jueves, 2 de enero de 2020

Nuestras Realidades Espirituales en Cristo - Clase 1


Capítulo 1
La Integridad de 
la Palabra de Dios

Hechos 20:32
32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

Hechos 20:32 (Nuevo Testamento de Arcas y Fernández)
32 Ahora os encomiendo a Dios y a su mensaje de amor; un mensaje que tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida.

Hechos 20:32 (Biblia Latinoamericana)
32 Ahora los encomiendo a Dios y a su Palabra portadora de su gracia, que tiene eficacia para edificar sus personas y entregarles la herencia junto a todos los santos.

Hechos 20:32 (Biblia del Pueblo de Dios)
32 Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido santificados.

La Palabra de Dios tiene poder para sobreedificarnos y darnos herencia junto con los santificados, es decir con todos los creyentes.

La palabra griega que se usa para sobreedificar es epoikodomeo que según Vine significa construir sobre, sobreedificar, edificar encima (epi, sobre).

Esta palabra es la suma de otras tres: epi que significa encima o sobre; oikos que significa una casa; y, domo, una edificación. De ahí podemos ver que epoikodomeo significa construir una casa sobre una edificación.

La Biblia del Pueblo de Dios  nos da la idea más clara cuando dice “construir el edificio”.

Las bases ya fueron colocadas ahora solo debemos construir encima. 

1 Corintios 3:10-15

10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

Jesucristo es la base o fundamento sobre el cual debemos pararnos, pero nuestra responsabilidad es edificar encima de Él. 

1 Pedro 2:1-5

1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Nosotros somos una casa espiritual que debe ser edificada o construida, no es algo que dependa de Dios, sino que es algo que depende de nosotros.

La palabra griega que se usa para desear es epipotheo que significa tener un deseo muy intenso, un deseo muy ardiente.

Es como el deseo de un joven que se enamora por primera vez no puede esperar la hora para poder ver a su amada.

La palabra para crecer es auxano que significa crecimiento, incremento, aumento.

Y salvación es soteria que nos habla de todas las bendiciones concedidas a los hombres en Cristo a través del Espíritu. Es la liberación, preservación y protección del peligro y mal material y temporal.

De ahí podemos ver que si queremos recibir todas las bendiciones de Dios debemos desear ardientemente y meternos a fondo en la Palabra de Dios.

La única manera de crecer y sobreedificarnos es depositar la Palabra de Dios en nuestro interior.

2 Pedro 1:3-4

3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,
4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

2 Pedro 1:3-4 (Nueva Versión Internacional)
3 Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda.
4 Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.

Dios nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, todo lo necesario para vivir como Él manda, y todas ellas las encerró en su Palabra.

Esto significa que al pasar tiempo en su Palabra creceremos hasta alcanzar todas las bendiciones que Dios nos dio. 

Efesios 1:3

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.

Este verso nos dice que todas las promesas y bendiciones de Dios son legalmente nuestras.

Hay dos aspectos de la Palabra de Dios en nuestras vidas:

El aspecto legal y el aspecto vital de la Palabra de Dios en Nuestras Vidas

El aspecto legal nos dice que todas las bendiciones y promesas de Dios son legalmente nuestras.

El aspecto vital nos habla de poder experimentar en nuestras vidas lo que legalmente nos pertenece.

El hecho de que las promesas de la Palabra nos pertenezcan legalmente no significa que las experimentemos en nuestras vidas. 

Como vimos en Hechos 20:32: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.” Es decir, la Palabra tiene poder para sobreedificarnos pero somos nosotros los que debemos hacer algo. 

Para poder experimentar las promesas de Dios en nuestras vidas debemos entender que confiabilidad, respaldo y autoridad tiene la Palabra.

Lo primero que debemos entender es que Jesús y su Palabra son uno. 

Juan 1:1,14

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

En este pasaje la palabra verbo es logos que significa: palabra.

La Palabra hecha carne es un titulo del Hijo de Dios, el cumplimiento del título logos, es la manifestación personal de toda la deidad, no solo una parte de la naturaleza divina. 

1 Juan 1:1

1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida.   

Aquí Jesús es llamado el logos de vida.

Entonces podemos ver que Jesús es la Palabra de Dios. Por eso, el lugar que le damos a la Palabra de Dios en nuestras vidas es el lugar que le damos a Dios en nuestras vidas.

Lo segundo que debemos entender es que el poder de Dios está encerrado en su Palabra.

Hebreos 1:1-3
1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

Aquí palabra es rhema, que define Vine: “El significado de rhema a diferencia de logos esta ejemplificado en la orden de “tomar la espada del espíritu que es la Palabra de Dios,” que está en Efesios 6:17, la referencia aquí no es a toda la Biblia en conjunto (como en logos). sino a las porciones individuales de la Escritura que el Espíritu nos hace recordar en tiempo de necesidad, siendo el requisito previo el almacenar regularmente la Escritura en nuestra mente.”

Logos nos muestra lo que la Palabra es en esencia, rhema lo que la Palabra puede hacer por nosotros.

El poder que hay en la Palabra se desata a través del rhema.

Lo tercero que debemos entender es que la Palabra es verdad.

Juan 17:17
17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

El logos de Dios es la verdad de Dios. 

Números 23:19

19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?

Si Dios dijo algo en Su Palabra, es un hecho que va ha suceder.

Lo cuarto que debemos entender es que la Palabra de Dios no cambia.

En Mateo 24:35, Marcos 13:31 y Lucas 21:33  dicen lo mismo:

Mateo 24:35
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

El logos de Dios nunca cambia. 

Santiago 1:16-17

16 Amados hermanos míos, no erréis.
17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

Dios no cambia, ni varía ni se muda, Él siempre es el mismo. 

Hebreos 13:8

8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Jesucristo, la Palabra viva, no ha cambiado, por tanto la Palabra de Dios sigue vigente hoy.

Lo quinto que debemos entender es que la Palabra trae las cosas de Dios al mundo natural.

Hebreos 11:3
3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

Hebreos 11:3 (Biblia del Pueblo de Dios)
3 Por la fe, comprendemos que la Palabra de Dios formó el mundo, de manera que lo visible proviene de lo invisible.

Hebreos 11:3 (Biblia Castilian 2003)
3 Por la fe sabemos que los mundos y los tiempos fueron organizados por la palabra de Dios, de suerte que de lo invisible surgiera lo visible.

Hebreos 11:3 (The Message)
3 Por la fe podemos ver que el mundo fue llamado a existencia por la palabra de Dios, lo que vemos fue creado por lo que no vemos.

Este verso que vemos es bien claro, el mundo y todo lo que conocemos fue formado por la Palabra de Dios, creando las cosas que se ven de las que no se veían.

Dios llamó al mundo a la existencia con sus palabras tal como vemos en Génesis.

Génesis 1:1-3
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz.

Si vemos todo el capítulo 1 de Génesis veremos que Dios habló 7 veces para hacer su creación y cada vez que Él habló fue formado algo.

Su Palabra tiene poder creador.

Lo sexto que debemos entender es que la Palabra de Dios tiene poder para reproducirse en nosotros.

La parábola del sembrador es una muestra clara de cómo la Palabra de Dios puede llegar a reproducirse en nosotros.

Lucas 8:11
11 Esta es, pues, a parábola: La semilla es la palabra de Dios.

Mateo 13:19
19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.

Veamos ahora como es que esa semilla de la Palabra crece en nuestro corazón.

Marcos 4:26-29
26  Decía además: Así es el reino de Dios,  como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
27  y duerme y se levanta,  de noche y de día,  y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
28  Porque de suyo lleva fruto la tierra,  primero hierba,  luego espiga,  después grano lleno en la espiga;
29  y cuando el fruto está maduro,  en seguida se mete la hoz,  porque la siega ha llegado.

La Palabra tiene poder para reproducirse en nosotros y dar fruto.

Le sétimo que debemos entender es que para que la Palabra se vuelva real en nosotros debemos vivirla.

Nosotros no podemos llegar a vivirla si es que no la conocemos.

Juan 8:31-32
31  Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,  seréis verdaderamente mis discípulos;
32  y conoceréis la verdad,  y la verdad os hará libres.

Para poder ser verdaderos discípulos de Jesús debemos conocer y permanecer en Su Palabra.

Santiago 1:21-25
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

Este pasaje es bien claro; no solo debemos recibir la Palabra sino que debemos convertirnos en hacedores de ella; debemos vivirla para que se vuelva una realidad en nosotros.

Josué 1:7-9
7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Esta orden que Dios le dio a Josué sigue vigente para nosotros; debemos oír la Palabra, guardarla y hacerla, solo así la haremos una realidad en nuestra vida y producirá el fruto deseado.

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