En esta clase Kenyon nos muestra que Dios mismo es nuestra justicia.
Capítulo
6
¡DIOS
MISMO ES NUESTRA JUSTICIA!
Debe haber más en este asunto de la
Justicia de lo que percibimos. Sabemos que ella es la clave de la revelación
dada a Pablo.
Él dijo que no se avergonzaba de las
"Buenas Nuevas", pues no
eran sólo para dar salvación a los hombres, sino que "En ella se revela la Justicia de Dios de fe para fe" (Romanos
1.7).
Entonces en Romanos 3.21-22 vemos:
"Pero ahora, aparte de la ley, se ha
manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo".
Después de declarar el hecho de que
nuestra redención en Cristo en este capítulo, hace una declaración en el verso
26: "Con la mira de manifestar en
este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al
que es de la fe de Jesús".
Esto está casi más allá de nuestra
comprensión cuando Dios declara que Él mismo se ha convertido en nuestra
Justicia.
La justicia significa la capacidad de
permanecer en la presencia de Dios sin el sentido de culpa, condenación o
inferioridad.
Una redención que digna de Dios debía
hacer eso. El hombre estaba separado de Dios. Debía ser restaurado.
Detrás de esto se encuentra la tragedia
del corazón de que el hombre es la razón de la creación. Cuando el hombre pecó,
él mismo se separó de la comunión con el Padre.
El drama entero de la redención es
consumado en esto; el hombre debía ser restaurado a la perfecta comunión con el
Padre y esto debía ser hecho sobre fundamentos legales.
Cualquier redención que no restaure al
hombre una comunión perfecta y una relación perfecta bajo los fundamentos
legales no será digna del Padre y no llevaría al hombre al lugar que Dios
planeó para él.
El objetivo de la justicia es dar al
hombre comunión. Por eso la encarnación tuvo lugar, el ministerio público de
Jesús, y luego la cruz donde fue hecho pecado.
Él permaneció bajo juicio hasta que se
hizo justicia. Cuando él fue hecho justo y se le dio vida, Él conquistó a
nuestro adversario y se levantó de la muerte.
Sabemos que fue hecho pecado por nuestro
pecado. Sabemos que Él fue hecho justo, porque entró en la presencia del Padre
después de su resurrección como cabeza de la Nueva Creación.
Sú Él, que fue muerto espiritualmente y
hecho pecado por nuestro pecado, pudo ser hecho Justicia y restaurado la
perfecta comunión con el Padre, sobre la base de los fundamentos legales, Dios
puede recrearnos y darnos la misma justicia y comunión disfrutados por el
Maestro.
ALGUNOS
HECHOS SOBRE LA JUSTICIA
Romanos 4.25 dice: "El cual fue entregado por nuestras transgresiones,
y resucitado para nuestra justificación".
Romanos 5.1 dice: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
La paz es comunión. Aquí está la
declaración que cuando Cristo resucitó de la muerte, resucitó porque la
justicia fue puesta a nuestra cuenta.
Cuando aceptamos a Jesucristo como
nuestro Salvador, esta justicia se convierte en una parte de nuestro ser porque
nos convertimos en participantes de la naturaleza divina. La naturaleza divina
es la justicia, entonces nos volvemos justos con Su naturaleza; Su misma
justicia.
2 Corintios 5.17-19 dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo
esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo".
No sólo hay una perfecta justicia, sino
también una perfecta reconciliación.
Y lo extraño sobre eso es, "Y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación".
La reconciliación viene a nosotros a
través de la nueva creación. En el momento en que recibimos la vida eterna,
nuestros espíritus son recreados. Nos convertimos en sus hijos e hijas.
Con la nueva creación viene la
reconciliación, la justicia y la comunión.
El gozo de la vida cristiana está en la comunión
con el Padre. Cuando estamos en comunión, la fe fluye naturalmente. Cuando
estamos fuera de la comunión la fe disminuye y se debilita.
La comunión se mantiene a través de la
Palabra y la intercesión de Jesús. Él es nuestro abogado a la diestra del
Padre.
La justicia nos da ahora una posición
con el Padre, nuestro derecho ahora de usar el nombre de Jesús, nuestra
posición como hijos e hijas y nuestra victoria sobre el adversario.
El creyente debería estar continuamente
testificando y confesando su justicia y su comunión en Cristo.
Traducido del libro "Dos Clases de Justicia" de E. W. Kenyon
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