Como ser Dirigido por el Espíritu Santo - Clase 3
Clase 3
Siendo Dirigidos por el Hombre Interior
El hombre interior, nuestro espíritu, tiene una voz, que llamamos conciencia, intuición, guía interior, o testigo interior. Esta voz se hará más clara, a medida que el creyente renacido ejercite y desarrolle su espíritu; convirtiéndose en una guía más y más segura.
Algo que nos detiene es que seamos más conscientes del mundo físico (conscientes del cuerpo) y más conscientes del mundo mental (conscientes del alma). Hemos desarrollado el cuerpo y el alma; pero, hemos dejado de lado nuestro espíritu.
Nuestro espíritu puede educarse, tal como nuestra mente. Puede ser desarrollado en fortaleza y entrenado tal como nuestro cuerpo.
Claro que una persona no renacida, no podrá seguir la voz de su espíritu porque no esta regenerado; su conciencia le permitirá hacer lo que quiera. Pero, al tener la naturaleza y la vida de Dios en nosotros, nuestra conciencia no nos permitirá hacer lo que queramos.
Si eres un cristiano renacido, el Espíritu Santo está viviendo y morando en tu espíritu. El no se comunica directamente con tu mente porque no está en tu mente; está en tu espíritu, El se comunica contigo por medio de tu espíritu.
Jesús dijo: "Y vendremos a él, y haremos morada con él" (Juan 14:23). Pablo dijo: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1 Corintios 3:16); escribiendo a los corintios en la Segunda carta, él dijo de nuevo: "Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" (2 Corintios 6:16). Si Dios está morando en nosotros, entonces, allí es donde El va a hablar con nosotros.
1 Juan 3:19-20
19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;
20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios.
Tu espíritu, no el Espíritu Santo, es quien te reprende si obras mal siendo cristiano.
Juan 16:7-9
7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
9 De pecado, por cuanto no creen en mí.
Aún recuerdo cuando golpeó mi mente la realidad de este pasaje. Asistía a una iglesia donde enseñaban que el Espíritu Santo redarguye de pecado al creyente; y ahí estaba yo escuchando en el estudio bíblico este error doctrinal.
Al final de la clase fui con una lista de pasajes bíblicos que refutaban esa teoría, y ver a esa maestra, de ser su alumno estrella a bajar de nivel a los ojos. La pobre quedó tan traumada que fue y me acusó con el pastor. Y como dicen el resto es historia.
Esta mala interpretación de las Escrituras ha hecho mucho daño a los creyentes, llevándolos a un estado de condenación y conciencia de pecado, y terminando echándole la culpa al Espíritu Santo de algo que él no hace.
La verdad es que el Espíritu Santo no convence de sus pecados al creyente; Jesús dijo que Espíritu Santo convencería al mundo de pecado, y que ese pecado es el de rechazar a Jesús. Tu propio espíritu es el que es consciente desde el preciso momento en que obras mal.
Démonos cuenta de eso, y tomemos ventaja de esa guía.
Nuestro espíritu es un semáforo interior que nos muestra que camino seguir.
En 1 Pedro 3:11, citando al Salmo 34:14 dice: "Busca la paz y síguela".
Es decir, si tu corazón te reprende, es como una luz roja interior, que te dice que no vayas por ese camino. Pero si tu corazón no te reprende y tienes paz en lo que haces, sigue adelante, Dios te está guiando por ese camino.
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