Clase 9
El Nombre de Jesús y
los Demonios
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios.
. .
- Marcos 16:17
En
este capítulo veremos la autoridad que tenemos sobre los demonios en el Nombre
de Jesús.
Un
problema que tiene la gente es que ha sobredimensionado a Satanás y los
demonios, les dan más autoridad que la que en realidad tienen; pero como vimos
antes ya han sido despojados, desarmados y se les ha quitado todo poder; Jesús
ya los venció y nos dio la autoridad sobre ellos.
¡Como
debemos entonces enfrentarnos a ellos.
Lo primero que debemos saber es que las
señales acompañan a los que creen.
El
término creer es pisteuo y según Vine significa: Creer, ser persuadido de, y
por ello fiarse de, confiar. Significa, en este sentido de la palabra, apoyarse
en, no una mera creencia.
Debemos
apoyarnos en la declaración de Jesús: “En mi nombre echar{an fuera demonios.”
Debemos
estar persuadidos, convencidos y confiados que lo que Jesús dijo es la verdad y
que va ha suceder lo que ha dicho.
Eso
es fe, y la fe viene por el oír y el oír la Palabra de Dios; lo que nos dice
que debemos depositar la Palabra de Dios continuamente en nosotros en cuanto al
área de la autoridad que tenemos en el Nombre de Jesús para llegar a esa
convicción.
Lo segundo que debemos hacer es conocer
el valor del nombre de Jesús.
La
autoridad que tenemos la desatamos mediante el uso del nombre de Jesús.
Juan 14:13-14
13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
En
este pasaje dice que debemos pedir en el nombre de Jesús. ¿A quien debemos
pedirle?
Como
hemos visto anteriormente, podemos escribir este pasaje de este modo: “Todo lo que demandes, o exijas, en mi
nombre, yo lo haré”; ya que la frase “al
Padre” no se encuentra en los originales.
Para
los discípulos esto quedo bien claro; pues en Hechos 3:1-8 podemos ver como
usaron el Nombre de Jesús:
Hechos 3:1-8
1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la
de la oración.
2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían
cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese
limosna de los que entraban en el templo.
3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el
templo, les rogaba que le diesen limosna.
4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos
algo.
6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo
te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento
se le afirmaron los pies y tobillos;
8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en
el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Pedro
y Juan sabían muy bien lo que tenían; sabía que podían usar su autoridad en el
nombre de Jesús para traer una sanidad.
Nosotros
como cuerpo de Cristo tenemos la autoridad y el derecho de usar el nombre de Jesús
pero no la gente de mundo.
Hechos 19:13-16
13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes,
intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus
malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.
14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los
sacerdotes, que hacían esto.
15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús
conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?
16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando
sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de
aquella casa desnudos y heridos.
Es
interesante ver que tanto los hijos de Esceva como el demonio, ellos conocían
quien era Jesús.
Los
hijos de Esceva sabían que había autoridad en el nombre pero ellos no tenían
derecho a usarle porque no eran parte del cuerpo de Cristo.
Lo tercero es que debemos hacer algo
con esa autoridad.
Hechos 16:16-18
16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al
encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran
ganancia a sus amos, adivinando.
17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces,
diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el
camino de salvación.
18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a
Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo,
que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
El
verso 17 en la Biblia de Jerusalén nos dice lo que realmente decía la mujer: “Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: ‘Estos
hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de salvación.’”
Pablo
no estaba predicando “un” camino de salvación,
el predicaba el único camino de salvación.
Pablo
hizo algo al respecto, él hecho fuera el espíritu de adivinación en el nombre
de Jesús.
Nosotros
hemos recibido la autoridad ahora debemos usarla.
Esto
nos da más luz acerca de lo que debemos hacer para usar nuestra autoridad.
Santiago 4:7
7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros.
El
término someteos es jupotasso que es principalmente un término militar, ordenar
abajo (jupo, debajo; tasso, ordenar). Denota: ponerse en sujeción, sujetarse.
Al
someternos estamos poniéndonos bajo las ordenes de Dios; nos sometemos a Su
Palabra; es decir, la aceptamos como una realidad en nuestras vidas.
Si
Él ha dicho que tenemos autoridad, lo aceptamos como un hecho; si Él ha dicho
que somos sanos por la llagas de Jesús, lo somos, lo aceptamos como un hecho;
si Él dice que somos prósperos, lo somos.
Lo primero que hacemos es aceptar su
Palabra como un hecho real para nosotros.
Lo segundo es resistir al diablo.
¿Cómo
lo hacemos? Usando la Palabra de Dios y el nombre de Jesús.
Lo tercero es que el diablo huirá de
nosotros.
El
huirá, escapará de nosotros, como una mosca al ver un matamoscas.
Vayamos
ahora a Primera de Pedro
1 Pedro 5:6-9
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que
él os exalte cuando fuere tiempo;
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros.
8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar;
9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos
padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
Vemos
aquí el mismo principio de Santiago, humillarnos ante la poderosa mano de Dios,
someternos a Él y Su Palabra.
Si
Dios ha dicho algo es así; debemos creerle, no dependiendo de nuestras propias
fuerzas sino de las del Señor.
Debemos
ser sobrios y velar; es decir mantenernos firmes en la Palabra; no ir a derecha
ni ha izquierda.
Y
debemos resistirlo con la Palabra de Dios y el nombre de Jesús.
No
le quedará más remedio que huir.
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