miércoles, 16 de agosto de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 18

En este artículo Kenyon nos muestra algunos motivos por los que limitamos el uso de nuestra justicia.

E. W. Kenyon - Dos Clases de Justicia

LO QUÉ LIMITA QUE USEMOS NUESTRA JUSTICIA

¿Qué es esto que nos limita a actuar bajo la Palabra para tomar nuestros lugares en Cristo? ¿Qué es eso que nos impide tomar ventaja de nuestra Justicia en Cristo?

Sabemos que somos la justicia de Dios en Cristo. Sabemos que Dios es la fuerza de nuestras vidas. Sabemos que Él es nuestra suficiencia para suplir en toda crisis de nuestras vidas. Sabemos que su Palabra en nuestros labios sanará al enfermo, fortalecerá al débil, despertará a los no salvos de sus condiciones y los traerá al conocimiento de Cristo que salva.

Todo esto lo sabemos. ¿Por qué somos tan lentos en el actuar?

Puede ser por una mente no renovada.

Después de que alguien nace de nuevo y tiene esta enorme herencia de la gracia, su mente no está en armonía con su espíritu recreado. Entonces es necesario que su mente sea renovada.

Esa mente no renovada impide que muchos hombres y mujeres, que podrían ser ampliamente usados ​​por el Señor, en un estado de desuso.

Sus mentes pueden ser renovadas por actuar en la Palabra, y por un íntimo conocimiento del Amo a través de la Palabra.

Cuando la palabra es ignorada, la razón reina.

Otra razón por la que los hombres fallan en usar su justicia es porque sus sentidos dominan sus espíritus. El miedo y la incredulidad reinan sobre ellos. Ellos tienen miedo de tomar sus lugares.

Ellos ven la necesidad. Ellos saben que serían capaces de liberar a aquella persona que está atrapada en la esclavitud por el adversario, pero esa mente no renovada, esa falta de iniciativa espiritual, los deja dormidos.

Esto sucede por tener poca comunión con el Padre.


No tienen apetito real por la Palabra. Ellos disfrutan más el leer acerca de la Biblia que alimentarse de ella.


Tomado del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon, puedes leer los capítulos anteriores siguiendo estos enlaces:


Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 1
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 3
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 4
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 5
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 6
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 8
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 9
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 10
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 11
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 12
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 13
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 14
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 15
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 16
Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 17

jueves, 3 de agosto de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 17

En esta lección Kenyon nos muestra que si personas que vivieron bajo el Antiguo Pacto que tenía una justicia limitada hicieron grandes logros y prodigios, cuanto más nosotros que vivimos bajo un mejor pacto de justicia ilimitada


LA JUSTICIA EN LOS PACTOS

Me emocioné cuando percibí qué grandes logros fueron hechos por hombres que tenían sólo una justicia limitada bajo el primer pacto.

Pensé en Abraham. Tan pronto como fue circuncidado e hizo el pacto, Dios le dio una justicia limitada.

Piense en su desafío de permanecer en la presencia de Dios y litigar por Sodoma y Gomorra con esa gran falta de miedo que no es igual en los días modernos con hombres que no conocen su justicia ilimitadas y sus derechos en Cristo.

Pensé en los poderosos actos de Moisés, que sólo tenía el lugar de siervo delante de Jehová, con todo él se atrevió a obedecer a Dios y realizó esas maravillosas victorias por esa nación esclava, Israel.

Pensé en Josué que se atrevió a obedecer a Jehová, y guió a esa nación a las orillas del Jordán cuando oye una inundación. Él se atrevió a decir a los sacerdotes: "Tomen el arca y bajen y hundan vuestros pies en el agua, y cuando lo hagan un camino será abierto para para que pasen con los calzados secos." Y con todo, este hombre Josué sólo tenía una justicia limitada; la justicia de un siervo.

Nosotros lo vemos parado ante los ejércitos y clamar al sol: "Detente ahí hasta que la nación se vengue de sus enemigos."

Aquel hombre dominó el universo, y con todo sólo tenía una justicia limitada.

Vemos Elías en la batalla de los dioses en el monte Carmelo clamando fuego del cielo, trayendo lluvia a una tierra arrasada por la sequía.

Él era un absoluto dominador de las leyes de la naturaleza. Y con todo, él era sólo un siervo con una posición de siervo y la justicia limitada de un siervo.

El espacio no nos permite hablar sobre Daniel y los tres jóvenes hebreos, o de los poderosos hombres de David en la guerra.

Sólo tenía justicia limitada, y aún así que prodigios hicieron.

Sus justicias fueron atribuidas a ellos bajo el fundamento del valor que Dios puso en la sangre de toros y carneros, bajo la santidad de su pacto con Abraham.

Ellos no eran hombres y mujeres recreados como nosotros. Sólo eran siervos bajo una ley que debían ser dejada de lado por otra que tomaría su lugar, que se basaría en un mejor sacrificio y una mejor sangre.

Nuestros corazones se emocionan cuando leemos de su obediencia al mandato de un ángel.

Ellos no andaban por fe como nosotros andamos. Ellos andaban por vista. Ellos vieron el ángel. Ellos oyeron su voz. Ellos vivieron en el reino de los sentidos.