Palabra de Dios, hasta que en un momento la fe se produjo en mi corazón; y empecé a decir plenamente seguro que estaba sano por las llagas de Jesús.

Al tercer día que tenía el yeso, mientras escuchaba una enseñanza, el Espíritu Santo me dijo: “Si tú dices que estás sano que haces con un yeso.” Así que el día siguiente me quite el yeso, estaba completamente sanado, hasta hoy no he tenido problemas con la rodilla.

Ese hablar plenamente seguro es la confesión de fe. Decir claramente que ya es tuyo aquello que Dios ha prometido en Su Palabra.

Esa confianza llegará a tu vida, porque has estado depositando la Palabra de Dios en tu confesión para fe.
La fe llega a tu vida cuando tu oyes una y otra vez la Palabra de Dios, y que mejor manera que oírja una y otra vez saliendo de tu boca.

Así que te animo que estés hablando la Palabra de Dios para que la fe crezca en tu corazón y recibas lo que anhela tu corazón.

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lunes, 22 de mayo de 2023

Las Mujeres son Parte del Ministerio Quíntuple (Tres Ejemplos del Nuevo Testamento)


¿Sabías que el Nuevo Testamento presentan varias mujeres, incluso una apóstola en el ministerio?

Aquí te explico

Continuamente encuentro gente que menosprecia el ministerio de la mujer, en los foros hermanos, e inclusive hermanas discuten amargamente en contra el ministerio de la mujer.

Un argumento clásico: "En el Nuevo Testamento no se nombra a ninguna mujer como pastora." Yo les respondo siempre: "Tampoco se nombra a ningún hombre como pastor." 

En esta entrada voy a sentar las bases bíblicas para demostrar el ministerio de las mujeres.

En la Biblia encontramos que hubo muchas mujeres ministras, incluso hubo mujeres que fueron apóstoles.

Veamos el caso de tres mujeres que fueron ministras en la iglesia primitiva.

Veamos primeramente el caso de Priscila y Aquila

En Hechos 18 del 24 al 28 leemos: Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.

La Biblia coloca a Priscila primero, dándole preeminencia en cuanto a su esposo.

Vemos como una mujer, Priscila (junto con Aquila su esposo) le enseñó a Apolos el Evangelio de manera más exacta.

 En Romanos 16 de 3 al 5 volvemos a encontrarla: Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.   

Priscila era colaboradora de Pablo y era pastora (era pastora principal ya que la colocan antes que su marido) junto con su esposo de una iglesia.

Hablemos ahora de la Apóstola Junias

En Romanos 16:7 la encontramos: Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo.

Es probable que Junia sea la esposa o hermana de Andrónico, ambos judíos que conocieron a Cristo antes que Pablo y estuvieron en prisión con él. La expresión "apóstoles" en este contexto puede significar "personas estimadas de los apóstoles". Algunos textos antiguos mencionan a Julia en lugar de Junias. Andrónico y Junia son llamados apóstoles en el sentido amplio de la palabra, que se aplicaba a varios personajes de la primera generación de cristianos.
Entonces vemos que Junias era una mujer y que tenía el ministerio de apóstol junto con su esposo Andrónico.

Veamos ahora a la Hermana Febe

La encontramos en Romanos 16:1: Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea,

Febe era una diaconisa de la iglesia en Cencrea.

En estos casos y otros podemos ver la importancia y el ministerio de la mujer en la Biblia.

Las mujeres son muy importantes en la iglesia.

En estos casos vimos que Junias era "apóstol"; Priscila "pastora principal" y Febe era diaconisa.

Para terminar, les dejo el versículo de las predicadoras

Salmo 68:11
11 El Señor daba palabra; había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas.

Dios multiplique a las ministras del Evangelio.

Así que tu eres una mujer y tienes un llamado de Dios para tu vida, no hagas caso a los cristianos machistas y cumple con el ministerio que Dios te ha llamado.

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viernes, 19 de mayo de 2023

La Clase de Fe de Dios


¿Sabías que tú puedes operar en la Clase de Fe de Dios?

Aquí te explico:

Al cristianismo se le llama la gran confesión, sin embargo, la mayoría de los cristianos que son derrotados lo son porque creen y confiesan las cosas incorrectas.
Si hablas las palabras del enemigo esas palabras te derrotaran. 
Las palabras llenas de fe te darán la victoria.
Las palabras llenas de temor te derrotaran.
Las palabras son lo más importante que hay.
En Marcos 9:23 Jesús dijo: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible," y en Mateo 17:20: "... porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible." 
Si podemos creer y decir lo que creemos no habrá nada que nos sea imposible. 
 
En Marcos 11 22 23 podemos ver como tener una fe como la de Dios.
Veamos el pasaje:  Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 

Varias versiones de la Biblia, como la Vulgata, la Scio, y la Young, entre otras traducen el verso 22 cómo: "Tengan la fe de Dios."

Clark nos explica esto así: parece estar discutiendo la interpretación de una frase como hebraísmo. Sugiere que "Tener fe en Dios" podría entenderse como "tener la fe de Dios" en hebreo, expresando un grado fuerte o superlativo de fe.

Es decir, Jesús nos esta diciendo que debemos tener una fe como la de Dios. E inmediatamente nos dice como es la fe de Dios: Creer en el corazón que será hecho lo que decimos.
Esto se parece a la Ley de la Fe, creer con el corazón y confesarlo con la boca. Es decir, Dios opera a través de la Ley de la Fe.
Nosotros debemos hacer lo mismo.

Veamos ahora como usa dios su fe:

En Hebreos 11:3 leemos: Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. 

Dios constituyó el universo por medio de palabras. Viendo el relato de la creación en Génesis 1, podemos ver que cada vez que Dios hablo sucedió algo.

En el relato de la creación vemos que Dios dijo 12 veces que sean las cosas y sucedió como Él dijo.

Él dijo sea la luz, sean los mares, sean las plantas, sean los animales, sea el hombre y fue así como sucedió.

Dios usa su fe por medio de palabras, y así es como debemos hacerlo también, cómo vimos en la ley de la fe, creyéndolo en el corazón y confesándolo con la boca.

Ahora veamos cómo es que Jesús usa su fe.

Jesús siempre decía que nada hacía por sí mismo sino que hacía lo que veía hacer al Padre, entonces en el caso de la fe, el usaba el mismo método que el Padre. 

Jesucristo mismo usó la clase de fe de Dios.

En Lucas 8 del 22 al 25 vemos como usó Jesús su fe con el viento y el mar: “Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

Vemos aquí que Jesús utilizó sus palabras para calmar el viento y el mar; Jesús desató su fe a través de palabras.

En Marcos 1 del 23 al 27 dice: “Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
Jesús utilizó aquí sus palabras para echar fuera un demonio. Al oír la orden de fe, el demonio salió.
En Marcos 11 del 12 al 14, y del 20 al 22 dice: “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos. Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús les dijo: Tened la fe en [o tened la clase de fe de] Dios.”

Jesús les está diciendo a sus discípulos que la clase de fe de Dios es una fe que habla. Jesús le había hablado a la higuera y esta se había secado. 

La clase de fe de Dios es una fe que utiliza palabras.
Vemos que tanto el viento, como el mar, los demonios, y la higuera fueron obedientes a las palabras que Jesús habló.
Esta es la forma en que actuó la fe de Jesús, a través de palabras.
Jesús operó en la clase de fe de Dios. Así como Dios desató su fe; a través de palabras, Jesús también lo hizo.
Jesús imitó a su Padre, y obtuvo los mismos resultados que Dios.

Ahora veamos cómo es que nosotros podemos operar en la clase de fe de Dios.

En Efesios 5:1 dice: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.”
Cuando Ricardito, mi hijo mayor, tenía tres años, empezamos la escuela dominical para niños. Las maestras nos contaron que Ricardito se había parado en una silla y se había puesto a predicar, pues quería hacer lo que su papá hacía siempre en los servicios.
Así son los niños, siempre imitan a sus padres.
Eso es lo que nos dice este pasaje; debemos imitar a Dios, tal como un niño imita a su papá.
Debemos hablar como Dios habla, y debemos hacer lo que Dios hace; debemos convertirnos en sus imitadores,
En Segunda de Corintios 4:13 dice: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.”
En este pasaje vemos la característica del espíritu de fe: Cree y Habla. Si tú quieres tener el espíritu de fe debes creer y hablar la Palabra de Dios.
En Romanos 10:10 vemos cómo actuar en la clase de fe de Dios: creer con el corazón y confesarlo con la boca.
Es muy interesante que en la historia de la mujer que tenía el flujo de sangre (Marcos 5 del 25 al 34), que ella estaba diciendo continuamente: “Si tan solo toco su manto seré sana, si tan solo toco su manto seré sana, Si tan solo toco su manto seré sana.” Ella tenía el espíritu de fe, e iba diciendo esto una y otra vez, hasta que la fe se levantó para recibir su milagro, fue tocó su manto, y recibió la sanidad que había estado declarando con sus palabras.
Ahí está el secreto de su sanidad: sus palabras.
Si tú crees lo que la Palabra de Dios dice, y empiezas a confesarlo con tu boca, tendrás las cosas que deseas recibir de Dios.

Así que ahora sabes como funciona la clase de fe de Dios, es tu momento de usarla.

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jueves, 18 de mayo de 2023

El Poder de la Lengua


¿Sabías acerca del Poder que en nuestra lengua? la Lengua

Aquí te explico.

En Proverbios 18 20 21 dice: Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios.  La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.

Nuestra lengua tiene el poder para causar la vida o la muerte. Si aprendemos a usarla para nuestro beneficio seremos saciados.

Si no cuidamos las palabras que decimos hoy, es posible que tengamos problemas el día de mañana.

Si dices: "Creo que voy a enfermarme," es mejor que te quedes en casa porque ciertamente vas a enfermarte.

Si dices: "No voy a vender nada," es mejor que busques otro empleo porque no venderás nada.

Debes cuidarte de las cosas que habla; si no quieres que suceda algo, es mejor que no lo digas. Pero si quiere tener éxito y victoria en su vida debes empezar a decirlo.

Tu determinas tu futuro con tus palabras

Empieza tu camino al éxito a través de tus palabras.

Tu decides hablar palabras llenas de fe basadas en lo que dice la Palabra de Dios, o palabras llenas de derrota, duda e incredulidad basadas en las circunstancias que te enfrentas en la vida.

En los Capítulos 13 y 14 de Números podemos ver esta verdad en operación desde el punto de vista negativo.

En el versículo 14:2 dice: "Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto! o en este desierto ojalá muriéramos!" Y en el versículo 14 28 Dios les respondió: "Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros."

En Hebreos 3:17 podemos ver el fin de ellos:   "¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?"  

Dios dijo que de la manera como ellos habían hablado, de esa manera iban a morir. Lo que nosotros hablamos determina nuestro futuro.

Si hablamos victoria tendremos victoria; si hablamos derrota seremos derrotados. Debemos cuidar nuestras palabras para caminar en victoria.

Como dice Marcos 11:23: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho."

Recuerda, lo que digas te será hecho. Habla palabras de victoria.

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@elciberpastor El Poder de la Lengua En nuestra lengua está el poder de la vida y lo muerte #poder #lengua #vida #muerte #frutos #palabras #biblia #exito #elciberpastor ♬ Words - Ben Fox

miércoles, 17 de mayo de 2023

La Ley de la Fe


¿Conoces lo que es la ley de la fe?

Aquí te lo explico:

En Romanos 10 del 8 al 17 encontramos lo que llamamos la ley de la fe: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.  Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. 

En Romanos 10:10 encontramos la Ley de la Fe, que es creer en el corazón y confesar con la boca.
Cuando una persona cree en el corazón la fe es producida en su corazón, pero esa fe, no puede ser desatada a menos que use sus palabras, es decir, por medio de la confesión de fe. 
La fe no puede expresarse a menos que sea hablada. La boca es el instrumento por el cual la fe es desatada.
La confesión de la Palabra de Dios es afirmar, declarar y testificar que la Palabra de Dios es verdad y se cumple en nuestras vidas.

Para poder entender la confesión de fe, lo primero que debemos entender es la ley de la fe.
Vamos a ver Romanos 10 del 8 al 10 en la Biblia Amplificada: Pero, ¿qué dice? La Palabra (que es el mensaje de Dios en Cristo) está cerca de ti, en tus labios y en tu corazón; es decir, la Palabra (que es el mensaje, la base y el objeto) de fe que predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado (declarado justo, aceptable a Dios), y con la boca se confiesa (se declara abiertamente y se habla libremente de su fe) y se confirma [su] salvación. 
En este pasaje de la escritura vemos que la Palabra de Dios debe estar en nuestra boca y en nuestro corazón. Además, encontramos la clave para la ley de la fe: creer en el corazón y confesarlo con la boca.
Por ejemplo, en este pasaje vemos la forma como una persona nace de nuevo:
Primero. Confiesa con la boca que Jesús es el Señor.
Segundo. Cree en el corazón que Dios lo levanto de los muertos.

En Segunda de Corintios 4:13 vemos: Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.

Según este pasaje, el espíritu de fe se muestra en que si una persona cree algo debe decirlo. Esta es la ley de la fe en operación, una persona que tiene el espíritu de fe debe hablar las cosas que cree.

En Marcos 11 23 Jesús también nos mostró la ley de la fe: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.

Una vez más vemos la importancia de decir con nuestra boca las cosas que creemos en nuestro corazón. En especial, notemos que este pasaje dice tres veces decir, pero una sola vez creer. Es decir, debemos hablar tres meses de lo que creemos.
La primera parte de la ley de la fe es creer con el corazón.

En Romanos 10:10 hemos visto que "con el corazón se cree... ". ¿Qué se cree? Que lo que dice la Palabra de Dios es verdad.
Creer con el corazón es creer que la Palabra de Dios es verdad sin importar lo que digan las circunstancias.
En Romanos 10:17 dice que "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." La ley de la fe empieza cuando creemos con el corazón la Palabra de Dios y la fe se produce en él.

La segunda parte de la ley de la fe es confesarlo con la boca.

En la Segunda parte de Romanos 10:10 dice: ". . . pero con la boca se confiesa para...". Es decir, la fe para recibir algo se desata con las palabras. 

En Segunda de Corintios 4:13 dice: "Creí, por lo cual hablé;" Si has creído algo de la Palabra de Dios, lo siguiente que debes hacer es hablarlo.
En Marcos 5 del 27 al 29 podemos ver esta verdad: “Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote”.

En este pasaje vemos que esta mujer estaba diciendo algo de manera continua. Ella decía "Si tocare tan solamente su manto, seré salva". Sus palabras la motivaron para actuar en fe y recibir su sanidad.
Como vimos en Marcos 11:23, debemos decir tres veces más de lo que creemos. Es decir que se requiere confesar tres veces más tiempo que el que necesitamos para creer.
Nuestra fe se desata por medio de nuestras palabras.
La Ley de la Fe es creer en el corazón y confesarlo con la boca.

Así que deposita la palabra de Dios en tu corazón, y cuando la fe crezca, habla la palabra de fe, y di: Si la Palabra de Dios lo dice, es mío y lo tengo ahora. Dios actuara a tu favor y te dará lo que prometió.

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martes, 16 de mayo de 2023

Cómo Neutralizar el Poder de la Gracia de Dios en Tu Vida


 ¿Sabías que puedes neutralizar el poder de la gracia en tu vida?

Aquí te explico cómo:

En Gálatas 2 del 14 al 21 vemos como es que sucede esto:

Pero cuando vi que no andaban rectamente en cuanto a la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo obligas a los gentiles a judaizar? Nosotros, judíos por naturaleza, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es declarado justo por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, también nosotros creímos en Cristo Jesús, para que fuéramos declarados justos por la fe de Cristo, y no por las obras de la Ley; porque por las obras de la Ley ninguna carne será declarada justa.
Y si buscando ser declarados justos en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? ¡En ninguna manera!
Porque si edifico otra vez las mismas cosas que destruí, yo mismo me demuestro trasgresor.
Porque yo, por medio de la Ley, a la Ley he muerto, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a Sí mismo por mí.
21 No rechazo la gracia de Dios, porque si por la Ley fuera la justicia, entonces en vano murió Cristo.

Empecemos viendo el verso 21, donde dice: "No rechazo la gracia de Dios.”

El diccionario Strong define la palabra rechazo de la siguiente manera:

Adsetéo; poner a un lado, separar, (por implicación) desestimar, neutralizar o violar, desechar, invalidar.

De ahí nos encontramos que una de las palabras que se usa es neutralizar; el neutralizar es anular el efecto de algo sobre otra cosa.

Por ejemplo, la tapa de una gaseosa impide que el contenido de esta se salga de la botella y caiga al suelo; hay un efecto de neutralización.

Vemos entonces que la gracia puede ser neutralizada de nuestras vidas.

Podemos llegar a anular el efecto de la gracia sobre nuestras vidas.

Veamos lo que dice Wuest acerca de esta palabra “rechazo”. 

Rechazo viene de ateteo que significa “el alejarse de algo que hemos tirado, presentado o establecido, actuar en dirección a algo como si estuviera anulado, frustrar la eficacia de cualquier cosa para anularla, o  para inutilizarla." Todos estos significados pueden aplicarse al acto de añadir las obras de la ley a la fe como el método de la justificación del pecador. Uno puede predicar que Cristo murió por nuestros pecados, pero si añade obras a la fe como el medio para aceptar la salvación que Cristo proveyó para los pecadores perdidos en la cruz, ha anulado la eficacia de la gracia, porque el significado fundamental de la gracia es que se da gratuitamente, sin dinero ni precio. No hay salvación para el pecador que depende en lo más mínimo de sus buenas obras como un medio para recibir la aceptación de Dios.

De esto es lo que trata Efesios 2:8-9: “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de vosotros, es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe.”

La gracia de Dios puede ser neutralizada en nuestras vidas cuando cambiamos el método de recibirla, si tratamos de recibirla por las obras queda anulada ya que se recibe por medio de la fe.

Esto es lo que Pablo le estaba diciendo a Pedro en los versos 15 y 16: “Nosotros, judíos por naturaleza, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es declarado justo por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, también nosotros creímos en Cristo Jesús, para que fuéramos declarados justos por la fe de Cristo, y no por las obras de la Ley; porque por las obras de la Ley ninguna carne será declarada justa.”

Entonces vemos que la persona no es declarada justa por el camino de las obras de la ley, es decir, todo intento que haga por tratar de ser declarado justo por Dios, sino que está haciendo lo contrario se está alejando de la gracia de Dios y anulando su poder sobre su vida.

Gálatas 2:20 es más que claro: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a Sí mismo por mí.”

No neutralicemos el efecto de la gracia de Dios en nuestras vidas tratando de justificarnos por medio de nuestras propias acciones; es por medio de la fe en la obra terminada de Cristo en la cruz que podemos recibir el efecto de la gracia de Dios en nuestras vidas.

Así que no trates de justificarte por medio del cumplimiento de las obras de la ley, no trates de cumplir con los 10 mandamientos para alcanzar el cielo, depende solamente de la gracia de Dios que se obtiene por medio de la obra terminada de Cristo en la cruz.

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Puedes ver el video de la enseñanza en Tik Tok

domingo, 14 de mayo de 2023

La alegre confesión


Hoy les voy a compartir una enseñanza que cambió mi vida a la que llamo, "la alegre confesión",

Aquí les explico.

Lo primero es establecer la Palabra de Dios en nuestros corazones,

En Marcos 11:23 dice: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” 

La gente de fe siempre está temerosa de lo que habla, no pueden decir ni una broma, porque piensan que eso sucederá.
 
Pero lo cierto es que no todo lo que decimos sucederá, Jesús dijo que las cosas que creemos en el corazón esas son las cosas que sucederán. 

Por ejemplo, las personas dicen “me muero de risa,” y vemos que no se mueren ahí mismo. 

En realidad, hasta hoy no he conocido a nadie que se haya muerto de risa. 

Son las cosas que creemos en el corazón y hablamos las que sucederán. 

Por ese motivo es muy importante ver cuáles son las cosas que guardamos dentro de él. 

En Proverbios 4:20-23 dice: “Hijo mío,  está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.  Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” 

Para poder creer correctamente y así poder hablar las cosas que sucederán en nuestras vidas debemos establecer la Palabra de Dios en nuestros corazones. 

Las cosas buenas o malas no sucederán simplemente porque las hablamos, sino por creer en nuestro corazón las cosas que hablamos. 

Es por eso que la Palabra de Dios debe ser lo primero que coloquemos en nuestra vida. 

Al colocar la Palabra de Dios en nuestro corazón producirá la alegre confesión que nos dará las cosas que queremos recibir.  

Estaba escuchando enseñanzas de Kenneth Hagin, cuando de pronto escuché una frase que cambió mi modo de ver las cosas; él decía: “Toda oración de petición termina con la alegre confesión: ‘Es mío lo tengo ahora.’” 

Esta frase está conectada con Marcos 11 23 24 que dice en la Nueva Versión Internacional: “Les aseguro que si alguno le dice a este monte: 'Quítate de ahí y tírate al mar', creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá,  lo obtendrá.  Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán” 

Fue como si una luz se encendiese en medio de la oscuridad. 

Así que empecé a repetir esta frase, aún sin darme cuenta del poder que había en ella. 

Decía una y otra vez: “Toda oración de petición termina con la alegre confesión: ‘Es mío lo tengo ahora.’” 

Las personas se reían de mí ya que la frase les parecía medio rara, pero yo seguía adelante con ella. 

Meses después, escuchando al evangelista David Horton, finalmente pude entender. 

El decía que todo ministro itinerante debía creer que su agenda estaba llena porque toda oración de petición termina con la alegre confesión: “¡Es mío, lo tengo ahora!” 

Él citó los versos de Marcos 11 y además dio un verso que era un viejo conocido mío, Primera de Juan 5:14 15, que dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” 

Eso me dio la aplicación práctica que necesitaba; en esos meses estaba pasando por una sequía de invitaciones para predicar en iglesias, así que decidí poner en práctica lo que había aprendido. 

Ese viernes oré: “Padre te pido que llenes mi agenda y creo que es mío ahora, porque toda oración de petición termina con la alegre confesión: ‘¡Es mío, lo tengo ahora!’” 
Y confesaba: “Mi agenda está llena porque toda oración de petición termina con la alegre confesión: ‘¡Es mío, lo tengo ahora!’” 

El día lunes me llamaron para pedirme que empiece a dar un estudio bíblico en la escuela ministerial de una iglesia; el martes me llamaron para otro estudio en otra iglesia y me pidieron que comparta el domingo también. 

Me pase los siguientes 4 meses enseñando y predicando casi todos los días en diversas iglesias y escuelas bíblicas. 

Ahora, el punto que quiero aclarar es que no estoy hablando del “método”. Lo que trato de mostrar es la importancia de la confesión correcta en nuestras vidas para poder recibir las cosas que queremos de Dios. 

Si Dios ha dicho algo en Su Palabra es así, sin importar que lo creamos o no. 

En Primera de Juan 5:14 dice que si pedimos conforme a Su voluntad, Él nos oye. No hay duda de ello. 

Es como que alguien te deposita dinero en el banco; ya es tuyo, lo utilices o no, ya te pertenece. 

Mucha gente tiene problema con “Su voluntad”; piensan que Dios quiere bendecir a unos y a otros no. Pero de eso no trata este verso; Su voluntad es sencillamente Su Palabra; lo que ya está escrito en ella. 

Dios ya estableció en Su Palabra que Su voluntad es nuestro bienestar; nuestra prosperidad, nuestra salud. 

En Marcos 1 de 40 al 42; cuando el leproso se acercó a Jesús, le dijo: “Si quieres puedes sanarme.” Sabía que Jesús tenía el poder pero no sabía cuál era Su voluntad. 

Mucha gente se acerca a Dios sabiendo que puede pero sin saber si es que quiere. Y por eso nunca reciben. 

Pero vemos que Jesús estableció su voluntad diciendo: “Quiero, se limpio.” 

La voluntad de Dios ya está establecida para ti, en Efesios 1 3 dice que Dios ya te bendijo en Cristo, ya lo hizo, no la hará. 

Sigue diciendo Primera de Juan: “Si sabemos que Él nos oye, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” 

Si sabes que Dios ya te escuchó, sabes que ya tienes, sabes que ya es tuyo; no algo en el futuro sino que ya te pertenece a ti hoy. 

Entonces, cuando entres a la oración entra con la voluntad de Dios en la mano. 

Encuentra la promesa en la Palabra de Dios y créela. 

Luego  ya que has encontrado la voluntad de Dios, pídele lo que quieras creyendo que ya es tuyo. 

Y termina con la alegre confesión: “Es mío, lo tengo ahora.”  

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@elciberpastor La Alegre confesión La importancia de las palabras #alegre #confesion #palabras #fe #jesus #creer#boca #palabradedios #escatologia ♬ Long version (11 minutes)(965335) - Tsuyoshi Motai