miércoles, 29 de enero de 2020

Nuestras Realidades Espirituales en Cristo - Clase 8


Clase 8
El Espíritu Santo en Nosotros

2 Corintios 6:14-18
14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos,  Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.
17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,  
18 Y seré para vosotros por Padre, vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. 

Dios ya no habita en templos hechos de manos humanas, Dios habita ahora dentro de personas, los creyentes somos ahora el templo de Dios, y Dios habita en nosotros.

Juan 7:37-39
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Jesús a través de su obra redentora permitió que el Espíritu Santo llegase a vivir en nuestras vidas.

Hechos 10:38
38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Jesús mismo durante su ministerio fue ejemplo de un creyente caminando bajo la unción y poder del Espíritu Santo.

Lucas 3:21-22, 4:14
21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.

Jesús no empezó su ministerio hasta ser lleno del Espíritu Santo.

Juan 14:12,15-18
12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.  
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

Jesús dijo que nosotros haríamos incluso mayores obras que las que él hizo, pero que no las haríamos solos sino que el consolador, el Espíritu Santo a estar en nosotros.

Juan 14:26
26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

El Espíritu Santo que vive en nosotros nos enseña todas las cosas y nos hace recordar las cosas que Jesús nos dice.

¿Cuándo es que Jesús nos habla? Cuando pasamos tiempo en la Palabra de Dios y la depositamos en nuestro Espíritu. En ese momento le damos materia prima al Espíritu Santo para que pueda hablarnos.

Juan 15:26
26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.

El consolador es enviado por el Padre y por Jesús para estar con nosotros, es él Espíritu Santo, quien viene para dar testimonio de Jesús.

Hechos 5:1-10
1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad,
2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida,
¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. 
7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido.
8 Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.
9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.

En la historia de Ananías y Safira vemos que Pedro les dice que al mentir al Espíritu Santo, le estaban mintiendo a Dios. Es decir, que el Espíritu Santo es Dios.

Al contrario de lo que los testigos de Jehová dicen, el Espíritu Santo es Dios mismo.

Juan 3:1-7
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

El día que nacimos de nuevo, nacimos del Espíritu de Dios; no fue un volver a nacer como dentro del vientre de nuestra madre, o la reencarnación que piensan las religiones orientales; el nuevo nacimiento es el renacimiento del Espíritu Santo por la obra interior del Espíritu  Santo.

1 Corintios 3:16-17
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

Ese día nos convertimos en el templo del Dios viviente y el Espíritu Santo vino a morar en nosotros.

1 Pedro 2:4-5
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Ahora somos casas espirituales que deben ofrecer sacrificios espirituales a Dios.

1 Juan 4:4
4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

No tenemos que temer ningún ataque del diablo porque el mayor, el Espíritu Santo está morando en nuestro interior.

Romanos 8:9-11
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

Debemos tomar ventaja del mayor que mora en nosotros, apropiarnos de los beneficios que tenemos por su morada en nosotros, y dejar que actúe en nuestras vidas.

martes, 28 de enero de 2020

Nuestras Realidades Espirituales en Cristo - Clase 7


Clase 7
Las Bendiciones de la Promesa

Gálatas 3:6-14
6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. 
10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;
12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Las bendiciones del pacto de Abraham son para los creyentes por medio de la fe en Jesucristo. 

Gálatas 3:15-18

15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.
16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

El pacto fue hecho por la fe y no por la ley; es decir, la herencia del pacto viene para aquellos que somos de la fe.

El pacto con Abraham vino 430 años antes de la ley.

Gálatas 3:19-29
19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.
20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. 
21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.
23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

La ley no fue dada para justificarnos, pues nadie puede cumplirla debido a que exige un cumplimiento total. La ley era como un ayo (paidagogos) que nos lleva a Cristo.

Paidagogos significa “Un guía, un guardián o entrenador de niños; literalmente un líder de niños, un tutor. El paidagogos no era un  instructor de niños, pues, su propósito no era la impartición de conocimiento sino el entrenamiento y la disciplina, así que ejercía una supervisión general sobre el niño, y era responsable de su bienestar moral y físico.”

La ley no es lo que nos justifica sino la promesa que se recibe por medio de la fe en Cristo.

Por ese motivo es que las bendiciones de Abraham las recibimos por medio de la fe en Jesucristo. 

Hebreos 8:6

6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas

Ahora estamos en un mejor pacto porque recibimos la promesa por medio de la fe y no por medio de las obras de la ley; es decir, no es por medio de nuestras acciones que recibimos la promesa, sino por las acciones de otro, es decir de Jesucristo. 

Romanos 4:1-16

1 ¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.
3 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.

Abraham mismo recibió las promesas por medio de la fe y no por  medio de las obras

4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
5 mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.

No podemos esperar justificarnos ante Dios por medio de las obras para alcanzar justicia, porque en ese caso recibiríamos la justicia como un salario por nuestras obras, mas es por fe, para que sea por gracia de Dios.
 
6 Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
7 diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.
8 Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.

Aquí vemos que David también habló de una justificación gratuita, no por las obras que se hagan sino por el favor de Dios.

 9 ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia.

¿Para quién es esta bendición? ¿Para los de la ley, o para los de la fe?

10 ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión.
11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia;

Vemos que Abraham recibió la circuncisión, que es la señal del pacto, como consecuencia de la fe que tuvo cuando era incircunciso.

12 y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.

Y vemos que Abraham no solo es padre de los judíos, que son os que se circuncidan según la carne, sino también padre de los que seguimos sus pisadas de fe, es decir de aquellos que hemos creído en el Señor Jesucristo.

13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.

La promesa que recibió Abraham de ser heredero del mundo no vino por medio de la ley sino por medio de la fe.

14 Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.
15 Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.

Si la ley nos diese la promesa, tendríamos que ganarla por medio de nuestras buenas acciones y la fe de nada valdría.

16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.

 

La promesa es por medio de la fe para que pueda ser firme para los que somos de la fe de Abraham; y por ser hijos de Abraham podemos decir: “Las bendiciones de Abraham son mías.”

Bendiciones de Abraham 
1. Abraham Recibió la promesa de Heredar el Mundo

Romanos 4:13
13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.

Abraham recibió la promesa de heredar el mundo.

2. No Tuvo Enfermedad

Génesis 25:7-8
7 Y estos fueron los días que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años.
8 Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.

No hay ningún registro de que Abraham tuviese alguna enfermedad, es mas, el vivió hasta los 175 años, en buena vejez (sin enfermedad) y lleno de días.

3. Dejó la Familia del Diablo para entrar a la Familia de Dios
Génesis 12:1-3
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Dios lo sacó de una tierra de idolatría a ser el pueblo de Dios.

Génesis 17:7
7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.

A través del pacto Dios se convierte en el Dios de Abraham y el de su descendencia.

4. Nunca le Faltó Dinero
Génesis 13:2
2 Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.

Abraham era riquísimo en todo lo que tenía.
Génesis 14:21-23
21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes.
22 Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,
23 que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram.

Abraham tenía  la oportunidad de quedarse con todos los bienes que recuperó, pero él decidió poner su confianza en el Dios que lo enriquecía y rechazó lo que le ofrecieron.

Génesis 25:10,34,35,53
10 Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.
34 Entonces dijo: Yo soy criado de Abraham.
35 Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos.
53 Y sacó el criado alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre.

Dios engrandeció a Abraham de tal manera que cuando mandó buscar esposa para su hijo pudo mandar a su siervo con 10 camellos llenos de regalos escogidos, alhajas de plata y oro y vestidos.

Nunca le faltó ningún bien a Abraham.

5. Dios se Convirtió en el Protector de Abraham

Génesis 12:3
3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Génesis 15:11
Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.

A través del pacto, Dios se convierte en el protector de Abraham.

6. Dios Hizo un Pacto Perpetuo con Abraham

Génesis 17:7
7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.

Dios estableció un pacto perpetuo con Abraham.

Salmo 89:34
34 No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.

Dios nunca olvidará el pacto que hizo con Abraham.

7. Las Bendiciones de Abraham son para su descendencia

Génesis 13:15-16
15 Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.
16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.

Génesis 15:5-6
5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Abraham tuvo dos descendencias: la descendencia que es como el polvo de la que es el pueblo de Israel y la descendencia que es como las estrellas del cielo que son los creyentes.

Génesis 17:7-8
7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.
8 Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.

Las bendiciones de Abraham son tanto para el pueblo de Israel como para nosotros los creyentes, los cuales somos los hijos de Abraham por medio de la fe. Por eso podemos decir: “Las bendiciones de Abraham son mías”.



sábado, 25 de enero de 2020

Nuestras Realidades Espirituales en Cristo - Clase 6


Clase 6
Lo que Jesucristo Hace Hoy por Nosotros


Filipenses 2:8-11
8 Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Debido a su muerte y resurrección Jesús recibió toda la autoridad.

Hebreos 1:3
3 El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

Luego de sentarse a la diestra de Dios, Jesús termino con su ministerio terrenal pero empezó su ministerio celestial a nuestro favor.

Jesús, Nuestro Sumo Sacerdote

Hebreos 4:14-16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión (confesión).
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Jesús es llamado “un gran sumo sacerdote”.

El Sumo Sacerdote (Archiereus), era el grado mas alto de la religión judía. Era la persona que Dios había designado para entrar al Lugar Santísimo y presentar la sangre del cordero que se sacrificaba cada año para cubrir los pecados del pueblo.

El Sumo Sacerdote, como su nombre lo indica era el principal de los sacerdotes (palabra que significa: “uno que ofrece sacrificios y que está a cargo de las cosas que pertenecen a ellos.”

Hebreos 8:1-7
1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.
3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.
4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

En este pasaje vemos la diferencia entre el sacerdocio levítico y el sacerdocio de Jesús.

Dios estableció el sacerdocio levítico para poder presentar ofrendas y sacrificios conforme a la ley; incluyendo el sacrificio por los pecados del pueblo.

Hebreos 9:11, 12, 24-26
11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
                              
HEBREOS 9:24-26
24  Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;
25  y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.
26  De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.

En el sacerdocio levítico se presentaba la sangre de animales para cubrir los pecados del pueblo durante un año; pero en el sacerdocio de Jesús, él mismo ofreció su sangre en sacrificio por nuestros pecados para darnos eterna redención.

JUAN 20:11,15-17
11  Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras?  ¿A quién buscas?  Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
16  Jesús le dijo: ¡María!  Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
17  Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

Cuando Jesús le dijo a María “no me toques”; El estaba dirigiéndose al Lugar Santísimo celestial para entrar y presentar su sangre como la ofrenda o sacrificio eterno por nuestros pecados.

HEBREOS 2:14-17
14  Así que, por cuanto los hijos  participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
15 y librar a todos las que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
16  Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
17  Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

Aquí la palabra expiar, es en realidad hacer propiciación (Hilaskomai); que significa: “Hacer a los dioses propicios, aplacar la ira, algo que en su actitud natural no ha sido concebido como una buena voluntad, sino algo que debía ser ganado.”

Notemos que no es Dios quien necesita reconciliarse con el hombre, sino el hombre con Dios. Y esto lo hace solamente el que se acerca a Él por medio de la fe en el sacrificio propiciatorio de Cristo.

Las demandas de justicia de Dios debían ser satisfechas. Fue necesario que Cristo, como Sumo Sacerdote, hiciera propiciación (aplacar la ira de Dios mediante un sacrificio) por los pecados del pueblo; El tuvo que llevar su sangre al Lugar Santísimo celestial y sellar con ella el documento de nuestra redención.
  
A través del sacrificio propiciatorio de Cristo, la persona que cree en el, es liberado de la ira que justamente se merece por quebrar voluntad de Dios.

Este es un ministerio que no tiene que repetir: El no entra al Lugar Santísimo año tras año como lo hacían los sumos sacerdotes; El entró una vez, y para siempre para obtener eterna redención para nosotros. Su sangre es la garantía de nuestra redención.

Esto es lo que El estaba encaminado a hacer cuando María lo vio y El le dijo: "No me toques". Cuando los discípulos lo vieron un poco más tarde, El ya se había encargado de nuestra redención, ya que les dijo: "Ahora, pueden tocarme".

Luego, cuando Cristo ascendió al cielo y se sentó a la diestra del Padre, El comenzó otro ministerio, un ministerio sumo sacerdotal ininterrumpido como nuestro Abogado, Mediador, Intercesor y Pastor.

HEBREOS 9:28
28  Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Faltaba que se tomara acción con respecto a la naturaleza en el hombre que lo hacía pecar - aquella naturaleza en el hombre que lo hacía mentir, robar y romper la ley.  Jesús trató con esa naturaleza de pecado bajo el Nuevo Pacto; El quitó esa naturaleza por medio del sacrificio de sí mismo.

Notemos que la escritura no dice "pecados"; pecados son hechos o acciones que están mal.  Dice "pecado", refiriéndose a la naturaleza de pecado del hombre - la que lo indujo a hacer lo que hacía.
  
Cristo no solamente llevó nuestros pecados (nuestros hechos y acciones de maldad),  El llevó nuestro pecado (la naturaleza de pecado del hombre).
  
No nos hubiera ningún bien que Cristo llevase únicamente nuestros pecados - aún tendríamos la vieja naturaleza de pecado, y no podríamos dejar de actuar mal, seríamos la misma clase de criatura que siempre habíamos sido. Pero, Jesús hizo algo con esa naturaleza de pecado que nos inducía a pecar al quitar el pecado por medio del sacrificio de sí mismo; y lo hizo una vez para siempre.
  
Hebreos 8:6
6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

Nosotros tenemos un mejor pacto bajo esta dispensación del Espíritu Santo; Por medio del nuevo nacimiento, que experimentamos, Cristo quitó nuestra vieja naturaleza de pecado y nos dio la vida y naturaleza de Dios. 

Hay un aspecto más en su sacerdocio.

Hebreos 3:1
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión.

Hebreos 13:1 (Biblia del Pueblo de Dios)
1 Por lo tanto, hermanos, ustedes que han sido santificados y participan de un mismo llamado celestial, piensen en Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que profesamos.

Hebreos 3:1 (Biblia EUNSA)
1 Por tanto, hermanos santos que sois partícipes de una vocación celestial, fijad vuestra atención en Jesús, Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que confesamos.

Hebreos 3:1 (Reina Valera Actualizada)
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión.

Aquí la palabra profesión es homología que significa confesión.

Es decir, Jesús es el sumo sacerdote de nuestra confesión.

Cuando nosotros hacemos una confesión de fe, Jesús se encarga de ir al Padre y se lo dice para que actúe a nuestro favor.

Hebreos 4:14
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

Hebreos 4:14 (Reina Valera Actualizada)
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión.

Debemos mantenernos firmes con lo que estamos declarando porque Jesús está a nuestro favor encargándose de que ocurra.

Jesucristo, nuestro Abogado

1 Juan 1:9,10; 2:1,2
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
2 Y él es la propiciación por nuestro pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.          

La palabra “abogado” es “parakletos” en griego, y significa literalmente “uno que está llamado para estar al lado”; por ejemplo, para ayudar. Es principalmente un adjetivo verbal que sugiere la capacidad y adaptabilidad para dar ayuda. Era usada en las cortes de justicia para nombrar a los asistentes legales, consejeros de la defensa y abogados; de ahí alguien que defiende la causa de otro, como un intercesor o abogado.

Cuando el creyente es tentado y Satanás gana ventaja sobre él, el creyente puede reclamar la promesa de 1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad".
  
Este verso se le cita frecuentemente a los pecadores para decirles que confiesen sus pecados; pero, Dios no ha dicho que lo hagan; seria imposible para un pecador confesar cada cosa mala que ha hecho, porque toda su vida ha hecho mal. Pero, este verso fue escrito a cristianos.
  
Juan escribe: "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo".
  
Este verso nunca tuvo la intención de animar a las personas a pecar, sino mostrarnos la provisión de Dios para el pecado. El Espíritu de Dios nos ayudará a vencer el pecado, en vez de animarnos a practicarlo. Después de todo, Juan dijo: "Estas cosas os escribo para que no pequéis".
  
Un día el Pastor John Osteen estaba predicando en su iglesia y dijo: “Yo peco todo lo que quiero.” La iglesia se quedo muda, pensando que pastor tan pecador tenían, pero él les explico: “Yo peco todo lo que quiero porque no quiero pecar.

En primer lugar, si un hombre es nacido de nuevo - si conoce a  Dios - él no quiere obrar mal. (Pero, a menudo, el diablo lo tienta a través de su carne y lo vence porque no es fuerte espiritualmente).

Pablo dijo: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado"  (Gálatas 6:1).

Si fuera tan solo una falta de lo que Pablo estaba hablando, todos nosotros necesitaríamos restauración y no quedaría ninguna persona espiritual para ser la que restaure; todos tenemos faltas. El griego dice; "Si algún hombre de entre ustedes fuere sorprendido siendo tropiezo, o en pecado, ustedes que son espirituales restáurenle con espíritu de mansedumbre".  

Si pecamos, perdemos la conciencia de justicia y no podemos entrar a la presencia de Dios. Justicia significa tener una relación correcta con Dios; Justicia significa la habilidad de estar en la presencia de Dios sin complejo de inferioridad, sin conciencia de pecado.
  
Si usted ha pecado o fallado, no puede estar en la presencia de Dios sin conciencia de pecado; pero hay uno que puede entrar en favor suyo, Jesucristo el justo. El es la propiciación (el substituto) por nuestros pecados; y no solamente por nuestros pecados, sino por los de todo el mundo.
  
Como nuestro Abogado, Jesús nos restituye la conciencia de justicia que habíamos perdido, pues El dijo: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados"; pero, El hace más que tan solo perdonar nuestros pecados: El nos limpia de toda maldad; El nos limpia de esa conciencia de pecado o complejo de inferioridad espiritual que nos detenía de ir a Dios.

Hebreos 4:14-16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
  
La misericordia y la gracia siempre están disponibles para nosotros cuando rompemos la ley de Dios; todo lo que necesitamos hacer es acudir a Cristo, nuestro Abogado.

Jesucristo, nuestro Intercesor

Hebreos 4:14-16 (Reina Valera Actualizada)                      
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues él fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.

1 Timoteo 2:5
5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

El ministerio de Jesús como Sumo Sacerdote no terminó  cuando el presentó su sangre en el Lugar Santísimo celestial; sino que además tiene otras tareas que cumplir como nuestro mediador entre Dios y el hombre.
   
Juan 14:6
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

El es el Sumo Sacerdote mediador entre Dios y el hombre; ningún hombre puede llegar al Padre sino por medio de Cristo.

Hechos 4:12
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 

Solo por medio de Jesús podemos entrar a la presencia del Padre sin condenación.
  
La iglesia primitiva era llamada "El Camino". Miremos algunas escrituras que se encuentran en los Hechos de los Apóstoles.

Hechos 9:2
2  Y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de ESTE CAMINO, los trajese presos a Jerusalén.

Esta escritura se refiere a Saulo de Tarso, quien tenía en su poder cartas de las autoridades dándole la potestad de arrestar cualquier persona que encontrase que fuera miembro "del Camino".
  
Hechos 19: 9
9  Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo EL CAMINO delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.

Otra traducción dice: "Cuando algunos se endurecieron y fueron desobedientes, hablando mal del Camino".

Hechos 19:23
23  Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca DEL CAMINO.

Hechos 24:14
14  Pero esto te confieso, que según EL CAMINO que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas.

Hechos 24:22
22  Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de ESTE CAMINO, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto.
                                  
Hechos 16:17
17  Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian EL CAMINO de salvación.
                                     
Aún el diablo llamaba a la iglesia “el camino”.
  
Entonces, Cristo no solamente es el Señor Sumo Sacerdote; El también es el Mediador - el único camino por el cual el pecador puede llegar a Dios.
  
En el momento en que una persona acepta a Cristo, ¡Jesús llega a ser su Intercesor sumo sacerdotal!  La Biblia nos dice que El vive siempre para interceder por los creyentes:
   
Hebreos 7:25
25 Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, VIVIENDO SIEMPRE PARA INTERCEDER POR ELLOS.
                                  
Isaias 53:12
12 . . . derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
                                     
Romanos 8:34
34  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, EL QUE TAMBIEN INTERCEDE POR NOSOTROS.

Jesús nunca sale de vacaciones, ni deja sus deberes; el siempre está intercediendo (enteuchano ) por nosotros ante el Padre..
  
Enteuchano es un término técnico para acercarse a un rey, buscando su presencia y atención en favor de otros.

Jesús está a la diestra de Dios, donde vive siempre para interceder por nosotros buscando la atención de Dios en favor nuestro.

Cuando venimos por medio de Cristo, tenemos la garantía de obtener la atención de Dios. No podemos acercarnos a El de ninguna otra forma, a menos que lo hagamos a través de su Hijo.

Sin embargo, muchas personas pretenden que Dios escuche y conteste sus oraciones basados en otras cosas; esto no es para decir que no creo en buenas obras - sí creo en ellas.  Creo en vivir correctamente, pero Dios no va a escuchar y a contestar sus  oraciones basado en sus buenas obras, aunque, sí lo recompensará por ellas.

Muchos creyentes piensan que Dios debe sanarlos a causa de sus buenas obras, que El está bajo la obligación de hacer algo por ellos; sin embargo, si pudiéramos venir a Dios a través de nuestras buenas obras, no habría ninguna necesidad de que Jesús desempeñe Su ministerio de Intercesor.  El vive siempre para interceder por nosotros, buscando a Dios a favor nuestro, y nosotros necesitamos venir a Dios por medio de El. 

Una mujer le dijo a un pastor: "Pastor, usted sabe que en esta iglesia no hay un cristiano mejor que mi madre". Y el pastor asintió.
  
Ella continuó: "Todo el resto de la familia también son cristianos fieles; con todo, no sé si alguno en mi familia ha sido sanado alguna vez, siempre terminamos yendo al hospital o siendo operados, o simplemente muriendo.
  
"La familia de mi esposo es una historia diferente; ellos asisten a la iglesia, pero no parecen servir a Dios de todo corazón, sin embargo, no sé si alguno de ellos ha dejado de ser sanado,  ni siquiera el más infiel de todos. ¿Puede usted decirme por qué?"
  
El pastor le dijo:"Yo no conozco la familia de tu esposo, pero de acuerdo con lo que la Palabra de Dios enseña, ellos  deben ser son prontos para arrepentirse, perdonar y creer a Dios"
  
Ella exclamó: "¡Si!, está en lo correcto.  No creo jamás haber visto gente que se arrepienta mas rápidamente que ellos; nunca guardan rencor contra nadie. Mi familia, es siempre todo lo contrario: tardos para arrepentirse, tardos para perdonar, y les llevaría la eternidad creer en algo."
  
Ella dio justo en el corazón del problema y diagnosticó su propio caso. Cuando su familia vio que estaban equivocados, fueron tardos para admitirlo.
  
Hebreos 7:25
25  Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

La palabra salvar (sozo) significa sencillamente liberar del mal temporal.

Esto explica como este familia era sanada aun cuando estaban en comunión íntima con el Señor.  (Por supuesto, Dios no sana a la gente porque ellos sean unos malos cristianos; El los sana porque ellos vienen a El en la forma correcta).

Jesús está orando por ellos, El vive siempre para interceder, y puede sanar perpetuamente a los que por El se acercan a Dios.  Usted no puede llegar al Padre de ninguna otra manera.
  
Jesús es el Camino: para ser salvo, para ser restaurado, para sanidad, para recibir el bautismo en el Espíritu Santo, para tener las necesidades materiales suplidas, y para recibir respuestas a las oraciones.
  
Podemos venir al Padre en el nombre de Jesús.

Jesucristo, nuestro Pastor

Salmo 23:1
1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.   

Juan l0:14
14 Yo soy el buen pastor

El Salmo 22 contiene una profecía de la muerte de Jesús; el Salmo 23 es una profecía de El como el Buen Pastor.  En el Salmo 24 tenemos una profecía con relación al hecho de que Jesús es el Rey de Reyes y Señor de Señores que ha de venir.

Ahora mismo, estamos viviendo en el Salmo 23, nos pertenece, es más que tan solo un hermoso pasaje de la escritura. David estaba profetizando cuando dijo: "Jehová es mi Pastor; nada me faltará". 

COLOSENSES 1:18
18  y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.

El es la Cabeza de todo principado y potestad, El es mi Señor resucitado, sentado a la diestra de la Majestad en las alturas.

Eso significa que usted como cristiano es un vencedor absoluto; eso significa que pobreza, escasez, y necesidad son cosa del pasado.

Filipenses 4:19
19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús

Nuestro Padre celestial conoce nuestras necesidades, Jesús lo demostró cuando estuvo en la tierra; El alimentó la multitud, le dio a los discípulos una gran pesca de peces, convirtió el agua en vino, sanó a los enfermos, y suplió cada necesidad del hombre.

Ese es mi Señor, mi Señor Pastor; puedo decir: "¡El Señor es mi Pastor, nada me falta; no me falta sanidad, no me falta salud, no me falta fortaleza, no me falta poder, no me falta habilidad, no me falta dinero, no me falta nada!  ¡El Señor es mi Pastor, nada me  falta!"

Yo puedo decirlo ante la aparente necesidad, puedo decirlo ante la aparente derrota, porque estoy andando por fe, no por vista; la Biblia dijo que nosotros andamos por fe y no por vista (2 Corintios 5:7).  Mi vista puede decirme que no es así, pero si voy a agradar a Dios, voy a tener que aprender a andar por fe y a pensar los pensamientos de Dios.

Isaías 55:9
9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Los pensamientos que Dios tiene de nosotros son mayores que cualquier pensamiento que podamos tener. No debemos pensar en el reino de lo natural sino como Dios.

Además debemos actuar como Dios, somos sus hijos y debemos participar de la naturaleza de nuestro Padre. 

Pero cuando pensamos naturalmente, sus acciones serán en lo natural.

Tal como confiamos en Cristo como nuestro Mediador, nuestro Intercesor, nuestro Abogado ante el Padre celestial, también debemos confiar en El como nuestro Pastor, nuestro Sustentador, el Proveedor para nuestras necesidades y el Dador de vida y vida en abundancia.

El ministerio sumo sacerdotal de Jesús suple cada necesidad del creyente desde el momento en que él nace de nuevo hasta cuando es introducido a la presencia de Dios al fin de su vida.

Cristo nos ha comisionado para ir y decirle a otros de las provisiones que El ha hecho para ellos, para que entren en esta vida abundante: para conocer a Cristo como Salvador, Mediador, Intercesor, Abogado y Pastor; el mundo no puede saberlo si permanecemos callados.

Cristo quiere que le digamos al pecador que ya fue librado, que Cristo tomó la naturaleza pecadora del hombre; Cristo quiere que le digamos que ya no le está reteniendo sus pecados.

En 2 Corintios 5:17-19 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”

La palabra "cuenta" es un término contable; otra traducción del verso anterior dice: "El no está llevando la cuenta o reteniendo contra los hombres sus pecados". Algunos podrían decir: "Bueno, si Cristo no está reteniendo contra los hombres sus pecados, ellos serán salvos automáticamente".

No, la razón por la cual los hombres deben ser salvos es que todos somos nacidos en pecado y debemos nacer de nuevo en Cristo; Cristo no está interesado en retener contra el hombre sus pecados, Cristo está interesado en atraer al hombre a Sí mismo.

El verso 19 en la Biblia Amplificada dice: “Dios estaba (presente personalmente) en Cristo, reconciliando y restaurando el mundo a favor consigo mismo, no llevando la cuenta ni reteniendo [contra los hombres] sus pecados [sino anulándolos]; y encargándonos el mensaje de reconciliación, de restauración a favor de él.

El pecador no necesita pensar que Dios está enojado con él o que Dios está contra él; El pecado que envía a un hombre al infierno no es una acción o un hecho tal como mentir, robar o defraudar, ¡es el rechazar al Señor Jesucristo!

Dios ya proveyó la salvación para todos los hombres, solo recibamos a Jesús y disfrutemos de ella.