lunes, 30 de septiembre de 2013

Cambiando Tu Futuro 4 - Debes Hacer lo que Dice la Palabra de Dios

Debes Hacer lo que Dice la Palabra de Dios


Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y toco su manto.

Nuestras acciones nos derrotan o nos llevan a la victoria; de acuerdo a ellas recibiremos o estaremos listos para recibir.

Esta mujer se dio cuenta que no era suficiente con oír lo que Jesús estaba haciendo, ni decir continuamente lo que le iba a suceder. Ella debía tomar una acción correspondiente con las cosas que estaba creyendo.

En Santiago 2:17 dice: “Así también la fe si no tiene obras, es muerta en si misma.”

La Biblia Amplificada lo cita así: “Así también la fe, si no tiene obras (hechos y acciones de obediencia que la respalden) se ha destituido ella sola de poder (esta inoperativa, muerta).”

Eso mismo me paso hace años cuando jugaba un partido de fútbol. Yo jugaba de defensa, así que tenia que detener a los delanteros rivales, mientras trataba de parar a un delantero de dos metros de altura, que iba directo a nuestro arco, me fracture la rodilla.

Estuve tres días estudiando la Palabra de Dios, diciendo que Jesús era mi sanador, y que estaba sano por las llagas de Jesús. Pero en vez de mejorar iba empeorando, y mi rodilla iba creciendo de día en día, hasta tomar la forma de un puño. Así que fui al doctor.

El doctor me puso un yeso en la pierna y me dijo que junto con la fractura se me había derramado el liquido sinovial, por lo cual debía estar durante dos semanas con el yeso en la pierna y luego de eso, un tiempo indefinido con una venda en la rodilla hasta que me cure. 

Estuve tres días con el yeso hablando la palabra de Dios, diciendo que estaba sano por las llagas de Jesús, pero nada sucedía.

Hasta que la noche del tercer día mientras estaba en un servicio el Espíritu Santo me dijo: “Si tu dices que estás sano, ¿qué estás haciendo con un yeso en la pierna?”

Así que la mañana siguiente, hice lo que el doctor me dijo que no debía hacer por ningún motivo, me metí en la ducha y dejé que el agua cayera por una hora, hasta que al fin se salió el yeso, cuando lo hizo, yo estaba completamente sano.

Yo debía hacer algo para que la sanidad viniese a mi vida, tuve que hacer una acción de fe.

Eso fue lo que le paso a Pedro en Lucas 5:4–7; siendo pescador, el sabia que de día no podía pescar, pues por el brillo del sol los peces verían las redes. Por eso le dijo: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.”

A pesar que el sabia que era algo imposible, Pedro tomó la decisión de actuar conforme a las palabras de Jesús: “Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.” 

Pedro recibió la mayor pesca de su vida por actuar en base a lo que Jesús le había dicho.
Otro milagro que vemos es la historia de Elíseo y Naamán en 2 Reyes 5:1–14.

El verso 1 dice: “Naamán, general del ejercito del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenia en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.”

Este general victorioso y amado por su rey tenia un problema grave. Sus muchos triunfos y valentía no le habían dado la sanidad que el necesitaba.

En los versos del 9 al 14 dice :

Para recibir su sanidad, Naamán tuvo que hacer algo. Tuvo que bañarse siete veces en el Jordán.

Naamán no recibió la sanidad a la primera, ni a la tercera, ni a la sexta vez, tuvo que zambullirse siete veces, tal como le dijo el profeta.

Si quieres recibir algo de Dios, debes tomar la decisión de actuar.



viernes, 27 de septiembre de 2013

Cambiando Tu Futuro 3 - Debes Mantenerte Diciendo lo que Dios Hizo por Ti

Debes Mantenerte Diciendo lo que Dios Hizo por Ti

Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.


En Marcos 5:28 vemos que la mujer decía continuamente: “Si tan solo tocare su manto seré salva.” 

En Romanos 10:8–10, encontramos la importancia de las palabras: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, EN TU BOCA y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si CONFESARES CON TU BOCA que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la BOCA SE CONFIESA PARA salvación.” 

Debemos entender la importancia que hay en nuestras palabras, en este pasaje vemos que con nuestra boca confesamos para soteria, esta palabra griega significa preservación, liberación, salvación y nos habla de todos los beneficios de nuestra salvación. 

Por ese motivo cuando esta mujer estaba diciendo lo que Jesús iba ha hacer con ella en su corazón ella estaba creyendo que Jesús iba a liberarla de la enfermedad que la aquejaba desde hacia doce años.

En 2 Corintios 4:13 dice: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que esta escrito: Creí por lo cual hable, nosotros también creemos por lo cual también hablamos.”

Nosotros tenemos el espíritu de fe, el cual habla las cosas que cree. Esta mujer tenia ese espíritu de fe, el cual colocó palabras de sanidad en su boca.

En Marcos 11:23 dice: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijera a este monte: Quítate y échate en el mar y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” 

Cuando fui pastor en la iglesia “La Palabra de Fe,” en la ciudad de Talara en el norte del Perú, una hermana nos contó como Dios le había pagado sus cuentas. 

Esta hermana tenia una deuda de 25,000 dólares con el banco y no tenia como pagarlo.

Pero ella había escuchado que Dios quería bendecirla, así que fue donde el gerente del banco y le dijo: “Dios va ha enviarme un cheque por el total de la deuda.” 

Como el gerente sabia que ella había sido una buena cliente durante años, le dijo que iba esperar hasta que ella pudiese pagar.

Ella le decía a todos que Dios iba ha enviarle un cheque para pagar todas sus deudas, una y otra vez, hasta que luego de un año de decirlo le llegó el cheque y pago toda su deuda.

En Proverbios 18:20–21 dice: “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.”

Esta hermana fue saciada del fruto de sus labios.

Nuestras palabras deben ser llenas de fe y confianza en Dios, no llenas de incredulidad.

En Efesios 5:1 dice: “Sed, pues imitadores de Dios como hijos amados.”

Siendo padre de cuatro hijos, he visto esto muy de cerca; a ellos les gusta imitarme. 

Cuando empezamos la escuela bíblica de niños en Talara, Ricardo que en esa época tenia dos años, se paraba en una silla y se ponía a predicarles a los otros niños tal como su papá lo hacia.

Los niños siempre imitan lo que los padres hacen, por ese motivo los padres deben tener cuidado de las cosas que hacen y dicen el hogar. Si los padres hablan fuman, beben bebidas alcohólicas, ven películas indebidas y hablan malas palabras, los hijos harán lo mismo. Por otro lado, si andamos en la palabra de Dios, si actuamos y hablamos las cosas que Dios dice, eso será lo que veremos en nuestros hijos.

En particular, debemos de imitar a Dios en nuestra forma de hablar.

¿Dios habla duda, incredulidad o fracaso?  

Ciertamente que no. En Romanos 4:17 dice: “...delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos y llama las cosas que no son, como si fuesen.”

Dios llama las cosas que no son, como si fuesen. ¿Qué significa esto? Que Dios siempre habla la respuesta no el problema.

Por ejemplo, en Génesis 17:4–5, antes de la promesa del nacimiento de Isaac, Dios le da un nuevo nombre a Abram (que significa Padre Enaltecido) y lo llama Abraham (Padre de Multitudes). Mucho antes del nacimiento de su hijo, Dios la dio a Abraham una nueva perspectiva de si mismo, paso de ser un Padre Enaltecido a ser un Padre de Multitudes. Y paso ser el padre del pueblo hebreo, del pueblo árabe y de los creyentes.

Como imitadores de Dios tenemos que empezar ha hablar como Dios habla, debemos hablar su Palabra.

Si estas enfermo, empieza a decir las cosas que Dios dice; empieza a decir lo que dice Su Palabra en 1 Pedro 2:24 y Mateo 8:17: “Soy sano por las llagas de Jesús; El mismo tomó mis enfermedades y mis dolencias y me sanó.”
  
Si estas pasando por problemas financieros cita Filipenses 4:19: “Mi Dios suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”

Empieza a decir las cosas que Dios ha dicho en su Palabra y empezaras a disfrutar de las bendiciones que el ha provisto para ti.



miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cambiando Tu Futuro - Debes Oír Lo que Jesús Hizo Por Ti

Debes Oír Lo que Jesús Hizo Por Ti 


Pero una mujer que desde hacía doce años de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando OYO hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y toco su manto.

En Marcos 5:27 vemos que la mujer oyó hablar de Jesús. La pregunta es, ¿qué cosa oyó la mujer?

En Marcos 1:28 dice: “Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.”

¿Por qué motivo ocurrió esto? Debido a las sanidades y liberaciones que Jesús estaba haciendo en esa zona.

En Marcos 1:32–34 dice: “Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a todos los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba de hablar a los demonios, porque le conocían.”

Jesús había sanado a muchas personas, y estas cosas estaban siendo conocidas en la región de Galilea, que era la zona donde vivía esta mujer.

En Marcos 1:40–42 dice: “Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla le dijo: Si quieres puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, se limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel, y le dejó.”

Al sanar a este leproso en Galilea, Jesús nos dio nos a conocer su voluntad respecto a la enfermedad: sanar a todos los enfermos. 

Y en el verso 45 dice “Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.” 

El leproso había salido por todos lados difundiendo lo que le había ocurrido. De tal forma lo hizo, que Jesús ya no podía entrar en las ciudades porque todo el mundo lo reconocía. Fue un hecho tan conocido que con toda seguridad la mujer debía haberlo sabido.

Debemos tomar en cuenta de que la lepra era una enfermedad que tenia la misma categoría que el flujo de sangre. Así que la mujer supo que había esperanza para alguien que sufriera una enfermedad como la de ella.

En Marcos 3:7–10 dice: “Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón, oyendo cuan grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él. Y dijo a sus discípulos que le tuvieren siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no lo oprimiesen. Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.” 

Esta mujer oyó que mucha gente estaba sanando por tocar a Jesús. Por ese motivo ella estaba convencida que si tan solo tocaba el manto de Jesús, seria sanada.

Esto mismo le paso a Bartimeo el ciego.

En Marcos 10:46–47 dice: “Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!”

Bartimeo estaba sentado junto al camino mendigando, pero cuando oyó que venia Jesús, empezó a llamarlo a voces. El supo que su milagro estaba en camino.

Es interesante ver que llamó a Jesús, Hijo de David, el cual era un titulo de Mesías. Es decir, Bartimeo conocía las escrituras, y al oír los milagros de Jesús el estaba listo para recibir el suyo.

En Lucas 5:4–7 dice: “Cuando termino de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas EN TU PALABRA echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.”

En este pasaje se encuentra la historia de la pesca milagrosa. ¿Qué cosa motivó a Pedro para volver a tirar las redes al mar?

En el verso 5, Pedro le dijo: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas EN TU PALABRA echaré la red.”

Aquí esta la clave: EN TU PALABRA.

Si quieres recibir algo de Dios debes oír lo que Jesús hará por ti.  

Volviendo al leproso en Marcos 1:40–42, vemos que Jesús no solo puede sanarte sino que también quiere hacerlo. Su voluntad es sanarte. Su voluntad es que tu seas bendecido. 

En Juan 10:10 dice: “...yo he venido para que tengan vida, y  para que la tengan en abundancia.” En 3 Juan 2 vemos el deseo de Dios: “Amado, yo deseas que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”

La voluntad de Dios es bendecirnos, que tengamos salud y que seamos prosperados en todas las cosas; pero El nos da una condición: “así como prospera nuestra alma.”

¿Cómo podemos prosperar nuestra alma?

En Santiago 1:21 dice: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.”  

Lo que salva o prospera nuestras almas es recibir la Palabra de Dios, ahí se encuentra la respuesta, debemos recibir la palabra de Dios.

En Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”

De ahí vemos que para que la fe venga a tu corazón, debes oír, ¿qué cosa? La Palabra de Dios.

Oír la Palabra de Dios es el primer paso para cambiar tu futuro.

viernes, 20 de septiembre de 2013

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jueves, 19 de septiembre de 2013

Cambiando Tú Destino - Introducción

Introducción


Marcos 5:25–34
25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y toco su manto.
28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
29 Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Pero él miraba alrededor para ver quien había hecho esto.
33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad
34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz y queda sana de tu azote.

Esta es la historia de una mujer cuyo destino estaba escrito.

Era una mujer que tenia una enfermedad que la había empobrecido. Después de doce años de ir a los médicos y comprar todo tipo de medicinas había gastado todo lo que tenia.

Su cuerpo estaba debilitado, había sufrido mucho de muchos médicos y en lugar de mejorar había empeorado.

Era una persona rechazada por la sociedad. La ley decía que cada vez que se presentase delante de gente debía gritar ¡Soy inmunda!, para que la gente se aleje de ella.  El castigo por no hacerlo era el apedreamiento.

Estaba pobre, enferma y sin amigos; su destino era una muerte penosa.

Pero ella en lugar de dejarse morir, tomó ciertos pasos que la llevaron cambiar su destino.

Si tu sigues esos pasos, tu también podrás cambiarlo.

viernes, 13 de septiembre de 2013

La Confesión de la Palabra de Dios - Lo Que Dios Puede Hacer Por Nosotros o Lo Que Su Palabra Puede Hacer A Través de Nuestros Labios

Lo Que Dios Puede Hacer Por Nosotros o Lo Que Su Palabra Puede Hacer A Través de Nuestros Labios


MARCOS 11:23
23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

De esto estuvimos tratando en la primera parte de este libro, acerca de nuestras palabras.

Palabras llenas de fe, por haber creído lo que la Palabra de Dios dice, harán que se mueva el monte de circunstancias en nuestras vidas.

Durante años he visto el poder de la Palabra de Dios saliendo de mis labios cambiando las cosas a mi alrededor, trayendo las cosas que Dios dijo en Su Palabra a mi vida.

Tus palabra son importantes, la forma de mantenerte firme en lo que has creído es hablando la solución no el problema.

Recuerda 2 Corintios 4:13 donde dice: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.”

Tu tienes el espíritu de fe, así que empieza ha decir las cosas que quieres recibir de Dios; la confesión trae posesión.

Haz esta confesión:

Yo tengo el Espíritu de Fe,
he creído la Palabra de Dios y la hablo, y Dios trae a mi vida las cosas que digo;
yo tengo todas las cosas que la Biblia dice que me pertenecen,
tengo vida eterna, salud y prosperidad, tengo amor, gozo y paz,
si la Biblia dice que algo es mío,
yo lo creo y confieso que es mío ahora.

lunes, 9 de septiembre de 2013

La Confesión de la Palabra de Dios 9 - Lo Que Jesús Hace Hoy por Nosotros A la Diestra de Dios


Lo Que Jesús Hace Hoy por Nosotros A la Diestra de Dios

En esta entrada veremos las cosas que Jesús esta haciendo por nosotros hoy.

Jesús no ha parado su obra a favor nuestro; hay cuatro cosas principales que esta haciendo hoy por nosotros.


Jesús es Nuestro Sumo Sacerdote

Hebreos 3:1
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión, Cristo Jesús.

Es interesante notar que la palabra traducida como confesión es homologeo, que se traduce en otros lugares como confesión.

Jesucristo es el Sumo Sacerdote de nuestra confesión, es decir, es quien se encarga de que las cosas que hablamos ocurran en nuestras vidas.

¿Qué está haciendo Jesús por nosotros en su ministerio como Sumo Sacerdote?

En primer lugar, como nos dice este pasaje Él entregó su sangre para nuestra redención.
Juan 20:11,15-17
11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?  Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
17  Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

Esta primera ascensión no era para sentarse a la diestra del Padre. El propósito que tenía era presentar su sangre en el Lugar Santísimo Celestial, como sacrificio eterno por nuestros pecados.

Como dijo Juan el Bautista (Juan 1:29), Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Hebreos 2:14-17
14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
15 y librar a todos las que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

Jesucristo, como nuestro Sumo Sacerdote, se identificó con nosotros; Él se hizo hombre, para poder entregar su vida por nosotros.

Hebreos 9:11,12
11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
12 Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

Bajo el Antiguo Pacto, se sacrificaba cada año un cordero por los pecados de todo el pueblo. Esta sangre cubría el pecado del pueblo durante un año, al cabo del cual, se volvía ha hacer un nuevo sacrificio. 

Sin embargo Jesucristo fue el sacrificio perfecto por nuestros pecado, pues, con un solo sacrificio el obtuvo eterna redención por nosotros.
Hebreos 9:24-28
24  Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;
25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.
26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
27 Y de la manera que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
En este pasaje vemos dos cosas importantes.

Lo primero que vemos es que Jesús trató con el problema del pecado, no de los pecados, sino del pecado; es decir, la naturaleza del hombre.

En 2 Corintios 5:21 dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

Jesús se hizo pecado por nosotros para que nuestra naturaleza fuese cambiada. Ya no tenemos una naturaleza de pecado sino una naturaleza de justicia.

Lo segundo que vemos es que su sacrificio por el pecado fue hecho una sola vez y para siempre.

Eso significa que ya no habrá otro sacrificio por nuestro pecado, ese fue el único y último. 

Es decir,  la obra de la redención está completa, ya no hay más sacrificio por el pecado, no necesitamos nada más que la sangre de Jesús.

Jesús nuestro sumo sacerdote, con un solo sacrificio completo la obra de nuestra redención.

Haz esta confesión:

Jesucristo es mi Sumo Sacerdote,El me redimió del pecado,
haciendo un sacrificio una vez y para siempre,con lo cual perdonó mis pecados,
cambió mi naturaleza,y me hizo justo delante de Dios.


Jesús es Nuestro Intercesor
Hebreos 4:14-16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión (CONFESIÓN).
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Otro ministerio que Jesús tiene hoy es el de Intercesor. Él es el Sumo Sacerdote mediador entre Dios y el hombre; ningún hombre puede llegar al Padre sino por medio de Cristo.

Romanos 8:34
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 

Debemos darnos cuenta que Cristo, quien esta a la diestra de Dios es el que intercede por nosotros.

Hebreos 7:25
25  Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, VIVIENDO SIEMPRE PARA INTERCEDER POR ELLOS
Vemos que Jesús en su ministerio intercesor está viviendo para interceder por nosotros. 

1 Timoteo 2:5
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

Un intercesor es un mediador, es decir alguien que está al medio.

Jesús está al medio entre nosotros y Dios. Él está a la diestra de Dios presentando nuestra causa, y ante nosotros presentando la causa de Dios.

Cuando confesamos la Palabra de Dios , nuestra causa se convierte en la causa de Dios, y Jesús está presentándola a la diestra de Dios para enviarnos una pronta respuesta.

Haz esta confesión:

Jesús es mi intercesor,
El está a la diestra de Dios presentando mi petición,
por eso se que mi respuesta está en camino.


Jesús es Nuestro Abogado

1 Juan 1:9-2:2
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1  Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
2 Y él es la propiciación por nuestro pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

Este es el ministerio de Jesús que trata con el perdón de pecados.

Cuando cometemos un pecado, Jesús como nuestro abogado se encarga de defendernos.

Por otro lado, cuando el diablo intenta acusarnos ante Dios; Jesús presenta nuestra defensa ante Dios, y su ataque queda sin efecto.

En mis primeros años de creyente, había una canción que cantábamos: “Yo tengo un abogado que mucho me ama, él nunca pierde un caso, todo los gana, él se llama Cristo....”

Ese es nuestro abogado, Jesús. Ya que Jesús está defendiéndonos en el cielo, no debemos creer las mentiras que el diablo trae a nuestra vida.

Una de sus mentiras favoritas es decirnos que Dios no nos va ha perdonar por haberle fallado.

Conocí un joven en 1980 que había conocido al Señor, su cambio fue tan radical, que a la semana siguiente de su conversión mas de cien jóvenes de su promoción del colegio empezaron a ir al grupo de jóvenes y le entregaron su vida al Señor.

Sin embargo, dos semanas después cometió un pecado, y el diablo le empezó a decir que Dios nunca lo iba a perdonar. Él creyó esa mentira, y nunca pudo recuperarse. Se alejó del Señor.

No se dio cuenta de que tenía un abogado que podía presentar su caso a Dios.

Dios es un Dios que nos ama y perdona nuestros pecados, y no solo eso, sino que también los olvida.

Miqueas 7:18-19
18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.
19 El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.

El mundo dice: “Yo perdono pero no olvido.” Pero Dios es totalmente diferente. Cuando Dios perdona el olvida.

En Hebreos vemos más de esto:

Hebreos 10:16-17
16 Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré,
17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

Aquí volvemos a ver que Dios no se acuerda de los pecados que perdona.

Somos nosotros los que no nos perdonamos cuando hacemos algo incorrecto. Cometemos un pecado, le pedimos perdón a Dios, Dios nos perdona y olvida, pero nosotros no lo sacamos de la mente, y estamos pensando una y otra vez en ello; y como resultado volvemos a pecar, y entramos en un círculo vicioso, no podemos ser libres.

Es tiempo de ponerle un alto a esa actitud; debemos darnos cuenta que cuando Dios nos perdona, el nos hace libres del pecado. 

Hermano, ¡tu ya eres libre!

Otra cosa que debemos de hacer, es no escuchar las palabras de condenación que algunos hermanos traen sobre otros.

Aunque Dios nos perdona muchas veces las personas no lo hacen; y están listos para condenarnos y acusarnos a la menor oportunidad.

En Gálatas 6:1 dice: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado.”

Una vez compartiendo con un hermano que tenía cuatro meses de creyente, me contó que un creyente con varios años en el Señor, lo estaba condenando porque aún no había dominado su lenguaje.

Es cierto que debemos cuidar nuestra forma de hablar, pero no podemos esperar que un creyente nuevo, sea perfecto. Debemos tener paciencia y esperar que madure. 

En lugar de condenar a los hermanos debemos restaurarlos en espíritu de mansedumbre.

Como hemos visto, Jesús es nuestro abogado, Él presenta nuestro caso a Dios, y Dios nos perdona inmediatamente. Y luego de perdonarnos Dios olvida lo que hicimos.

Así que, deja de condenarte y empieza a caminar en la dimensión de su perdón.

Haz esta confesión:

Jesús es mi abogado,
Ya presenta mi caso y obtuvo mi perdón.
Así que  no acepto la condenación del diablo,
porque Dios perdonó mi pecados y ya no se acuerda de ellos.


Jesús es mi Pastor

Juan 10:11-15
11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por mis ovejas.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

En este pasaje Jesús se revela como el buen pastor. Él dio su vida por las ovejas en la cruz. Él murió para que nosotros pudiésemos tener vida.

El además es quien nos protege del ataque del diablo. Nos ha dado su nombre, su autoridad y todas las armas espirituales para detener el ataque del diablo en contra nuestra y poder alcanzar la victoria.

Jesús nos conoce y nosotros también le conocemos, por eso es que podemos ser pastoreados por El. Como dice la canción con la que aprendí a tocar guitarra: “Jesús me pastorea, yo voy con él por siempre. Siempre, siempre, yo voy con él por siempre.”

Otra cosa para resaltar es que el unió a dos rebaños, a los judíos y a los gentiles, para hacer uno solo, la iglesia.

Por último, el nos guía, haciéndonos oír su voz a través de Su Palabra y Su Espíritu.

En el Salmo 23 podemos ver mas acerca de su ministerio como pastor.

Jehová es mi pastor, nada me faltará...

Esto significa satisfacción plena. No tendremos necesidad de nada, porque todo lo tenemos. Es Dios supliendo todas nuestras necesidades. 

En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará...

Esto nos habla de una vida de comunión intima con Él; lo cual trae paz a nuestras vidas.

Confortará mi alma; me guiara por sendas de justicia por amor de su nombre...

Esto nos habla del ministerio del Espíritu Santo, como nuestro Consolador y como nuestro Guía.

Aunque ande en sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Jesús dijo en Mateo 28:20: “... he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”

No debemos temer el ataque del enemigo, Jesús esta con nosotros; además nos a dado todas las armas que necesitamos para tener victoria sobre el enemigo.

Aderezas mesa delante de mi en presencia de mis angustiadores...

Esta mesa es la Palabra de Dios. Cada vez que viene un angustiador tenemos una serie de pasajes de la Biblia que nos proveen la victoria sobre el.

Si viene un angustiador de enfermedad, tu tomas un plato de sanidad y le dices: No puedes hacerme nada porque soy sano por las llagas de Jesús; Él mismo tomó mis enfermedades  y dolencias  (Isaías 53:4-5; Mateo 8:17; 1 Pedro 2:24).

Si viene un angustiador de pobreza, tomas un plato de prosperidad y le dices: Mi Dios suple todas mis necesidades se acuerdo a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, Él me ha dado todas las cosas en abundancia para que las disfrute (Filipenses 4:19, 1 Timoteo 6:17).

Si viene un angustiador diciéndote que no eres salvo tomas tu plato de salvación y le dices: Dios me dio Su Palabra para que sepa que tengo vida eterna y crea en el nombre de Jesús (1 Juan 5:13).

No importa cual sea el angustiador que venga para atacarte, tu tienes un plato de la Palabra de Dios para cualquier tipo de ataque.

Unges mi cabeza con aceite; mi copa esta rebosando...

Esto nos habla del bautismo del Espíritu, y de vivir siendo continuamente lleno del Espíritu.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida...

Cada día de nuestra vida nos seguirá el bien. No dice que nos seguirán las cosas malas, la enfermedad, o la  pobreza, o la muerte. Todo lo contrario, Dios es un buen Dios, y como buen Dios nos da cosas buenas .

Además nos seguirá su misericordia, si le fallamos y pecamos, siempre está disponible su misericordia para que seamos perdonados.

Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Es decir, al final de nuestras vidas, tenemos la seguridad que iremos al cielo; por el hecho de haber recibido a Jesús en nuestros corazones.

Realmente tenemos el mejor pastor que existe.

Haz esta confesión:

Jesús es mi pastor, Él dio su vida por mi,
ahora yo pertenezco a su redil,y disfruto de las bendiciones de ser Su oveja,
yo oigo su voz y la sigo, tengo su cuidado y protección,
tengo satisfacción plena, pues, nada me falta,
mi alma está confortada, camino en Su Palabra y soy guiado por Su Espíritu,
me da la victoria sobre mis angustiadores,
me llena con Su Espíritu,
el bien y la misericordia me siguen todos los días de mi vida,
y en su casa moraré por la eternidad.

martes, 3 de septiembre de 2013

La Confesión de la Palabra de Dios 8 - Lo que Somos Para Dios el Padre en Cristo

Lo que Somos Para Dios el Padre en Cristo


En Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

La palabra transformaos es metamorphoo, de donde viene nuestra palabra metamorfosis, W. E. Vine la define así:

METAMORPHOO, cambiar en otra forma (meta, implicando un cambio, y morphe, forma), se usa en Voz Pasiva (b) de los creyentes, Romanos 12:2, “transformaos,” la obligación de experimentar un cambio completo que, bajo el poder de Dios, encuentra su expresión en el carácter y la conducta; morphe hace hincapié en el cambio interior, schema (ver suschematizo, el verbo precedente en ese verso) hace hincapié en el cambio exterior, el tiempo presente continuo indica que es un proceso; en 2 Corintios 3:18 se describe a los creyentes siendo “transformados a su imagen” (la de Cristo con todas Sus excelencias morales), cambio que es efectuado por el Espíritu Santo.

La palabra renovación es anakainosis, que significa hacer nuevo (ana, de nuevo u otra vez, kainos, nuevo, no reciente pero diferente), renovar.

W. E. Vine lo define así:

Es usada en Romanos 12:2, “la renovación (de vuestro entendimiento),” es el ajuste de la visión moral y espiritual, y del pensamiento hacia la mente de Dios, la cual es designada para tener un efecto transformador sobre la vida; este pasaje en Romanos hace hincapié en la voluntad de responder por parte del creyente.

Es al creyente al que le corresponde renovar el entendimiento, no ha Dios.

La palabra entendimiento es nous; W. E. Vine la define así:

Nous, mente, generalmente hablando denota el centro de la conciencia reflexiva, incluyendo las facultades de percepción y entendimiento, y las de sentimientos, juicio y determinación.

De estas palabras vemos que renovar el entendimiento es cambiar nuestra forma de pensar, de la forma en que piensa el mundo a la forma en que piensa Dios.

¿Cómo renovamos nuestra mente?

En Santiago 1:21 vemos como funciona este proceso:

Santiago 1:21
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

En este pasaje vemos el proceso de la renovación de la mente, a través de las palabras desechar e implantar.

La palabra desechar es apotithemi, la cual W. E. Vine define así:

APOTITHEMI, sacarse de uno (apo, de, y tithemi, poner, colocar, establecer),sacarse, desechar, dejar de lado, denota en la voz media, sacarse de uno, echar fuera, alejar.

Vemos mucha similitud con la idea que nos da Romanos 12:2 cuando nos habla de una metamorfosis; para hacer un cambio es necesario desechar algo.

La otra palabra, implantar, también tiene que ver con esto, pues ya que hemos sacado algo debemos colocar algo.

La palabra implantar es emphutos, la cual define W. E. Vine de esta manera:

EMPHUTOS, implantado, o enraizado (de emphuo, implantar), es usada en Santiago 1:21, “implantada,” la palabra de Dios una “palabra enraizada,” una palabra cuya propiedad es enraizarse como una semilla en el corazón. 

Para palabra se usa logos, una palabra que ya conocemos y significa, la Palabra de Dios como un todo. Es decir nos habla del estudio continuo de la Palabra, como una herramienta para que nuestra mente sea renovada.

Si quieres renovar tu mente, debes colocar la Palabra de Dios, para que ya no pienses como piensa él mundo, sino como Dios lo hace.


Quienes Somos en Cristo

El renovar la mente es dejar de pensar como pensábamos antes, basados en la corriente del mundo, y empezar a pensar como Dios piensa.

Parte del pensar como Dios piensa es empezar a vernos como Dios nos ve.

En realidad, la mayor revelación que el creyente puede tener es saber quien es en Cristo.

Esto es conocer todos los derechos y privilegios que tenemos en Cristo Jesús, lo cual nos ayudará a tener una vida victoriosa.

Colosenses 1:24-28
24 Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
25 de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios  que me fue dada por vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios,
26 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,
27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,
28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.

La clave de la predicación de Pablo fue: “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria.”

La clave para alcanzar la perfección, es decir la madurez, es saber quienes somos en Cristo.

Para esto es necesario el aspecto legal y el aspecto vital de la Palabra.

El aspecto legal se cumple cuando buscamos los versos de la Palabra que nos dicen quienes somos en Cristo; es decir los versos que contengan la frase: “en El;” “en Cristo;” “por quién;” “en quién;” y otros versos del Nuevo Testamento que muestren la obra de Jesús en nuestras vidas.

El aspecto vital se logra cuando renovamos nuestra mente con estos versos que hemos encontrado.


5 Pasos Para Hacer una Escritura Vital en tu Vida
Aquí hay cinco pasos que te ayudarán a disfrutar y experimentar cualquier promesa de Dios.
Busca el verso en el Nuevo Testamento.
  1. Subráyalo.
  2. Memorízalo.
  3. Medítalo
  4. Confiésalo.

Siguiendo estos pasos, cualquier verso se hará una realidad en tu vida. 

Por ejemplo, tu lees en 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está EN CRISTO, nueva criatura es,; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

Lo siguiente que haces es subrayarlo en tu Biblia. Luego lo memorizas. Después lo meditas. Por último lo empiezas a confesar. Después de hacer esto, empezarás a experimentarlo en tu vida que eres una nueva creación en Cristo.


¿Quién Soy en Cristo?

Hemos visto que para saberlo debemos buscar los versos que nos hablen de la obra que Dios hizo por nosotros en Cristo.

En el Nuevo Testamento hay cerca de 140 versículos que tienen las expresiones: “en El;” “en Cristo;” “por quién;” “en quién;” y otros similares.

Al encontrarlos sabrás quien eres en Cristo.


Somos una Nueva Creación en Cristo

2 Corintios 5:17
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es,; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Cuando una persona recibe a Jesús, se convierte en una nueva criatura. 

Su exterior sigue siendo igual, si tenía ojos pardos, continúan siendo pardos; si era calvo, continua siendo calvo.

El interior es lo que cambia, su espíritu es renacido, su naturaleza es cambiada, ya no es un hijo de ira, es un hijo de Dios.

Haz esta confesión:

Soy una nueva creación en Cristo,mi espíritu ha sido renacido,
ahora tengo la naturaleza de Dios, porque soy un hijo de Dios.


Somos Justos Delante de Dios

2 Corintios 5:21 
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Jesús se hizo pecado para que nosotros fuésemos justos delante de Dios. Es decir Dios ya no nos ve como pecadores, nos ve justos, como si nunca hubiésemos pecado.

Romanos 5:1
21 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Al  nacer de nuevo fuimos justificados, es decir fuimos hechos justos delante de Dios, no por nuestras obras, sino por medio de la fe.

1 Corintios 6:9-11
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
11 Y ESTO ERAIS ALGUNOS; mas YA HABEIS sido lavados, YA HABEIS sido santificados, YA HABEIS sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

En este verso vemos la diferencia entre nuestra vida actual y la anterior a conocer a Cristo. 

Notemos que dice y esto erais algunos. Es decir, a los ojos de Dios ya no somos pecadores, ahora somos limpios, santos y justos por la obra de Jesucristo.

Dios ya no tiene nada contra nosotros, en Romanos 8:30-31 dice: “Y a los que predestinó, a estos llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?"    

Dios no está en nuestra contra, El está a nuestro favor; ahora podemos pararnos delante de El sin ningún sentimiento de condenación, culpa o inferioridad; como si nunca hubiésemos pecado.

Haz esta confesión:

Soy justo delante de Dios por medio de Cristo,
Dios está a mi favor y no en mi contra,
Dios ya no me ve como pecador sino como santo,
he sido lavado, santificado y justificado por medio de Cristo,
soy la justicia de Dios en Cristo.


Somos Santos y Sin Mancha Delante de Dios

Como vimos en el punto anterior Dios ya nos santificó por medio de Cristo. Por eso ya no somos pecadores sino santos.
Efesios 1:4
4 Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos SANTOS y sin mancha delante de El.

La palabra que se usa para santos es hagios que significa según W. E. Vine: “Fundamentalmente significa separado (entre los griegos, dedicado a los dioses), y por eso, en la Escritura y su significado moral y espiritual, separado del pecado y por lo tanto consagrado a Dios, sagrado." 

Otra nota de W. E. Vine acerca de esta palabra es esta: 

HAGIOS, es usada como un sustantivo en Filipenses 4:21, donde se usa  pas, “todos.” En el plural, es usada para los creyentes, se designa para todos y no solamente para personas de excepcional santidad, o para aquellos que habiendo muerto, se caracterizaron por actos excepcionales de santidad. Mire 2 Tesalonicenses 1:10 especialmente, donde “Sus santos” son también descritos como “todos los que creyeron,” es decir, el número total de redimidos. 

Nosotros que hemos creído el evangelio, hemos sido separados para Dios, es decir hemos sido hechos santos. No lo seremos en un futuro sino que lo somos ahora. 

Como dijimos: Dios ya no nos ve como pecadores sino como santos. Somos santos salvos por gracia.

Haz esta confesión:

Soy un santo salvo por gracia,he sido separado por Dios,ya no soy un pecador sino un santo, Dios me ve como santo y sin macha.


Somos Hijos de Dios

Efesios 1:5
5 En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.

Juan 1:12
12 Mas a todos lo que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. 

1 Juan 3:1-2
1 Mirad cual amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios; por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.

Todo aquel que recibe a Jesús es un hijo Dios. En ese mismo monto pasa a tener la categoría de hijo.

Haz esta confesión:

He recibido a Jesús y soy un hijo de Dios,
Dios me ama tanto que me hizo su hijo.


Somos Mas Que Vencedores en Cristo

Romanos 8:37
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Filipenses 4:13
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

¿Qué cosa es ser mas que vencedor?

Un día me contaron un ejemplo que me ayudó a entenderlo.

El campeón mundial de boxeo de la categoría peso pesado, acaba de defender su título, acaba de vencer por Knock Out a su último rival. 

Como premio por su triunfo recibe un cheque de 20 millones de dólares, él es el campeón, el es el vencedor.

Llega a su casa, abre la puerta y se encuentra con su esposa parada, con un rodillo en la mano. Le dice cuando lo ve: “dame el cheque, ¡ahora!” El campeón le dice atemorizado y temblando: “Siiii, cariñiiiito;” y le da el cheque.

¿Quién es mas que vencedor? La esposa.

Nosotros somos más que vencedores en Cristo Jesús. El ya completó la obra, nosotros debemos caminar en su victoria.

Haz esta confesión:

Soy mas que vencedor en Cristo,El ya ganó la batalla por mí,
solo debo caminar en su victoria,
porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece.


¿Quieres saber mas? Entonces, toma tu Biblia y sigue los cinco pasos para hacer vitales las realidades de Dios en tu vida.