lunes, 9 de diciembre de 2019

Biblia Expandida - Gálatas Capítulo 3

En este capítulo Pablo nos muestra la insensatez de querer mezclar la gracia con la ley. Nos muestra que querer justificarnos por la ley es entrar en maldición, porque nadie puede cumplirla.

También nos muestra que el propósito de la ley, la ley tuvo un carácter provisional, hasta la venida de Cristo; y que el creyente no está bajo la ley, sino bajo la promesa que Dios le hizo a Abraham, a la cual entramos por la fe en Jesucristo.


Capítulo 3

1 ¡Oh, gálatas tontos (irreflexivos, insensatos, torpes, necios)! ¿Quién los ha seducido (hechizado, embrujado, fascinado) a ustedes, ante cuyos ojos Jesucristo (el Ungido) fue presentado clara y públicamente como crucificado?
2 Esto es lo único que quiero averiguar (saber) de ustedes [, por lo que les pido que respondan esta pregunta:] ¿Recibieron el Espíritu [Santo] por [hacer] las obras de la Ley, o por el oír con fe [el mensaje del Evangelio]1?
3 ¿Tan tontos (irreflexivos, insensatos, torpes, necios) son? Habiendo comenzado por el Espíritu [Santo], ¿van a terminar ahora por la carne [pretendiendo perfeccionarse dependiendo de los esfuerzos humanos]?
4 ¿Han padecido (sufrido) y experimentado tantas cosas en vano (sin ningún propósito)? ¡Si es que en realidad fue sin ningún propósito y en vano!
5  Aquél, pues, que les suministra el Espíritu [Santo en medida abundante] y [constantemente] hace milagros (maravillas y obras poderosas) entre ustedes, ¿lo hace por [hacer] las obras de la Ley o por el oír con fe [el mensaje del Evangelio]?
6 Así sucedió con Abraham: “Creyó (tuvo fe, confió) a Dios,  y ello se le tomó en cuenta (atribuyó, contó) como justicia (fue declarado y hecho justo, sin culpa ni condenación, tomando una posición correcta delante de Dios)."
7 Por consiguiente, perciban (dense cuenta, entiendan, sepan) que los que son  de la fe [y que viven por ella], éstos son los [verdaderos] hijos de Abraham.
8 Además,  la Escritura,  habiendo previsto que Dios justificaría (declararía y haría justos) por la fe a los Gentiles,  anunció (declaró, proclamó) de antemano el evangelio [, las buenas nuevas de un Salvador,] a Abraham, diciendo: “Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones."
9 De ese modo, los que son de la fe son bendecidos y reciben las mismas bendiciones que recibió Abraham, con el creyente (el hombre de fe).
10 En cambio, los que para salvarse se aferran a la Ley mosaica [pensando que podrán justificarse por obedecerla], están bajo la maldición de Dios, como dicen las Escrituras: "Maldito (separado y consagrado para la destrucción, condenado para el castigo eterno) todo aquel que no se mantenga cumpliendo y practicando [todas y] cada una de las disposiciones (preceptos y mandamientos) escritas en el libro de la Ley"2.
11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado (declarado y hecho justo) delante de Dios,  porque  [la Escritura dice:] " el [que es declarado y hecho] justo [por Dios] vivirá por la fe”3.
12 Sin embargo, la Ley no se basa  en la fe [no procede de la fe, no da lugar a la fe, y es contraria a la fe];  sino que,  "el que practica estas cosas [que están prescritas en la Ley] vivirá por ellas"4.
13 Pero Cristo nos ha redimido (liberado, comprado nuestra libertad) de la maldición de la Ley mosaica, tomando la maldición que a nosotros nos correspondía y haciéndose el mismo maldición al morir en la cruz, porque como dice la Escritura: "Maldito todo el que muere colgado en un madero"5.
14 a fin de que en Cristo Jesús (el Ungido) la bendición de Abraham alcanzara (viniera) a los Gentiles (las personas que no son judías), para que mediante la fe [los Judíos y los Gentiles] recibiéramos la promesa del Espíritu [Santo]6.
15 Hermanos, voy a ponerles un ejemplo de la vida cotidiana (una práctica humana común y corriente), cuando dos personas hacen un pacto (un contrato, un acuerdo), y lo ratifican (respaldan) con su firma, no puede luego ser invalidado ni modificado (nadie puede anularlo ni agregarle nada).
16 Ahora bien, las promesas (los pactos, los acuerdos) se le hicieron a Abraham y a su descendencia (su simiente, su heredero). La Escritura no dice: “y a los descendientes"7, como si hablara de muchos, sino: "y a tu descendencia (tu simiente, tu heredero", dando a entender que es uno solo, que es Cristo (el Ungido).
17 Lo que les quiero decir es esto: la Ley que fue promulgada [y llegó] cuatrocientos treinta años después, no puede anular un testamento (pacto, contrato) formalmente establecido [y ratificado] por Dios, dejando así sin efecto (anulando, aboliendo) la promesa.
18 Porque si la herencia dependiera de la Ley [como los judaizantes quieren que ustedes crean], ya no procedería de la promesa, y sin embargo, Dios se la concedió gratuitamente a Abraham por medio de la promesa.
19 Entonces, ¿con qué propósito se promulgó la Ley? La Ley fue añadida [posteriormente] a la promesa debido a las transgresiones y pecados, para demostrarnos que, ante los ojos de Dios, todos somos culpables de haberla quebrantado. Pero la ley solo tenía una vigencia temporal: sólo podía estar en vigor hasta la llegada de aquella descendencia (simiente, heredero) prometida a Abraham. Y fue a los ángeles a quienes Dios encomendó que promulgaran la Ley y la pusieran en manos de Moisés, a fin de que él fuese el mediador (un intermediario entre Dios y los hombres) para su transmisión al pueblo de Israel.
20 Pero no existe mediador (intermediario) cuando hay una sola parte, y Dios es uno solo [, es decir, en la promesa no era necesario un mediador, pues Dios fue la única parte al dar la promesa a Abraham; mientras que la Ley necesitó de Moisés como mediador pues fue un contrato entre dos partes, Dios y el pueblo de Israel, y para tener validez necesitaba el acuerdo de ambos].
21 ¿Eso quiere decir que la Ley se opone [y es contraria] a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si hubiéramos recibido una Ley capaz de vivificarnos (impartirnos la misma clase de vida que Dios tiene), ciertamente la justicia (el ser declarados y hechos justos) provendría de la Ley.
22 Pero la Escritura encerró todas las cosas bajo el pecado, para que la promesa (la herencia, las bendiciones) fuese dada (otorgada, concedida) a los creyentes por la fe en Jesucristo (el Ungido).
23 Antes de que llegara la fe, estábamos prisioneros bajo la custodia de la Ley, encerrados en espera de la fe que debía ser revelada (serle quitado el velo, ser develada, ser descubierta, ser dada a conocer).
24 Dicho de otro modo: la Ley mosaica fue nuestro tutor8 (pedagogo, guía, ayo) para conducirnos a Cristo, que vino a hacernos justos delante de Dios por medio de la fe.
25 Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo tutor (pedagogo, guía, ayo), 
26 porque ahora, por la fe en Cristo Jesús (el Ungido), todos nosotros somos hechos hijos de Dios;
27 Porque todos los que fueron bautizados9 en Cristo (el Ungido), de Cristo (el Ungido) se han revestido (vestido).
28 Por consiguiente, al ser todos de Cristo (el Ungido) no cabe ya establecer diferencias entre unos y otros, sean judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres; porque todos somos un solo cuerpo en Cristo Jesús (el Ungido).
29  Y por pertenecer a Cristo (la descendencia y simiente de Abraham), ustedes también son descendientes de Abraham y herederos conforme a la promesa de Dios.

1 La pregunta de Pablo era esta: Cómo se recibe el Espíritu Santo ¿por observar y cumplir con las reglas y rituales de la ley o por el oír y recibir el mensaje de fe acerca de Cristo? ¿Es por obras o por fe? 
2 Deuteronomio 27:26
3 Habacuc 2:4, Romanos 1:17, Hebreos 10:38
4 Levítico 18:5
5 Deuteronomio 21:23
6 La promesa del Espíritu Santo se encuentra en Joel 2:28, donde dice que el Espíritu Santo sería derramado sobre toda carne, es decir, sobre Judíos y Gentiles, lo cual ha ocurrido desde el Día de Pentecostés, tal como Pedro predicó en Hechos 2:16-39
7 Génesis 12:7
8 El término griego aquí es paidagogós, en español, pedagogo. El pedagogo era un esclavo cuya función era encargarse del cuidado general de un niño de entre 6 y 16 años. Estaba encargado de la conducta exterior, la supervisión moral del niño y se encargaba de él cada vez que salía de casa, por ejemplo, cuando iba a la escuela.
9 El Bautismo al que se refiere aquí no es el bautismo en agua, sino el bautismo en el Cuerpo de Cristo de 1 Corintios 12:13



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