Clase 8
2 Corintios
6:14-18
14 No os unáis
en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia
con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
15 ¿Y qué
concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
16 ¿Y qué
acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el
templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.
17 Por lo cual,
Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo;
Y yo os recibiré,
18 Y seré para
vosotros por Padre, vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso.
Dios ya no habita
en templos hechos de manos humanas, Dios habita ahora dentro de personas, los
creyentes somos ahora el templo de Dios, y Dios habita en nosotros.
Juan 7:37-39
37 En el último
y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree
en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del
Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido
el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
Jesús a través
de su obra redentora permitió que el Espíritu Santo llegase a vivir en nuestras
vidas.
Hechos 10:38
38 cómo Dios
ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él.
Jesús mismo
durante su ministerio fue ejemplo de un creyente caminando bajo la unción y
poder del Espíritu Santo.
Lucas 3:21-22,
4:14
21 Aconteció que
cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el
cielo se abrió,
22 y descendió
el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del
cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
14 Y Jesús
volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la
tierra de alrededor.
Jesús no empezó
su ministerio hasta ser lleno del Espíritu Santo.
Juan 14:12,15-18
12 De cierto, de
cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también;
y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
15 Si me amáis,
guardad mis mandamientos.
16 Y yo rogaré
al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
17 el Espíritu
de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Jesús dijo que
nosotros haríamos incluso mayores obras que las que él hizo, pero que no las
haríamos solos sino que el consolador, el Espíritu Santo a estar en nosotros.
Juan 14:26
26 Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
El Espíritu
Santo que vive en nosotros nos enseña todas las cosas y nos hace recordar las
cosas que Jesús nos dice.
¿Cuándo es que
Jesús nos habla? Cuando pasamos tiempo en la Palabra de Dios y la depositamos
en nuestro Espíritu. En ese momento le damos materia prima al Espíritu Santo para
que pueda hablarnos.
Juan 15:26
26 Pero cuando
venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el
cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
El consolador es
enviado por el Padre y por Jesús para estar con nosotros, es él Espíritu Santo,
quien viene para dar testimonio de Jesús.
Hechos 5:1-10
1 Pero cierto
hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad,
2 y sustrajo del
precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los
pies de los apóstoles.
3 Y dijo Pedro:
Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu
Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
4 Reteniéndola,
¿no se te quedaba a ti? y vendida,
¿no estaba en tu
poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino
a Dios.
5 Al oír Ananías
estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo
oyeron.
6 Y levantándose
los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
7 Pasado un
lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había
acontecido.
8 Entonces Pedro
le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.
9 Y Pedro le
dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la
puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
10 Al instante
ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la
hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.
En la historia
de Ananías y Safira vemos que Pedro les dice que al mentir al Espíritu Santo,
le estaban mintiendo a Dios. Es decir, que el Espíritu Santo es Dios.
Al contrario de
lo que los testigos de Jehová dicen, el Espíritu Santo es Dios mismo.
Juan 3:1-7
1 Había un
hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a
Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro;
porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió
Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le
dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda
vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es
nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7 No te
maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
El día que
nacimos de nuevo, nacimos del Espíritu de Dios; no fue un volver a nacer como
dentro del vientre de nuestra madre, o la reencarnación que piensan las
religiones orientales; el nuevo nacimiento es el renacimiento del Espíritu
Santo por la obra interior del Espíritu
Santo.
1 Corintios
3:16-17
16 ¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
17 Si alguno
destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios,
el cual sois vosotros, santo es.
Ese día nos
convertimos en el templo del Dios viviente y el Espíritu Santo vino a morar en
nosotros.
1 Pedro 2:4-5
4 Acercándoos a
él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida
y preciosa,
5 vosotros
también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo.
Ahora somos
casas espirituales que deben ofrecer sacrificios espirituales a Dios.
1 Juan 4:4
4 Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en
vosotros, que el que está en el mundo.
No tenemos que
temer ningún ataque del diablo porque el mayor, el Espíritu Santo está morando
en nuestro interior.
Romanos 8:9-11
9 Mas vosotros
no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10 Pero si
Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia.
11 Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Debemos tomar
ventaja del mayor que mora en nosotros, apropiarnos de los beneficios que tenemos
por su morada en nosotros, y dejar que actúe en nuestras vidas.
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