jueves, 10 de noviembre de 2016

Las Dos Obras del Espíritu Santo en el Creyente - Parte 2

 El Bautismo con el Espíritu - Parte 4

Segunda Obra del Espíritu Santo en el Creyente
El Bautismo con el Espíritu
  

Como vimos en el capítulo anterior; los discípulos nacieron de nuevo; pero a pesar de eso, a ellos les faltaba algo.

Lucas 24:49 (PDT)
49  Ahora les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Pero quédense en Jerusalén hasta que hayan recibido ese poder del cielo.

Lucas 24:49 (RV60)
49  He aquí,  yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;  pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén,  hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

Lucas 24:49 (RV2000)
49  Y he aquí, yo enviaré al Prometido de mi Padre sobre vosotros; mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto.

Ellos iban a recibir la promesa del Padre, veamos que la Reina Valera 2000 dice que iban a recibir al Prometido, alguien que los iba a llenar con el poder de lo alto.

En Hechos 1:4-5 explica más que es la promesa del Padre.

Hechos 1:4-5 (RV60)
4  Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre,  la cual,  les dijo,  oísteis de mí.
5  Porque Juan ciertamente bautizó con agua,  mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Aquí Jesús les explica a los discípulos que la promesa del Padre es el bautismo con el Espíritu Santo.

Ellos ya habían recibido la primera obra, la salvación, cuando Jesús había soplado en ellos; ya tenían el Espíritu Santo dentro, ahora iba a venir sobre ellos para vestirlos del poder de Dios.

Juan7:37-39 (RV60)
37  En el último y gran día de la fiesta,  Jesús se puso en pie y alzó la voz,  diciendo: Si alguno tiene sed,  venga a mí y beba.
38  El que cree en mí,  como dice la Escritura,  de su interior correrán ríos de agua viva.
39  Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;  pues aún no había venido el Espíritu Santo,  porque Jesús no había sido aún glorificado.

En la primera obra el Espíritu Santo era como una fuente o manantial de la que brotaba vida eterna, esta obra ocurre cuando nacemos de nuevo y el Espíritu Santo vive dentro de nosotros.

En la segunda obra el Espíritu Santo hace que de nuestro interior corran ríos de agua viva, es decir ya esta dentro.

Esta obra iba a ocurrir después que Jesucristo fuese glorificado, es decir, muerto resucitado, ascendido al cielo y sentado a la diestra de Dios.

Pedro lo explicó de esta manera:

Hechos 2:33 (RV60)
33  Así que,  exaltado por la diestra de Dios,  y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo,  ha derramado esto que vosotros veis y oís.

Hechos 2:33 (PDT)
33  Jesús fue llevado al cielo y ahora está a la derecha de Dios. El Padre, según su promesa, le dio el Espíritu Santo. Jesús lo ha derramado sobre nosotros; eso es lo que ustedes ven y oyen ahora.

Jesús ya fue llevado al cielo y sentado a la diestra de Dios, por eso el Padre le dio el Espíritu Santo según su promesa y Él lo derramó sobre los creyentes.

Volvamos a Juan 7:38:

Juan7:38 (BLS)
38  Ríos de agua viva brotarán del corazón de los que creen en mí. Así lo dice la Biblia.

Juan7:38 (NBLH)
38  El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva.

Juan7:38 (LXX)
38  El que cree en mí, según dijo la Escritura; ríos de su vientre fluirán de agua viva.

Juan7:38 (LXX)
38  Las Escrituras dicen que del interior del que cree en mí saldrán ríos de agua viva.

Vemos que del corazón, interior, vientre, de lo más profundo del ser de los creyentes iban a correr, brotar, salir y fluir ríos de agua viva.

Volvamos a Lucas 24:49 para qué son esos ríos de agua viva que iban a correr de los creyentes:

Lucas 24:49 (RV60)
49  He aquí,  yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;  pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén,  hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

Lucas 24:49 (NVI)
49  Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre;  pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto.

Lucas 24:49 (Scio)
49  Y yo envío al prometido de mi Padre sobre vosotros. Mas vosotros permaneced aquí en la ciudad, hasta que seais vestidos de la virtud de lo alto".

Estamos viendo que la promesa del Padre es el Bautismo con el Espíritu Santo, 

En este pasaje nos dice que ellos iban a ser investidos, vestidos y revestidos del poder y la virtud que vendría de lo alto.

Veamos primero la palabra que define poder y virtud

δύναμις dúnamis; de G1410; fuerza (lit. o fig.); espec. poder milagroso (por lo general por impl. un milagro en sí mismo):-eficacia, fuerza, impetuoso, maravilla, milagro, capacidad, dar, poder, poderosamente, potencia, potestad.

Esta palabra dunamis nos habla de tener capacidad para  poder para hacer milagros.

Veamos la palabra para investidos, vestidos y revestidos:

νδύω endúo; de G1722 y G1416 (en el sentido de hundir en un vestido); investir con ropa (lit. o fig.):-poner, revestir, vestir, investir.

Me parece que cuando habla de hundirse en un vestido, es como ponerse un vestido más grande que uno, de manera que se es cubierto completamente.

Luego vemos que este poder nos habla de una obra exterior, que nos cubre.

Antiguamente se decía que ciertos ministros tenían “mantos” que los cubrían, hablando de la unción específica que tenían para realizar el ministerio que Dios les había encomendado, recordando el manto de Elías que cayó sobre Eliseo para ser su sucesor en el ministerio.

Eso es lo que ocurre cuando recibimos el bautismo con el Espíritu Santo, el poder milagroso de Dios nos cubre como un manto que nos rodea completamente.

Los 4 evangelios relatan como Jesús recibió el bautismo con el Espíritu:

Mateo 3:13-17 (RV60)
13  Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán,  para ser bautizado por él.
14  Mas Juan se le oponía,  diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti,  ¿y tú vienes a mí?
15  Pero Jesús le respondió: Deja ahora,  porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
16  Y Jesús,  después que fue bautizado,  subió luego del agua;  y he aquí cielos le fueron abiertos,  y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma,  y venía sobre él.
17  Y hubo una voz de los cielos,  que decía: Este es mi Hijo amado,  en quien tengo complacencia.

Este relato lo encontramos en: Marcos 1:9-11, Lucas 3:21-22 y Juan 1:32-33.

En Lucas 4 podemos ver como Jesús recibió este poder dunamis luego que fue bautizado por Juan en el Jordán.

Lucas 4:14 (RV60)
14  Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea,  y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.

Aquí la palabra poder es dunamis; veamos en que consistía este dunamis:

Lucas 4:16-21 (RV60)
16  Vino a Nazaret,  donde se había criado;  y en el día de reposo entró en la sinagoga,  conforme a su costumbre,  y se levantó a leer.
17  Y se le dio el libro del profeta Isaías;  y habiendo abierto el libro,  halló el lugar donde estaba escrito:
18  Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;
19  A predicar el año agradable del Señor.
20  Y enrollando el libro,  lo dio al ministro,  y se sentó;  y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21  Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.

En el verso 18 vemos que el Espíritu Santo estaba sobre Él para ungirlo para que realice el ministerio que Dios le había encomendado.

Otra cosa que vemos es que Jesús no hizo ningún milagro hasta ser Bautizado con él Espíritu Santo. Jesús fue vestido con el manto de poder luego de recibir el Espíritu Santo; nosotros también seremos vestidos con ese manto de poder luego de recibir el Espíritu Santo.

Ese es el mismo poder que viene sobre nosotros cuando recibimos el Bautismo con el Espíritu Santo

Hechos 1:8 (RV60)
8  Pero recibiréis poder,  cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,  y me seréis testigos en Jerusalén,  en toda Judea,  en Samaria,  y hasta lo último de la tierra.

Hechos 1:8 (Castillian)
8 Sin embargo, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, recibiréis la fuerza necesaria para ser mis testigos en todas partes: en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.

Hechos 1:8 (EUNSA)
8  Sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra.

Cuando recibimos el Espíritu Santo recibimos el poder milagroso de Dios sobre nosotros, el dunamis, para ser testigos.

Notemos que no dice dentro sino sobre, no es algo interior sino algo exterior.

En Hechos 2 podemos ver como los discípulos recibieron el bautismo con el Espíritu:

Hechos 2:1-4 (RV60)
1  Cuando llegó el día de Pentecostés,  estaban todos unánimes juntos.
2  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba,  el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3  y se les aparecieron lenguas repartidas,  como de fuego,  asentándose sobre cada uno de ellos.
4  Y fueron todos llenos del Espíritu Santo,  y comenzaron a hablar en otras lenguas,  según el Espíritu les daba que hablasen.

Mientras ellos oraban en el Aposento Alto el Espíritu Santo se asentó sobre ellos, y todos fueron llenos (o bautizados) con el Espíritu Santo.

Como dijo Pedro más adelante eso fue lo que profetizó el profeta Joel.

Hechos 2:14-18 (RV60)
14  Entonces Pedro,  poniéndose en pie con los once,  alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos,  y todos los que habitáis en Jerusalén,  esto os sea notorio,  y oíd mis palabras.
15  Porque éstos no están ebrios,  como vosotros suponéis,  puesto que es la hora tercera del día.
16  Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 
17  Y en los postreros días,  dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños;
18  Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu,  y profetizarán.

Esta profecía se encuentra en Joel 2:28-32:

Joel 2:28-32 (RV60)
28  Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne,  y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;  vuestros ancianos soñarán sueños,  y vuestros jóvenes verán visiones.
29  Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
30  Y daré prodigios en el cielo y en la tierra,  sangre,  y fuego,  y columnas de humo.
31  El sol se convertirá en tinieblas,  y la luna en sangre,  antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.
32  Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo;  porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación,  como ha dicho Jehová,  y entre el remanente al cual él habrá llamado.

Joel estaba profetizando que habría un gran mover de Dios en los últimos tiempos; que el Espíritu Santo y como consecuencia de eso habría un gran mover de salvación.


Eso es lo que estaba ocurriendo, el poder de Dios para testificar estaba siendo derramado y ese día se convirtieron tres mil personas.

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