Hay varias características que tiene un embajador de
Cristo, citemos algunas de ellas.
(1) Los embajadores son escogidos y Dios nos escogió
en Cristo para ser sus representantes.
En 1 Tesalonicenses 2:4 vemos que Dios nos ha
confiado el Evangelio para que lo prediquemos: “sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el
evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios,
que prueba nuestros corazones.”
La Versión Arcas y Fernández lo pone de este modo: “Dios nos ha juzgado dignos de confiarnos su
mensaje de salvación.”
Dios nos ha juzgado como dignos de confianza y nos
ha encomendado Su Evangelio y nos hizo Sus representantes, dándonos una misión
en la tierra, lleva el mensaje de la reconciliación al mundo.
(2) A los embajadores se les protege.
Un embajador debe ser ciudadano de la nación que
representa, y nosotros como cristianos somos ciudadanos del cielo.
Filipenses 3.20
20 Mas nuestra ciudadanía está en
los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.
La nación suple a sus embajadores de todo lo
necesario y está lista para protegerlos. De la misma manera, siendo ciudadanos
del cielo, Cristo suple todas nuestras necesidades y nos protege en todo
momento.
Hebreos 13:5-6
5 Sean vuestras costumbres sin
avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé,
ni te dejaré;
6 de manera que podemos decir
confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el
hombre.
(3)
A los embajadores se les considera responsables.
Los embajadores representan a sus países y dicen lo
que se les instruye. Saben que un día rendirán cuenta de su trabajo.
(4) A los embajadores se les llama de regreso si se
declara guerra.
Dios todavía no ha declarado guerra a este perverso
mundo, pero un día lo hará.
1 Tesalonicenses 1:10
10 Y esperar de los cielos a su
Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira
venidera.
Hay un día venidero de la ira en que Dios juzgará a
los malos, pero los cristianos serán llevados a su hogar antes de que llegue
ese día.
1 Tesalonicenses 5:1–11
1 Pero acerca de los tiempos y de
las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos,
de que yo os escriba.
2 Porque vosotros sabéis
perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;
3 que cuando digan: Paz y
seguridad, entonces vendrá sobre ellos
destrucción repentina, como los dolores
a la mujer encinta, y no escaparán.
4 Mas vosotros, hermanos,
no estáis en tinieblas, para que
aquel día os sorprenda como ladrón.
5 Porque todos vosotros sois hijos
de luz e hijos del día; no somos de la
noche ni de las tinieblas.
6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.
7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de
amor, y con la esperanza de salvación
como yelmo.
9 Porque no nos ha puesto Dios
para ira, sino para alcanzar salvación
por medio de nuestro Señor Jesucristo,
10 quien murió por nosotros para
que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
Nosotros, los creyentes, los embajadores de Dios, no
atravesaremos la tribulación.
Nuestro mensaje como iglesia es de reconciliación:
Dios reconcilió al mundo consigo mismo por Cristo en la cruz y ha provisto la
salvación para todos los que crean en su Hijo. Nuestro mensaje no es de reforma
social sino de regeneración espiritual. Representamos a Cristo al invitar al perdido
a que le reciba.
Todos los creyentes somos embajadores, sea que
aceptemos la comisión o no. Como Cristo dijo en Juan 20:21: “Como el Padre me envió,
así también yo os envío;” así que tomemos nuestro lugar y anunciemos el
Evangelio.
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