En este capítulo Pablo nos habla primeramente de la libertad total que Cristo nos dio, ya que somos libres no debemos volver a estar bajo esclavitud sometiéndonos a la ley.
Luego nos dice que si nos sometemos a la circuncisión, debemos cumplir con toda la ley.
Sigue hablando de la diferencia entre caminar en el Espíritu, es decir caminar en la gracia, y caminar en la carne, es decir, en la ley.
Capítulo 5
1 Para esta libertad es que
Cristo (el Ungido) nos ha liberado por completo. Por eso, manténganse firmes, y
no se dejen sujetar nuevamente bajo el yugo de la esclavitud (servidumbre).
2 Escuchen bien: yo, Pablo, les
digo que si se hacen circuncidar, Cristo
(el Ungido) no les servirá de nada.
3 Les vuelvo a insistir
(testificar, declarar): todos los que se circuncidan, están obligados a
observar íntegramente la Ley [, es decir, están obligados a cumplir todos y
cada uno de los mandatos de la Ley];
4 lo cual significa que, si
tratan de justificarse (ser declarados y hechos justos) por medio de la ley,
separándose (desligándose) así de Cristo (el Ungido), habrán caído de la gracia
(el favor y la buena voluntad) de Dios.
5 Nosotros, en cambio, por obra
la del Espíritu [Santo] y por medio de la fe [no por obras], aguardamos ansiosa
y ardientemente la justicia la cual es [el objetivo de] nuestra esperanza.
6 Porque los que estamos en
Cristo (el Ungido), no tenemos que preocuparnos de si estamos o no
circuncidados [ya que eso no tiene ningún valor]. Lo que a nosotros nos importa
es la fe que actúa (se activa, energiza, expresa y obra) por medio del amor.
7 Ustedes estaban corriendo bien
[y se estaban conduciendo valiente, honorable y adecuadamente]. ¿Quién los
persuadió (convenció, estorbó, impidió y detuvo) para que dejaran de obedecer a
la verdad?
8 Semejante persuasión no
proviene de Aquel (de Dios) que los llamó [a ser de Cristo];
9 [Pero así como] un poco de
levadura fermenta toda la masa [, así también solo se necesita uno para echar a
perder a todos los demás].
10 Yo, por mi parte, confío en el
Señor que no ustedes no se dejarán arrastrar hacia otras ideas (ni optarán por
otro punto de vista). En cuanto a esa persona, quienquiera que sea que los
viene perturbando y confundiendo, tendrá que cargar con su sentencia y recibir
su castigo.
11 Hermanos, si fuera verdad que yo
todavía predico la circuncisión [como algunos han dicho de mí], ¿por qué [los
Judíos] me siguen persiguiendo? Si esa
fuera mi predicación, la cruz no les ofendería tanto1.
12 ¡Ojala se mutilaran2 los que los inquietan y
perturban!
13 Porque ustedes, hermanos, han
sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un
pretexto (ni incentivo) para satisfacer los deseos carnales [ni dar rienda
suelta a sus pasiones], sino más bien, háganse servidores los unos de los
otros, por medio del amor (ágape, la clase de amor que Dios tiene).
14 Porque toda la ley se resume
(y se cumple) en un solo mandamiento (precepto): "Amarás a tu prójimo como
te amas a ti mismo"3.
15 Pero, si se muerden y comen
unos a otros [en lugar de amarse], ¡tengan cuidado de no llegar también a
destruirse (consumirse) mutuamente!
16 Por mi parte les digo: Si
viven (caminan, andan) según el Espíritu [Santo que vive en ustedes], no
satisfacerán los deseos carnales (de la naturaleza pecaminosa).
17 Porque la carne (la naturaleza
pecaminosa) tiene un deseo ardiente constante de suprimir (anular) al Espíritu
[Santo que vive en el espíritu del creyente], y el Espíritu tiene un deseo
ardiente constante de suprimir (anular) a la carne4. Y en esta batalla ambos están
atrincherados en tal actitud de oposición mutua contra el otro, que no podemos
hacer lo que deseamos hacer.
18 Pero si son guiados (dirigidos) por el Espíritu [Santo], ya no están
bajo (sometidos a) la Ley.
19 Ahora bien, las obras (prácticas) de la carne (naturaleza pecaminosa)
son evidentes (bien claras), las cuales son: inmoralidad (adulterio,
fornicación), impureza (inmundicia, concupiscencia), sensualidad (lascivia,
libertinaje sexual),
20 idolatría (adoración a una imagen, ídolo o todo aquello que tome forma
de Dios), hechicería (todo tipo de magia), enemistades, pleitos (pelea, lucha,
contienda), celos, enojos (ira, furor), rivalidades (contenciones), disensiones
(divisiones, sediciones) , sectarismos (herejías, partidismos),
21 envidias (mala voluntad), homicidios (asesinatos), borracheras, orgías
(desenfreno, glotonería) y cosas semejantes, contra las cuales les advierto,
como ya se dije previamente, que los que practican (hacen) esas cosas no
heredarán el reino de Dios.
22 Mas el fruto del Espíritu [Santo, al entrar en el espíritu del creyente
al nacer de nuevo,] es amor (ágape, la clase de amor que Dios tiene), gozo
(alegría), paz, paciencia (aguante, longanimidad), benignidad (ser bueno),
bondad , fidelidad (fe, confianza),
23 mansedumbre (gentileza, humildad), dominio propio (templanza, auto
control); no hay ley que condene estas cosas.
24 Pero los que son de Cristo
Jesús (el Ungido) han crucificado la carne con sus pasiones y deseos
(concupiscencias).
25 Si vivimos por el poder del Espíritu Santo, sigamos la guía (dirección)
del Espíritu [a lo largo de toda nuestra vida],
26 sin dejarnos llevar por ambiciones personales ni deseos de vanagloria,
que siempre terminan en provocaciones, envidias recíprocas y enemistades.
1 Se ha quitado el
tropiezo de la cruz
2 Castrasen, lo que Pablo está diciendo
con ironía es que los judaizantes no solo debían circuncidarse sino ir más
allá, y siguiendo el ejemplo de que practicaban en Galacia los sacerdotes de
Cibeles, castrarse como un ejemplo de su devoción a Dios
3 Levítico 19:18;
Mateo 22:39; Marcos 12:31; Romanos 13:9; Santiago 2:8
4 Esta batalla de
la que habla este pasaje es una lucha interior que se da en el creyente que ha
nacido de nuevo y que tiene el Espíritu Santo en su interior; por eso la lucha
se da entre el espíritu del creyente (que tiene el Espíritu Santo dentro) y su
carne
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