domingo, 21 de febrero de 2021

La Segunda Prueba de que Dios No Desechó a Israel: Elías

La Segunda Prueba de que Dios No Desechó a Israel: Elías


Romanos 11:2-4 (Biblia Expandida)
2 No, Dios no ha repudiado ni rechazado al pueblo que de antemano había conocido y reservado para sí. ¿Acaso no saben lo que relata la Escritura acerca del profeta Elías cuando se quejaba, acusaba e interpelaba a Dios en contra de Israel?
3 Señor, han asesinado a tus profetas y han derribado, demolido y destruido tus altares. Yo soy el único profeta que ha quedado con vida, y aun así acechan contra mí para también matarme.
4 Pero ¿cuál fue la respuesta divina? Me he reservado siete mil hombres que nunca han adorado ni doblado la rodilla ante el dios Baal.

En el primer versículo vemos que Pablo se presentaba como la primera prueba de que Dios no había rechazado a Israel.

Ahora nos va a presentar su segunda prueba, el profeta Elías y los siete mil hombres que no se habían postrado ante Baal.

1 Reyes 19:9-18 (Dios Habla Hoy)
9 Allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Llegó a él palabra de Jehová, el cual le dijo: –¿Qué haces aquí, Elías?
10 Él respondió: –He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.
11 Jehová le dijo: –Sal fuera y ponte en el monte delante de Jehová. En ese momento pasaba Jehová, y un viento grande y poderoso rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.
12 Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible y delicado.
13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la puerta de la cueva. Entonces le llegó una voz que le decía: –¿Qué haces aquí, Elías?
14 Él respondió: –He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.
15 Jehová le dijo: –Ve, vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Llegarás y ungirás a Hazael como rey de Siria.
16 A Jehú hijo de Nimsi lo ungirás como rey de Israel, y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, lo ungirás como profeta para que ocupe tu lugar.
17 Al que escape de la espada de Hazael, Jehú lo matará, y al que escape de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.
18 Pero haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal y cuyas bocas no lo besaron.

Después de su gran triunfo ante los profetas de Baal, Elías se sentía frustrado, creía que era el último de los profetas de Dios.

Dios le pregunta: "¿Qué estás haciendo?"

Y Elías empieza a quejarse de Israel ante Dios: "He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida."

Y Dios le responde: "En Israel hay siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal y cuyas bocas no lo besaron."

Dios le está diciendo, no estás solo, no he desechado a Israel, me he guardado un remanente.

Pablo utiliza esta historia como una prueba de que Dios no ha rechazado a Israel.

En ese momento de crisis nacional, en medio del momento de mayor angustia y declinación de la religión, cuando han ocurrido que muchas cosas desalentadores en el mismo período de tiempo. Los profetas de Dios habían sido asesinados, la nación entera estaba corriendo hacia la idolatría, y los gobernantes eran criminalmente malvados y líderes de la apostasía general. Cuando todas las influencias de la riqueza y el poder estaban puestas en contra de la religión verdadera para destruirla Dios no había desechado a Israel.

Y eso les dice Pablo, si en un momento así Dios no desechó a Israel, cuanto más ahora.

Elías y los siete mil hombres son la segunda prueba que Dios no rechazó a Israel.


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