miércoles, 31 de mayo de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5

En este capítulo Kenyon nos muestra no solo el significado de la justicia sino también lo que significa para nosotros por estar en Cristo.


Capítulo 4
LO QUE LA JUSTICIA SIGNIFICA

No hay otra palabra en la Biblia, o en la teología, que es menos entendida y apreciada que esta palabra. Sin embargo, envuelta en ella está todo lo que la humanidad ha anhelado.
Esto que la justicia da al hombre es el padre de todas las religiones humanas. Las mayores religiones inmorales del paganismo, y las refinadas religiones filosóficas culturales de los días modernos, son todas, hijas del deseo del hombre por las cosas que la justicia le da.
La justicia restaura al hombre todo lo que perdió en la caída, más una nueva relación como un hijo con todos sus privilegios.
Veamos algunas de las muchas cosas que la Justicia nos da tal como está revelado en la obra terminada de Cristo.

NUESTRA POSICIÓN ES RESTAURADA
La justicia viene a nosotros en la Nueva Creación. Ella restaura nuestra posición ante Dios. Ella quita la vieja conciencia de pecado que ha imposibilitado y robado nuestra iniciativa espiritual, confesión y seguridad de Su presencia. Ella restaura al hombre una posición ante el Padre bajo la misma base que Jesús disfruto en Su caminar terrenal.
Recuerda la osadía de Jesús en la presencia del Padre, su osadía ante los satanás.
Él sabía que tenía el derecho legal de estar en la presencia del Padre. Él sabía que era amo sobre satanás y todas sus fuerzas. 
Recuerda cómo estuvo sin miedo en la tempestad, y que absoluto gobernador era sobre las leyes de la naturaleza.
No tuvo miedo de decir al muerto Lázaro, incluso en presencia de un gran número de personas, "Lázaro, sal fuera".
No tuvo el sentido de inferioridad en la presencia de la muerte. No tuvo sentido de inferioridad en la presencia de la enfermedad. No tuvo miedo de hablar a los lisiados y mandó que se quedaran sanos.
La justicia es autoritaria.
El problema es: ¿Dios restauró la justicia del hombre? Esta es la razón por la que escribimos este libro. Estamos tratando de responder a este antiguo problema.

LA COMUNIÓN ES RESTAURADA
La justicia restaura al hombre su comunión perdida.
Vemos la comunión ilustrada en la vida de Jesucristo. Él se acercó al Padre con la misma libertad que un niño se acerca a sus padres. Él se dirigió al Padre con la familiaridad y simpleza que un hijo se acerca a su padre.
Jesús disfrutó de una comunión única. No había sentido de culpa, ni sentido de pecado, ni de condenación en el espíritu de Jesús. 
Nuestros corazones preguntan hoy: "¿Puede Dios restaurar tal justicia al hombre?"
Creemos que sí. Creemos que la obra terminada de Cristo lo garantiza.
Jesús no tuvo sentido de escasez cuando necesitó dinero para pagar Su impuesto, le dijo a Pedro vaya, pescase un pez y que encontraría dinero en su boca.
Cuando alimentó a la multitud de cinco mil, ellos le entregaron cinco pan y dos pequeños peces. Él bendijo el pan y lo partió. La multitud fue alimentada y doce quedaron cestos.
No tuvo sentido de falta de dinero, ningún sentido de falta de amor, falta de conocimiento o falta de capacidad en algo.
Él no tuvo sentido de conciencia del pecado, ni sentido de complejo de inferioridad.
Esa justicia que Jesús tenía, le dio la más dulce y perfecta comunión con el Padre.

LA FE ES RESTAURADA
La justicia restaura al hombre su fe perdida.
Si quieres verlo ilustrado, ve a las ciudades y mira a las congregaciones reunidas para oír a hombres y mujeres hablar sobre psicoanálisis o, en otras palabras, cómo obtener fe en sí mismo para convertirse en señores sobre otros que no tienen fe en sí mismos.
Jesús no tuvo falta de fe. Él creyó en él mismo. Él creyó en su misión. Él creyó en su Padre. Y Él debe haber creído en la humanidad.
Si quieres ver la necesidad de la justicia restaurada, ve a nuestras Iglesias y mira la explícita falta de fe del gran Cuerpo de Cristo. 
Ellos son como Tomás que dijo: "No creeré hasta que ponga mi dedo en la señal de los clavos en su mano y ponga mi mano en su costado".
La fe de Tomás, como esta del cristianismo moderno, era la fe del Conocimiento de los Sentidos. Es la fe en lo que se puede ver, oír y sentir.
Esta es la razón por la cual algunos de los movimientos modernos, que tienen muchas demostraciones físicas, han desafiado la fe de multitudes.
Esta es la fe en el Conocimiento de los Sentidos.

LA PAZ ES RESTAURADA
Sólo cuando la justicia es restaurada la paz puede ser restaurada. Ella restaura nuestra paz con Dios. El individuo es como la multitud. La multitud es como la nación; agitada, sin descanso, sin tener paz o quietud. 
Isaías 57.20-21 dice: "Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.” 
El sentido de falta, el sentido de culpa, el sentido de necesidad, la conciencia de cargas y facturas no pagadas llena el corazón de ansiedad y falta de descanso.
La justicia restaura la quietud y el descanso al espíritu. Ya no tenemos miedo de las facturas, ya no tenemos miedo de las circunstancias. La fe se levanta inconscientemente y nos enfrentamos a las condiciones más adversas con un sentido de superioridad. Somos amos. No hay nada que el hombre necesite tanto hoy como un sentido de justicia.

LA LIBERTAD ES RESTAURADA
No sólo restaura la paz, sino que le da al hombre la cosa por la que el corazón humano ha buscado y luchado a través de las edades: la libertad.
La libertad más grande no es la libertad política, la libertad de la preocupación financiera o la incomodidad física, sino la libertad de la Conciencia del Pecado.
La justicia restaura la libertad al hombre; la misma clase de libertad que Jesús tenía, el tipo de libertad que el humano ha anhelado por encima de cualquier otra cosa. 
Es libertad en Cristo, libertad del temor de Satanás, libertad del temor del hombre porque confiamos en Dios con todo nuestro corazón. No nos apoyamos en nuestra propia prudencia.
No estamos atormentados ​​y deprimidos por el Conocimiento de los Sentidos o por las circunstancias. Estamos en la dulce y maravillosa conciencia de: "Mi Padre es más grande que todos", y "Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo".
Se nos ha otorgado la filiación.
La justicia nos da la dulce conciencia de los privilegios de la filiación. Somos hijos. Dios es nuestro Padre. Somos Sus hijos. Estamos en su familia. Conocemos a nuestro Padre. Él nos ama y lo amamos.

La justicia nos devuelve el gozo, la alegría indescriptible de la comunión con el cielo en términos de igualdad. No somos siervos. No somos pecadores. Somos hijos. Somos herederos de Dios y coherederos con Jesucristo.

Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

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martes, 30 de mayo de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4

En esta lección Kenyon nos explica lo que es la conciencia de pecado, su efecto negativo en el creyente y la cura que proveyó Dios por medio de Jesucristo.

Dos Clases de Justicia - E. W. Kenyon

Capítulo 3
ESTUDIO DE LA CONCIENCIA DE PECADO 
En la conciencia de pecado prácticamente puede encontrarse la razón de toda falla espiritual. Ella destruye la fe. Destruye la iniciativa del corazón. Ella le da al hombre un complejo de inferioridad.
El hombre ha estado con miedo de Dios. Tiene miedo de él mismo. Siempre está buscando encontrar a alguien que pueda orar la oración de la fe por él. No tiene conciencia de su derecho legal a permanecer en la presencia del Padre sin condenación.
El complejo de inferioridad que nace de la conciencia del pecado lo encontramos en todas partes en la Iglesia.
Varias veces me han dicho, "Si pudiera librarme de esa conciencia de pecado, obtendría mi sanidad. Sería poderoso para Dios. Pero no puedo librarme de ella.
¿Dios proveyó una Redención que sana esta enfermedad pecaminosa? 
Estoy seguro de si. Si Él no hubiera planeada sacarlo del hombre durante su caminar terrenal, el hombre nunca podría quedar bien ante Dios porque las obras de la Redención sólo serían en esta época.
Dios hizo la provisión de hacer una nueva creación. Él planeó darle su propia naturaleza, sacando la naturaleza del pecado y reemplazándola con su propia naturaleza. Eso destruiría la conciencia de pecado.
Pocos teólogos han reconocido el hecho de que la conciencia del pecado es prácticamente pariente de todas las religiones humanas.
El hombre ha buscado curar esta terrible enfermedad.  
El sentido de indignidad destruye la fe, roba la paz de nuestras mentes, deja sin efecto la más seria y celosa vida de oración.
Nos roba toda amistad y comunión con el Padre.
Nuestros teólogos desde Lutero nunca han encontrado una cura para esta condición. La gente del Movimiento de Santidad intentó  con valentía para encontrar la salida, pero lejos de lograrlo nunca fueron capaces de tener una cura permanente para el paciente.
La curación del hombre ha sido arrepentimiento de pecados, angustia por los pecados y profunda agonía en la oración.
Otros han intentado calmar sus conciencias yendo a la Iglesia, hacer penitencia, ayunar, dar dinero, hacer oraciones, hacer buenas obras, desistir de los placeres, confesar sus pecados, luchar contra los malos hábitos, poniéndose bajo disciplina de auto abnegación y humillándose descuidando el cuerpo. Algunos han ido incluso más lejos flagelando sus cuerpos. Otros han hecho largas peregrinaciones. 
Todos estos métodos se han intentado. Todo espíritu serio ha estado atado a alguno de ellos.
Un nuevo movimiento se ha levantado en el que hombres y mujeres están encontrando temporalmente alivio confesando sus pecados los unos a los otros.
La confesión de los pecados puede traer temporalmente alivio de la presión que está sobre ellos, pero ninguna obra de cualquier tipo que hagan, sean obras de auto abnegación, arrepentimiento, penitencias, oraciones o negación a sí mismos, puede librar el corazón de la conciencia Del pecado. 
Hay dos tipos de conciencia del pecado. Una es el hombre que nunca nació de nuevo. La otra es el creyente sin desarrollo; aquel que nunca creció más allá del estado de infancia, que no conoce sus derechos y privilegios en Cristo.
¿Dónde está la dificultad?
Está en esto: El hombre natural es un pecador, pero él es más que eso.
2 Corintios 6.14 lo llama "injusticia". En otros lugares, se le llama "pecado".
Él es más que un transgresor. Él es más que un violador de la ley.
Es por naturaleza un hijo de la ira. Está espiritualmente muerto. Está unido a Satanás tal como el creyente está unido a Dios.
El creyente se convirtió en un participante de la naturaleza de Dios, el hombre natural es un participante de la naturaleza de Satanás.
El problema es: ¿Cómo puede Dios tratar legalmente con el problema del pecado y con el problema de los pecados? ¿Cómo puede lidiar con esta naturaleza satánica en el hombre?

LA CURA DE DIOS
Dios hizo una redención que cubre cada fase de la necesidad del hombre, restaura perfectamente su comunión con el Padre de modo que no hay sentido de culpa o pecado, ninguna memoria de haber hecho cosas malas en el pasado.
El creyente permanece completo en Cristo. Ha participado en la plenitud de Dios en Cristo.
Juan 1.16 dice: "Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia". 
Si lees Hebreos cuidadosamente 10.1-19, verás que en el Primer Pacto había un recordatorio de los pecados hechos año tras año, pero en el Nuevo Pacto un hombre que aceptó a Jesucristo pierde el sentido del pecado y en su lugar recibe el sentido de su Unidad y comunión con el Padre.
Colosenses 1.13-14 dice: "El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Observa en este pasaje que Él "nos libró de la autoridad de las tinieblas"; este es el dominio de Satanás,- y al mismo tiempo "nos ha trasladado al reino de su amado Hijo".
Hay cuatro hechos aquí.
El primero, estamos liberados del dominio de satanás.
El segundo, nos trajo al reino de Su amado Hijo.
El tercero es: "En quien tenemos la redención". Esta es una redención del dominio de satanás. Satanás no tiene el derecho legal de reinar sobre el hombre que aceptó a Jesucristo como su Salvador. Este hombre fue liberado del dominio de satanás, de la familia de satanás, de la autoridad de Satanás.
Él fue traído a la familia de Dios, el reino de Su amado Hijo.
Cuando lo hizo la obra redentora que Cristo realizó se convirtió en una realidad.
Cuarto, Él no sólo nos redime del dominio de Satanás; hay también una remisión de nuestros pecados.
Él nos redime.
Nos recrea.
Nos libera de la autoridad de Satanás.
Nos perdona por todo lo que ya hicimos.

Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

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Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2

lunes, 29 de mayo de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3

En este capítulo Kenyon nos muestra la revelación de la justicia.

Capítulo 2
LA REVELACIÓN DE LA JUSTICIA
Nosotros entendemos que Justicia significa la capacidad de estar en la presencia de Dios Padre sin el sentido de culpa o inferioridad.
Esta ha sido la búsqueda de las edades.
El deseo de librarse de la conciencia del pecado ha dado nacimiento a todas las mayores religiones del mundo.
La Sra. Eddy, copiando a Hegel, declara con confianza que Dios no es una persona, y que Satanás no es una persona. Entonces, no existiendo Dios y ni diablo, no puede haber pecado. 
Si no hay pecado, no puede haber juicio por causa del pecado. Si no hay pecado ni temor al juicio, no hay conciencia de pecado.
Nuestra declaración de que la marea no crece, no impide que crezca. La declaración de la Filosofía de que Dios no es no impide a Dios ser.
Dios existe. Satanás existe. El pecado existe. 
Pero Dios ha tratado el problema del pecado en su Hijo. Él ha aniquilado el pecado por el sacrificio del hijo. Él ha hecho esto posible sobre los fundamentos legales para que el hombre que está muerto espiritualmente, en unión con Satanás, se convierta en una nueva creación por recibir la misma Naturaleza y Vida de Dios. 
Esta vida y naturaleza de Dios son la justicia. En consecuencia, el hombre que ha recibido la naturaleza de Dios se ha convertido automáticamente en la justicia de Dios en Cristo.
Él puede incluso no saber de eso, puede incluso no tomar ventaja de eso, pero eso es verdad.
El dominio de la conciencia del pecado sobre la Iglesia ha sido promovido, desarrollado, y hecho una realidad por los ministros que han predicado el pecado en lugar de predicar a Cristo y la nueva creación.
La conciencia del pecado vino con la caída cuando el hombre se convirtió en participante de la muerte espiritual. 
A través de las edades del universo el hombre ha estado bajo la frustrante maldición de la muerte espiritual que dio nacimiento a la conciencia del pecado.
El hombre muerto espiritualmente no puede permanecer en la presencia de Dios.
Nosotros vemos cómo Dios ilustró este hecho en el Antiguo Pacto.
El sumo sacerdote iba al Lugar Santísimo una vez cada año, y sólo cuando la sangre era rociada. El sumo sacerdote no entraba en el Lugar Santo para adorar, sino para hacer una expiación cada año por los muertos espiritualmente de Israel.

Dios envió a su Hijo al mundo para encarnarse, para llegar a ser eternamente unido con la humanidad.
Este Hijo fue a la cruz por el determinado consejo de Dios, se convirtió en pecado, tomó nuestro lugar como un sustituto. Entonces él venció al enemigo e hizo la justicia disponible al hombre.
Una redención que no hiciera del hombre justo sería una mentira. 
Hasta que el hombre sea justo y conozca eso, Satanás reina sobre él, el pecado y la enfermedad son sus señores. Pero en el instante que sabe que es la justicia de Dios en Cristo y sabe lo que la justicia significa, Satanás es derrotado.
La Iglesia ni siquiera ha enseñado sobre una justicia limitada. Tiene una justificación teológica que no resuelve el asunto.
La redención de Dios en Cristo es la solución. Ella hace del hombre un espíritu dominante donde ha servido como un débil esclavo.
¿Cómo podremos obtener esta justicia que nos dará perfecta comunión con el Padre, que nos dará una conciencia de dominar sobre las fuerzas de las tinieblas?
Esta justicia viene a nosotros por aceptar a Jesucristo como Salvador y confesar su señorío sobre nuestras vidas.
Cuando sabemos que Jesús murió por nuestros pecados de acuerdo con las Escrituras, que al tercer día resucitó y después quitó el pecado y satisfizo las demandas de la justicia como nuestro sustituto; cuando sabemos eso y lo aceptamos como nuestro Salvador y lo confesamos como Señor, en este momento recibimos la naturaleza de Dios y nos convertimos en la justicia de Dios en Cristo. 
2 Corintios 5.21 dice: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él".
Nos hemos convertido en la justicia de Dios en Cristo.
Esta justicia no es una experiencia, a pesar de dar nacimiento a muchas experiencias maravillosas. Es la naturaleza del Padre concedida a nosotros.
¡Es esta naturaleza ganando ascendencia en nosotros hasta que sabemos lo que Dios dice que somos; señores, vencedores!


domingo, 28 de mayo de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2

En este capítulo Kenyon nos muestra el por qué la iglesia ha fallado en caminar vidas de libertad y victoria en la tierra.


Capítulo 1
POR QUÉ HEMOS FALLADO 
La Iglesia ha sido muy fuerte en enseñarle al hombre su necesidad de Justicia, su debilidad y su incapacidad para agradar a Dios.
Ella ha sido muy fuerte en denunciar los pecados de los creyentes.
Ella ha predicado contra la incredulidad, la conformidad con el mundo, y la falta de fe, pero ella ha estado infelizmente fallando en traer la verdad de lo que somos en Cristo o cómo la justicia y la fe están disponibles.
Muchos de nuestros himnos posponen nuestra redención para después de la muerte.
Nosotros tendremos reposo cuando lleguemos al cielo.
Nosotros tendremos victoria cuando lleguemos al cielo.
Nosotros seremos ganadores cuando lleguemos al cielo.
Tendremos paz con Dios cuando lleguemos al cielo.
No tendremos más faltas cuando lleguemos al cielo.
No tendremos nada de este lado excepto fracaso, miseria, decepción y debilidad.
¿Qué quiere decir cuando dice: "Tú estás completamente en él, que es la cabeza de todo principado y potestad?"
¿Cuándo estamos completamente en él? ¿Es en esta vida o en la próxima?
¿Qué quiere decir en Romanos 8.37, "Pero en todas estas cosas somos más que vencedores a través de Él que nos amó?"
¿Cuándo seremos más que vencedores? ¿Es después de la muerte cuando dejemos este valle de lágrimas?
Y Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece".
¿Cuándo seremos capaces de hacer todas las cosas? ¿Es cuando terminamos nuestro curso y estemos con Él en el Nuevo Cielo y en la Nueva Tierra?
Él declara en Romanos 8:1, "Así pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús". ¿Cuándo se convierte en nuestro?
No hemos escuchado nada más que condenación predicada.
El ministerio o no hace distinción entre el santo y el pecador.
¿Cuándo se convertirá en realidad Romanos 5:1? 
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 
Los ministros no predican paz en el presente. Está siempre en el futuro.
¿Cuándo encontraremos esta gloriosa cosa llamada paz?
¿Cuándo Jesús "nos fue hecho sabiduría de Dios, y justicia y santificación y redención?".
¿Eso viene a nosotros en la muerte, o es un hecho para nosotros ahora? 
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". 
Sabemos que la primera parte es verdadera. Pero, ¿la parte final es verdadera?
¿Nos hacemos justicia en la vida presente o nos hacemos justicia después de la muerte?
¿Es la justicia simplemente "atribuida" a nosotros, o nos convertimos en justos en él?
¿Esta redención es metafísica o es una realidad?
¿Judas 24 depende de ello? 
"Ahora a aquel que es capaz de guardarte de tropezar, y de ponerte delante de la presencia de su gloria, sin mancha, en gozo sobreabundante” (Versión King James). 
¿Es esta presencia de la que él habla aquí, ante la que nos presentamos con sobreabundante gozo; después de la muerte o ahora?
Me parece muy claro que vivimos en Su presencia ahora, que andamos en Su presencia ahora.
Si Él no puede presentarnos "ahora" ante su presencia con gran gozo, ciertamente no podrá presentarnos ante la presencia del Padre con gran gozo después de la muerte.
Si se requiere la muerte para purificarnos del pecado, nosotros somos puestos en un infeliz dilema.
La muerte es del diablo. Esto indicaría que Dios en su redención sería incapaz de dar victoria, que Él necesitaría al diablo para completar la obra redentora.
Creo que lo que dice la Escritura sobre nosotros es absolutamente cierto, que Dios, él mismo es ahora nuestra gran justicia, y que somos justicia de Dios en él.
Estoy convencido de que somos participantes de la Divina Naturaleza. No hay condenación para nosotros que "Caminamos en luz así como Él está en luz".
Toda enseñanza de la Iglesia moderna en relación a la separación del mundo es vaga y alusiva.
Una rama de la Iglesia ha hablado que después que nacimos de nuevo, todavía tenemos la "naturaleza caída" en nosotros. Esto es la naturaleza de pecado de Adán en la caída.
¿Qué significa esto? 
Este pasaje explicará esto. Juan 8:44 dice: "Vosotros sois de vuestro Padre el diablo".
Esa es la naturaleza de Satanás. Satanás ha concedido al hombre su propia naturaleza.
Ellos reconocen el hecho de que Dios ha provisto un nuevo nacimiento, pero este nuevo nacimiento es un fracaso.
Lo único que puede hacer es darnos vida eterna y perdonarnos. Él no puede quitar la vieja naturaleza de nosotros.
Todo esto es absurdo. No es verdad. No está en la Palabra. 
2Corintios 5:17 dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo". 
Un hombre no puede estar en Cristo y tener la naturaleza del diablo en él. Él está en la familia de Dios o en la familia de Satanás. 
1Juan 3.10 dice: "En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo".
No puede haber un desarrollo real de la fe, ni fuerza, ni vida cristiana victoriosa con esta concepción mezclada.
Somos nuevas creaciones o no lo somos.
Hemos pasado de la muerte a la vida o no.
Cuando Él dice: "El pecado no dominará sobre ustedes,” Él quiere decir exactamente lo que dice.
Si vives una vida de debilidad y derrota es porque no sabes lo que eres en Cristo.
La suprema necesidad de la Iglesia en esta hora es saber lo que somos en Cristo, como el Padre nos mira, y lo que Él considera que somos.
Lee con gran cuidado Efesios 1:3: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo".
Colosenses 1:21-22 dice: "Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.”
Esto ya se ha hecho en Cristo. Tú permaneces ante Él completo en Cristo.
Efesios 5:27 dice: "A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha".
En la mente de algunas personas esto es después de la muerte. Pero esto no es verdad. Somos presentados sin mancha o sin mácula ahora.
¿Crees que algún creyente lleno de pecado (como ese término es usado) podría estar en Cristo y quedarse ante Él sin mancha o sin arruga?
Si Él no puede quitar la naturaleza del pecado de nosotros cuando nacemos de nuevo, si el mérito de la sangre no alcanza esto y lo elimina, entonces, ¿cuándo podremos ser hechos justos?
No es cuando morimos, porque Satanás es el autor de la muerte.

Yo declaro ante los ángeles en el cielo, ante los demonios y toda hueste del infierno, que la obra redentora de Dios no necesita la ayuda de Satanás para hacernos completos ante la presencia de Dios.

Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

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sábado, 27 de mayo de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1

La justificación es uno de los temas más importantes de la Biblia, y también uno de los más desconocidos. Vivimos toda la vida condenándonos debido a que tenemos una conciencia de pecado sin darnos cuenta que Dios ya nos hizo justos por la obra terminada de Cristo.

Les quiero compartir este libro maravilloso de Kenyon; estoy colocando una traducción propia, ya que aunque se que existe el libro en español solo tengo una copia en inglés y otra en portugués.

Empecemos con la primera parte del libro:


LA RAZÓN DEL POR QUE

El deseo que hace de un hombre un bebedor, de otro un filósofo, la falta de reposo que llena la pista de baile y los casinos, los rodeos y las películas y todos los demás lugares de placer es la búsqueda del hombre por la realidad, esa búsqueda universal de las edades, la búsqueda del espíritu por el Santo Grial.

No lo encuentran hasta que se ponen en contacto con el Hombre, Cristo Jesús y lo coronan como Señor de sus vidas. En aquel momento la búsqueda termina, ellos han llegado.

Pueden no ser conscientes de lo que es, pero saben que los placeres que una vez buscaban perdieron su gusto y atracción.

Ellos no sabían que el hambre era espiritual, que era una búsqueda por algo que sólo Dios puede dar.

Ninguna persona alcanza el lugar de reposo en el espíritu hasta que ella haya hecho este contacto.

El hombre es un ser espiritual. Tiene un alma. Él vive en su cuerpo.

El hombre real nunca puede estar permanentemente satisfecho con las cosas de los sentidos.

Este es un hecho por el cual un chico o chica que encuentra esto en la adolescencia nunca "cosechan avena silvestre", no tiene gran aflicción por los peligrosos placeres del mundo. Ellos tienen algo que responde este anhelo.

Este libro es un estudio. Es una solución del problema del espíritu. Es la primera vez que alguien intenta entrar en este campo y encontrar al hombre en su propio fundamento.

Lo invitamos a leerlo cuidadosamente.

Deseamos que podamos obtener contacto con cada persona que lo lea. Queremos saber las reacciones de su espíritu.

Creemos que encontramos la fuente de eterna alegría.

INTRODUCCIÓN

Ellos han estado pescando toda la tarde, ahora ellos están sentados ante el fuego en el campo. Ellos eran amigos íntimos. Después de un poco de silencio, le dijo a su pastor: 

"La vida no ha sido como soñé que sería. Nunca encontré (alcancé) la meta que puse en mi corazón en los días de mi juventud. Nunca abrí mi corazón a alguien sobre eso, pero yo te contaré hoy.

"Siempre he sido religioso. He sido maestro de Clases Bíblicas. He sido el Superintendente de la Escuela Dominical. He sido un educador desde que dejé la universidad, pero todos estos años ha sido un antecedente secreto de irrealidad.

Dios nunca ha sido real para mí. He leído los Evangelios, he leído sobre ellos. Pero cada vez había una conciencia de que yo no había llegado.

"Aquella dirección que usted dio la otra noche me reveló lo que necesitaba. En los primeros días que nunca nos enseñaron de la vida eterna. Eso era "conviértete" y "asiste a la Iglesia". Nos enseñaron un poco sobre la justificación, pero siempre era desde un punto de vista teológico. No había sentido de realidad en ello.

Cuando entendí que alguien podía recibir la vida eterna; la misma naturaleza de Dios, entonces supe que lo cosa que usted nos había enseñado sobre la justicia era real.

"Como un flash, mi teología y teorías fueron disipadas y yo me vi por primera vez como realmente era en la vista de Dios".

"Yo nunca había honrado lo que Él había hecho en Cristo".

"Nunca había sabido lo que él hizo por mí".

Yo era una nueva creación. Yo tenía la misma vida y naturaleza de Dios.

"Yo con las justas me atreví a decir: 'YO SOY LA JUSTICIA DE DIOS' '.

"Nunca había confesado eso antes".

"Nunca me había atrevido a pensar que yo ya sería algo así sino hasta después de la muerte".

La conciencia del pecado me ha mantenido en cadenas todos estos años. Siempre que alguien predicaba contra el pecado, yo decía, 'Ese soy yo'.

"Yo conocía el pecado. He luchado contra el pecado. He sufrido por sus efectos. Pero no sabía que cuando fui hecho una nueva creación, el pasado había dejado de ser. No sabía que si cometía el pecado, yo tenía un abogado con el Padre, Jesucristo, el Justo. No sabía que cuando fui recreado me convertí en la justicia de Dios en Cristo.

"Te agradezco por lo que me has contado"

EL HOMBRE TAL COMO ÉL ES

El hombre no tiene acercamiento a Dios.

El sentido de la condenación le ha dado un complejo de inferioridad que lo hace un cobarde. Esto roba de él su fe en el hombre, en Dios y en Su Palabra. Esta conciencia de pecado lo mantiene en prisión.

No tiene derecho a acercarse a Dios. Él sabe que no es lo suficientemente bueno para orar y tener sus oraciones respondidas.

Si él ora es la oración de la desesperación.

Esto lo ha guiado dentro de la filosofía. Él no puede permanecer lejos del tema de Dios y de la religión como un hombre hambriento no puede alejarse de la comida.

El sentido de culpa, inferioridad, derrota y debilidad lo hace razonar y a ese razonamiento lo llamamos filosofía.

A causa de esto, Hegel eliminó a Dios enteramente de su filosofía. Para él, Dios era una gran masa de mente sin ningún centro cerebral, sin ninguna personalidad.

En su filosofía, él también eliminó a Satanás.

Si no hay satanás, entonces no habrá pecado. Si no hay pecado, no hay conciencia de pecado. Esto sería una belleza si fuera verdad, pero es sólo el conocimiento de los sentidos buscando una manera de escapar.

Entonces no habría cielo, porque no hay vida después de la muerte. El hombre entra en una mente universal y es absorbido por ello.

No hay resurrección del cuerpo ni juicio. El hombre simplemente se desintegra y se convierte en una parte de la gran inmensidad. Esto es sólo el sueño de un hombre que no puede encontrar a Dios con sus sentidos.

Usted puede ver por qué la Ciencia Cristiana superó la Filosofía de Hegel.

Si no hay Satanás, no hay enfermedad, ni muerte. Sin embargo, todos ellos mueren.

Esto es el Conocimiento de los Sentidos buscando la libertad que sólo Dios puede dar al hombre.

El hombre tiene una conciencia de pecado altamente desarrollada, un espíritu de complejo de inferioridad, un sentido de indignidad que lo domina.

Es controlado por la duda.

Todo lo que tiene es la fe del Conocimiento de los Sentidos que no puede conocer a Dios ni encontrarlo.

Este es el hombre tal como él es.

26 Días de Fe - Las 26 Lecciones

En estos días estuve compartiendo 26 lecciones de fe en mi blog El Ciberpastor; aquí les dejo los 26 enlaces para que puedan disfrutar este enseñanza tomada del libro "Nuevos Umbrales de Fe" de Kenneth Hagin.


26 DÍAS DE FE – DÍA 1

26 DÍAS DE FE – DÍA 2

26 DÍAS DE FE – DIA 3

26 DÍAS DE FE – DÍA 4

26 DÍAS DE FE – DÍA 5

26 DIAS DE FE – DÍA 6

26 DÍAS DE FE – DÍA 7

26 Días de Fe – Día 8

26 Días de Fe – Día 9

26 Dias de Fe – Día 10

26 Días de Fe – Día 11

26 Días de Fe – Día 12

26 Días de Fe – Día 13

26 Días de Fe – Día 14

26 Días de Fe – Día 15

26 Días de Fe – Día 16

26 Días de Fe – Día 17

26 Días de Fe – Día 18

26 Días de Fe – Día 19

26 Días de Fe – Día 20

26 Días de Fe – Día 21

26 Días de Fe – Día 22

26 Días de Fe – Día 23

26 Días de Fe – Día 24

26 Días de Fe – Día 25

viernes, 26 de mayo de 2017

Traducción del libro de E W Kenyon "Estudios Avanzados de la Biblia" - Parte 40

En está última y poderosa clase veamos como es que somos más que vencedores por estar en Cristo


Capítulo 40
SOMOS MÁS QUE VENCEDORES

"En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó." Él ha recapitulado todas las cosas que pueden atacar al creyente, y ha hecho al creyente más que un vencedor. Pocos de nosotros hemos comprendido que nuestro combate es con el que ha sido derrotado eternamente. Qué poca gente sabe que Satanás fue derrotado eternamente cuando Jesús resucitó de los muertos, que Él no hubiera podido resucitar hasta que Satanás fuera derrotado, ¡y que Jesús sería la Cabeza de un cuerpo invencible! La conciencia de pecado ha sido el enemigo destacado del creyente, pero no hay fundamento para ella. Si uno sabe que el pecado y los pecados fueron puestos de lado cuando nació de nuevo, que no hay pasado que pueda volver a confrontarlo nuevamente, eso cambiaría su vida completamente (2 Corintios 5: 17-21).
Todo lo que él ha sido y todo lo que ha hecho ha sido quitado, sus pecados fueron remitidos. Su naturaleza que lo llevaba al pecado ha cambiado. Una nueva naturaleza ha tomado su lugar. La sangre lo ha limpiado. Él es ahora totalmente uno con Cristo. Él es completo en Él.
Colosenses 2: 9-10 dice: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos (o llenos) en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” Efesios 2:10 dice: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras." El Padre no puede crear nada en Su Hijo que no sea perfecto para Él. Hemos sido creados en Su Hijo. La verdadera obra de esa creación se describe en 2 Corintios 5:17: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo". Esta Nueva Creación es una nueva especie que se mantiene completa y perfecta en la presencia del Padre. Esta Nueva Creación es tan perfecta como la primera creación lo fue en el huerto. La diferencia es que esta Nueva Creación es un hijo, un heredero de Dios y un coheredero con Jesucristo.
Puedes ver lo que esto significa. Los coloca en el mismo nivel que Jesús, como vencedores. Romanos 8: 1 fue escrito para nosotros, este pueblo de la Nueva Creación: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús". Usa también esta escritura, Romanos 8:31-33: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros".
En estos tres versículos tenemos la seguridad de que el Padre está a nuestro lado, y que Él nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la piedad y a una vida de victoria en esta presente época malvada en la que estamos viviendo. Él desafía a cualquiera a poner cualquier cosa en nuestra contra. Somos elegidos por Dios. Dios nos ha recreado; Dios nos ha justificado. Dios nos ha hecho lo que somos. En el versículo 35 dice: "¿Quién nos separará del amor de Cristo?" No se puede. Eres más que un pecador perdonado. Eres un hijo recreado de Dios, un amo sobre los demonios. En la mente del Padre eres completamente uno con Jesús. Pero, no termina allí. Tu triunfo, tu victoria, te hace posible estar en la presencia del Padre como si fueras el mismo Jesús.
¿Sabes lo que implica eso? Si puedes estar en la presencia del Padre sin condenación, puedes estar en la presencia de Satanás o demonios en cualquier lugar sin miedo. Eres el amo de Satanás. 2 Corintios 5:21 dice: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." Hemos llegado a ser la justicia de Dios en Cristo, y al convertirnos en la justicia de Dios en Cristo, hemos llegado a ser amos sobre toda injusticia. Somos los dueños de las fuerzas que han hecho la injusticia. La justicia, aquí, significa la capacidad de permanecer en la presencia del Padre sin el sentimiento de culpabilidad o inferioridad, o condenación.
Eres superior a las fuerzas de la oscuridad. Tú eres un amo sobre todo lo que es malo.
No sé si están familiarizados con Juan 1:16 o no: "Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia".
¿Qué es esa plenitud? Es lo que Jesús es en sí mismo. Es lo que lo hizo lo que es.
Cuando recibiste la Vida Eterna recibiste lo mismo que hace a Jesús lo que es. Tú recibiste del Padre su misma naturaleza; así que si has recibido en tu espíritu lo que hace a Dios lo que Él es, eres como Él. Cuando la iglesia lo reconozca, va a revolucionar toda la estructura. Jesús y Pablo hablaron las palabras del Padre. Eso es lo que hizo a Jesús Omnipotente. La misma Omnipotencia está en la Revelación paulina para nosotros. Tú puedes decir: "Yo soy lo que Él dice que soy". Él dijo que tú eres Su hijo, y tú eres lo que Él dice que eres. (1 Juan 3:2). "En todas estas cosas somos más que vencedores" (Romanos 8:37), y somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. No hay poder terrenal o poder demoníaco que pueda separarnos del amor del Padre que estaba en Jesús. Tú eres Suyo, y Él es tuyo. Repasemos algunos hechos en los que puedes construir una conciencia estable de la victoria. Estas escrituras que vamos a utilizar son conocidas para ti. Colosenses 1:13-14 dice: "El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados".
Tú has sido librado del dominio de Satanás por el Nuevo Nacimiento. Has sido trasladado a la familia de Dios por el Nuevo Nacimiento. Cuando ocurrió eso, todo lo que pertenecía a la vieja vida dejó de ser. El dominio de Satanás terminó allí mismo. Todo lo que Satanás trajo al mundo por la transgresión de Adán ha sido anulado y traído bajo el poder dominador de la Nueva Creación en Cristo.
Hay una redención perfecta. Cuando tu corazón lo sabe tal como conoces el calor y el frío, el dominio de Satanás termina. Luego toma la siguiente escritura que te hemos dado: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es". ¿Notaste algo? Las cosas viejas han pasado. ¿Cuáles son las cosas viejas? El fracaso, la debilidad, el miedo, la sensación de indignidad. Han dejado de ser.
¿Qué eres? Eres una rama de Cristo. Eres una parte de Cristo como la rama es parte de la vid. Tú eres parte de Cristo, y Cristo es Dios. (Juan 15: 5). Las mismas maravillosas características que se manifestaron en el caminar de Jesús ahora pueden manifestarse en ti. Todo lo que se requiere es que tomes tu parte y hagas tu confesión tan osadamente como Jesús hizo la Suya. Desde nuestro ángulo, al mirar al Maestro, podemos ver que el secreto de su victoria estaba en su confesión continua. Él se aferró a su confesión.
Eso dice en 1 Timoteo 6:13, hablando de Jesús, "Y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato". Ahora tu batalla está dirigida en el versículo doce: "Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna."
La buena batalla de la fe es una batalla que se ha ganado hace mucho tiempo, en la que no haces más que reconocer la derrota de tu enemigo y tu propia victoria en Cristo. La lucha de la fe no es una lucha de tu parte. Es un reconocimiento y una confesión de tu parte de la victoria que tú y Cristo ganaron sobre el adversario en esa gran batalla sustitutiva que tuvo lugar antes de que Él resucitase de entre los muertos. Te identificaste en eso. Fuiste crucificado con Él. Fuiste sepultado con él. Fuiste levantado con Él. Venciste al enemigo. Ahora, con la fe plantada sólidamente sobre este fundamento, enfrentas a tu enemigo sin temor. Te atreves a decir: "Yo soy la justicia de Dios en Cristo".
Así como Jesús se atrevió a decir: "Yo soy la vid, y vosotros las ramas"; O "Yo soy la luz de este mundo"; tu di: "Yo soy lo que Él dice que soy". Más aún puedes decir: "Yo puedo hacer lo que él dice que puedo hacer." Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Ves, estamos saliendo del reino de la debilidad hacia el reino de la victoria; y puedes decir: "Yo soy más que un Vencedor, porque estoy completo en Aquel que es la cabeza de todos los principados". Luego recuerda 1 Juan 4:4: "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo". Eso lo resuelve. Naciste de Dios, creado en Cristo Jesús. Ahora eres un amo. Te estás convirtiendo en consciente de Dios dentro de ti. Estás aprendiendo a dejar que Él tenga Su lugar en ti.
Tal como en el pasado hemos dado libertad a nuestros sentimientos y a veces hemos dicho cosas que eran impropias, ahora estamos dando lugar a Aquel que está derramando desde nosotros hacia el exterior la Naturaleza y Vida del Padre. Le estamos diciendo: "Espíritu Santo, hazte cargo de mi discurso, de mi pensamiento, gobierna todas las facultades relacionadas con la razón y enséñame a vivir como vivió el hombre Cristo Jesús". Mira, tú no puedes fallarle. Tienes el derecho legal a Su capacidad envuelta en ese maravilloso Nombre.
Juan 14:13-14 dice: "Y todo lo que pidiereis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo". Eso no es oración, es exigir que las fuerzas de las tinieblas sean quebrantadas sobre la vida de los hombres.
Estás actuando ahora en el lugar del Amo, has desenvainado la espada del espíritu, esta Palabra viva, y en tus labios esa Palabra viva se convierte en una fuerza dominante como si saliera de los labios del Amo. Ves, estás unidos con Él. Él es la vid y tú eres una rama. Creciste de Él. Fuiste creado En Él. No olvides tu perfecta unión con Él. Mi corazón se regocija con Romanos 6:5: "Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado". Este hombre nuevo ha tomado el lugar del viejo. Hay una unión vital, absoluta entre tu espíritu y el Espíritu de Cristo, es tan vital como la rama es vital en su unión con la vid. Tú llevas su nombre ahora, y Él te lleva.
Él te ha hecho lo que eres y tú reconoces lo que eres y das lugar a lo nuevo. De esa manera lo glorificas a Él. Si te menosprecias y hablas de tu falta, le robas de la gloria de Su obra terminada en ti y das lugar a la dominación del adversario. Nunca debes hacerlo. Debes acostumbrarte a ser lo que eres. Puede que sea difícil con todos los cristianos a tu alrededor magnificando la debilidad y el fracaso, pero debes magnificar tu unión con Cristo, tu completa unidad con Él. Tú puedes hacerlo. Él es tu misma fortaleza hoy, es tu habilidad, recuerda el Salmo 23:1: "Jehová es mi pastor (que es Jesús); nada me faltará." Ahora que la profecía se convirtió en realidad, susurro: “Nada me falta”. Él me mantiene viviendo en medio de la plenitud en lugar  del desierto. Estoy bebiendo profundamente del agua de la vida, la bebida que satisface. Estoy caminando en los verdes pastos de Su comunión. Estoy disfrutando del fruto de Su maravillosa vida de amor.
"Mira, en todas estas cosas, Él y yo somos completamente uno, estoy llegando a visualizarme como realmente soy en Él. Ha sido una lucha por alejarse de las antiguas imágenes que tuve antes en mi mente. Toda mi enseñanza temprana fue una lucha contra el pecado que yo nunca vencería hasta morir. Yo estaba en una batalla continuamente día a día. Y ahora entro en la victoria de la batalla que se gana En Cristo." Alguien dijo: "¿Qué harías si el pecado nunca se hubiera sido?" Entonces vi una foto. El Padre actúa hacia mí, hacia nosotros, como si nunca hubiéramos pecado. "Amados, ahora somos hijos de Dios". Y toma 1 Corintios 1:9: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor". Pongámoslo en primera persona: "Mi Padre es fiel conmigo, me ha llamado a caminar con su Hijo, a vivir con Él, a llevar a cabo la obra del Hijo en su ausencia, y me ha llamado a la comunión con Él."
Él es mi Señor. Y está esa extraña expresión: "Dios es fiel". ¿Fiel a quién? Bueno, Él es fiel a Su Hijo que hizo posible que fuese recreado, para convertirse en Su mismo hijo. Me es fiel como hijo. Él me ha llamado como una Nueva Creación para tener comunión con la Cabeza de este nuevo cuerpo llamado la Iglesia, y para tener comunión con Sus hijos. La comunión significa comer juntos, soportar la presión juntos, beber de la misma copa. Me ha llamado a beber con Jesús, a vivir con Jesús, a compartir con Jesús en la salvación de los hombres perdidos y en la edificación del Cuerpo a través de la Palabra. El Padre actúa como si el pecado nunca hubiese estado tan lejos de mí. Cuando me recreó, olvidó todo acerca de mi pasado. Bueno, es que la Nueva Creación no tiene pasado. Es una "creación ahora”. Esto es victoria. No hay teorías aquí que arrojen una sombra oscura sobre la vida pasada, sino que todas están borradas. Ahora estamos en el Amado.

Preguntas
1. Explica qué puede significar para el creyente ser un "vencedor".
2. Muestra la diferencia entre la primera creación de Dios y el nuevo hombre.
3. Explica completamente Juan 1:16.
4. ¿Con qué autoridad puede decir la Nueva Creación: "Yo soy lo que Él dice que soy?"
5. Da la escritura y discute cómo el creyente construye una conciencia estable de la victoria.
6. ¿Cuál fue el secreto de la victoria de Jesús?
7. Explique Romanos 6:5 en su totalidad.
8. ¿Cómo puede el hijo de Dios robarle la gloria de Su obra terminada?
9. ¿Cuál es la actitud del Padre hacia los recreados?

10. ¿Qué revela el término "En el Amado"?