jueves, 30 de agosto de 2018

Conociendo a Jesús - Parte 5 - Un Nacimiento Sobrenatural



Nacimiento de Jesús

Los eventos de su la concepción y nacimiento de Jesús son una prueba contundente de su carácter divino.

Ya hemos visto algunas profecías acerca de su nacimiento virginal y el lugar donde nació, pero veamos otros acontecimientos. 
       
En Lucas 1:26-37 vemos el anunció del nacimiento de Jesús: “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.”
        
Aquí vemos varias cosas.
        
En primer lugar, Dios envió al ángel Gabriel para darle un anuncio a una mujer que seria madre del Mesías.
        
En segundo lugar, la mujer que iba a tener el hijo era una mujer virgen y el niño iba ha ser concebido sin la ayuda de un hombre.
        
En tercer lugar, el hijo iba ha ser concebido por obra del Espíritu Santo e iba ha ser llamado Hijo de Dios.
        
Vemos que el nacimiento de Jesús iba ser totalmente diferente a cualquier otro que hubiera habido.
        
En Mateo 1:18-21 vemos que un ángel se le apareció a José para hablarle de este nacimiento: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”
        
José estaba preocupado porque pensaba que Maria estaba encinta como consecuencia de una infidelidad.
        
Pero el ángel le dijo dos cosas:
        
El hijo que iba a nacer era engendrado del Espíritu Santo; y además que debía llamarlo Jesús, porque su misión en este mundo era salvar al mundo de sus pecados.
        
Otro acontecimiento importante es la visita de los reyes del oriente.
        
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:1-11). 
       
Aquí hay otro acontecimiento sobrenatural; los reyes del oriente llegando hasta el niño por haber visto su estrella.
        
Es probable que ellos hubieran leído las Escrituras y sabían que era el tiempo del nacimiento del Mesías, al cual llaman el rey de los judíos.
        
Al consultar en Jerusalén acerca del lugar de su nacimiento, los sacerdotes le dicen que iba a nacer en Belén, tal como había sido profetizado por Miqueas, como ya vimos antes.
        
Ellos siguieron su camino y llegaron hasta el lugar mismo donde estaba Jesús, guiados por una estrella.
        
Otro acontecimiento sobrenatural fue lo que le pasó a los pastores de Belén: “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho” (Lucas 2:8-20).
        
Aquí los pastores recibieron un mensaje de un ángel, que había nacido el salvador del mundo.
        
Luego un coro de ángeles les dice que la gracia de Dios había traído al salvador del mundo, que venía un cambio, el favor de Dios estaba disponible a todos los hombres por medio de Jesús.
        
Un último acontecimiento fue lo que sucedió en la presentación de Jesús al templo en Lucas 2:21-37: “Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos. Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.”
        
Aquí hay dos ancianos que dan testimonio de que Jesús es el Mesías que iba a venir al mundo.
        
Es interesante la profecía de Simeón, quien no era un profeta, sino un hombre justo, y quien había recibido por revelación que antes de morir vería al Mesías. Él reconoció que Jesús era el Mesías.
        
Su profecía es muy poderosa pues no solo nos habla del ministerio de Jesús, sino de que también alcanzaría a los gentiles. Además nos dice de la forma de su muerte y que iba a ser atravesado por una espada.
        
Además vemos el testimonio de la profetisa Ana, quien tenía más de 100 años, quien daba testimonio de Jesús a todos los que esperaban la venida del Mesías.



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