viernes, 2 de junio de 2017

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 7

En esta clase Kenyon nos muestra que Dios mismo es nuestra justicia.

Dos clases de justicia - Kenyon

Capítulo 6
¡DIOS MISMO ES NUESTRA JUSTICIA!
Debe haber más en este asunto de la Justicia de lo que percibimos. Sabemos que ella es la clave de la revelación dada a Pablo.
Él dijo que no se avergonzaba de las "Buenas Nuevas", pues no eran sólo para dar salvación a los hombres, sino que "En ella se revela la Justicia de Dios de fe para fe" (Romanos 1.7). 
Entonces en Romanos 3.21-22 vemos: "Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo". 
Después de declarar el hecho de que nuestra redención en Cristo en este capítulo, hace una declaración en el verso 26: "Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús". 
Esto está casi más allá de nuestra comprensión cuando Dios declara que Él mismo se ha convertido en nuestra Justicia.
La justicia significa la capacidad de permanecer en la presencia de Dios sin el sentido de culpa, condenación o inferioridad.
Una redención que digna de Dios debía hacer eso. El hombre estaba separado de Dios. Debía ser restaurado. 
Detrás de esto se encuentra la tragedia del corazón de que el hombre es la razón de la creación. Cuando el hombre pecó, él mismo se separó de la comunión con el Padre.
El drama entero de la redención es consumado en esto; el hombre debía ser restaurado a la perfecta comunión con el Padre y esto debía ser hecho sobre fundamentos legales.
Cualquier redención que no restaure al hombre una comunión perfecta y una relación perfecta bajo los fundamentos legales no será digna del Padre y no llevaría al hombre al lugar que Dios planeó para él. 
El objetivo de la justicia es dar al hombre comunión. Por eso la encarnación tuvo lugar, el ministerio público de Jesús, y luego la cruz donde fue hecho pecado.
Él permaneció bajo juicio hasta que se hizo justicia. Cuando él fue hecho justo y se le dio vida, Él conquistó a nuestro adversario y se levantó de la muerte.
Sabemos que fue hecho pecado por nuestro pecado. Sabemos que Él fue hecho justo, porque entró en la presencia del Padre después de su resurrección como cabeza de la Nueva Creación.
Sú Él, que fue muerto espiritualmente y hecho pecado por nuestro pecado, pudo ser hecho Justicia y restaurado la perfecta comunión con el Padre, sobre la base de los fundamentos legales, Dios puede recrearnos y darnos la misma justicia y comunión disfrutados por el Maestro.

ALGUNOS HECHOS SOBRE LA JUSTICIA
Romanos 4.25 dice: "El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación". 
Romanos 5.1 dice: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 
La paz es comunión. Aquí está la declaración que cuando Cristo resucitó de la muerte, resucitó porque la justicia fue puesta a nuestra cuenta.
Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, esta justicia se convierte en una parte de nuestro ser porque nos convertimos en participantes de la naturaleza divina. La naturaleza divina es la justicia, entonces nos volvemos justos con Su naturaleza; Su misma justicia.
2 Corintios 5.17-19 dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo". 
No sólo hay una perfecta justicia, sino también una perfecta reconciliación.
Y lo extraño sobre eso es, "Y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación". 
La reconciliación viene a nosotros a través de la nueva creación. En el momento en que recibimos la vida eterna, nuestros espíritus son recreados. Nos convertimos en sus hijos e hijas.
Con la nueva creación viene la reconciliación, la justicia y la comunión.
El gozo de la vida cristiana está en la comunión con el Padre. Cuando estamos en comunión, la fe fluye naturalmente. Cuando estamos fuera de la comunión la fe disminuye y se debilita. 
La comunión se mantiene a través de la Palabra y la intercesión de Jesús. Él es nuestro abogado a la diestra del Padre.
La justicia nos da ahora una posición con el Padre, nuestro derecho ahora de usar el nombre de Jesús, nuestra posición como hijos e hijas y nuestra victoria sobre el adversario.

El creyente debería estar continuamente testificando y confesando su justicia y su comunión en Cristo.


Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon

Quizás te interese leer las entradas de los capítulos anteriores:

Dos Clases de Justicia (E. W. Kenyon) - Parte 2

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