lunes, 16 de agosto de 2021

Estudios Básicos de la Biblia - E. W. Kenyon - Lección 3

Lección 3
LA TRAICIÓN DEL HOMBRE Y SUS RESULTADOS

 

 

Hasta esta parte del curso, hemos abarcado los capítulos del Génesis que incluyen el período desde la creación del hombre hasta su caída. Para muchos de nosotros, estos capítulos habían sido solamente una parte de la historia de tiempos idos, capítulos sin vida y sin interés. Los habíamos estudiado por obligación para adquirir cierto conocimiento esencial.


Al estudiarlos ahora, a la luz de nuestra redención en Cristo, cobran vida delante de nosotros. En ellos se desarrolla un drama de gozo, de amor y de fe; y luego de incredulidad y de tragedia, cuyo centro lo constituyen el Dios-Padre y el hombre.


En dichos capítulos se describe la preparación que el Amor hizo para el hombre; la alegría del Dios Padre al crear al hombre a Su propia imagen y Su anhelo de hacerlo colaborador Suyo en el gobierno de la creación, dándole autoridad y responsabilidad. En el gran drama de la creación se revelan claramente la naturaleza paternal y el amor de Dios.


Durante el reinado de muerte espiritual que siguió al pecado de Adán, a través del cual Satanás dominó en el corazón del hombre, se perdió el conocimiento de Dios y de Su amor. No fue sino hasta la venida de Cristo cuando se dio a conocer a los hombres otra vez la naturaleza paternal de Dios. Todo ello forma un ambiente perfecto para una tragedia.

 

I.  La Naturaleza del Pecado del Hombre 

El viejo problema que los teólogos han tenido que considerar en cada generación es este: ¿Cuál fue la naturaleza del pecado original en el hombre?


No pudo haber sido el quebrantamiento de la ley porque hasta entonces no había sido dada ninguna ley tal como entendemos el término en su relación con la Ley de Moisés. ¿Qué clase de pecado fue aquel que motivó la encarnación de Cristo y el sufrimiento del Calvario?


Habiendo descubierto que el hombre fue investido de una autoridad tan grande, que poseía una inteligencia de tal calibre que lo capacitaba para ser el compañero de la Deidad, y que tenía en sus manos el gozo o las penas de Dios, podemos entender ahora la naturaleza del pecado que cometió.

 

A.  Pecado de Alta Traición


El pecado de Adán fue un crimen de “alta traición”. Dios le había conferido autoridad para gobernar el universo. Tal concesión fue la más sagrada herencia que Dios pudo haber legado al hombre (Gn 1.28; Sal 8.6).


Adán entregó este dominio legal en manos del enemigo de Dios; Satanás. Este pecado fue imperdonable. Así se ha considerado en todas las épocas la alta traición. La transgresión de Adán se realizó a la luz resplandeciente de un conocimiento absoluto. Adán no fue engañado por Satanás. El entendió perfectamente los pasos que condujeron al crimen. Su esposa, Eva, fue engañada, pero Adán fue el Benedict Arnold de la eternidad (Benedict Arnold, 1741-1801, militar estadounidense, que destacó durante la primera fase de la guerra de la Independencia de este país, 1776-1783, pero que más tarde traicionó la causa de las colonias americanas).


El hombre conocía a Dios. Conocía también a Satanás y sabía el resultado del crimen sin nombre que cometió (1Ti 2.13-14).


Génesis 3.1-7 nos muestra que el engaño satánico de que fue víctima Eva se debió a su incredulidad en la Palabra de Dios. Satanás, por medio de la serpiente, puso primero en tela de juicio la Palabra que Dios les había dado, y luego la contradijo abiertamente.

 

B.  La Traición de Adán Reconocida por Cristo


Hemos llegado a uno de los rasgos más interesantes del Plan de la Redención, el dominio de Satanás sobre la creación. Ya demostramos cómo Satanás obtuvo esta autoridad; ahora notemos algunos hechos relacionados con este mismo asunto.


El estudiante cuidadoso de las Escrituras notará la perfecta justicia de Dios. Dios no tomó ventaja sobre Satanás. Adán había conferido legalmente a Satanás la autoridad con que Dios lo había investido. Si Dios no hubiera sido perfectamente justo, hubiera desposeído a Satanás y castigado al hombre. En vez de eso, Su gracia provee lo necesario para la redención de la humanidad mostrando Su amor al hombre, basándose sobre la justicia perfecta.


Se recordará que cuando Jesús comenzó Su ministerio, inmediatamente que fue bautizado, fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Durante la tentación, el diablo lo condujo a la cima de un monte y le mostró en un instante todos los reinos de la tierra (Lc 4.6-7). Es de notar que Satanás viene a Jesús y le dice que toda potestad y la gloria de los reinos de la tierra le han sido entregadas a él, y que puede darlas a quien él quiera. Si el diablo le hubiera mentido aquí a Jesús, y Él no lo hubiera descubierto, entonces no era el Hijo de Dios Encarnado. Ahora, si el diablo hubiera mentido a Jesús y Jesús lo hubiera sabido, la tentación no hubiera sido real.


Creemos que la Biblia habla la verdad y que la tentación de Jesús fue real. Entonces, Jesús reconoció que Satanás tenía la autoridad y el dominio sobre los reinos de la raza humana y que podía entregar dichos reinos a quien él deseara. Satanás dijo: “Me han sido dados”. Sabemos que dicha autoridad no le fue dada a Satanás por Dios. El Dios-Padre nunca le hubiera conferido a Su enemigo el dominio sobre Su creación y sobre el hombre, objeto de Su amor.


Satanás tentó al hombre en el huerto del Edén por razón de su odio enconado hacia Dios. Sabiendo lo que el hombre significaba para Dios-Padre, Satanás tomó como su objetivo dividir dicha unión y colocar a la humanidad en un estado de esclavitud y de destrucción, dominada por él. El diablo sabia que ello sería motivo del más grande sufrimiento para Dios-Padre. No obstante, Satanás, en su carácter maligno, no pudo anticipar que Dios sufriría por Su propia voluntad por causa del hombre hasta traerlo de nuevo a Sí mismo.


Los sufrimientos físicos y espirituales de Cristo en el Calvario revelan el triunfo del amor Divino sobre Su enemigo, Satanás. Cristo no se sometió a esta tentación; el Amor conquistó y triunfó sobre Satanás.

 

II.  Resultado del Pecado de Adán

A. Entrada de la Muerte


El resultado del pecado del hombre fue el impedir el plan de Dios. El pecado de alta traición de Adán trajo la muerte Espiritual a la vida de la humanidad:


Romanos 5.12 nos da una descripción de la muerte espiritual en espera de la oportunidad para apoderarse del espíritu del hombre. El pecado del hombre deja la puerta abierta para la entrada de esta naturaleza espantosa dentro de su espíritu.


La mayor parte de nuestra enseñanza con respecto a la caída del hombre se ha centralizado en la entrada de la muerte física.


Ya hemos visto en nuestra última lección que el hombre en realidad está constituido por el espíritu, y que el hombre estaba destinado a andar en compañía de Dios, como un ser espiritual. Fue en este espíritu del hombre creado a la imagen de Dios, donde entró la muerte.


Cuando usamos el término “muerte espiritual” no queremos decir que el hombre dejó de ser un ser espiritual. La muerte espiritual no es un estado de no-existencia; es un estado de existencia separada y alejada de Dios y unida a Satanás. Hay tres clases de muerte mencionadas en las Escrituras: la muerte física, la muerte espiritual y la segunda muerte.


La muerte física es algo violento y no natural: la separación del espíritu y alma del hombre de su cuerpo. La muerte espiritual es más violenta y mucho menos natural para la humanidad. Es la separación del espíritu del hombre de su Dios (Ef 4.18).


La segunda muerte es la separación eterna de Dios, y el comienzo de una existencia donde la naturaleza de Dios ya no es, y nunca más volverá a ser, accesible al hombre (Ap 20.11-15).


B.  La Muerte Espiritual, una Naturaleza


La muerte espiritual es en realidad una naturaleza. Las potencias verdaderas actuales son de carácter espiritual: Dios es un espíritu (Jn 4.24), Satanás es un espíritu (Ef 6.12) y el hombre es un espíritu (1Ts 5.23).


El hombre, creado a la imagen de Dios y siendo un ser más elevado, depende de un poder más elevado que él por lo que respecta a su vida espiritual. Debe participar, o bien de la naturaleza divina, o de la naturaleza satánica. Dios es un Espíritu, y Su naturaleza es vida (Jn 5.26).


Satanás es un espíritu también, y su naturaleza siendo opuesta a la de Dios, es muerte. Fue la muerte espiritual, emanada de la naturaleza de Satanás, la que tomó posesión del espíritu del hombre (Ef 2.1-5). Hay dos palabras con que se inicia la Biblia: “vida” y “muerte". Sin la comprensión de estos dos términos no podemos tener un concepto coherente de Dios y de Su revelación al hombre: la Biblia.


La primera muerte que entró con la caída fue la muerte espiritual. A Adán se le había dado a elegir. El Árbol de la Vida hubiera unido al hombre con Dios. El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal lo unió con Satanás (Gn 2.9, 16-17).

 

C.  Una Muerte Doble


Cuando el hombre recibió autoridad sobre el Universo, Dios lo advirtió diciéndole que al desobedecer moriría. La traducción literal de Génesis 2.17, en la parte final, donde dice “ciertamente morirás”,  es la siguiente: “muriendo, morirás”. Esto revela la muerte doble.


En el mismo momento en que Adán cometió el pecado de alta traición, murió espiritualmente, pero no murió físicamente sino hasta novecientos treinta años más tarde. La muerte espiritual llegó a la tierra primero y luego se manifestó en la naturaleza física, destruyéndola. La muerte física es solamente una manifestación de su causa, o sea la muerte espiritual.


Una vez que el hombre hubo muerto espiritualmente, su cuerpo se hizo mortal, condenado a muerte. La muerte espiritual llegó a ser universal. Toda la humanidad fue identificada con Adán en su muerte espiritual. Adán, el padre de la humanidad, la obra maestra de la creación divina, había muerto espiritualmente. Había fracasado en su responsabilidad como custodio del gozo de Dios. El hombre a quien él traería a la vida tendría su misma naturaleza. Aquella muerte espiritual se convierte en la naturaleza de cada hombre que nace en el mundo.


Romanos 5.12, declara que la muerte pasó a todos los hombres. Romanos 5.17-19a, dice que: “por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores...” Y Romanos 5.15, declara: “...por la trasgresión de aquel uno murieron los muchos...”


El sueño de Dios no puede realizarse. La humanidad está muerta espiritualmente.

 

III.  Naturaleza de la Muerte Espiritual

Hemos visto que la muerte espiritual se asemeja a una sustancia, a una fuerza, a un hecho, a la vida. La diferencia es que la muerte espiritual emana del diablo, entretanto que la vida emana de Dios. Satanás originalmente estuvo con Dios en el Cielo, como uno de los espíritus que permanecían al mismo lado del Trono; pero se rebeló en contra de Dios, y al hacerlo, cambió su naturaleza. Sabemos muy bien que en el mundo operan siempre dos fuerzas espirituales contrarias la una a la otra: amor / odio; gozo / tristeza; fe / duda; bien / mal; etc. Estas fuerzas en conflicto no pueden proceder de la misma fuente. Todo lo que es santo, bueno y hermoso procede de la vida, la cual emana de Dios. Todo lo que es diabólico, malo y corrompido, procede de la muerte espiritual, la cual emana de Satanás.

Entendemos perfectamente que de la naturaleza satánica fluyen el odio, la codicia, el crimen y toda fuerza impura y mala del mundo. No podríamos entender la condición y el problema de la humanidad sin saber que la muerte espiritual, causada por la naturaleza satánica, reina en el espíritu del hombre. Es muy claro que cuando la muerte espiritual entró a la vida de Adán, su espíritu experimentó un cambio completo. El hombre volvió a nacer cuando pecó, pero nació engendrado por Satanás. Llegó a participar de la naturaleza satánica y se hizo hijo de Satanás. Léase Juan 3.12; 5.24; 1 Juan 3.12, 14-15; Efesios 2.1-5.


La muerte espiritual, ese monstruo espantoso, se apoderó de la soberanía, del dominio y del señorío sobre la creación.


Romanos 5.17a dice: “Pues si por la trasgresión de uno solo reinó la muerte...”. La muerte asumió una personalidad, por el acto de alta traición de Adán comienza a reinar la muerte. Es en realidad el reinado de Satanás.


Hebreos 2.14 habla de que Satanás retiene la autoridad, el dominio del reino de la muerte espiritual.


Romanos 5.17a nos dice: “Pues si por la trasgresión de uno solo reinó la muerte...”, mostrándonos que la muerte “imperó” como soberana.


Romanos 5.21a dice: “Para que así como el pecado reinó (como soberano) para muerte”. Aquí tenemos la verdad expresada claramente. La muerte (la naturaleza de Satanás) se ha apoderado de la soberanía y la creación de Dios, la cual está ahora bajo su dominio.


 

PREGUNTAS

 

(Responda lo más ampliamente posible)

 

1.      ¿Cuál fue la naturaleza del pecado de Adán?


2.      ¿Fue engañado Adán? Cite algún pasaje.


3.      Mencione y explique el incidente del Nuevo Testamento que revela la autoridad de Satanás sobre la creación.


4.      ¿Por qué Satanás deseó traer la muerte espiritual a la vida del hombre?


5.      Explique Romanos 5:12.


6.      ¿Qué es la muerte espiritual?


7.      ¿Cuál fue la “muerte doble” de Adán?


8.      ¿Cuáles son los tres principales seres espirituales?


9.      Mencione algunos pasajes que demuestren que la muerte espiritual pasó a toda la humanidad.


10.   Mencione el contraste entre los frutos de la naturaleza divina y los frutos de la naturaleza satánica.

 

 

 

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