sábado, 11 de julio de 2009

Reconociendo a Nuestro Enemigo - Parte 3

Los implementos que Dios nos dio son los siguientes, que nombraremos ahora pero que en los siguientes capítulos veremos en detalle:

Veamos nuevamente Efesios 6:14-17 para definir estas partes: “Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz .Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Nueva Versión Internacional).

En primer lugar está el cinturón de la verdad, el cual mantiene cada parte de la armadura en su lugar.

En segundo lugar está la coraza de la justicia, la cual protege nuestro pecho (y corazón) al hacernos entender que somos la justicia de Dios en Cristo.

En tercer lugar está el calzado del evangelio de la paz; el cual es la disposición para cumplir nuestra responsabilidad de predicar el Evangelio a todos los hombres.

En cuarto lugar está el yelmo o casco de la salvación, este casco protege nuestra mente al hacernos entender que nuestra salvación ya está completa.

En quinto lugar está el escudo de la fe; que es la fe que nos protege de todos los ataques que el enemigo intenta enviar contra nosotros.

Finalmente, en sexto lugar está la espada del espíritu; esta es la parte ofensiva de la armadura y es la Palabra de Dios revelada o rhema que sale de nuestras bocas.

Como hemos visto, es necesario ponernos toda la armadura de Dios, no solo una parte de ella.

Es como ahora, cuando vemos a los policías rompe motines; ellos salen con todos sus implementos para cumplir su labor; no solo se ponen el uniforme; sino que también llevan su armamento, se ponen sus chalecos antibalas, su casco y llevan su escudo de fibra de vidrio, y así cumplen su labor.

Si llevan solo una parte del armamento quedan expuestos a ser heridos o muertos durante las manifestaciones.

Igualmente nosotros debemos andar vestidos con toda la armadura de Dios.

La pregunta es: ¿para que necesitamos ponernos toda la armadura de Dios?

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