sábado, 25 de enero de 2020

Nuestras Realidades Espirituales en Cristo - Clase 6


Clase 6
Lo que Jesucristo Hace Hoy por Nosotros


Filipenses 2:8-11
8 Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Debido a su muerte y resurrección Jesús recibió toda la autoridad.

Hebreos 1:3
3 El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

Luego de sentarse a la diestra de Dios, Jesús termino con su ministerio terrenal pero empezó su ministerio celestial a nuestro favor.

Jesús, Nuestro Sumo Sacerdote

Hebreos 4:14-16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión (confesión).
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Jesús es llamado “un gran sumo sacerdote”.

El Sumo Sacerdote (Archiereus), era el grado mas alto de la religión judía. Era la persona que Dios había designado para entrar al Lugar Santísimo y presentar la sangre del cordero que se sacrificaba cada año para cubrir los pecados del pueblo.

El Sumo Sacerdote, como su nombre lo indica era el principal de los sacerdotes (palabra que significa: “uno que ofrece sacrificios y que está a cargo de las cosas que pertenecen a ellos.”

Hebreos 8:1-7
1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.
3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.
4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

En este pasaje vemos la diferencia entre el sacerdocio levítico y el sacerdocio de Jesús.

Dios estableció el sacerdocio levítico para poder presentar ofrendas y sacrificios conforme a la ley; incluyendo el sacrificio por los pecados del pueblo.

Hebreos 9:11, 12, 24-26
11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
                              
HEBREOS 9:24-26
24  Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;
25  y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.
26  De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.

En el sacerdocio levítico se presentaba la sangre de animales para cubrir los pecados del pueblo durante un año; pero en el sacerdocio de Jesús, él mismo ofreció su sangre en sacrificio por nuestros pecados para darnos eterna redención.

JUAN 20:11,15-17
11  Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras?  ¿A quién buscas?  Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
16  Jesús le dijo: ¡María!  Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
17  Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

Cuando Jesús le dijo a María “no me toques”; El estaba dirigiéndose al Lugar Santísimo celestial para entrar y presentar su sangre como la ofrenda o sacrificio eterno por nuestros pecados.

HEBREOS 2:14-17
14  Así que, por cuanto los hijos  participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
15 y librar a todos las que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
16  Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
17  Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

Aquí la palabra expiar, es en realidad hacer propiciación (Hilaskomai); que significa: “Hacer a los dioses propicios, aplacar la ira, algo que en su actitud natural no ha sido concebido como una buena voluntad, sino algo que debía ser ganado.”

Notemos que no es Dios quien necesita reconciliarse con el hombre, sino el hombre con Dios. Y esto lo hace solamente el que se acerca a Él por medio de la fe en el sacrificio propiciatorio de Cristo.

Las demandas de justicia de Dios debían ser satisfechas. Fue necesario que Cristo, como Sumo Sacerdote, hiciera propiciación (aplacar la ira de Dios mediante un sacrificio) por los pecados del pueblo; El tuvo que llevar su sangre al Lugar Santísimo celestial y sellar con ella el documento de nuestra redención.
  
A través del sacrificio propiciatorio de Cristo, la persona que cree en el, es liberado de la ira que justamente se merece por quebrar voluntad de Dios.

Este es un ministerio que no tiene que repetir: El no entra al Lugar Santísimo año tras año como lo hacían los sumos sacerdotes; El entró una vez, y para siempre para obtener eterna redención para nosotros. Su sangre es la garantía de nuestra redención.

Esto es lo que El estaba encaminado a hacer cuando María lo vio y El le dijo: "No me toques". Cuando los discípulos lo vieron un poco más tarde, El ya se había encargado de nuestra redención, ya que les dijo: "Ahora, pueden tocarme".

Luego, cuando Cristo ascendió al cielo y se sentó a la diestra del Padre, El comenzó otro ministerio, un ministerio sumo sacerdotal ininterrumpido como nuestro Abogado, Mediador, Intercesor y Pastor.

HEBREOS 9:28
28  Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Faltaba que se tomara acción con respecto a la naturaleza en el hombre que lo hacía pecar - aquella naturaleza en el hombre que lo hacía mentir, robar y romper la ley.  Jesús trató con esa naturaleza de pecado bajo el Nuevo Pacto; El quitó esa naturaleza por medio del sacrificio de sí mismo.

Notemos que la escritura no dice "pecados"; pecados son hechos o acciones que están mal.  Dice "pecado", refiriéndose a la naturaleza de pecado del hombre - la que lo indujo a hacer lo que hacía.
  
Cristo no solamente llevó nuestros pecados (nuestros hechos y acciones de maldad),  El llevó nuestro pecado (la naturaleza de pecado del hombre).
  
No nos hubiera ningún bien que Cristo llevase únicamente nuestros pecados - aún tendríamos la vieja naturaleza de pecado, y no podríamos dejar de actuar mal, seríamos la misma clase de criatura que siempre habíamos sido. Pero, Jesús hizo algo con esa naturaleza de pecado que nos inducía a pecar al quitar el pecado por medio del sacrificio de sí mismo; y lo hizo una vez para siempre.
  
Hebreos 8:6
6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

Nosotros tenemos un mejor pacto bajo esta dispensación del Espíritu Santo; Por medio del nuevo nacimiento, que experimentamos, Cristo quitó nuestra vieja naturaleza de pecado y nos dio la vida y naturaleza de Dios. 

Hay un aspecto más en su sacerdocio.

Hebreos 3:1
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión.

Hebreos 13:1 (Biblia del Pueblo de Dios)
1 Por lo tanto, hermanos, ustedes que han sido santificados y participan de un mismo llamado celestial, piensen en Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que profesamos.

Hebreos 3:1 (Biblia EUNSA)
1 Por tanto, hermanos santos que sois partícipes de una vocación celestial, fijad vuestra atención en Jesús, Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que confesamos.

Hebreos 3:1 (Reina Valera Actualizada)
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión.

Aquí la palabra profesión es homología que significa confesión.

Es decir, Jesús es el sumo sacerdote de nuestra confesión.

Cuando nosotros hacemos una confesión de fe, Jesús se encarga de ir al Padre y se lo dice para que actúe a nuestro favor.

Hebreos 4:14
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

Hebreos 4:14 (Reina Valera Actualizada)
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión.

Debemos mantenernos firmes con lo que estamos declarando porque Jesús está a nuestro favor encargándose de que ocurra.

Jesucristo, nuestro Abogado

1 Juan 1:9,10; 2:1,2
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
2 Y él es la propiciación por nuestro pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.          

La palabra “abogado” es “parakletos” en griego, y significa literalmente “uno que está llamado para estar al lado”; por ejemplo, para ayudar. Es principalmente un adjetivo verbal que sugiere la capacidad y adaptabilidad para dar ayuda. Era usada en las cortes de justicia para nombrar a los asistentes legales, consejeros de la defensa y abogados; de ahí alguien que defiende la causa de otro, como un intercesor o abogado.

Cuando el creyente es tentado y Satanás gana ventaja sobre él, el creyente puede reclamar la promesa de 1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad".
  
Este verso se le cita frecuentemente a los pecadores para decirles que confiesen sus pecados; pero, Dios no ha dicho que lo hagan; seria imposible para un pecador confesar cada cosa mala que ha hecho, porque toda su vida ha hecho mal. Pero, este verso fue escrito a cristianos.
  
Juan escribe: "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo".
  
Este verso nunca tuvo la intención de animar a las personas a pecar, sino mostrarnos la provisión de Dios para el pecado. El Espíritu de Dios nos ayudará a vencer el pecado, en vez de animarnos a practicarlo. Después de todo, Juan dijo: "Estas cosas os escribo para que no pequéis".
  
Un día el Pastor John Osteen estaba predicando en su iglesia y dijo: “Yo peco todo lo que quiero.” La iglesia se quedo muda, pensando que pastor tan pecador tenían, pero él les explico: “Yo peco todo lo que quiero porque no quiero pecar.

En primer lugar, si un hombre es nacido de nuevo - si conoce a  Dios - él no quiere obrar mal. (Pero, a menudo, el diablo lo tienta a través de su carne y lo vence porque no es fuerte espiritualmente).

Pablo dijo: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado"  (Gálatas 6:1).

Si fuera tan solo una falta de lo que Pablo estaba hablando, todos nosotros necesitaríamos restauración y no quedaría ninguna persona espiritual para ser la que restaure; todos tenemos faltas. El griego dice; "Si algún hombre de entre ustedes fuere sorprendido siendo tropiezo, o en pecado, ustedes que son espirituales restáurenle con espíritu de mansedumbre".  

Si pecamos, perdemos la conciencia de justicia y no podemos entrar a la presencia de Dios. Justicia significa tener una relación correcta con Dios; Justicia significa la habilidad de estar en la presencia de Dios sin complejo de inferioridad, sin conciencia de pecado.
  
Si usted ha pecado o fallado, no puede estar en la presencia de Dios sin conciencia de pecado; pero hay uno que puede entrar en favor suyo, Jesucristo el justo. El es la propiciación (el substituto) por nuestros pecados; y no solamente por nuestros pecados, sino por los de todo el mundo.
  
Como nuestro Abogado, Jesús nos restituye la conciencia de justicia que habíamos perdido, pues El dijo: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados"; pero, El hace más que tan solo perdonar nuestros pecados: El nos limpia de toda maldad; El nos limpia de esa conciencia de pecado o complejo de inferioridad espiritual que nos detenía de ir a Dios.

Hebreos 4:14-16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
  
La misericordia y la gracia siempre están disponibles para nosotros cuando rompemos la ley de Dios; todo lo que necesitamos hacer es acudir a Cristo, nuestro Abogado.

Jesucristo, nuestro Intercesor

Hebreos 4:14-16 (Reina Valera Actualizada)                      
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues él fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.

1 Timoteo 2:5
5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

El ministerio de Jesús como Sumo Sacerdote no terminó  cuando el presentó su sangre en el Lugar Santísimo celestial; sino que además tiene otras tareas que cumplir como nuestro mediador entre Dios y el hombre.
   
Juan 14:6
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

El es el Sumo Sacerdote mediador entre Dios y el hombre; ningún hombre puede llegar al Padre sino por medio de Cristo.

Hechos 4:12
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 

Solo por medio de Jesús podemos entrar a la presencia del Padre sin condenación.
  
La iglesia primitiva era llamada "El Camino". Miremos algunas escrituras que se encuentran en los Hechos de los Apóstoles.

Hechos 9:2
2  Y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de ESTE CAMINO, los trajese presos a Jerusalén.

Esta escritura se refiere a Saulo de Tarso, quien tenía en su poder cartas de las autoridades dándole la potestad de arrestar cualquier persona que encontrase que fuera miembro "del Camino".
  
Hechos 19: 9
9  Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo EL CAMINO delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.

Otra traducción dice: "Cuando algunos se endurecieron y fueron desobedientes, hablando mal del Camino".

Hechos 19:23
23  Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca DEL CAMINO.

Hechos 24:14
14  Pero esto te confieso, que según EL CAMINO que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas.

Hechos 24:22
22  Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de ESTE CAMINO, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto.
                                  
Hechos 16:17
17  Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian EL CAMINO de salvación.
                                     
Aún el diablo llamaba a la iglesia “el camino”.
  
Entonces, Cristo no solamente es el Señor Sumo Sacerdote; El también es el Mediador - el único camino por el cual el pecador puede llegar a Dios.
  
En el momento en que una persona acepta a Cristo, ¡Jesús llega a ser su Intercesor sumo sacerdotal!  La Biblia nos dice que El vive siempre para interceder por los creyentes:
   
Hebreos 7:25
25 Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, VIVIENDO SIEMPRE PARA INTERCEDER POR ELLOS.
                                  
Isaias 53:12
12 . . . derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
                                     
Romanos 8:34
34  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, EL QUE TAMBIEN INTERCEDE POR NOSOTROS.

Jesús nunca sale de vacaciones, ni deja sus deberes; el siempre está intercediendo (enteuchano ) por nosotros ante el Padre..
  
Enteuchano es un término técnico para acercarse a un rey, buscando su presencia y atención en favor de otros.

Jesús está a la diestra de Dios, donde vive siempre para interceder por nosotros buscando la atención de Dios en favor nuestro.

Cuando venimos por medio de Cristo, tenemos la garantía de obtener la atención de Dios. No podemos acercarnos a El de ninguna otra forma, a menos que lo hagamos a través de su Hijo.

Sin embargo, muchas personas pretenden que Dios escuche y conteste sus oraciones basados en otras cosas; esto no es para decir que no creo en buenas obras - sí creo en ellas.  Creo en vivir correctamente, pero Dios no va a escuchar y a contestar sus  oraciones basado en sus buenas obras, aunque, sí lo recompensará por ellas.

Muchos creyentes piensan que Dios debe sanarlos a causa de sus buenas obras, que El está bajo la obligación de hacer algo por ellos; sin embargo, si pudiéramos venir a Dios a través de nuestras buenas obras, no habría ninguna necesidad de que Jesús desempeñe Su ministerio de Intercesor.  El vive siempre para interceder por nosotros, buscando a Dios a favor nuestro, y nosotros necesitamos venir a Dios por medio de El. 

Una mujer le dijo a un pastor: "Pastor, usted sabe que en esta iglesia no hay un cristiano mejor que mi madre". Y el pastor asintió.
  
Ella continuó: "Todo el resto de la familia también son cristianos fieles; con todo, no sé si alguno en mi familia ha sido sanado alguna vez, siempre terminamos yendo al hospital o siendo operados, o simplemente muriendo.
  
"La familia de mi esposo es una historia diferente; ellos asisten a la iglesia, pero no parecen servir a Dios de todo corazón, sin embargo, no sé si alguno de ellos ha dejado de ser sanado,  ni siquiera el más infiel de todos. ¿Puede usted decirme por qué?"
  
El pastor le dijo:"Yo no conozco la familia de tu esposo, pero de acuerdo con lo que la Palabra de Dios enseña, ellos  deben ser son prontos para arrepentirse, perdonar y creer a Dios"
  
Ella exclamó: "¡Si!, está en lo correcto.  No creo jamás haber visto gente que se arrepienta mas rápidamente que ellos; nunca guardan rencor contra nadie. Mi familia, es siempre todo lo contrario: tardos para arrepentirse, tardos para perdonar, y les llevaría la eternidad creer en algo."
  
Ella dio justo en el corazón del problema y diagnosticó su propio caso. Cuando su familia vio que estaban equivocados, fueron tardos para admitirlo.
  
Hebreos 7:25
25  Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

La palabra salvar (sozo) significa sencillamente liberar del mal temporal.

Esto explica como este familia era sanada aun cuando estaban en comunión íntima con el Señor.  (Por supuesto, Dios no sana a la gente porque ellos sean unos malos cristianos; El los sana porque ellos vienen a El en la forma correcta).

Jesús está orando por ellos, El vive siempre para interceder, y puede sanar perpetuamente a los que por El se acercan a Dios.  Usted no puede llegar al Padre de ninguna otra manera.
  
Jesús es el Camino: para ser salvo, para ser restaurado, para sanidad, para recibir el bautismo en el Espíritu Santo, para tener las necesidades materiales suplidas, y para recibir respuestas a las oraciones.
  
Podemos venir al Padre en el nombre de Jesús.

Jesucristo, nuestro Pastor

Salmo 23:1
1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.   

Juan l0:14
14 Yo soy el buen pastor

El Salmo 22 contiene una profecía de la muerte de Jesús; el Salmo 23 es una profecía de El como el Buen Pastor.  En el Salmo 24 tenemos una profecía con relación al hecho de que Jesús es el Rey de Reyes y Señor de Señores que ha de venir.

Ahora mismo, estamos viviendo en el Salmo 23, nos pertenece, es más que tan solo un hermoso pasaje de la escritura. David estaba profetizando cuando dijo: "Jehová es mi Pastor; nada me faltará". 

COLOSENSES 1:18
18  y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.

El es la Cabeza de todo principado y potestad, El es mi Señor resucitado, sentado a la diestra de la Majestad en las alturas.

Eso significa que usted como cristiano es un vencedor absoluto; eso significa que pobreza, escasez, y necesidad son cosa del pasado.

Filipenses 4:19
19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús

Nuestro Padre celestial conoce nuestras necesidades, Jesús lo demostró cuando estuvo en la tierra; El alimentó la multitud, le dio a los discípulos una gran pesca de peces, convirtió el agua en vino, sanó a los enfermos, y suplió cada necesidad del hombre.

Ese es mi Señor, mi Señor Pastor; puedo decir: "¡El Señor es mi Pastor, nada me falta; no me falta sanidad, no me falta salud, no me falta fortaleza, no me falta poder, no me falta habilidad, no me falta dinero, no me falta nada!  ¡El Señor es mi Pastor, nada me  falta!"

Yo puedo decirlo ante la aparente necesidad, puedo decirlo ante la aparente derrota, porque estoy andando por fe, no por vista; la Biblia dijo que nosotros andamos por fe y no por vista (2 Corintios 5:7).  Mi vista puede decirme que no es así, pero si voy a agradar a Dios, voy a tener que aprender a andar por fe y a pensar los pensamientos de Dios.

Isaías 55:9
9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Los pensamientos que Dios tiene de nosotros son mayores que cualquier pensamiento que podamos tener. No debemos pensar en el reino de lo natural sino como Dios.

Además debemos actuar como Dios, somos sus hijos y debemos participar de la naturaleza de nuestro Padre. 

Pero cuando pensamos naturalmente, sus acciones serán en lo natural.

Tal como confiamos en Cristo como nuestro Mediador, nuestro Intercesor, nuestro Abogado ante el Padre celestial, también debemos confiar en El como nuestro Pastor, nuestro Sustentador, el Proveedor para nuestras necesidades y el Dador de vida y vida en abundancia.

El ministerio sumo sacerdotal de Jesús suple cada necesidad del creyente desde el momento en que él nace de nuevo hasta cuando es introducido a la presencia de Dios al fin de su vida.

Cristo nos ha comisionado para ir y decirle a otros de las provisiones que El ha hecho para ellos, para que entren en esta vida abundante: para conocer a Cristo como Salvador, Mediador, Intercesor, Abogado y Pastor; el mundo no puede saberlo si permanecemos callados.

Cristo quiere que le digamos al pecador que ya fue librado, que Cristo tomó la naturaleza pecadora del hombre; Cristo quiere que le digamos que ya no le está reteniendo sus pecados.

En 2 Corintios 5:17-19 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”

La palabra "cuenta" es un término contable; otra traducción del verso anterior dice: "El no está llevando la cuenta o reteniendo contra los hombres sus pecados". Algunos podrían decir: "Bueno, si Cristo no está reteniendo contra los hombres sus pecados, ellos serán salvos automáticamente".

No, la razón por la cual los hombres deben ser salvos es que todos somos nacidos en pecado y debemos nacer de nuevo en Cristo; Cristo no está interesado en retener contra el hombre sus pecados, Cristo está interesado en atraer al hombre a Sí mismo.

El verso 19 en la Biblia Amplificada dice: “Dios estaba (presente personalmente) en Cristo, reconciliando y restaurando el mundo a favor consigo mismo, no llevando la cuenta ni reteniendo [contra los hombres] sus pecados [sino anulándolos]; y encargándonos el mensaje de reconciliación, de restauración a favor de él.

El pecador no necesita pensar que Dios está enojado con él o que Dios está contra él; El pecado que envía a un hombre al infierno no es una acción o un hecho tal como mentir, robar o defraudar, ¡es el rechazar al Señor Jesucristo!

Dios ya proveyó la salvación para todos los hombres, solo recibamos a Jesús y disfrutemos de ella.

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