Evangelizando con Resultados - 2
2 Corintios 5:17-21
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Tú y yo como creyentes hemos sido llamados a un ministerio, el ministerio de la reconciliación.
La palabra ministerio es un servicio o tarea encomendada, a los creyentes se nos encomendó el mensaje de la reconciliación.
Este mensaje es bien sencillo, Dios reconcilió consigo mismo al mundo por medio de la obra de Cristo en la cruz; es decir, Dios ya no tiene nada contra el hombre, ahora el hombre tiene plena libertad para entrar a la presencia de Dios.
Hebreos 10:19
19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo.
Ya no hay nada que impida al hombre entrar en la misma presencia Dios, solo debe entrar con confianza al mismo lugar donde Dios habita, a su misma presencia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Franklin Delano Roosevelt era presidente de los Estados Unidos.
Cierto día, en que había una gran cantidad de personas que estaban en su oficina tratando de entrevistarse con él, un niño de cuatro años pasó corriendo y se metió en su despacho. El presidente cerró la puerta y se quedó media hora con el niño.
La gente en la oficina empezó a protestar, pues algunos habían estado esperando durante varias horas.
Al oírlos, la secretaria del presidente les dijo que no se quejasen tanto, pues el niño que había pasado era el nieto del presidente.
Nosotros como hijos de Dios tenemos plena libertad ahora para entrar a la presencia de Dios, y todo esto gracias a la obra completa de Cristo en la cruz, la cual permitió que estuviésemos reconciliados con Dios.
Como dice Romanos 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Es esa obra de amor de Dios en la que el hombre recibió su reconciliación con Dios, Dios ya no tiene nada contra el hombre, sus pecados ya fueron lavados por la sangre de Cristo; Dios ya no se los toma en cuenta más.
Lo más triste es que mucha gente está yéndose al infierno teniendo sus pecados ya perdonados, es por eso que Dios nos dio este maravilloso mensaje de la reconciliación, para que el mundo pueda saber que ya es libre del pecado y que pueden venir libremente a Dios por la obra completa de Cristo en la cruz.
En 2 Corintios 5:20 podemos ver la labor que hoy tenemos como ministros de la reconciliación: “Así pues, somos embajadores en nombre de Cristo, que es como si Dios os hablase por medio de nosotros. Por tanto, en el nombre de Cristo os rogamos que aceptéis la oferta de reconciliaros con Dios”(Versión Castillian).
Cuando recién me convertí conocí un joven muy alegre a quien llamábamos Polito, un día el me dio su tarjeta en la que decía: “Álvaro Pérez – Embajador”.
Le dije: “Wow, ¿Cómo una persona tan joven puede ser embajador”; el me respondió: “En 2 Corintios 5:20 dice que somos embajadores de Cristo.”
Eso se me quedo grabado desde ese momento, soy un embajador de Cristo.
Un embajador es un ministro público que goza de varias preeminencias, en especial el hecho de que se le considera como representante de la persona misma del jefe del estado que lo envía y acredita cerca del de otra potencia extranjera.
En Romanos 10:14-15 dice: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”
Nuestro mensaje como embajadores de Cristo es el evangelio; que Jesús ya pagó el precio de nuestra paz en la cruz; Dios ya no estaba en guerra contra los pecadores; los pecadores ahora pueden creer y ser salvos.
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